Las vacaciones me gustan, es una buena época para leer todo lo que hay en la librería de Pacho sin preocuparme por absolutamente nada, además me gusta acompañar a Pacho y arreglar los libros de segunda mano que nos donan, es divertido.
Llegó una señora y nos dejó Llámame Por Tu Nombre para donar, en lo que Pacho arreglaba otro libro que habían donado, yo leí este y tengo que admitir que me gusto a pesar de la horrible relación entre Oliver y Ellio
— Ese libro ya lo he leído— dice Pacho sentándose a mi lado.
— ¿Sabes que es de una pareja gay?— le recuerdo y el anciano solo se encoge de hombros.
A veces olvido que estoy en una familia de ateos, bisexuales y posiblemente herejes.
— Eso que más da— dice simplemente— Las relaciones homosexuales siempre han existido— señala él y yo le sonrió— Además, no soy tan estúpido para no leer un libro solo porque hay dos gays.
— Tienes toda la razón—
— Es como decir que no disfrutaste leer Lolita, solo porque la historia es contada desde el punto de vista del pederasta— compara Pacho— Los libros son mágicos porque te transportan a escenarios distintos.
— ¿A donde te transportaste con Llámame Por Tu Nombre?—
— A un día caluroso en Italia, tomando vino seco y leyendo las memorias de algún filósofo griego— acepta Pacho y yo le sonrió— Un filósofo muy gay y nostálgico.
— Parece que hablas de Aristóteles— comento yo y Pacho suelta una carcajada.
Pacho arregla el libro en lo que yo acomodo algunos libros en los estantes de madera, luego me tomó de la mano y me da un pequeño libro de poemas de Pedro Salinas, le regaló una sonrisa y Pacho sigue con su trabajo.
Me siento en una de las mesas que Pacho tiene para los clientes y me dispongo a leer el poemario en mis manos, hacer esto es lo que más me gusta de trabajar con Pacho y él lo sabe, porque me consiente.
Cuando estoy a punto de terminar de leer el último poema, alguien se sienta frente a mí haciendo demasiado ruido y eso me irrita ¿Qué nadie respeta la lectura?. Al levantar el rostro, veo a Ángela con sus mejillas llenas de lágrimas y ojos rojos.
— ¿Estás bien?— le preguntó directamente, dejando el libro sobre la mesa.
— Si— miente y yo ruedo los ojos— Las típicas peleas
— ¿Y qué pasó ahora?—cuestiono y ella evita mi mirada.
— La amante de papá está embarazada— susurró Ángela y yo solo puedo suspirar.
El matrimonio entre los papás de Ángela ha estado fatal desde los últimos cuatro años, el papá de Ángela consiguió una amante y la mamá de Ángela solo se hace la loca, la hermana de Ángela se fue de la casa y ahora ella debe lidiar con sus dos padres, sola.
— Mi mamá decidió acoger al bebé cuando nazca y papá rompió con su amante—me sigue contando, mientras se limpia la cara con la mano.
— ¿Crees que eso lo empeore?— le pregunto, porque a simple vista no suena tan mal.
— Si— acepta y yo suspiro— Pero ellos no me quieren escuchar.
— Lo lamento— digo poniéndome en pie y me hago a su lado para abrazarla.
Siento como sus lágrimas mojan mi remera pero la dejo, se que debe estar pasándola mal; acaricio su espalda suavemente y escucho sus sollozos en mi oído pero la dejo, se que necesita desahogarse y yo quiero que sienta que yo estoy a su lado. Nos quedamos así por un largo rato.