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Capítulo 2: La Sombra de la Guerra

Elías, ahora acompañado por Orion, el pequeño dragón de escamas celestiales, se había convertido en un pilar de esperanza y fortaleza para los aldeanos de Rose Town. Juntos, habían enfrentado desafíos, desde mejorar las cosechas hasta defender el pueblo de las criaturas salvajes que a veces se aventuraban desde el oscuro bosque cercano.

Orion, aunque pequeño, poseía una inteligencia y una astucia que iban más allá de su juventud. Sus ojos, profundos y sabios, a menudo observaban a Elías con una mezcla de curiosidad y entendimiento, como si conociera secretos del mundo que aún estaban más allá del alcance del joven Barón.

Un día, mientras Elías y Orion exploraban los límites del bosque, una sensación inquietante se apoderó del aire. El bosque, normalmente lleno de los sonidos de la vida silvestre, estaba extrañamente silencioso, y una oscura presión emanaba de las sombras entre los árboles.

De repente, un grupo de soldados, sus armaduras desgastadas y sus rostros marcados por la batalla, emergió de la oscuridad del bosque. El líder, un hombre de mediana edad con cicatrices que contaban historias de innumerables batallas, se acercó a Elías con una mezcla de desesperación y resolución en sus ojos.

El hombre, que se presentó como General Lorian de un reino vecino, compartió noticias sombrías de una guerra que se estaba extendiendo por la tierra, consumiendo todo a su paso. Habló de reinos caídos, de ciudades quemadas hasta los cimientos y de la desolación que se extendía por el mundo.

Elías, con Orion posado en su hombro, escuchó atentamente, sintiendo cómo la respons

abilidad de un futuro incierto pesaba sobre sus hombros. La guerra, un espectro que había oscurecido tantas tierras, ahora amenazaba con envolver su pacífico pueblo en un vórtice de caos y destrucción.

Lorian, con sus ojos fijos en Elías, habló de una alianza, una unión entre su reino y Rose Town para enfrentar la tormenta que se avecinaba. Habló de la necesidad de fuerza y unidad en tiempos de desesperación y de cómo, juntos, podrían forjar un camino a través de la oscuridad de la guerra.

Elías, mirando al dragón a su lado, sintió una resolución ardiente en su pecho. Sabía que la decisión de entrar en la guerra no era fácil y que llevaría a su gente a tiempos de prueba y tribulación. Pero también sabía que la indiferencia ante el sufrimiento de los demás era un camino que no podía tomar.

Con una asentimiento, Elías aceptó la alianza, sellando el destino de Rose Town y embarcándose en un camino que lo llevaría a través de batallas, alianzas, traiciones y un amor que podría ser tanto su salvación como su perdición.

Los días que siguieron estuvieron llenos de preparativos frenéticos. Los aldeanos, muchos de los cuales nunca habían empuñado un arma, fueron entrenados por los soldados de Lorian, aprendiendo el arte de la guerra y preparándose para el conflicto que se avecinaba. Elías, junto con Orion, lideró los esfuerzos, asegurándose de que cada hombre, mujer y niño estuviera seguro y preparado para los días oscuros por venir.

En las noches, Elías se encontraba a menudo mirando hacia el horizonte, donde las sombras de la guerra se cernían ominosamente. Y en esos momentos de quietud, una figura a menudo se unía a él, una mujer de cabello oscuro y ojos que reflejaban las estrellas.

Ella era Lyria, una hechicera que había venido a Rose Town buscando refugio de la guerra. Su conocimiento de la magia y su habilidad en la batalla pronto la hicieron una aliada valiosa, y en las noches silenciosas antes de la tormenta, ella y Elías compartieron historias, esperanzas y un consuelo silencioso en la presencia del otro.

A medida que los días se convertían en semanas, Elías y Lyria se encontraron atraídos el uno al otro, dos almas solitarias encontrando consuelo en medio del caos. Pero la guerra, con su cruel indiferencia, no esperaría, y pronto, Elías, Orion, Lyria y los valientes aldeanos de Rose Town se encontrarían en el corazón de una batalla que decidiría el destino de su mundo.

Y así, con el sonido de los tambores de guerra resonando en la distancia, Elías, el Barón que había despertado entre las rosas, lideraría a su gente en una batalla no solo por su pueblo, sino por el propio corazón de la tierra.