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La Reina Demonio Inmortal Atoferatofe Ryback, Parte II, la batalla

— Wuajajajaja, si quieren a su princesa, vengan por ella —decía Atofe, mientras volaba conmigo alrededor de la arena, mientras Eris corría impotente alrededor. Finalmente, Atofe me llevó al último piso de la torre, abrió de una patada una puerta y llegamos a una habitación rosada, bastante de niña. De hecho, creo que le pintare así la habitación a Lara y Lucy.

Atofe me tiró a la cama y me dio una horripilante sonrisa.

—¿Esta habitación es de tu hija? —pregunté.

—Yo no tengo hijas, solo a Alex—me dijo mientras sonreía y me miraba a los ojos muy de cerca.

— ¿Qué me vas a hacer? ¿Me vas a violar?—pregunté asustado.

— ¡Qué!. Claro que no, solo hacía eso con Carl. Tú eres la princesa, te quedarás aquí en el cuarto de la princesa . Tus paladinas jamás podrán salvarte. Wuajajajaja. Por cierto, quedate aquí tranquilo, no dañes nada, nos costó mucho acondicionar esta habitación y encontrar estos muebles.

— Majestad, ¿podría explicarme qué está pasando?

— ¡Cállate! Wuajajajaja, tus hermanas serán derrotadas y serán mis prisioneras para siempre, jajaja Wuajajajaja, y así salió volando y riendo como una lunática.

Mientras en la arena, Eris y Roxy estaban rodeadas por la guardia personal de Atofe. Eris estaba como loca, pero Roxy la calmó y le preguntó a un guardia cómo era enfrentar a los cuatro principales.

El guardia le dijo que si los derrotaban a todos, podrían confrontar a Atofe y rescatar a la princesa.

— Pero no entiendes —dijo Roxy—. Rudy era el más poderoso, él es idiota y dijo que era la princesa de broma.

— Puuuf —el guardia se acercó a ella y le habló al oído—. Tranquila, tu hermano está bien, y en la pelea final la princesa puede unirse a la batalla.

— Oh, ya veo —dijo Roxy, más tranquila.

— Sí, escuchen las dos, a mi señora Atofe le encantan estas cosas y hace siglos que no venían paladines, y la verdad es la primera vez que vemos algo así.

Eris, ya más calmada, recordó lo que leía cuando niña: el rey demonio siempre secuestra a la princesa.

— Entonces, si los derrotamos, ¿Rudeus volverá? —dijo Eris.

— Así es, pero no será fácil, paladinas. Somos los más poderosos guerreros de la reina inmortal, somos los 4 principales .

La primera en dar un paso al frente fue Calina, una demonio que se sacó el casco y mostró la cara de una mujer con cara de reptil.

— Soy Calina, reina del Norte, la más fuerte de los cuatro principales. Estoy aquí para pulir mis técnicas y un día desafiar a la reina demonio. Ustedes, paladinas, mejor ríndanse, no tienen ninguna posibilidad de derrotarme. He entrenado por todo el continente demoniaco y en este fuerte por décadas, puliendo mi estilo. Si no se rinden ahora, lo lamentarán.

¡UUUUUUUUHAAAAAAAAA! —rugió la multitud que miraba la pelea, mientras se escuchan vítores: "¡CALINA, CALINA, CALINA!", como si fuera una arena romana, donde dos gladiadoras se enfrentan.

— Estás lista, paladina, allá voy —dijo Calina, pero antes de darse cuenta, Eris le había cortado una pierna y un brazo con la espada de la Luz.

Toda la arena quedó en silencio.

— ¿Eso fue todo? ¿Oh debo matarte? —pregunto Eris confundida.

— Eso fue todo, ganaste —le dijo Calina, quien la miraba con los ojos abiertos.

— ¡BUUUUUUUUUUUUU! Calina es un idiota. Es la más idiota de los cuatro principales —gritaban desde las graderías.

Eris se acercó a Roxy y hablaron.

— Oye, Roxy, creo que esto será fácil. Tú quédate detrás de mí y nada de te pasará, enanita.

