Por la noche, las dos gemelas están avergonzadas y tímidas, en parte por la presencia de Shi y Song. Pero ya no están asustadas, e incluso esperan con anticipación. La cultivación de las hermanas está algo por debajo de las otras dos, aunque no mucho.
Con ellas cuatro puedo forzar al máximo el contenedor. Así que puedo usar qi extra de Rui para practicar. Por supuesto, también podría absorber menos y que ellas practiquen más, pero se han negado. Han decidido que la prioridad es que yo me haga más fuerte. He tenido que aceptar su decisión. Por otra parte, tienen razón. Yo soy el que está más expuesto.
Puede que las gemelas estén avergonzadas, pero eso no las protege de Shi y Song. Las han obligado a ponerse a cuatro patas, y ellas han hecho lo propio. Trago saliva ante la escena. Sé que lo hacen para que acaben de superar el trauma, así que primero penetro a Song, para que la vean disfrutar. Las cuatro están mojadas, se han estado masturbando mientras me hacían una felación entre todas. Órdenes de Shi. En algún momento se ha convertido en la jefa.
–¡Haaaah! ¡Sssssí!– gime Song cuando llego al fondo en la primera embestida.
Agarro sus nalgas, recreándome en su elasticidad mientras entro y salgo de ella. Al principio con suavidad, pero voy a acelerando. No solo eso, sino que mis embestidas son cada vez de mayor recorrido. Salgo casi completamente de ella y luego empujo hasta el fondo.
–¡¡AAAAAAH!! ¡¡Kong!! ¡¡Tú!! ¡¡Malooooo!! ¡¡¡AAAAAAAhhHHH!!!
–Es impresionante como se mueven sus tetas– comenta Yi, siguiendo a cuatro patas y sin dejar de frotarse con una de sus manos, que está empapada.
–Sí… Ahh– gime suavemente Yu.
–Acaba rápido, te estamos esperando… Aaaaah– pide Shi, contoneando su trasero.
Shi se queja lascivamente cuando le doy una palmada en el culo. Vuelvo a sujetar el de Song, y acelero una vez más. Hago que se corra varias veces seguidas antes de que lo hagamos los dos juntos. Cuando la suelto, se desploma en la cama.
–Aaah, Kong, malo…– se queja casi sin fuerza, satisfecha y recuperando el aliento.
Sin esperar y casi por sorpresa, penetro a Shi, e inmediatamente la embisto una y otra vez, mientras ella no deja de gemir.
–¡¡Siiií!! ¡¡Assssiiiiií!! ¡¡¡HHAAAAAAHHHH!!! ¡¡¡No pares!!!
Está incluso más locuaz que de costumbre. Sé que es por las gemelas, que la miran casi hipnotizadas.
–Las tiene mucho más pequeñas, pero es tan sexy… Aaaaah…– comenta Yi
–Sí… Ahh– vuelve a coincidir tímidamente Yu.
–Parece una gata en celo– provoca Song desde la cama.
Como a Song, también la hago correrse una y otra vez hasta que acabamos juntos. También se desploma.
–Ah… Tan intenso… Tenemos que repetirlo otro día… Aaaaah
Me pongo entonces detrás de Yi y acaricio su trasero.
–No te preocupes, hazlo– me pide.
Le hago caso y la penetro despacio, hasta el fondo. Luego sigo moviéndome con suavidad.
–Aaah. ¡Aaaahh! ¡Aah! ¡Haaa! Sé… Eres tan dulce…Yo… Házmelo como a ellas…
Hago lo que me pide. Acelero poco a poco, asegurándome que está bien.
–¡¡¡AaaaaaAAAAHHH!!! ¡¡Tan… intenso!! ¡¡HHHHAAAAAaaAAAHH!! ¡¡¡AAAAAAAH!!!
