Regresé por el círculo de teletransportación del palacio de plata directo a la oficina. Me sentía muy mal, había engañado a mis esposas, a mi familia. ¡Maldita sea, soy un imbécil! ¡Mierda!, ¿y ahora cómo los voy a mirar a los ojos?,
¿Cómo no me di cuenta?, ¿por qué demonios fui a sus aposentos?, ¿porqué demonios acepte esas copas?.
Ella varias veces trató de acostarse conmigo y al final caí por el maldito licor. ¡Dios, qué voy a hacer ahora! Es mi culpa, siempre me gustó Ariel y nunca la detuve cuando me besaba, soy una maldita mierda de persona. Lo peor de todo es que siento cosas por ella, pero eso no me da el derecho a engañar a mi familia.
Me quedé en el subterráneo sentado en las escaleras, mientras me tomaba la cabeza. En algún momento Faria debe haberme escuchado llorar, porque de pronto Orsted estaba ahí, parado tras de mi sin su casco .
— ¿Pasa algo Rudeus Greyrat?, ¿Por qué lloras?, ¿Le pasó algo a Ariel Anemoi Asúra o al príncipe?—preguntó con preocupación.
— No, tranquilo, ellos están bien —dije limpiando mis lágrimas.
— ¿Y por qué lloras?. Es la segunda vez que te veo hacer eso, la primera vez fue en nuestra segunda batalla, cuando rogaste por tu familia. ¿Pasó algo?, ¿Tu familia está bien?, ¿Cliff?, ¿Tus abuelos?.
— Todos están bien, es mi culpa hice algo muy malo.
— Puedes decírmelo .
— Prometeme que esto quedará entre nosotros dos, prometelo como mi amigo.
— Yo no soy tu amigo —dijo con esa cara terrorífica.
— Entonces no tenemos nada de qué hablar —le dije poniéndome de pie, mientras secaba mis lágrimas.
— Espera, no estás bien, no puedes ir a ver a Atoferatofe en esa condición, dime qué te pasa, puedo ayudarte.
— No podrías —dije mientras me sentaba nuevamente y me agarraba la cabeza.
— ¿Qué hiciste?
— Anoche, llevé a Edward a su cuna, y luego Ariel me ofreció una copa de vino, bebimos unos tragos y conversamos, pero yo, y ella, veras ,nosotros, digo ella y yo, nos emborrachamos, y, y me acosté con ella. ¡Traicioné a mi familia! —dije volviendo a estallar en amargo llanto. ¡Tengo miedo. No quiero perderlos, he luchado tanto por ellos, he arriesgado tanto, y ahora por un maldito polvo tiré todo a la basura. Ahora, ¿con qué cara voy a mirar a mis esposas y a mis hijos?, Soy una mierda de persona. Se me dio una nueva oportunidad cuándo renací aquí. No sé si fue el destino o Dios quien me puso aquí, y lo arruiné, lo arruiné en grande —dije llorando amargamente.
Orsted me miraba con una cara complicada. De seguro él nunca lidió en su vida con una situación como esta.
— Ellas no te van a abandonar, me dijo
— ¿Por qué estás tan seguro? —le dije mientras tenía mi cabeza hundida entre mis rodillas.
— ¿Recuerdas cuando te hablé de destinos fuertes?
— Sí, lo recuerdo.
— Eris Boreas Greyrat tenía un destino fuerte con Luke, pero no siempre terminaban juntos. En algunos bucles Luke terminaba con Tristina como ahora, pero Ariel perdía el trono y Eris terminaba como aventurera. Eso pasa cuándo Grabel o el tercer príncipe son reyes. Cuando Luke termina con Eris, ellos jamás tienen hijos. Sin embargo, en algunos bucles Ariel se embaraza de Luke y él es el padre de Edward qué en esos bucles no es rubio tiene el pelo castaño, sin embargo, Eris no lo abandona cuando se entera de la verdad. Ahora, el destino de Eris es mil veces más fuerte contigo de lo que lo es en los bucles en que termina con Luke.