— No me llames así —le dijo Roxy con las mejillas infladas.

— Jajajajajaja, Calina era una idiota, se confió. Ahora es mi turno. Yo soy el más fuerte de los cuatro principales. Me llamo Benevene, y soy un santo del Norte.

— ¿Cómo puedes ser más poderoso? —cuestionó Eris—. Ella era una reina del norte, y tú un santo.

— No te confíes, mi señora. El rango no tiene nada que ver. Además, hay otros factores que deciden la batalla.

— Eso es cierto —dijo Eris, que tomaba postura, pero se fijó que pelo blanco sobresalía de la armadura negra.

Eris rápidamente lanzó la espada de Luz y cortó a Benevene por la mitad, o al menos eso pensaba, cuando lo miró bien, vio cómo el pelo se unía nuevamente, y apenas logró escapar del contraataque del santo del norte.

Eris se alejó y volvió a atacar con la espada de luz, esta vez cortándole el brazo, pero nuevamente el brazo de Benevene se unió y lanzó un contraataque. La armadura estaba siendo cortada, pero su cuerpo se volvía a pegar.

— ¿Sorprendida, reina del filo? Soy un mestizo, uno de mis padres es de la tribu peluda y el otro de la tribu pegajosa. La espada de luz es inútil. Wuajajajaja —rió, mientras Eris volvió a tomar posición.

Se enfrascaron en una lucha donde Eris cortaba y Benevene atacaba, y no podía lograr derrotarlo. Eris estaba frustrada.

— ¡Flama exodus! —lanzó Eris, pero esto no afectó a Benevene a quien lo protegió su armadura. Con ello, Eris volvió a atacarlo, pero pasó paso lo mismo.

— ¡Maldita sea! —gritó Eris con frustración. Este tipo me iba a derrotar por cansancio, pensó .

— Jajajajes,es el fin, reina espada —dijo Benevene, quien se lanzaba al ataque.

Pero detrás de Eris se escucha cómo cantaban un hechizo, de pronto se escuchó una voz: "¡Frost nova!".

Este ataque dio de lleno en Benevene, quien empezó a crujir mientras se congelaba.

— ¡Eris, ahora! —gritó Roxy, y la pelirroja atacó con la espada de luz, cortando por la mitad a Benevene.

— ¡Aaah, maldición! No puse atención en esa maga —se lamentó Benevene, a quien sacaban en una camilla.

Eris se acercó a Roxy y la miró.

— ¿Estás molesta porque intervení? Es que te vi en problemas y recordé que la tribu pegajosa es inmune al frío —dijo Roxy.

— Claro que no estoy molesta, amor. Eso fue muy inteligente de tu parte, gracias —le dijo Eris sonriendo—. Ahora cubre mi espalda, enanita.

— Deja de llamarme así.

— Jajajajajaja, Benevene es un idiota, se confió de sus habilidades de nacimiento. Jajajaja, por eso es el más débil de los cuatro principales. Ahora es mi turno —dijo otro tipo en armadura negra, que la verdad ni se diferencia uno de otro. — Es mi turno. Soy el más fuerte de los cuatro principales. Soy Peridot, de la tierra, mago espadachín.

— Oh, ya veo eres como Rudeus —dijo Eris con una sonrisa—. Esto será interesante.

Rápidamente Peridot le lanzó magia de fuego a Eris y arremetió contra Roxy a toda velocidad con su espada . Eris rechazó el ataque con el estilo Dios del agua y rápidamente cubrió a Roxy, lanzándole la espada de luz a Peridot, quien logró rechazar el ataque.

— ¿Quién eres? —gritó Eris.

— Soy un rey del Norte y un doble santo en magia. Jajaja, están perdidas — Dijo mientras le lanzaba un ataque a Roxy, y Eris la volvía a salvar. Roxy le lanzaba hechizos, pero él los contrarrestaba, al igual que lo había hecho Moore con Rudeus 5 años atrás.

— ¡Eris, cuidado! Este sí es poderoso —le gritó Roxy.

Eris se puso entre Eris y Peridot, y usando el estilo Dios del cauce, desviaba los ataques.