Sus brazos han perdido fuerza. Ahora se apoya en sus codos, su cabeza contra la cama. Al principio hacía que sus orgasmos fueran suaves, pero ahora dejo que el qi sea más fuerte. Ella gime. Su respiración acelerada. Solo ha habido un momento que ha parecido dudar. Su vagina se ha encogido. Pero cuando se ha dado cuenta que yo suavizaba, se ha relajado, aceptando que no quiero hacerle daño. Ha alzado entonces un poco más el culo, pidiendo que le diera más fuerte. Ahora está totalmente rendida a mí, dejándose penetrar una y otra vez, disfrutándolo.
–¡Síi! ¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!! ¡¡¡Increíble!!! ¡¡¡¡¡AAAAaaaaaHHHH!!!!! ¡¡¡¡HHHAAAAAAAaaaaaaahhHHHH!!!!
Cuando acabamos los dos y se desploma, vuelve el rostro hacía su hermana y sonríe, entre lasciva, satisfecha y tierna. Le coge la mano. Yu alza un poco más su trasero y directamente se apoya sobre los codos, ofreciéndose.
–Házmelo fuerte, como a ellas– susurra tímidamente, moviendo inconscientemente su trasero.
A pesar de que me lo pide, la penetro con cuidado, pero no tardo en ir acelerando al ver que responde. Su vagina se encoge varias veces, y cada vez suavizo hasta que se deja ir de nuevo. También ahoga sus gemidos.
–¡MMMmmmmMMM! ¡¡AAAmmmmmmMh!! ¡¡MMMmmMMAAaaAAAMMMMMhh!!
Finalmente se deja llevar completamente. Su culo tiembla cada vez que embisto. Su cabello cae sobre su rostro. Su respiración es perfectamente audible entre gemido y gemido.
–¿¡Cómo…!? ¡¡¡AaaaaaAAAAAHHHH!!! ¿¡Cómo puede ser tan…!? ¡¡¡¡HHAAAAAAAAAAAaaaaaaAAAHHHHH!!!! ¿¡… tan bueno!? ¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAhhh!!!!
Tras varios orgasmos, nos corremos juntos. Se desploma. Me recuesto entre las dos, acariciando sus rostros. Ellas se acomodan sobre mi pecho, después de besarme en las mejillas. Shi y Song las abrazan por la espalda. Con cariño. Estamos así un largo rato, hasta que se duermen.
Practico un poco de "Armadura Interior", gastando qi. Llamo a Rui. Tras una felación, también la poco a cuatro patas. La penetro por el culo. Es estrecha. No se avergüenza de gemir continuamente. Es su premio por portarse bien. Lo disfruta.
–Dime, ¿quieres que haga que otros te penetren?
–Si amo quiere lo haré… ¡¡¡AaaaaaaahhhhhHH!!! …pero prefiero aaaaaaaAAAAHH amo. ¡¡¡¡HHHHHHHAAAAAAAHHHHH!!!!
–Buena chica.
Era una pequeña "prueba de lealtad", como indicaba el cuaderno. Como premio, penetro su vagina con los dedos y juego con su clítoris. Se estremece, derrumbándose sobre la cama. No por ello dejo de follarla, hasta que pierde el conocimiento. Supongo que mañana tendré que "castigarla".
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Han pasado tres semanas desde que las gemelas se unieron a nosotros. Por desgracia, han sido influenciadas por las otras dos. Ahora las cuatro se pasan desnudas la mayor parte del tiempo. Si las miro, necesito mucha fuerza de voluntad para evitar una erección.
Se pasan la mayor parte del tiempo dentro de la Residencia, aunque a veces salen. Se supone que están recluidas en su cabaña meditando, así que de vez en cuando pasamos para recoger la comida que les dejan. También han usado algunos de los pocos puntos de contribución que tenían para comprar armas básicas para entrenar, y unas dagas un poco mejores para ellas.
