Este capítulo es un poco más corto. Por qué me agarró justo cuando tengo que salir a trabajar.
Y como tengo 3 horas de viaje tenía pensado escribir un capítulo entero ahí. Así que este lo deje más corto.
Espero igual lo disfruten y ahora que me doy cuenta de tanto que hable termina siendo casi igual que todos lo demás capítulos. Jajaja
Dejen sus piedras de poder porfa y espero lo disfruten. Más tarde seguro subo otro si tengo fuerzas y voluntad.
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En una oscura noche, iluminada solo por las luces que salían de las casas de los alrededores, una sombra de dos metros, con manos largas y garras tan filosas que podrían cortar a una persona a la mitad, corría entre los callejones, escapando y destrozando cualquier cosa que se interpusiera en su camino.
"Aquí equipo águila. Detecto movimiento hacia el punto B", dijo un hombre parado encima de una de las casas más altas, usando binoculares para observar a la bestia, mientras hablaba por una radio.
"Aquí equipo beta. En posición para recepción y contención".
"Aquí equipo alpha. Preparados para apoyo", respondieron dos personas por la radio que sostenía el hombre, quien rápidamente formó pequeñas plataformas de luz mientras saltaba entre los techos de las casas para acercarse al punto B.
Cuando llegó, vio a la bestia pelear contra un equipo de cinco personas completamente organizadas. Estas lanzaban cadenas para contener a la criatura y hechizos con la intención de desmayarla.
"Aquí equipo águila. Observo movimiento civil cerca de la posición", dijo rápidamente el hombre, viendo cómo algunas personas, atraídas por el ruido, empezaban a acercarse a mirar.
"Aquí equipo gama. Nos encargaremos", respondió rápidamente otra voz. Parecía ser un equipo especializado en mantener a los civiles alejados del peligro.
Luego de un par de minutos de pelea, finalmente el grupo de cinco personas, con la ayuda de otro equipo, pudo contener a la bestia, que ahora yacía encadenada al piso, inconsciente.
"Aquí equipo beta. Enemigo abatido y listo para el transporte. No hay heridos", se escuchó rápidamente, y luego todos dieron un suspiro, cansados pero felices de haber terminado el trabajo.
Momentos después, llegó un carruaje que parecía antiguo, pero que se movía sin que nadie lo condujera, frenando frente a la bestia encadenada. De él bajaron varios hombres que rápidamente se pusieron a trabajar para subir a la criatura.
"Bien hecho, chicos. Atraparon al hombre lobo sin ser heridos. No querrán que los contagie a ustedes también", dijo alegremente el hombre que había bajado del carruaje. Vestía el típico traje de auror y no era otro que Stephen.
"Sí, señor. Ninguno resultó herido. Cumplimos sus órdenes perfectamente", dijeron rápidamente los líderes de los equipos encargados de la misión.
"Entonces, ¿quién es el desafortunado bastardo?" preguntó Stephen, mirando al hombre lobo que estaba maniatado y asegurado para evitar que contagiara a alguien.
"Se llama Nicolá Brown. Es uno de los fieles seguidores de Fenrir Greyback, buscado por múltiples asesinatos y por herir a muchos aurores en la anterior guerra, contagiándolos con licantropía", respondió el capitán del grupo alpha, que no era otro que John.
"Aunque atraparlo un día de luna llena no es lo más óptimo, hicieron un buen trabajo", respondió con una sonrisa Stephen.
"Es gracias al equipo que usted proporcionó, señor", respondió rápidamente John, mostrando las radios y binoculares mágicos que permitían marcar objetivos temporalmente, entre otras herramientas.
"Me pagaron por ello, así que no importa. Por cierto, mañana tengo que ir de compras para cuando vuelva a Hogwarts, así que te encargarás de todo mientras tanto. Pueden descansar hoy", dijo Stephen mientras se daba la vuelta para volver a subir al carruaje.
"Sí, señor. Gracias, señor", dijeron todos felizmente, aunque no se sabía si era por el día libre o porque podrían descansar un tiempo de su instructor infernal, al darse cuenta de que este volvería a la escuela.
Y es que, desde que Stephen se unió a los aurores para entrenarlos y ayudarlos ocasionalmente, su entrenamiento se había convertido en un infierno. A veces incluso los obligaba a pelear con grilletes antimagia. Por suerte, gracias al entrenamiento en artes marciales, solo terminaban con algunas heridas menores.
