webnovel

Veintitrés. La verdad.

Cuando desperté me dio la sensación de haber dormido mucho tiempo. Tenía todavía en la mente la pesadilla que había tenido sobre esos ojos rojos maliciosos. En el sueño sentía miedo y frustración, eran de esos sueños en los que no te puedes mover, ni hacer nada en contra del monstruo que está detrás de ti, en mi caso los Vulturis.

Cerré los ojos con fuerza intentando olvidar todas las pesadillas que estaban en mi mente, cuando algo frio toco mi frente en un suave roce.

Abrí rápidamente los ojos y ahí estaba Edward a unos centímetros de mi rostro.

—¿Te asuste? —pregunto.

—No. —dije seria. —¿Qué hora es? —

—Es la una de la mañana. Deberías de seguir durmiendo. —dijo.

Me estire un poco.

—Ya no tengo sueño. —dije mientras me sentaba en la cama mirando la pared que esta adelante.

—Yo…—comenzó. Dio un suspiro entrecortado como si estuviera llorando. —Quisiera que me perdonaras, y saber si hay alguna posibilidad de que vuelvas conmigo. —

No lo mire solo lo escuche.

—Pensé que si me iba te mantendría a salvo. —

Solté una risita de sarcasmo y me crucé de brazos.

—Yo no sabía…no me di cuenta del desastre que dejaba a mis espaldas. Creí que te dejaría a salvo. No sabía que Victoria volvería. De cualquier modo no tengo excusa alguna para a ver permitido que te enfrentaras eso tu sola, cuando me di cuenta de que habías tenido que poner tu vida en manos de hombres lobos, esas criaturas inmaduras y volubles, son unas de las peores cosas que rondan por ahí, aparte de Victoria. —se sentó delante de mí para que lo mirara, pude mirar sus ojos llenos de sufrimiento.

—Primero, no tienes ni el más mínimo derecho a hablar así de las personas que cuidaron a mi familia y a mí, te lo prohíbo rotundamente. —le susurre severamente. —Y segundo, a quien deberías de estar pidiéndole disculpas es a Carlisle y a Esme, ¡¿Que no pensaste en ellos cuando fuiste a cometer semejante estupidez?! —le grite en un susurro para no despertar a nadie. —Yo te había dicho que si algo llegaba a pasarme no hicieras nada idiota y que paso, que a la primera oportunidad que tuviste lo hiciste. Tu no tuviste la culpa que la loca de Isabella hiciera eso y no tenías, ni tienes ninguna responsabilidad hacia mi seguridad. Así que no te sientas culpable. —

—Elina…—susurro, con una expresión que no pude interpretar. —¿Acaso tú crees que le pedí a los Vulturis que me mataran porque me sentía culpable? —

—Si, eso pienso. —

—Si, me sentía completamente culpable, más de lo que pudieras comprender. Fui con los Vulturis porque como ya te dije no podía vivir en un mundo donde no existieras tú, pero creo que mi error fue creer en las palabras de Rosalie y no preguntar directamente a Alice, ¿Pero qué querías que pensara? Cuando ese chico dijo que tus padres estaban en un funeral. —soltó un suspiro y cerró los ojos con fuerza.

—Pero…Ya no entiendo nada. —

Abrió los ojos y me miro con intensidad.

—Soy un buen mentiroso, Elina, tuve que serlo para poder irme. —lo mire incrédula. —Soy un buen mentiroso, pero desde luego tú tienes parte de la culpa por haberme creído con tanta facilidad. Eso fue doloroso. Y fue obvio que no se me ocurrió ir por las buenas, yo no quería hacerlo, creí que moriría al ver el dolor en tus ojos, nunca se me ocurrió que talvez podíamos cortar por lo… —

—Sano. —lo interrumpí.

—Exactamente. ¿Crees que pudieras perdonarme? —

—No bastara solo con un perdón. —

—Te juro que hare cualquier cosa para recobrar tu confianza. —

—Edward, eso no se dice, se hace. —

—Ya lo sé y te prometo que hare lo imposible. —dijo. —Pero lo que todavía no entiendo es que ¿Cómo pudiste creerme? Después de las tantas veces que te dije que te amaba, ¿Cómo creíste tan fácil en esas palabras vacías? —

No conteste solo me limite a mirarlo seria.

