La noche del día siguiente es cuando me toca ver a mis mamás. Lin Tao casi llora cuando le regalo el vestido. Bueno, sin el "casi". Guo Xua me besa efusivamente. Las dos se van a otra habitación a probárselos. Ninguna me ha dejado verlas cambiarse. Con lo que me gusta verlas desnudarse…
Tardan una eternidad en venir. Bueno, quizás exagero. No tengo muy claro el tiempo. Me he entretenido mirando a las gemelas persiguiendo a Rayitas. Han intentado rodearla, pero las ha esquivado. Nuestra tigresa es muy ágil. Y traviesa. Y ellas muy sexis.
Están preciosas. Y eróticas. El de Guo Xua es similar al de su hija. Abierto por los lados. Dejando al descubierto el lateral de sus nalgas y pechos. O más, si puedo mirar por el ángulo adecuado. Además, es fácil apartar la tela por el lado y sacar el pecho. Para dar de mamar. Cuando llegue el momento. O para otras funciones más interesantes en la actualidad.
El de Lin Tao es similar al de Shun. No puedo sino sonreír cuando la veo abriendo y cerrando la tela sobre su pecho. La que permite descubrirlo.
Llevan también la ropa interior. Se las he dado junto a los vestidos. Las dos con sujetadores abiertos por los pezones. Para los futuros bebés. Y, sobre todo, para mí. Sus bragas también están abiertas. Solo para mí.
–Sabes, no puedo salir con esto a la calle– protesta Guo Xua.
–Ni falta que hace. Solo tienes que ponértelo para mí– le sonrío, abrazándola, besándola.
–Gracias. Nunca me habían regalado algo así– se muestra tímida Lin Tao.
También la abrazo. También la beso.
Las acabo follando la primera vez con la ropa puesta. Penetrándolas a través del agujero en sus bragas. Apartando hacia el centro la tela sobre los pechos de Guo Xua. Dejando abierta la tela sobre los de Lin Tao.
Yo sentado sobre la cama. Las dos sentadas sobre mí. Una tras otra. Muy íntimo. Muy apasionado.
Comemos después algunos creps. Lin Tao sigue queriendo los de mermelada rosa. Guo Xua ahora no puede ni ver los de carne de oso. Solamente quiere de chocolate con arándanos. Pero no arándonos cualquiera. Tienen qi, aunque apenas equivalente a la etapa uno de Génesis. Son algo más caros, pero no es excesivo.
Después, las desnudo del todo. Bueno, de hecho, antes de los creps. Para que no se manchara la ropa. Era una buena excusa. No sé si se lo han creído. Pero se han dejado.
A Guo Xua, le ato las muñecas con un pañuelo muy suave. Tumbada sobre la cama. Los brazos atados en alto. Las piernas abiertas en cruz. Al principio, no las abría tanto. La he entrenado bien.
–Tonto– se queja cuando se lo digo. Me perdona con un beso.
Lin Tao nos miraba bastante excitada. Así que ha acabado igual. Hoy han sido iguales las dos veces. Así que la tercera, también. Bocabajo sobre la cama. A una por la vagina. La otra analmente.
Se duermen una a cada uno de mis lados. Abrazadas a mí. Me gustaría estar cuando despierten. Pero no es prudente. Así que solo puedo besarlas en la frente antes de irme.
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Al día siguiente, es la 11ª cita en grupo, como ellas la llaman. ¿Ya han organizado el evento de peleas once veces? Pasa rápido el tiempo.
Me vienen a buscar a mi cabaña. Me quejé en broma de que me hacían esperar, y dijeron que vendrían. Aunque no entran. Han traído a Yan Xiulan. Lleva el vestido que le regalé. No sé si por propia voluntad o porque la han obligado.
–¿Cómo estamos?– me pregunta Bi Lang, posando, exigiendo mis halagos.
–Preciosas las tres. Realmente preciosas– cumplo con lo que me pide. Con total sinceridad. Es lo que me parece.
Yan Xiulan como siempre se avergüenza. Aparta la mirada. Aunque a estas alturas, sé como conseguir que se le pase.
–¿Cómo van los pedidos de brazaletes? ¿Siguen habiendo muchos?– le pregunto.
–¡No paran! Ye Bi ha delegado sus talismanes, pero a mí aún me va bien hacerlos. Hay mucho trabajo. No puedo hacerlos todos yo sola. Es un sueño hecho realidad– explica, sonriendo.
Debería estar prohibido sonreír así. Es demasiado hermosa. Aunque, si se lo digo, volveremos al punto de partida.
–¿Puedes moverte bien con el vestido?– le pregunto.
–Sí, es muy cómodo– responde, aunque otra vez con timidez.
–Entonces, ¿quiere practicar?– le propongo.