— No podrás proteger a tu hermana para siempre, reina del filo.

— ¡Eris, tu daga! —le gritó Roxy—. Tiene una gema verde.

— Claro —pensó Eris—. Su daga absorbe hechizos.

Rápidamente, Eris le lanzó la daga a Roxy y le lanzó un ataque a Peridot, logrando herirlo. Sin embargo, Peridot vio un flanco abierto y le lanzó un hechizo a Roxy, pero no contaba con que la daga que tenía la maga absorbiera el hechizo.

— ¡Estas acabado! Tu armadura no te salvará de ésto,¡Pantano! —gritó Roxy, mientras invocaba a un pantano , dejándolo atrapado, momento en que Eris lo cortó usando la espada de luz.

— ¡Mierda! Este sí era un guerrero —dijo Eris con una sonrisa mientras se acercaba a Roxy.

— ¿Estás bien, amor? Tienes una quemadura en tu carita, pregunto Eris.

Roxy se tocó y rápidamente se curó.

— Toma, gracias por la daga, Eris.

— De nada, sabes, hacemos buen equipo en las batallas, nos complementamos tan bien como en la cama, enanita.

— Ya cállate, nos pueden escuchar.

— Esta noche voy a acabar contigo y con Rudeus, le dijo con una mirada de depredadora.

Roxy tragó saliva sonoramente.

— No entiendo qué fue eso, esa maldita cosa absorbido mi magia—dijo Peridot, mientras lo sacaban en camilla.

— Jajajaja, felicidades, paladinas, pero Peridot era el más grande idiota de los cuatro principales. Ahora es mi turno. Yo, Arkantos del fuego , seré su rival. Vengan a mí, mis familiares —dijo, mientras dos enormes bestias aparecían en escena. Eran como dos perros gigantes que llegaron a la arena.

— Ellos detectan el miedo, y solo son sumisos a mí, porque le temen a quien es más poderoso que ellos, Jajajajaja, ¡ATAQUEN! —ordenó Arkantos mientras las bestias corrían a toda velocidad hacia Eris.

— ¡Hay que lindos! —gritó Eris, mientras saltaba sobre los grandes perros y los abrazaba, y estos se volvían completamente sumisos a ella, mientra sería los apretaba y hundida su cabeza en el pelaje de las bestias.

Mientras tanto, Moore llegaba a hablar con Rudeus, el "Princese"

— ¿Qué está pasando, Moore? Espera, ¿la puerta estaba abierta?

— Claro que sí. Esto no es una cárcel, señor Greyrat.

— ¿Qué pasa con Eris y Roxy?

— Ellas están combatiendo con los cuatro principales.

— ¡Mierda! Debo ir a ayudarlas.

— Lo siento, aún no puede. Si lo intenta, deberá pelear conmigo, pero no se preocupe, los cuatro principales son los cuatro más idiotas, quiero decir los más poderosos de la guardia de la reina, pero no matan a nadie. Está prohibido.

— Ya veo.

— Veo que estás confundido, si esta preocupado por lo que pasa con sus hermanas. Se lo explicaré —dijo, sirviéndome una taza de té de Sokas, con una elegante tetera.

— Ellas no son mis hermanas, son mis esposas—le dije.

— Ya veo. Bueno, su majestad pensó que al ser todos Greyrat eran hermanos. Deberá disculparla, ella no se detiene a pensar mucho en las cosas. Por cierto, ya me parecía raro que dos humanos tuvieran de hermana a una demonio Migurd. En fin, estoy aquí para explicarle lo que pasó.

— Te escucho, Le Dije mientras bebía el té

— Usted se hizo llamar princesa, y por eso fue secuestrado.

— Solo estaba bromeando, Moore.

— Lo sé, pero mi señora no entiende el sarcasmo, ella lo tomó literalmente, así que aquí está usted, secuestrado en el cuarto de la princesa, y debe esperar para unirse a las paladinas en la batalla final.

— ¿Y cuándo puedo unirme a ellas?

— Púes cuando derroten a los cuatro imbéciles, quiero decir los cuatro principales.

