Mey abrió los ojos, percibiendo rápidamente un terrible dolor en todo su ser. Con una desorientación se sentó en el borde de la cama y se frotó ambos ojos mientras trataba de poner en orden su mente.
<<Ay... ¿Por qué me duele todo el cuerpo? ¿A qué hora es?>>, pensó. Miro a su alrededor y se dio cuenta que era de mañana.
Entonces un dolor de cabeza lo suficiente fuerte para hacerle recordar todo lo que aconteció el día de ayer en el centro comercial y ese último recuerdo cuando llegó a esa residencia lujosa.
Se despabilo y se levantó en un santiamén con su corazón latiendo con fuerzas.
<<Yo...yo... ¿Qué sucedió?, ah ese chico de ayer, se acerco a mí y ¿qué pasó después? ¿Por qué no puedo recordar nada? Pero... ¿Cómo llegué a casa y dónde está Lou...?>>, pensó con una histeria que le sobrepasó por completo.
Ahora sólo se centraba en Lou, preguntándose dónde se encontraba. Sin más preámbulos, camino a zancadas para salir de su habitación y sin pensarlo abrió la puerta de la habitación de Lou pero para su sorpresa, no había nadie y su corazón se aceleró más y la preocupación se hizo presente en su interior.
Caminando a pasos veloz se dirigió a la sala de estar y nada; nadie a la vista y entonces se fue al comedor pero tampoco nada, sin embargo, una aroma sutil le llamó la atención y se dirigió directo a la cocina, deteniéndose justo en la entrada donde vio la silueta de Lou.
Su vista cayó por toda la cocina dándose cuenta del gran desastre que se encontraba.
Lou por otra parte, sin percibir la presencia de Mey, ponía todo su esfuerza en ese bol donde amasaba harina sin embargo toda su concentración se vio interrumpida al escuchar esos sutiles pasos detrás de él.
Mey avanzaba sigilosa, pisando con mucho cuidado al no resbalar por toda esa harina regada por todo el piso.
Era increíble que este ser inmutado haya puesto patas arribas la cocina.
Mey: - Lo-Lou...¿T-Tú qué haces?. - preguntó temblorosa al pensar que podía estar cometiendo un error al interrogarlo.
Lou de inmediato se giro hacia Mey dejando de lado el bol. Al siguiente segundo, Mey se exaltó por ver toda la cara de Lou cubierto de harina inclusive su pelo blanquecino estaba espolvoreado por harina.
- Jijiji... ¿Qué rayos Lou....?. - inquirió apenas contendiendo esa risa que le provocó por lo gracioso que se veía Lou.
Para Mey fue realmente chistoso como lucia Lou con ese rostro inexpresivo mientras que él sólo podía observar como ella reía furtivamente.
<<Esa humana...¿Por qué sonríe de esa manera?>>, se preguntó Lou sin despejar la vista de ella, y al mismo tiempo teniendo en cuenta que eso era reír y sin saber la causa del "por qué" ella sonreía de esa forma. Claro, la causa era él mismo.
Era extraño y misterio por primera vez, verla sonreír inocentemente.
Mey se cubrió su boca al darse cuenta de esa mirada profunda hacia ella. Se enderezó y camino hacia el fregadero, buscó un paño y lo humedecio un poco.
Ya de espaldas, con esa risa más audible, le preguntó: - Jajaja, ¿qué estás haciendo?
- Intentó ser como tú. Preparar el desayuno. - respondió Lou con firmeza.
Mey sólo se asombro por esas simples palabras, causándole que su corazón latiera a mil por hora.
<<Ser cómo yo... Eh... Ay dios mío no imagine que Lou se atreviera a decirlo sin emoción.>>, pensó soltando un gran suspiro.
Se dio la media vuelta con el paño húmedo en su mano.
- Ven, acércate. - pidió Mey con una voz apacible y una sonrisa sutil.
Tenía un color escalarta en su rostro al hacer tal petición. Lou se acerco a ella y Mey de inmediato limpió el mentón de Lou, subiendo por sus pómulos pero se esforzaba para llegar más arriba que incluso tuvo que ponerse de punta.