–Si no te importa…
Me lo pidió en su fiesta. No es que haya avanzado mucho, pero le va bien practicar con alguien. Así que vamos a la plataforma cuando llegamos. Está libre, y aún no han venido los invitados. Aunque no podemos evitar que ciertas estudiantes la animen ruidosamente.
Ella practica sus golpes. Enlazando lo que puede. Incluso le lanzo el qi acumulado de vez en cuando. Para que se familiarice con la sensación. Su pelo mojado pegado a su mejilla resulta realmente cautivador.
Paramos cuando ha gastado bastante qi. Ya han llegado Pen y Fen Huan.
–¡Le has dado una buena lección!– la abraza Bei Liu.
–¡Bien hecho!– también la abraza Bi Lang.
Incluso me sacan la lengua. Aunque, normalmente, tienen otros usos más sensuales para ella. Les encanta jugar así. Yan Xiulan no sabe qué decir o hacer. Y eso que no es la primera vez.
Fen Huan me mira. Asiento. Lo acordamos también el otro día. Los dos subimos a la plataforma. Esta vez, es mucho más serio. Aunque ella limite su fuerza. Pero no su qi. Me va bien como práctica contra qis más poderosos. Si vuelve a pasar algo parecido como contra Zhi Ru, quiero estar mejor preparado. Y ella también que yo lo esté.
Es intenso. Demuestro como domino mejor el qi. Como enlazo más movimientos. Aunque no intento usarlo en técnicas. Aún me queda para dominarlo. Y hay qi de la etapa tres por en medio.
Ella ataca sin parar. Sin compasión. No se parece en nada a cuando la estoy penetrando. Le queda muy bien el vestido que le compré.
No es fácil parar sus ataques sin gastar mucho qi. No solo porque son precisos, sino porque tienen qi más denso. Pero es una buena práctica. De hecho, algunas veces atraviesa mis defensas. Aunque se para antes de golpearme. No se excede. Intenta usar la fuerza justa para que yo entrene. Tendré que agradecerle adecuadamente.
Curiosamente, no escucho a mis pervertidas animar. Supongo que estarán ocupadas. No tengo tiempo para mirar en su dirección. Viene otro ataque. Consigo bloquearlo de lado. Hacer que se deslice en lugar de enfrentarlo directamente. Así, es más eficiente el uso de qi.
Finalmente, alzo la mano. Ya he gastado la mitad de mi qi. Es hora de parar. Ha sido intenso. Noto mi corazón acelerado. Mi respiración.
–Gracias por la práctica– le agradezco.
Quisiera besarla, pero tendrá que ser en otro momento. Puedo ver que ha llegado gente.
–Siempre que quieras. Has mejorado bastante desde la última vez– valora, un tanto sorprendida.
–Fui a ver al instructor de bastón. Me ayudó bastante– revelo.
–Ya es mucho que quiera verte– ella me halaga, asintiendo un par de veces con la cabeza –. Quizás sí lo puedas conseguir…
La última frase apenas es audible. Y se sonroja un poco tras darse cuenta de que la ha dicho. Supongo que se refiere a que sea un guerrero. A que su padre me acepte.
De todas formas, logra disimular. El leve sonrojo se puede atribuir al esfuerzo. Salimos los dos de la plataforma. Somos el centro de muchas miradas. Algunos empiezan a aplaudir.
–¡Ha sido increíble!
–¡Qué pasada!
–¿Lo lograré algún día?
–Guau, sois los mejores.
Varios estudiantes nos vitorean. Lo cierto es que los que vienen a estos eventos no son precisamente muy hábiles en combate. A pesar de ello, resulta un tanto vergonzoso tantos halagos.
–Ha sido todo un espectáculo. Igual haremos algo de Kong– alaba Pen.
–Parece que fue ayer cuando cogió el bastón por primera vez– hace como que solloza Bei Liu.
De hecho, no sabe cuándo fue. Ya está exagerando…
–Cuanto ha crecido desde entonces… Ya es todo un hombre– le sigue el juego su amiga, mirando mi entrepierna.
Yan Xiulan no dice nada, pero su mirada es de admiración. Al menos, hacia Fen Huan. Hacia mí, la aparta cuando la miro.
Ye Bi no está hoy. Dijo que tenía cosas que hacer. No puedo dejar de echarla de menos. Es muy alegre. Espero que venga a la próxima.
Luego, con los chicos, más de uno se muestra impresionado por la demostración. Y algunos lamentan no haberlo visto. Varios me piden entrenar conmigo. Parece que les hemos inspirado.
Incluso Xu Siyu se anima. Estaba un poco deprimido. Se ha peleado con su novia. Mis pervertidas se han encogido de hombros cuando se lo he dicho. Incluso han empezado a apostar cuando se reconciliarían. Se ve, que la novia también estaba deprimida, y ha hablado con ellas.