— No entiendo por qué Atofe hace esto, dije.

— Le explicaré todo. ¿Qué quiere saber?

— Pues desde el principio, supongo— dije.

— Ya veo. Bueno, mi señora no es muy lista, pero muy violenta. Lamentablemente no salió como su madre, que dicen era muy inteligente. El señor Badigadi fue quien heredó su intelecto. (Debe ser una puta broma,pensé, Badigadi es un demente, aunque considerando cómo es Atofe, es bastante inteligente).

Mi señora Atofe siempre admiró a su padre, el rey demonio Necross Lacross, quien fue el más poderoso de los 5 reyes demonio, pero ella poco lo recuerda y yo no sé si es verdad que él sería como mi señora. Él murió a manos de Ars, cuando mi señora era una niña.

Mi señora amaba a su padre y dedicó su vida a ser una verdadera reina demonio.

— ¿Pero cómo llegó a la conclusión de que debería secuestrar a una princesa?—pregunté.

— Dígame, Rudeus, ¿qué piensan los humanos de los demonios?—me preguntó Moore.

— Bueno, estoy casado con una demonio y tengo una hija mestiza. Además, soy amigo de un Superd y de Badigadi. Para mí, son personas comunes y corrientes.

— Bueno, esa es su opinión porque ha compartido con demonios toda su vida. Pero el humano que jamás ha visto uno, ¿qué piensa?

— Tienes razón —dije—. Bueno, los más ignorantes piensan que son violentos enemigos de la humanidad y... ¡Ah, claro! Secuestran princesas. Ahora lo recuerdo—dije.

— Así es. Mi señora se dedicó a buscar toda la literatura humana de cómo debería ser un demonio, y llegó a esa conclusión. Por eso hace esto.

— ¿Y por eso es una psicópata violenta?

— Oh, jajaja, claro que no. Mi señora siempre fue así, ama los combates.

— Pero si odia a los humanos, ¿cómo rayos se casó con Kalman?

— Oh, mi señora no odia tanto a los humanos como antes, o al menos no a todos. Es cierto que los odiaba con sed de sangre, sin embargo, se terminó enamorando de uno, irónicamente. Y ahora tiene un hijo mestizo, nietos y bisnietos más humanos que demonios, y es con los únicos que se muestra menos lunática.

— Ya veo. ¿Y qué demonios se supone que haga? ¿Quedarme mirando como cortan a mis esposas?

— Oh, claro que no. Venga, la princesa puede alentar desde aquí, por favor, venga —me dijo, haciéndome salir de la habitación y mirar por el balcón que daba a la arena. Ahí estaba Eris abrazada a unos grandes perros peludos y Roxy estaba tratando de que quitárselas de encima, pero Eris estaba aferrada a ellos con fuerza.

— Eris, vamos, Eris, debemos derrotar a este sujeto. Eris, ¿me escuchas?

— Pero Eris parecía que había muerto y estaba en el cielo de lo suavecito.

— ¡ Mi dios! Son tan suavecitos y esponjosos. Me los llevaré a casa. Ahora son mis mascotas—decía Eris mientras los abrazaba.

Mientras, Arkantos estaba muy confundido de por qué sus familiares no atacaron a la mujer y se hicieron sumisos a ella.

— ¡Vengan, mis familiares! Ya basta, vengan a mí, chicos, ¿qué les pasa? Vengan, vamos, mis familiares, vengan.

— Jajajajaja, Arkantos, imbecil, ¡te quitaron a tus familiares! —le gritaron desde la tribuna.

— ¡Cállate, o te patearé el culo!

— ¡Quiero ver que lo intentas, idiota!

— ¡Ah, sí, voy para allá! —dijo Arkantos, mientras iba a la tribuna.

— Oye, estás peleando conmigo, ¿lo olvidaste? — le dijo Roxy.

— Oh, cierto. Ríndete, Migurd. Mis padres me dijeron que debemos ser amables con tu tribu, siempre hemos sido pueblos amigos. No quiero hacerte daño, ríndete.

— No puedo hacer eso, Rudy está secuestrado.