Song practica con una lanza, a pesar de que le cuesta mantenerse de pie. Cuando empezó a practicar Puño de Tigre sabía que podía compatibilizarlo con esa arma. Lo que no me queda claro es por qué la eligió. Dice algo como que siente afinidad. No lo entiendo muy bien. Yo no he encontrado esa afinidad.
Shi siente también afinidad. Con la espada. Al principio practicaba con una espada, pero ahora usa dos. Y practica una segunda fase de la Danza de la Garza. Yo no lo sabía, pero ella sí. Está realmente hermosa bailando con las dos espadas. Completamente desnuda. Sexy y peligrosa.
Las hermanas han elegido dagas. No me queda claro si es por afinidad o por sus objetivos. Incluso han obtenido un cuaderno cada una, con habilidades para usarlas. No pueden tener más de uno a su nivel, y son cuadernos del reino de Génesis. Especializados en asesinato.
En cuanto a Rui, parece que también le gustan las dagas. Y los cuadernos de las gemelas no se le dan mal. Mejor que la danza. Aunque aún le hago bailar de vez en cuando. Es muy sensual. Las técnicas de asesinato con las manos desnudas se le dan aún mejor. Al menos con muñecos de paja. Y con los cadáveres, que ya se van deteriorando.
En el futuro estaría bien conseguir mejores armas para todas. Y equipo defensivo tampoco estaría mal. Pero deberá esperar.
Ahora estoy en la etapa cinco, subí hace algo de más de una semana. Shi, Song y Rui subieron a la cuatro poco después. Hoy les toca a las hermanas Bai. Estamos en una zona apartada. Shi y Song vigilan. Yi está tumbada boca arriba. Yo encima de ella, penetrándola.
–Aah. ¿De verdad se puede hacer así? ¡Ay!– pregunta una vez más.
Le he pellizcado el culo.
–Cierra los ojos de una vez y concéntrate.
Intento ser serio, aunque me cuesta.
–Vaaaaale– se rinde, con los mofletes hinchados.
Finalmente noto que intenta abrir los ocho meridianos. Yo me sumo a los esfuerzos.
–¡De verdad funciona! ¡Ay!
Ha abierto los ojos y la he vuelto a pellizcar. Me está costando no reírme. A Yu también. La miró y se encoge de hombros. Nos está observando atentamente. Yi vuelve a cerrar los ojos y se concentra. Entre los dos abrimos los meridianos poco a poco. Cuando finalmente acabamos, abre de nuevo los ojos. De par en par.
–¡Es increíble! ¡Es mucho más fácil! Y sensual… Además, es más suave y no hay heridas en los meridianos. Así no hay que perder tiempo curándolos. ¡Increíble!
Está entusiasmada, como una niña. Aunque es un tanto mayor que eso. Y aún la estoy penetrando.
–Felicidades. Es el momento de tu premio.
–¿Premio? ¡¡¡Aaaaahhh!!!
Me muevo dentro de ella, usando qi. La beso, silenciándola. Chupo su lengua. Acaricio sus senos. Ella no se resiste, todo lo contrario. Sus piernas se cierran tras de mí. Sus brazos me aprietan contra ella. Acarician mi espalda
–¡Mmm! ¡Mmm! ¡Mmm! ¡¡MMMMmmMMM!! ¡¡¡¡MMMMMMmmMMMMMHHhh!!!!
Cuando finalmente separamos nuestros labios, la saliva aún nos une. Ha tenido cinco orgasmos seguidos y me he corrido dentro de ella. Su respiración es pesada.
–Gracias.
Me besa un rato tras agradecerme. Luego me hace levantarme para ir hacia Yu. Está abre sus piernas y cierra los ojos. Esta mojada. La penetro suavemente.
–¡Aaaaaah! ¡Aaaah!– gime.
–¿Preparada? Empieza cuando quieras.
Enseguida noto que intenta abrir los meridianos. Es más tímida que Yi. También más diligente. No abre los ojos hasta que terminamos. Le brillan. Una hermosa sonrisa aparece en sus labios.