Antes que ella le pidiera a Lou que se inclinará un poco; él la tomó de su cintura y en un santiamén la dejó en la repisa junto del fregadero y así Lou se acerco más ella y a su nivel para que Mey lo siguiera limpiando.
<<¡¿Ehhhh?! ¿Cómo fue qué...?>>, se preguntó atónita por el movimiento de veloz de Lou. Ni siquiera podía pensar con claridad, sin embargo lo que Lou le dijo al segundo siguiente, la dejó noqueada.
- Eres muy pequeña, Mey.
Mey: - ¡¡¡...!!!
A Mey se le heló la sangre por esa voz ronca y ese aliento fresco que la golpeó en su rostro ruborizado.
Lou: - Tú, enséñame a ser un humano perfecto. Debo encontrar una explicación a qué le sucede esté cuerpo.
Mey trago fuertemente. Era mucha información que procesar pero se quedó atascada en alguna parte de ella. Se sentía sin fuerzas, decayendo lentamente a un abismo sin salida.
De alguna manera, Lou le arrebataba su estabilidad corporal y mental. No encontraba las palabras adecuadas para responder ante eso.
¿Por qué de repente Lou quería ser un humano perfecto? ¿Eso significa qué su estadía era indefinida?, eran preguntas que brotaron hacia Mey haciéndola consciente del imponente hombre que estaba justo frente de ella.
Instintivamente desvío su mirada escarlata y respondió con timidez: - Yo, cómo podría enseñarte eso. No encuentro a qué te ayudaría...
Ella puso una cara de total desconfianza al saber que este ser inmutable le estaba pidiendo algo para fines desconocidos.
La incógnita era saber un "por qué", Lou quería ser un "humano perfecto". Mientras tanto, Lou sólo podía observar como la chica mordía su labio inferior y fruncia su entreceja; para él también fue extraño pedir algo así pero no olvidaba las palabras del problemático de Jeff, donde le hacía saber que el debía encontrar una solución a todos esos síntomas en su interior y mientras se adentraba más a encontrar una respuesta también haría lo posible para buscar una pista hasta A79.
Sin embargo, A79 estaba más cerca de lo inesperado.
<<¿Él por qué me mira con intensidad?, es muy abrumador...?>>, pensó Mey con ese hilo de nervios que la inundaban más en incertidumbre.
Mey: - M-Mira Lou, yo no entiendo a qué te refieres pero que te enseñé a ser un humano, eso es ilógico.
Lou, con una voz firme y de superioridad, volvió a remarcar: - Sólo enséñame ser uno como ustedes y así para poder salir de este mundo.
A Mey solo le confundieron más sus palabras porque recordó cuando él mismo había espetado no ser un humano y menos pertenecer al planeta tierra.
Pero entonces solo comprendió una cosa, que este ser inmutable que lo encontró en medio de la nada, desnudo y desorientado, ahora estaba mostrando inquietud de si mismo y encontrar una salida para regresar a su mundo enigmático.
Mey siendo perspicaz, suspiro, meditando un poco para dar una respuesta acertada y coherente.
- Ay... En verdad que si eres muy extraño. - dijo Mey al mismo tiempo que se tocaba su sien. - Bien, no importa solo te digo que no hay mucho que aprender. Sabes no soy una maestra pero... Ahh...te diré como debes actuar para ser un humano como nosotros. - finalizó soltando un gran suspiro.
Ella sabía que pasaría más tiempo con Lou pero si debía enseñarle para que él pronto se fuera, estaría dispuesta hacerlo.
Lou por su parte, no dijo nada y se alejo de Mey.
Mey: - Ahorita limpió todo esto. Me iré a dar una ducha. Tú, termina de limpiarte la cara. - murmuró cabisbaja.
Se bajó de la repisa y camino hacia su habitación mientras que Lou se quedó en silencio.
Pero ahora su vida de Mey cambiaría por una llegada inesperada que era cuestión de minutos para que todo se convirtiera en un caos.