— ¡Está bien! Tú lo pediste —dijo Arkantos, quien se puso en postura de una bestia de cuatro patas, puso su espada en su boca y corrió a toda velocidad hacia Roxy. La Migurd trató de lanzarle hoja de hielo, pero esta rebotó en la armadura de Arkantos. Cuando estaba a punto de atacarla, un cañón de piedra se estrelló con Arkantos y lo hizo volar, dejándolo inconsciente. Sus familiares rápidamente vieron esto y fueron a tu lado. Con sus colmillos tomaron a Arkantos de los brazos y lo llevaron a la enfermería.

— Señor Greyrat —me dijo Moore, con reproche, moviendo la cabeza.

— ¿Y qué quería que hiciera? Iba a cortar a mi esposa.

— Está bien, lo permito. A estas alturas, ya la tradición es muy confusa.

— ¿Y qué pasará ahora? ¿Debemos pelear con un dragón?

— No, lamentablemente hemos tratado de capturar uno, pero es complicado adiestrarlos. Así que ahora vendrá la reina. Debo irme para preparar todo. Usted puede unirse a sus esposas. Buena suerte —y así Moore salió corriendo a toda velocidad.

Con gravedad me lancé hacia la arena y aterricé al más puro estilo de héroe. Cuando los espectadores vieron esto, empezaron a aplaudir.

— ¡RUDY, ESTÁS BIEN! —gritó Roxy, que se lanzó sobre mí mientras me daba un beso en la boca.

— ¡BUUUUUUU! ¿Qué es esto? Maldito degenerado, ¿cómo puedes besar a tu hermana? —me gritaron los espectadores.

— ¡Ya cállense, idiotas! Ella es mi esposa, y la pelirroja también— Les grite

— ¡AAAAAAAH! —exclamó el público, para luego aplaudir.

— ¿Estás bien, amor? —le dije a Roxy, que aún estaba en mis brazos.

— Sí, tranquilo, pero vamos con Eris, aún está inconsciente.

— Está bien —dije, pero antes de bajar a Roxy, le di una suave palmada en su culito bajo su falda. Esto me valió que Roxy me diera un baculazo en la cabeza.

— Tonto, no me toques el trasero delante de todos —dijo Roxy con las mejillas infladas, mientras los espectadores reían por esto y se burlaban de mi.

— ¡De qué mierda se ríen, idiotas! —les grité.

— ¡Ven a decirnos eso a la cara, si eres tan valiente!, pusilanime y sometido marica—me gritaron desde la tribuna.

— Les voy a patear el culo —dije caminando hacia ellos, pero Roxy me tomó de la manga—Vamos a ver a Eris, antes de que Atofe aparezca, me dijo

Así que fuimos con Eris, qué estaba con los ojos cerrados, sus manos estiradas, mientras sus dedos trataban de acariciar el aire.

— No es justo, son demasiado lindos y suaves —murmuraba Eris qué movía sus labios haciendo raras muecas.

— Amor, despierta, ¿estás bien? —pregunté, pero Eris estaba como intoxicada, así que le lancé desintoxicación, pero no pasaba nada.

— ¿Qué mierda hacemos, Roxy? —pregunté.

— Debe estar en un estado catatónico por esas bestias, deben haber tenido alguna especie de veneno relajante , debemos despertarla. Rápido, manoseale las tetas, eso la molesta y despertará, —dijo Roxy

— ¿Estás demente? Si hago eso en público me va a golpear y a noquear y Atofe va a aparecer en cualquier momento.

— ¡Diablos! Tienes razón, ¿qué hacemos entonces Rudy? —preguntó Roxy, pero justo en ese momento, Eris abrió los ojos e hizo un raro movimiento para luego mirarme.

— Rudeus, ¿estás bien? ¿Esa loca no te hizo nada?

— Tranquila, estoy bien. Pero rápido, ella está por aparecer, levántate —le dije ofreciéndole mi mano.

Ella rápidamente se puso de pie y me abrazó. — Rudeus, estúpido, estaba muy preocupada por ti. ¿Por qué demonios se te ocurrió decirle que eras la princesa a esa lunática?