—Elina, déjame decirte que siempre te he querido y siempre lo hare. Cada segundo que estuve lejos de ti, estuve pensándote y viendo tu rostro en mi mente. Estar lejos de ti fue una total agonía. —me miro a los ojos. —No me crees, ¿Verdad? —suspiro resignado.

—Claro que te creo. —dije.

Tomo mis manos.

—Te prometo que jamás me volveré a ir, a menos que sea contigo. —

—No prometas algo que no cumplirás. —dije soltando nuestras manos.

—Solo escucha mis palabras y comprende lo que significas para mí. —hizo una pausa mientras examinaba mi rostro con cuidado. —Elina, mi vida era totalmente oscura, había algunas cosas que daban algo de luz y motivaban a seguir sumergido en esa oscuridad. Y entonces tú una luz totalmente brillante, cruzo delante de mí, iluminando todo lo que yo tenía a mi alrededor. Pero cuando la luz se fui, volvió la oscuridad, y como tu luz me había encandilado, hizo que lo que antes pensaba que era un brillo aceptable fuera algo sin sentido. y ese es el problema mis ojos ya nunca se volverán a acostumbrar a lo que eran antes de conocerte. Y espero que con todo lo que te dije quede claro que no permitiré que ningún lobo o Victoria te haga daño, nunca. —

—Bueno, no creo que Victoria vuelva, yo creo que la manada de Jake la espantaron, además tenemos un problema mayor a ella. —

—Es verdad. Los licántropos son una complicación. —murmuro sin escuchar lo que realmente significaban mis palabras.

—¿Qué? Claro que no, como ya te dije, cabeza dura, ellos ayudaron a mantener a mi familia a salvo y además Jacob es un gran amigo. Además mi problemas es mucho más grande que una manada de adolescentes. —

—¿Sí? ¿Qué sería una mayor problema? —pregunto.

—No sé, tal vez los Vulturis. —

—¿Ellos te preocupan? —

—Si, y parece que a ti no. —

—Bueno, tenemos mucho tiempo para pensarlo. El tiempo tiene un significado diferente para ellos y para ti, o incluso para ti. Ellos cuentan los años como tú los días. No me sorprendería que hubieras cumplido treinta antes de que volvieran a acordarse de ti. —

—¿Te iras? —pregunte con calma.

—No, me quedare el tiempo que tú me permitas. —

—¿Te quedarás aunque crezca y envejezca? —

—Eso es exactamente lo que quiero para ti, no quiero destruir tu alma. —

—¿Y no importara que este arrugada? —dije con diversión.

—Aunque este arrugada serás mi chica hermosa. —

—Huy…la gente se asustará y pensará que soy tu sugar mommy. —dije soltando una risita.

—Y te encantaría. —afirmo.

Asentí enérgicamente, para después ponerme seria.

—Pero por mientras estas castigado, lo que significa: nada de besos, tomadas de mano…—pensé un momento. —Prácticamente empezaremos desde el principio, ósea que seremos solo amigos. —

Se me quedo viendo con abatimiento.

—Está bien, todo por ti. —dijo resignado.

Nos quedamos un momento en silencio hasta que hable.

—¿Y que pasara cuando muera? —pregunte.

—No estoy seguro. —

—Pero los Vulturis se acordarán al final de mi aunque tenga treinta, y me matarán si no cumplimos con su exigencia. —

—Si, pero…—

—Si te das cuenta de que no solo nos exigieron a nosotros dos, también Alice está metida en esto, ¿Cómo crees que se sentiría Jasper si algo le pasa a ella? ¿No crees que el hará algo al respecto? Esto es asunto también de tu familia y no puedo permitir que tu familia se desborone por esto. —

—¿Qué piensas hacer? —me pregunto cuando vio que había tomado un suéter y me había puesto los tenis.

—Hablar con tu familia sobre todo este asunto. —

—¿Y cómo piensa ir? —

—Tú me llevaras, quieras o no. —lo mire seria.

El con duda acepto, se acacho para que me subiera a su espalda, sabía que él no estaba totalmente seguro de lo que tenía en mente y para que mentir yo tampoco lo estaba.