–Aunque ya lo sabía, es increíble. Y en tan poco tiempo. ¡Gracias! ¿Yo también tengo premio?– dice la última frase con un hilillo de voz, sonrojándose ligeramente.
A estas alturas, aún actúa con timidez. Es muy linda. Aunque luego, es apasionada. Le respondo con un beso. En cuanto mi lengua llega a sus labios, la suya sale a buscarme. Abre un poco más las piernas. Sus manos en mi costado, a la altura de mi pecho. Sus caderas se mueven ligeramente, acompañando mis embestidas. Ya no cierra los dientes cuando se corre. La primera vez me mordió. Cuando nos corremos los dos, se acercan Shi y Song, reclamando su turno.
Las dos gemelas se miran y atacan a Shi coordinadamente. Esta no opone mucha resistencia, mientras yo la follo y las hermanas juguetean con sus pechos e incluso la besan. Se están vengando por lo de ayer. O lo del día anterior o… También me besan a mí. Luego, Song tampoco se libra. Sus pechos son aún más manoseados. Las cuatro acaban riendo. Y amenazándose. Luego me miran y me amenazan a mí, insinuantes. Me temo que tengo las de perder.
A Rui la dejo para después de entregar un primer cargamento de leña. La follo en el suelo. De costado. Con su pierna alzada sobre mi hombro. Totalmente entregada al placer. Totalmente sumisa.
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Ha pasado otra semana. Estoy un poco preocupado. Las gemelas han decidido actuar. Hubiera preferido a que subieran una etapa o dos más, para que fuera más seguro. Ahora mismo, su objetivo está en su misma etapa. Aunque sean dos. Aunque él sea un vago y no practique casi habilidades. Me preocupa.
–Dijeron que estaba siguiendo a una estudiante en la etapa dos. No quiero que viole a nadie más– argumenta Yi.
–Y que deje en paz también a las esclavas, para siempre– añade Yu, con rencor en su voz.
Al final no puedo convencerlas de lo contrario. Espero que todo salga bien. Yo no puedo ayudarlas, tengo que estar lejos para no verme envuelto. Y se niegan a añadir a Shi. O a Rui. Dicen que es cosa suya. Que no pueden a arrastrar a nadie más si algo sale mal.
La noche pasada hicimos el amor muy tiernamente. Como una despedida. Me niego a aceptar que sea así. Pero solo puedo esperar.
El objetivo es Mao Zhan. Es una pesadilla para las esclavas. Muchos días sigue a las que van a cortar leña. No solo les hace daño al follarlas, sino que a veces se ven castigadas por retrasarse en su trabajo. Intentan esconderse, pero no siempre lo consiguen.
Sé que hoy está activo. Y que su objetivo son Shu y Ai. Lo saben. Les he revelado la existencia de una cueva y un paso escondido. Deberían poder evitarlo y trabajar con seguridad. Me lo agradecieron anoche, muy intensamente. Las gemelas esperarán cerca de allí.
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He logrado concentrarme y trabajar copiando cuadernos, pero no ha sido fácil. He cometido más errores de lo habitual. Repartiendo comida no he podido dejar de pensar en cómo les irá. Me he quedado la de ellas. Suelo hacerlo cuando me ocupo de este trabajo. A veces la comemos entre los cinco.
Por la noche, estoy fuera del dormitorio hasta el tiempo límite, esperándolas ansioso. Se pasan por mi cabeza todas las posibilidades. Por desgracia, ya no puedo esperar más, tengo que volver. ¿Les habrá pasado algo?
Doy media vuelta, y justo oigo un ruido. Me giro. Entre las sombras están ellas. Corro a abrazarlas, pero me detienen. Están cubiertas de sangre. Su rostro un tanto sombrío. Las envío a la Residencia y entro al dormitorio. Estoy aliviado, pero también algo inquieto. ¿Qué habrá pasado? Estaban muy serias.