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Capitulo Once- El Beso

Nayara se despierta a las nueve de la mañana y encuentra a su marido a su lado. Ella llevaba un pijama largo, debido al frío del aire acondicionado, mientras que Natanael vestía una chaqueta fina y pantalones de punto. Se acerca aún más a su mujer, la besa y le dice:

- Buenos días, mi amor. ¿Has dormido bien?

- Buenos días. Sí, he dormido bien. Desearía haberte prestado más atención, después de todo, no disfrutamos mucho nuestra luna de miel.

- Está bien, cariño. Disfrutémosla mientras estés en el trabajo. Además, aún tendremos muchos más momentos juntos.

Entonces, empieza a besarla y a acariciarle la cara diciendo:

"Cariño, te quiero".

"Yo también te quiero"- le susurra Nayara al oído, con voz suave.

Él la besaba lentamente y ella correspondía a sus besos y los dos permanecieron así un rato, abrazados y besándose.

***

Cuando era mediodía, ella se levanta de la cama y fue a prepararse para ir a trabajar, pero antes su marido le dice:

- Amor, ven aquí quiero mostrarte lo que compré para los dos.

La lleva afuera de la posada y ella ve una hermosa moto negra con algunos detalles rojos.

Ella está encantada y dice:

- Guau amor, qué bonita.

- Lo compré ayer mientras estabas en el trabajo. Ahora me será más fácil recogerte en el trabajo. ¿Te gusta?

- Me encanta, cariño, pero puedes volar, ¿verdad?

- Sí. Incluso me saqué el carné de conducir hace unos años, pero se me olvidó decírtelo.

Se acerca a su marido, le abraza con fuerza y le susurra:

"Te quiero".

Él la besa y le dice:

- Será mejor que te prepares para ir a trabajar, porque hoy te llevaré en mi moto.

- Vale, preciosa.

Nayara entra en la posada, se ducha y se sube a la moto con Nathaniel para ir a trabajar. Al llegar allí, le dice que su jornada laboral no termina hasta las cinco de la tarde y se besan.

Busca la habitación de los profesores y, cuando la encuentra, llama a la puerta y oye decir a Manoel:

"Pasa".

Luego entra en la habitación y se pasan toda la tarde corrigiendo deberes, exámenes y otras tareas escolares.

Mientras corrige los deberes, Nayara se da cuenta de que él la está observando.

Al cabo de un rato, él se le acerca y le dice:

- Vaya, aún eres tan joven y ya estás casada.

Ella observa el tono tranquilo de su voz y dice medio impaciente:

- Cuando se ama, la edad no importa.

- Ya veo. Pero, ¿le amas?

- Sí, mucho, pero ¿por qué la pregunta?

- Por curiosidad. ¿Qué te parece tomar un helado conmigo hoy?

- Lo siento, pero mejor no.

Se hace el ofendido y dice:

-¡Whoops! Es sólo un helado. No haré nada, lo prometo -pero sus ojos dicen lo contrario. Lástima que ella no lo entienda.

- Vale, pero es sólo un helado, porque mi marido viene a recogerme dentro de un rato.

- Ni siquiera tenemos que salir de la escuela. Venden helados en la cantina. ¿De qué sabor lo quieres?

- De acuerdo. De chocolate.

- De acuerdo, entonces. Voy a buscarlo y vuelvo enseguida.

Manoel regresa a los pocos minutos con dos paletas y le entrega una a Nayara diciendo:

- Te dije que solo era un helado-sonríe y acercándose a ella le dice-¿te puedo dar un abrazo?

Ella se queda pensativa, pero dice con miedo:

- Sí.

Él deja el polo sin abrir sobre la mesa y la abraza con fuerza diciendo:

"Echaba de menos abrazarte".

Nayara acaba sorprendiéndose al decir:

"Yo también te he echado de menos, pero más de lo que podía imaginar".

Termina de abrazarla, le sujeta la cara y la besa. Al momento ella intenta apartarse, pero sus sentimientos hablan más alto y corresponde a sus besos.

Él la besa durante sólo treinta segundos, pero ella siente como si el tiempo se hubiera detenido y su corazón se acelera mucho.

Consigue apartarse de sus pensamientos y se da cuenta de lo que está pasando y consigue zafarse de sus brazos y le dice:

- Será mejor que me vaya.

La coge del brazo, la acerca a él y vuelve a besarla.

Después de unos minutos, la suelta y le dice:

- Lo siento, pero no he podido controlarme, y más estando así, cerca de ti, sin embargo he notado que respondías a mis besos.

Ella lo mira sin reaccionar y dice casi sin aliento:

- Me besaste, traté de soltarte, pero no pude, no sé bien por qué, pero no pude alejarme de ti. Ahora suéltame, tengo que irme.

- ¿Puedo hacerte una pregunta?

- Sí.

Piensa y dice:

- Todavía te gusto, ¿verdad?

- ¿Por qué crees que todavía me gustas?

- Porque lo sentí en tus besos y ni siquiera intentes negarlo, porque yo sentí lo mismo cuando nos besamos. Sentí como si el mundo se detuviera. Sé que tendría que controlarme, pero siento como si tu boca me estuviera llamando, clamando por un beso mío.

Ella se enfada por su pobre intento de declararse y dice:

- Mejor me voy, adiós y ni te atrevas a besarme otra vez -su voz era un poco áspera, pero también contenía cierta tristeza.

Él se acerca de nuevo diciendo:

- Si te vuelvo a besar, sé que no te resistirás-ella dice sonriendo-pero no lo haré hasta que me lo pidas-él cierra el tema y ella sale llorando de la escuela.

Cuando se da cuenta de que llega su marido, intenta disimular. Llega su marido y le pregunta si todo está bien, y ella le dice que sí, sólo que está cansada y se van a la posada.

Nayara piensa en lo sucedido y no sabe qué decirle a su marido, teme lo que pueda venir, pero al mismo tiempo no puede dejar de pensar en sus besos.