—Timoteo, ¡te estoy avisando que hay hombres haciendo cola para casarse conmigo! ¡Incluso si te arrodillas y me suplicas que me case contigo, no te elegiría! —Entonces, Samantha se fue orgullosa.
En medio de la noche, un hombre misterioso vino. —¿No me elegirás? ¿Hmm? —Pronto, Samantha vio el rostro del hombre misterioso, y sus ojos se abrieron de par en par...