Varias de las chicas le piden a Fen Huan entrenar. Es gracioso. La veo un poco aturdida. No está acostumbrada a tanta atención. Suele mantenerse callada. No le queda más remedio que acceder. Además, tanto Pen como las demás la han animado. Incluso nuestra joyera.
De hecho, es bastante buena como instructora. Tiene práctica. En su familia, lo hacía a menudo con los más jóvenes. No lo dijo explícitamente, pero creo que la respetan bastante allí. Incluso la admiran.
El resultado es que las estudiantes acaban bastante satisfechas de las clases particulares. Varias han acabado practicando con ella a la vez. Incluso fuera de la plataforma. Parece que le han perdido un poco el miedo. A veces, parece un poco inaccesible. Aunque disfruta enseñando.
Me acerco a Yan Xiulan. Mis pervertidas y Pen están hablando con Ken. Que está limpiando cerca. Y Fen Huan está entrenando a algunas estudiantes.
Ella estaba charlando con unas conocidas. Pero unas se han ido a luchar y otras a entrenar. Se ha quedado sola. No sabe muy bien qué hacer.
–Xiulan'er, espero que no te molestara que te comprara el vestido. Lo vi y me pareció perfecto para ti. No pude evitarlo– le hablo desde atrás.
Ella se gira un tanto sorprendida. Supongo que no me esperaba. Se sonroja. Casi me extrañaría si no lo hiciera.
–No, no. Es precioso. Me encanta– asegura casi en pánico –. Pero… Me hace sentir culpable. Has hecho mucho por mí. No tienes que gastarte los puntos en mí…
Parece sincera. Agradecida y preocupada. Una vez más, adorable.
–No tienes que sentirte culpable. Fue un capricho. Quería ver como te quedaba. Y ha sido incluso mejor de lo que esperaba– aseguro.
Oh, vaya. Se ha sonrojado más. No ha sido queriendo… A pesar de ello, habla.
–Oye… Si tienes tiempo… ¿Querrás acompañarme a la pedrería del Gran Hall? Hay un evento especial en unos meses, aunque no sé cuándo es aún. ¡Pero solo si no te molesta y tienes tiempo! ¡No quiero que te sientas obligado!– me lo pide con timidez, aunque luego entra en pánico. Un contraste curioso.
–Claro. Me gustaría verlo al menos una vez. ¿Y qué mejor que con una buena guía? Avísame cuando sea. Si puedo, estaré más que encantado de acompañarte– le prometo.
–Vale… Gracias…– vuelve a no mirarme.
–Gracias a ti. Es una buena oportunidad para mí.
Tras esas palabras, hay un incómodo silencio. Que rompen unas ruidosas recién llegadas.
–Eh, espero que no estés molestando a Xiulan'er– interviene Bei Liu amenazante.
–Más le vale, o tendrá que vérselas con nosotras– se arremanga Bi Lang.
Bueno, más bien hace el gesto. Su vestido no tiene mangas. Por no tener, no tiene tela que cubra su ombligo.
Hacen reír a nuestra joyera. No me extrañaría que hubieran estado esperando a que acabáramos de hablar. Y hayan intervenido cuando la situación se hacía incómoda. ¿Nos habrán escuchado?
Más tarde, descubro que sí. Cuando el evento ha acabado sin contratiempos. Bueno, casi. Un idiota en Génesis ha aparecido y exigido que una de mis pervertidas se acostara con él. En ese momento, estaban solas. Fen Huan se ha acercado y lo ha echado de mala manera. Evitando que fuera yo. Pero tengo su cara.
–Aún me quedan polvos para la ropa– ha susurrado Pen.
–Investigaré quién es y dónde duerme– ha añadido Ken
–¿Necesitaréis ayuda?– se ha interesado Bi Lang. Su amiga asintía.
–Os lo diré si me hace falta– ha asegurado ella.
–No te metas esta vez– me ha pedido Bei Liu.
He tenido que prometerlo. Bueno, de momento. Ya veremos qué pasa si tengo una oportunidad más adelante.
Cuando volvemos, después de dejar a Yan Xiulan, Pen me mira.
–Aunque nos invite, yo no podré ir a la pedrería. Ese día, Huan'er y yo estamos ocupadas– se disculpa, mientras Fen Huan asiente.
–Qué casualidad, nosotras también– interviene Bei Liu.
–Cuídala bien– me pide Bi Lang –. Está bien si hacéis algo más íntimo.
Las miro. Queda claro que lo han oído claramente. Y también, lo que están tramando. Entre otras cosas, porque no se sabe qué día será. Y se supone que queda bastante.
Suspiro. No hace falta que diga nada. Aunque quisiera, no podría escaparme. Y, la verdad, pasar tiempo con Xiulan'er no es algo que quiera evitar.