Mientras Roxy Migurdia y Silphiette Dragonroad tenían un destino débil, pero ellas siempre terminaban juntas por alguna razón, como amigas o como amantes, eso da lo mismo.
— ¿No entiendo qué quieres decirme Orsted?
— El destino de Ariel Anemoi Asúra también está ligado a ti, irremediablemente en este bucle, y tanto el destino de ella como el que tienes con tus esposas es extremadamente fuerte y no se va a romper, ni siquiera con tu muerte.
— ¿Estás diciendo que esto era inevitable?
— Así es. Me di cuenta desde que Perugius me contó que ella confesó que estaba enamorada de ti. Ella jamás tuvo sentimientos por nadie, siempre hacía todo por conveniencia, y en este bucle ella está preocupada por ti. Admito que sus métodos no son los mejores ni los más correctos, pero quiero que sepas que, pase lo que pase, debes tener la seguridad de que no te van a abandonar.
— ¿Y qué mierda se supone que haga? ¿Que me case con Ariel y le dé un hijo?
— No. Solo, no la abandones, no la dejes de lado. Escucha, ella es demasiado importante para eliminar a Hitogami. Ella, Edward, Sariel, y si tiene más hijos, todos son importantes, pero sobre todo Edward y Sariel.
— ¡Mierda!, ¿y si anoche se embarazó de Sariel y esa niña es mi hija? ¿Qué demonios se supone que debo hacer?
— Sariel siempre nace cuando Edward tiene casi dos años.
— ¡Maldita sea Orsted! Edward tiene ocho meses. Si pones nueve meses, eso da un año y cinco meses. Ella puede estar embarazada y Sariel sería mi hija.
— Ah, no pensé en eso, pero no pasará, falta para que Ariel se embarace de nuevo, debes estar tranquilo.
— ¿Qué hago ahora? —dije limpiando mis lágrimas.
— Toma, bebe esto.
— ¿Qué es?
— Licor. Bebe un trago. Escucha, cálmate. Recuerda que necesitamos a Atoferatofe . Si sigues pensando en ésto , fallaremos y Hitogami matará a Lara y a tu familia. ¿Acaso quieres que eso pase?
— No, claro que no —dije poniéndome de pie y dándole un trago al licor que me ofreció Orsted. El cual me hizo sentirme inmediatamente mucho mejor y más tranquilo.
— ¿Qué era ese licor?
— Tenía savia del trend de avellano negro. Es un poderoso calmante, no olvidarás lo que pasó, pero no te sentirás tan culpable. Lo siento por hacer eso, pero te necesito concentrado.
— Entiendo. Supongo que debo ir a prepararme.
— Sí, ya anda. Tendré preparado el círculo a la región de Gaslow cuando vengan.
— Sí, oye Orsted.
— Dime.
— Gracias por escucharme.
— Solo lo hago por la misión. Ve a casa y descansa.
— Lo haré —dije saliendo de la cabaña rumbo a casa, un poco más tranquilo, pero aún con culpa.
Cuando llegué a casa, fui recibido efusivamente por Eris. Ella aprovechó que estábamos solos y me arrastró a su dormitorio donde casi me mata por snus nus. Después fuimos a darnos un baño, donde también aprovechó para succionarme la vida.
— Oh, Rudeus, eso estuvo genial. Oye, ¿qué te pasa? Estás muy callado, Pregunto Eris.
— Nada, amor, estoy nervioso por lo de Atofe.
— Oh, no te preocupes, yo te voy a cuidar —me dijo con una sonrisa.
Miré a Eris al rostro, y vi sus ojos brillantes, ella estaba emocionada por regresar al continente demoniaco.
— ¿Dónde están los demás? —pregunté.
— Silphy está con los niños en casa de tus madres y Nana regresa mañana, está haciendo experimentos con Perugius. Oye, Rudeus, ella está rara, ¿pasa algo?
— Ya le falta poco, amor.
— ¿Poco para qué? Rudeus.