— Es ✌️Princese✌️, amor.

— Última advertencia, Rudeus, deja de hablar como un retardado mental o te golpearé, y hablo en serio.

— Bien, no lo diré más.

Roxy me tomó de una manga. — ¡Oh, Rudy, yo también estaba muy preocupada por ti! —me dijo con una voz muy tierna, casi infantil, así que la abracé nuevamente, mientras el público aplaudía.

— ¡Bravo! —gritó un tipo del público—. Yo también soy humano y me acuesto con una mujer demonio. —No pude ver su cara, porque todos estaban con armadura negra, pero sí vi cómo el caballero sentado a su lado le daba un coscorrón en su cabeza, así que deduje que ese caballero, era la mujer demonio de la que hablaba.

— Bien, chicas —dije, volviendo a poner atención a Eris y Roxy—. Escuchen, sigamos el plan. Si todo sale mal, Roxy, activa el pergamino para volver a casa. Pero antes, sigamos con el plan y obliguemos a esa tonta a rendirse.

Ambas asintieron con la cabeza. Justo en ese momento, apareció Moore con un brasero y llenaba la arena de humo blanco, mientras las luces se apagaban, solo dejando la tenue luz del cielo anaranjado del atardecer.

— Jajaja jaja, Wuajajajaja —escuchamos una risa, mientras de pronto las velas color púrpura se encendía, junto con un círculo mágico que emitía una luz del mismo color—. Derrotaron a los cuatro principales, los más fuertes de mi guardia. Los felicito por llegar tan lejos, héroes, pero su suerte ha llegado a su fin. Los derrotaré y serán mis esclavos para siempre, jajaja, Wuajajajaja.

En ese momento, varias antorchas se encendieron y Moore sacó el humo con magia de viento frente a nosotros. Estaba la reina demonio.

— Soy Atoferatofe Ryback, la reina demonio inmortal de Gaslow. Vengan a mí, héroes —dijo con una sonrisa maniática, mientras se sacaba una capa negra y la tiraba al piso.

— Déjame pelear un poco con ella, Eris, cuida a Roxy —dije, mientras Eris tomaba posición protegiendo a nuestra esposa pequeñita.

Me abalancé sobre ella, mientras esta reía como una lunática. Ejecuté la espada vacilante, solo para que ella se riera.

— Wuajajajaja, no puedes ganarme con las técnicas de mi bisnieto, tonto —dijo, lanzándome un ataque que repelí con el estilo Dios del agua para luego lanzarle la cruz brumosa, que rechazó, y me lanzó un violento ataque que me lanzó lejos. Pero con gravedad, le clavé mis puñales en su espalda mientras recuperaba mi postura.

— Wuajajajaja, buena técnica, pero soy inmortal, niño,Wuajajajaja, —dijo lanzándome un violento ataque que repeli, pero la fuerza fue tanta que me l volvió a lanzar lejos.

— ¡Haber, qué te parece esto! —dije—Cero absoluto. Ella se congeló un instante, pero rápidamente se descongeló.

— ¿Dónde estás? —Justo en ese momento le enganché un brazo y la atraje a mí. — ¡GET OVER HERE! —grité, y le di una patada en el pecho tirándola al piso.

— Jajajajaja, wuajaja, así que eres un emperador del norte, bien hecho. A Carl le habría encantado esa técnica. No me lo esperaba. Serás mío y serás mi mejor comandante.

— Lo siento, ya tengo ese trabajo en otro lado —dije.

— Cállate, ven y trata de matarme si puedes —dijo sonriendo.

Le lancé la espada de luz, que ella rechazó fácilmente, y me cortó una mano. La traje con gravedad y me la pegué a mi cuerpo con magia real.

— ¡Maldito! Eres de la raza dragón —dijo ella.

— Te equivocas, soy un humano.

— Wuajajajaja, ya veo. Malditos humanos, nunca dejan de sorprenderme —dijo lanzándome un ataque, pero se topó con una estatua de hielo dejándolo solo una niebla. Momento que aproveché para cortarle una mano, pero rápidamente se regeneró.