La mayoría de los aurores ya podía usar la magia de Eldritch para ayudarse en sus tareas. Aunque no perfectamente, al menos podían crear cadenas para atrapar a los enemigos. Stephen también creó grupos de especialistas, donde cada uno desempeñaba un papel fundamental. Por ejemplo, el grupo águila, compuesto por los magos con mejor vista, era perfecto para el rastreo. El grupo gama, por otro lado, estaba formado por aquellos con peor puntaje, encargados de impedir que la gente entrara en la zona de batalla.
Stephen también organizó una especie de torneo donde los aurores podían retarse entre sí para mejorar sus puntajes y posiciones, lo que ocasionó una rivalidad, por suerte sana, entre ellos. En solo tres meses, se habían convertido en aurores de élite que, en conjunto, podrían hacerle frente a Stephen.
Si Stephen hubiera estado encargado de entrenar a todos los aurores, tal vez Inglaterra sería la más poderosa comparada con otros ministerios mágicos. Sin embargo, la política existía, y bajo su cargo estaban solo los aurores que habían estado bajo Moody, que sumaban 25. En total, el Ministerio tenía 200 aurores, lo que no era mucho, ya que en la guerra murieron muchos, y de Hogwarts muy pocos podían unirse. Es mejor tener pocos y leales que muchos espías, ya sean de los mortífagos o de algún interés político.
Cuando Stephen llegó a la mansión Flamel, sus abuelos ya estaban durmiendo, así que le dijo a Misty que descansara, y él mismo fue a su habitación para preparar todo para el día siguiente. Por cierto, Fleur se había ido unos días antes para prepararse para ir a Beauxbatons. Ella también había conseguido el trabajo de instructora, aunque Stephen no le permitía participar en los arrestos.
"Mañana debería ir a comprar al callejón Diagon. Tal vez vaya con los gemelos; quiero enterarme de cómo va la piedra en marcha del parque", dijo mientras se acostaba. Parecía estar cansado, porque apenas cerró los ojos y se durmió.
Al día siguiente, se levantó tranquilamente, se dio un baño, saludó a sus abuelos y salió sin prisa por la chimenea del Caldero Chorreante, mientras enviaba un mensaje.
"Jefe, estamos aquí", gritó un pelirrojo desde el fondo del bar, llamando la atención de Stephen. Era Fred. A su lado estaba toda la familia Weasley, que también parecía estar comprando los útiles escolares.
"Hola, Stephen, hace tiempo que no te veía. ¿Cómo estás, cariño?" La señora Weasley rápidamente tomó la delantera y saludó a Stephen con un abrazo.
"Bien, señora, gracias. Estuve un poco ocupado, perdón por no ir a visitarla", dijo Stephen, un poco avergonzado por el cariñoso abrazo.
"No te preocupes, querido. Arthur me habló de tu trabajo con los aurores. ¡Esa Amelia, cómo se le ocurre contratar a un joven para ser auror!" dijo Molly, un poco enojada con Amelia.
"No se preocupe, señora Weasley. Aunque me contrataron, fue solo como instructor y apoyo. No estuve en peligro", dijo rápidamente Stephen, con una pequeña mentira, ya que en su primera semana de trabajo tuvieron que enfrentarse a un grupo de magos oscuros que hacían sacrificios humanos. Un lugar ideal para su debut como auror honorario.
"Ya te dije que me puedes llamar Molly", dijo la señora Weasley, pero rápidamente los gemelos la interrumpieron.
"Stephen, tenemos muchas cosas que contarte sobre el parque".
"Así es, casi todo está listo para la apertura".
"Está bien, chicos, hablemos de negocios después. Vamos a comprar primero los libros de este año", los interrumpió Stephen, mientras los demás, excepto Harry, quedaban intrigados. Stephen les había pedido que guardaran el secreto para sorprender a todos.
"¿De qué parque hablan?" preguntó Ron rápidamente, a lo que los gemelos lo miraron con una sonrisa y dijeron al unísono: "Es un secreto".
Y siguieron a Stephen, dejando a Ron medio furioso.
"Harry, ¿tú sabes de qué hablaban?" Ron intentó obtener respuestas de su amigo, quien esa semana se había quedado con ellos, pero normalmente vivía en la casa Flamel.
"Lo siento, Ron, no tengo ni idea", dijo Harry rápidamente, con una mirada culpable, y luego se adelantó, dejando atrás a Ron.
"¡Harry, espérame!", gritó Ron rápidamente y corrió detrás de su amigo.
Algo para aclarar es que esta vez Harry llegó al Caldero Chorreante sin equivocarse, ya que al vivir en la casa Flamel, era común que usara los polvos Flu para ir a la casa Weasley a jugar. Entonces, ya no se confundía y no terminaba en la zona oscura del callejón Diagon.
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