— Para regresar a su mundo, —le dije
— Oh, ya veo, por eso ha estado triste. ¿Crees que es buena idea que regrese?
— Debe volver, ese era el trato.
— Ya veo, dijo Eris.
Esa noche dormí con Silphy. No hablé nada con ella, simplemente me agaché y la abracé en su cintura mientras ponía mi cara en su vientre, mientras sentía como mi hijo me pateaba. Ella tenía siete meses, y se veía increíblemente hermosa. De hecho, le encargué a Zanoba un cuadro de Silphy embarazada.
— ¿Qué te pasa Rudy? Estás muy callado. ¿Pasó algo en Ars?, Preguntó finalmente Silphy.
Estuve a punto de confesarle lo que pasó, pero decidí guardar silencio.
— Estoy preocupado por lo de Atofe, es solo eso.
— Ya veo, debes estar tranquilo. Roxy y Eris irán contigo.
— Lo sé, amor. Tú cuídate, por favor, ya falta poco para que el bebé nazca.
— Lo haré. ¿Has pensado en algún nombre?
— No amor, lo siento, he estado muy ocupado. Pensé en darle un nombre de mi mundo, como algún héroe, tal vez.
— Piensa en alguno, Rudy, me dijo mientras me abrazaba. Oye, cuando estabas en el reino Dragón vino Ariel, con Edward y Tristina. Se quedaron una noche con nosotros. Doga vino a cuidarlas, pero se la pasó jugando a tomar el té con Lucy y Lara, ese tipo, para ser un gigante, es muy infantil.
— ¿Qué mierda vino a hacer Ariel aquí? —pregunté.
— ¿Te molesta que venga, Rudy?
— No, pero le di el conjuro de este círculo para emergencias.
— No seas así, ella es mi amiga, y Edward es tu ahijado. Oye, Rudy, he estado pensando mucho en esto, pero creo que Ariel está enamorada de ti.
¡Cof, cof cof, cof cof, cof cof!, empecé a toser muy fuerte, y era una tos que no paraba.
— Rudy, ¿estás bien? —Dijo Silphy mientras yo trataba de beber agua, pero casi me ahogo.— Silphy, amor, deja de decir eso—le dije.
— Es verdad, Rudy. Cuando estuviste en Milis también vino y siempre pregunta por ti. Tú ya lo sabías, ¿cierto?. Es imposible que no te hayas dado cuenta, ella ya debe habértelo confesado, ¿por eso siempre nos pides que te acompañemos a Ars? , ¿cierto?
La culpa me empezó a invadir y mi cara se ponía roja.
— Silphy, no quiero saber de eso, es algo muy incómodo. Porque esta noche no solo me abrazas y me dejas sentir como nuestro bebé se mueve en tu barriga.
— Está bien, dijo Silphy mientras volvíamos a la cama.
— ¿Le llevaste el regalo a Edward?, Insistió Silphy con el tema
— Sí, lo hice amor. No te preocupes, no voy a abandonar al príncipe, ya dije que lo voy a educar y los voy a cuidar como si fuera mi hijo. No debes recordármelo.
— Bueno, lo siento,— me dijo.
— No, yo lo siento Silphy, amor —dije mientras la abrazaba y besaba su panza.
Al otro día llegó Nana, y pasé la noche con ella. Hablamos de sus experimentos y me dijo que creía que todo estaría listo en unos cinco meses. Nuestra historia de amor estaba por llegar a su fin. Después de hacer el amor, solo nos quedamos abrazados el resto de la noche, recordando cómo nos conocimos y lo que habíamos pasado en este mundo. Iba a demorar más de un mes en el continente demonio. Lo mejor sería pensar en los mejores momentos que pasamos juntos y no en nuestra inminente separación.
Cuando papá y Aisha regresaron del Reino del rey Dragón , nosotros nos preparamos para ir rumbo al continente demoniaco. Para variar, Paul quería acompañarme, pero le pedí que cuidara a mi familia. Papá no estaba para nada contento de que siempre lo deje en la Sharia, pero la verdad me siento más seguro con él acá.