— Wuajajajaja, no podrás derrotarme aunque seas rápido. Eres solo un humano, te cansarás eventualmente y cuándo lo hagas, serán míos. Wuajajajaja. Solo Carl sabía cómo vencerme, y sé que tú no lo sabes.

Me lancé contra ella y la combatí con esgrima y las técnicas de combate del dios dragón Urupen, que la sorprendieron.

— ¡Maldito! Así que Urupen te enseñó cómo pelear. Carl también peleaba igual. Wuajaja, pero cometiste un error. Carl me enseñó a pelear con todas sus técnicas —dijo bloqueando mi golpe y dándome una patada en el pecho que me lanzó a los pies de Eris.

— Rudeus, ¿estás bien?, pregunto Eris con preocupación.

— Jajaja, sí, estoy bien, la Mark II me salvó. Hora de sacar la artillería.

— Pero, amor, ¿por qué no usaste el estilo Dios del cauce? —preguntó Eris.

— No, para hacer que se rinda debemos abrumarla. Ahora, Roxy —dije, mientras ella despegaba un pergamino, y Eris se lanzaba contra Atofe.

— Wuajajajaja, tú eres la que más me agradas, cabeza de fuego. Eres violenta, eso me gusta. ¿Quieres ser recordada como una heroína para siempre? ¡Vamos, ven aquí, está mi cabeza! ¿Ves mi cuello? Córtalo y lleva mi cabeza y muéstraselo a los humanos. Serás una heroína. ¡Vamos, qué esperas! —la desafiaba Atofe, con una sonrisa.

Eris se quedó ahí parada, con su espada en el aire, ganando tiempo.

— ¡Vamos, o me tienes miedo? ¡Co, co, co co, cacareaba Atofe para provocar a Eris, quien finalmente le lanzó la espada de luz, cortando limpiamente en el cuello de Atofe, pero la espada se detuvo a medio camino. No había sangre, pero Atofe ya no le prestaba atención a Eris, miraba fijamente en mi dirección.

— ¡Qué demonios! —dijo Atofe con los ojos abiertos—. ¡Esto no puede ser! —dijo, mientras le enteraba la espada a Eris en su hombro y la sacaba volando de una patada. Rápidamente Roxy llegó a su lado y le curó el hombro. Cuando miraron en mi dirección , ellas estaba sonriendo.

— Esto no es cierto —dijo Atofe, que miraba una armadura dorada en forma de objeto y a mí en un traje de kevlar, parado a su lado. De pronto, la armadura se desarmó y cubrió mi cuerpo.

— ¡AAAAAAAAH! ¡NO! ¡MIERDA, NO PUEDE SER! —gritó Atofe, aterrada—. Tú estabas muerto, esa armadura estaba destruida. ¡Maldito seas, maldito seas! NO ME VAS A SELLAR NUEVAMENTE —gritó, mientras se lanzaba contra mí, solo para que yo la golpeara con un puñetazo en el estómago, y esta saliera volando, quedando incrustada en un muro.

Cuando salió, me miraba con odio.

— ¡TE VOY A MATAR! —gritaba, mientras tomaba su espada.

— ¡Ríndete, reina demonio! —grité.

— ¡NOOOO! —gritó, mientras se lanzaba sobre mi, dando un aterrador grito que hizo temblar a su propia guardia.

— ¡Está bien, tú lo pediste! —dije—. ¡EXPLOSIÓN GALÁCTICA! —grité, y dos esferas de electricidad salieron de mis manos y chocaron a gran velocidad centímetros de Atofe, generando una gran explosión que se hizo más potente, ya que para no destruir todo el lugar, encerre la explosión un círculo de gravedad.

Cúando el humo se disipó, Atoferatofe estaba hecha mil pedazos de carne azul.

— ¿Se acabó? —preguntó Eris, que llegó a mi lado con Roxy.

— No lo creo —dije, mientras veía cómo pedazo de Atofe empezaban a unirse nuevamente.

Cuando miré alrededor, Moore y el resto de la guardia nos miraban con los ojos muy abiertos, y todo estaba en silencio.