Esa tarde antes de irme, estaba atrás en el jardín, solo, estaba sentado bajo un árbol cuando mamá llegó a mi lado.
Ella no me dijo nada y me miró a los ojos. Yo simplemente agaché la cabeza y me puse a llorar, no tenía sentido ocultarle nada, ella sabría lo que hice. Pensé que me golpearía, sin embargo, ella me abrazó y acunó mi cabeza en su pecho como si aún fuera un niño, y ahí me largué a llorar mientras le pedía perdón.
Mamá no me golpeó, solo me abrazó mientras yo me desahogaba. La culpa era demasiada, incluso después del licor que me dio Orsted, que ya me había calmado mucho, pero aún me sentía como una mierda, a pesar de que tengo un destino fuerte con Ariel, para mí sonaba como una excusa barata.
Aun así, creo que el abrazo de mi madre fue un mejor bálsamo que el licor de Orsted.
Cuando terminé de llorar, ella limpió las lágrimas de mis ojos, me besó la mejilla y regresó a casa.
Cuando regresé del jardín , papá me miraba como si sospechara algo. Yo solo fui por mi equipo, me despedí de todos y partimos a la cabaña. Debíamos viajar de noche por el tema de uso horario, llegaríamos al continente demoniaco de mañana.
Cuando llegamos a la cabaña, Orsted me llamó a solas a su oficina y me volvió a calmar por lo que había pasado y me dio una botella con ese licor y demás, me hizo volver a beber un poco, me recordó lo importante de la misión, me dijo que no intentará convencer a Atofe qué se una contra Laplace, eso es imposible, ella siempre pelea por el y que solo me limitara en que se aliara conmigo para cazar a Geese . Me di ánimos, y me concentré en lo que tenía que hacer, ya habría tiempo para reproches, pensé.
Volví con mis esposas y juntos partimos a Gaslow. Llegamos en medio de las montañas negras, a medio día del fuerte Necross. La montaña estaba llena de dracos negros, Eris y Roxy mataron a varios que quisieron atacarnos, y traían una alegre conversación entre ellas:
— Oye Roxy, estás muy lenta, dijo Eris
— Lo sé, han pasado años desde que abandoné la aventura, paso mucho tiempo en mi escritorio.
— Si quieres, puedo entrenare, le Dijo Eris.
— Sí, me haría bien, dijo Roxy.
— ¿De qué hablan? , siempre entrenan en las noches —les dije en tono burlón.
— ¿Qué, nos escuchas Rudy?, dijo Roxy haciendose la tonta.
— Toda la casa los escucha. Creo que voy a crear algún tipo de aislante del sonido, nuestros hijos están creciendo, no sería bueno que escuchen cómo sus padres se dan cariño por las noches.
— ¡CUIDADO!, gritó Eris de pronto, y mató a un draco que casi me mata.
— ¡Rudeus, imbécil, qué mierda te pasa! ¿Cómo no viste eso? ¡Eres un emperador del norte, ¿por qué mierda estás tan distraído? !, me regaño Eris
— Lo siento,— le dije. Tomé un poco del licor que me dio Orsted y me concentré en el camino.
Casi a medio día divisamos el fuerte Necroos, que es todo negro oxidiana como el castillo de Kishirika, pero no tan impresionante y en medio estaba el palacio de Atofe, desde donde gobierna la región de Gaslow. Cuando llegamos a lo que parecía ser la puerta trasera, cuatro soldados nos hablaron.
— Felicidades héroes, han logrado cruzar el continente demoniaco y llegar al fuerte Necroos. Si deseas fuerza, debes enfrentar a la reina Demonio, y si la derrotan, ella les dará poder, pero antes debes derrotar a nosotros, su guardia principal.
Eris estaba increíblemente animada con esto, ella soñaba con cosas así desde que era pequeña, y bueno, contarle historias de mi mundo tampoco ayudó mucho a que no se emocione de esta manera.
— Vengo a visitar a la reina Atoferatode y a presentarle mis respetos. Por favor, díganle al comandante Moore, qué el General Rudeus Greyrat pide una audiencia. Creo qué mejor iremos por la puerta principal — les dije.
Los soldados se quedaron mirando entre ellos y subían y bajaban los hombros como diciendo, —"¿Y ahora qué mierda hacemos?"—Cuando ya dábamos la vuelta, uno nos gritó.
— ¿Esperen ustedes ya conocen a la reina demonio?
— Así es, vengo a mostrarle mis respetos —les dije
— Esperen, dijo uno de los guardias. Iré a avisarle al comandante Moore. Entren por favor —dijo mientras las grandes puertas negras se abrían ante nosotros.
Cuando entramos al fuerte Necroos, fuimos recibidos por Moore, que nos hizo pasar a la arena de un anfiteatro tipo griego, todo de color negro con velas negras, que tenían una llama púrpura. De hecho, era como si en cualquier momento Satanás en persona apareciera ante nosotros. Realmente esto parecía la entrada al infierno, como podrías esperar de un rey demonio de acuerdo a la mitología de mi mundo, y de hecho Atofe es lo más parecido a comonte tratan a los demonios en mi antiguo mundo, excepto porque ya saben, Atofe tiene un cuerpazo y no es nada fea cuando la miras bien .
Cuando voltee a mirar a mis esposas, Eris tenía una aterradora sonrisa y Roxy se veía algo nerviosa.
Moore se había ido hace ya bastante rato, y estábamos ahí parados mientras el anfiteatro se llenaba de caballeros en negra armadura, o sea, los caballeros de Atofe.
— Oye Rudeus, ¿por qué esperamos tanto? —dijo Eris.
— Espera, ya va a aparecer —dije—. Orsted me contó que a ella le gusta el espectáculo, Kalman I le enseñó que así daría una mejor impresión y de hecho Kalman II y III hacen lo mismo al presentarse.
—¿Es cierto que si la derrotados nos dará poder? —preguntó Eris.
—No, eso es una trampa para hacer venir guerreros, luego los derrota y los obliga a servir en su guardia por 10 años, y estoy bastante seguro que ese rumor de que da poder lo hizo correr Moore para atraer a estoy pobres ilusos, —le dije
Cúando les explicaba eso y mientras el sol llegaba a su ocaso, escuchamos una risa que hizo que se me helara la sangre.
— Wuajajajaja, han sido muy valientes héroes, al cruzar el continente demoniaco, Llegar al fuerte Necroos y venir por mi cabeza. Si me derrotan, los nombraré héroes.
Wuajajajaja —nos dijo Atofe en lengua demoníaca.
— Si esa es ella —pensé, jamas olvidaría si voz—. Ahí está Atofe no digan nada estúpido —les dije a mis esposas —. Ella entiende todo muy literalmente, déjenme hablar.
Cuando aún la mirábamos sentada ahí en su trono con su armadura negra, Moore se acercó a ella y le habló al oído.
— ¡QUÉ! —gruñó Atoferatofe, y le dio un puñetazo al pobre Moore, quien salió volando y quedó tirado en un charco de su propia sangre. Atofe se levantó y de manera cinematográfica hizo su capa a un lado y bajó las escaleras hasta ponerse frente a mí. Cuando me miró al rostro, ella dio una gran sonrisa que hizo que casi me cagara del susto, aunque mirándola ahora de cerca me doy cuenta que la mujer es muy atractiva, bueno excepto por el cuerno que tiene en la frente, es una demente, pero es linda. Diáblos, qué estaría pensando Carl Ryback cuando se la tiró, pensé.
— Eres tú, ese maldito niño que me hizo caer en una trampa con ese maldito de Perugius, te recuerdo —dijo sonriendo mientras me miraba a los ojos—. ¿Vienes a matarme? ¿Dónde dejaste a ese maríca de Perugius? —preguntó.
Antes de decir algo, Eris se puso entre nosotros dos y la miró a los ojos con una sonrisa aún más maniática que la de Atofe. Estaban tan cerca que parecía que se iban a besar. —Tu lo tocas y te mato, —la amenazó Eris
— Oh, hace siglos que una mujer no me hablaba así. Wuajajaja, y veo que tienes una espada, ¿vienes a pelear conmigo, paladina?, ¿cómo te llamas?
— Así es vengo a derrotarte, y me llamo Eris Greyrat , le dijo mi esposo sonriendo.
— Ya veo, eres la paladina. ¿Y tú también pelearás conmigo? ¿Tu como e llamas maga? —le dijo mirando a Roxy.
—Me llamo Roxy Greyrat, y si le vas a hacer daño a mi discípulo, pelearemos —dijo Roxy tomando con fuerza su bastón, pero vi cómo le temblaba su agarre.
— Wuajjaaja, así que la paladina y la maga. Entonces, ¿en qué te convierte a ti? —me preguntó.
— No sé, ¿en un mago?
— ¡IDIOTA! YA TIENEN UNA MAGA, ¡NO PUEDE HABER DOS MAGOS!
— Eh, entonces, ¿un espadachín?
— ¡ME ESTÁS TOMANDO EL PELO! ¿CREES QUE SOY IDIOTA? ELLA ES LA PALADINA, ELLA LA MAGA, ¿ESO EN QUÉ TE CONVIERTE?
— No sé, ¿en la princesa? —dije. (Cuando dije eso no pude evitar recordar a Ariel).
— Wuajajajaja, pero eres hombre, ¿cómo puedes ser princesa? Wuajajajaja.
— Bueno, sería ✌️princese✌️, supongo. Ya sabes, no podemos caer en ideología de género —dije riendo.
— Rudeus, cuando empiezas hablar así, pareces un maldito retardado —me dijo Eris molesta.
— Lo siento, era una broma. Yo soy solo Rudeus Greyrat, ni más ni menos —le dije.
— Ya veo, son hermanos, pero no se parecen, wuajaja, entonces tu también vienes a pelear conmigo, chico. Veo que ahora eres un hombre, los humanos crecen muy rápido. Jejejejeje. Bien, vamos a pelear —dijo con una sonrisa.
— Espere, majestad —le dije—. De hecho, no vengo a pelear con usted, venía a pedirle disculpas por la última vez que nos vimos , de hecho, le traigo un presente como disculpa por lo sucedido.
Roxy rápidamente sacó una caja de su mochila y se la pasó. Yo me arrodillé frente a Atofe y le di el presente muy respetuosamente.
Ella lo aceptó y lo abrió, y sus ojos se iluminaron.
— ¿Es esto licor?
— Así es, mi señora. Es el licor más caro y fino del reino de Asúra, un vino de más de cien años.
— ¿Y sabe bien? —preguntó.
— Oh, mi señora, sabe exquisito. Es lo que bebe la reina de Asura (sí, de hecho, esto estábamos bebiendo la noche cuando, bueno, ya saben, cuando le acomodé las tripas a Ariel).
— Fantástico, entonces, ¿qué quieres de mí? Pero te advierto aun así mataré a Perugius, esa bastardo ya tiene comparada su tumba —dijo Atofe.
—Tu problema con Perugius me da lo mismo majestad. Yo te quiero como aliada para enfrentar a un enemigo.
— ¡Enemigo! , no entiendo —dijo molesta, mientras su sonrisa desaparecía.
— Por lo mismo también te traigo otro presente —dije, pasándole la botella que me dio Orsted.
Cuando la vio, tuve la sensación de que su cerebro salió de su cuerpo, ya que quedó mirándola mientras babebaba y se quedaba en silencio.
— Majestad, ¿está bien? —pregunté.
— ¡Moore es lo que creo que es! —dijo Atofe mientras su boca temblaba.
Moore, que ya se había recuperado, llegó a su lado, miró la botella y vio una esfera que estaba dentro de la botella.
— Si lo es mi señora, no hay dudas. Es cerveza de la gente dragón, la misma que bebió en su boda con el señor Carl.
— ¡Maldita sea! Busque este licor por años, ¿de dónde lo sacaste, chico?
— Es un presente del Dios dragón. Te lo manda para mostrarte sus respetos y para que te unas para enfrentar a este enemigo.
— Sí, cuando me casé con Carl, Urupen nos regaló varias botellas. Busque este licor por siglos. Wuajajajaja. Bien, te los voy a quitar, ahora, ¡pelearemos!
— ¡¿Qué?! Acabo de decirte que es un regalo.
— ¡Cállate! Te quitaré este licor, los derrotaré y los convertiré en mi guardia personal, Wuajajajaja.
Eris puso su mano en la empuñadura de su espada mientras se ponía entre Atofe y nosotros.
— No te lo permitiré.
— Wuajajajaja, cuando te derrote, te pondré en mi guardia, cabeza de fuego. Me agradas. Wuajajajaja.
— Yo tomaré esto —dijo Moore, sacando las botellas del licor antes de que Atofe las destruyera.
— Tú ven aquí —me ordenó a mí.
— ¿Qué quiere, majestad?
— Ahora vamos a combatir.
— Majestad, no he venido a combatir, vengo a mostrarle mis respetos.
— ¡YA Cállate! ¿Por qué hablas de manera tan complicada? Ven —dijo mientras rápidamente me tomaba en brazos y me subía a sus hombros y salía volando. Pensé en sacar la espada, pero Atofe es una diosa del norte, me mataría antes de hacer algo. Eris y Roxy me miraban muy confundidas y asustadas. Escuchaba cómo gritaban mi nombre y corrían alrededor.
— Wuajajajaja, he secuestrado a su princesa. Si la quieren de vuelta, vengan al fuerte Necroos y derrotenme. Wuajajajaja —dijo mientras salía volando conmigo en sus hombros. Yo la abracé fuerte para no caer.
— Oye, idiota, deja de agarrarme el culo —me dijo Atofe.
— Lo siento, son los nervios —le dije, mientras la abrazaba de la cintura.
Debo decir que Atofe tiene muy buen culo, como el de Eris, casi del mismo tamaño, tal vez un poquito más grande, pero muy poco, aunque lo tiene muy firme. El de Eris es firme, pero elástico. Dios mío, deberían ver cómo se mueven los glúteos de Eris cuando camina en tanga en 4 patas hacia mi como una gata en celo, diciendo seré tu gatita toda la noche Miau, mierda creo que tendré una erección.
Mientras en la arena, unas asustadas Eris y Roxy miraban a Atofe en el aire, impotentes de no poder hacer nada.
— ¿Por qué es idiota, no la electrocutado? —dijo Eris.
— Mis señoras —interrumpió Moore.
— Te voy a matar —dijo Eris.
— Tranquila, déjalo que hable —dijo Roxy.
— Mis señoras, ustedes, como paladina y maga, deberán pelear con los cuatro más idiotas… ¡quiero decir más fuertes! de la guardia de la reina. Cuando los derroten, deberán pelear con la reina por su princesa.
— ¿De qué demonios estás hablando? —dijo Eris.
— Bueno, el general dijo que era la princesa, y mi señora es muy apegada a la tradición, así que secuestró a la princesa y espera el momento adecuado para enfrentarlas. Es así como lo dice la tradición humana que mi señora lee en sus libros. El rey demonio siempre secuestra a la princesa.
Eris y Roxy se dieron una mirada de confusión primero y luego se dieron cuenta de la estupidez que acababa de hacer Rudeus.
— ¿Él estará bien? —preguntó Roxy.
— Sí, esta bien. De hecho, ahora voy con él a explicarle. Ahora ustedes deberán enfrentar a los cuatro principales. ¡Que la batalla comience! —dijo Moore, mientras en lo alto del castillo Necroos, Atofe dejaba a Rudeus en una habitación de color rosado.