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Veinticuatro. La votación

Sentía el viento azotando en mi rostro por la velocidad. Todo estaba oscuro y el aire era húmedo. Me aferré más a él por miedo a caerme, pero no cerré los ojos, ya no me mareaba como antes.

Después de un rato disminuyo la velocidad.

—Hare todo lo posible para ganarme otra vez tu confianza, aunque sea lo último que haga. —dijo.

—Espero que aguantes, acuérdate que te tienes que ganar a mi familia también, ganarte a mi Omma y a Eric es fácil, pero mi Appa no lo será, creo que te hará sufrir. —

—Eso te encantara. —

—Oh, puedes apostar a que sí, lo disfrutare mucho. —

—¿Qué es lo que pasa por esa cabecita tuya? —me pregunto.

—No te diré, tienes que adivinarlo tú. —

Cuando estuvimos lo suficientemente cerca de su casa, me bajo de su espalda, me paso un brazo por la cintura y me guio hacia la puerta principal.

Apenas cruzamos la puerta encendió las luces. La estancia estaba tal y como lo recordaba: el piano, los sofás blancos y la gran escalera. No había nada fuera de lugar.

Edward los llamo sin levantar la voz:

—¿Familia? —

De pronto, Carlisle está a un lado mío.

—Bienvenida otra vez, Elina. ¿Qué podemos hacer por ti en plena madrugada? A juzgar por la hora no creo que sea una visita de cortesía, ¿Verdad? —

—Es algo importante que debemos discutir todos juntos. —dije.

—Por supuesto, ¿Por qué no hablamos en la otra habitación? —dijo Carlisle.

Carlisle nos guio hacia la luminosa sala y dio vuelta en la esquina hacia el comedor, al tiempo que encendía las luces. En el centro de la habitación debajo de un candelabro, había una mesa oval de madera con ocho sillas a su alrededor. Carlisle me ofreció la silla que encabezaba la mesa.

Vi como entraba Esme y detrás de ella toda la familia, uno por uno se fue sentando.

Carlisle me hizo una señal y dijo:

—Tienes la palabra. —

—Bueno me imagino que Alice ya los puso al tanto de todo lo que paso en Volterra. —comencé.

—Les conté todo. —dijo Alice.

—¿Y lo que podría ocurrir? —

—También. —

—Oh, que bien, entonces todos estamos en la misma página. —dije feliz de no contar todo lo que había pasado. —Bueno, tengo un problema, y es que Alice les prometió a los Vulturis que me convertirían en uno de ustedes. Y enviaran a alguien para verificar que eso suceda. Esto lamentablemente ya afecta a todos. —

Edward hizo una mueca y abrió la boca para intervenir, pero alce un dedo para detenerlo.

—Por favor déjame terminar. La verdad, no es algo que ya haya hablado con Edward, así que es algo que no estoy segura de que si quiero o no, y ustedes ya saben cuál es el pensar de Edward sobre esto. Por eso quería saber si podían votar, no por mi inmortalidad, si no por mi aceptación en la familia. Si resulta un no, tendré que regresar sola a Italia. —escuché el gruñido sordo de Edward, pero no le hice caso. —Para que los Vulturis no los culpen de nada y los dejen en paz, ya yo me inventaría cualquier cosa con mi familia para que ellos tampoco queden involucrados. Así que quiero que sepan que no estarán en ningún peligro. —mire a los demás, en verdad no me agradaba esta situación. —¿Alice? —

—Si. —

—¿Jasper? —

—Si. —

—¿Rosalie? —

Ella vacilo mientras se mordía el labio inferior.

—No, y déjame explicarte el porqué, no tengo ningún problema contigo como futura hermana, es solo… que esta no es la clase de vida que hubiera escogido para mí. Si alguien hubiera votado por mí me hubiera gustado que hubiera votado "No" —

Asentí comprendiendo y lo apreciaba, le di una sonrisa. Voltee a ver a Emmett esperando su respuesta.

—¡Rayos, si! —sonrió alegremente. —Podremos con cualquier cosa que venga. —

Le sonreí y miré a Esme.

—Si, por supuesto, Elina. Ya te considero parte de la familia. —

—Muchas gracias, Esme. —

Mire a Carlisle para que votara, pero él estaba viendo a Edward.

—Edward. —dijo Carlisle.

—No. —contesto entre dientes.

—Ella tiene razón es la única vía. Además decidiste no vivir sin ella, eso no me deja otra alternativa. —

Edward se apartó de la mesa, salió del comedor muy indignado sin decir ni una sola palabra y gruñendo para el mismo.

—{¿Enserio va a hacer berrinche?} —pensé.

—Supongo que ya sabes mi respuesta. —dijo Carlisle.

Asentí.

—Gracias. —dije.

Un ruido ensordecedor se escuchó en la habitación contigua.

—Agradezco que me acepten en su familia. —les sonreí con emoción.

En un parpadeo Esme estuvo a mi lado y me abrazo.

—Oh, mi pequeña, Elina. —dijo.

Devolví el abrazo con fuerza.

Nos separamos y voltee a ver a Alice.

—¿Crees que tu puedas hacerlo cuando llegue el momento? —le pregunte.

Alice abrió los ojos con pánico, era obvio que no confiaba en su autocontrol.

—¡No! ¡No! —grito Edward que entro corriendo a toda velocidad. Lo tenía delante de mí con el rostro lleno de enojo. —¿Estas demente? —

No le hice caso.

—Lo siento, Elina, pero no creo que en algún momento este lista para eso. —

—No te preocupes, Alice. —le dije con una sonrisa cálida y volteé a ver a Carlisle.

—¿Carlisle? —

—Lo podría hacer, no hay riesgo de que pierda el control. —contesto.

Edward me tomo del rostro y me hizo mirarlo.

—No tiene por qué ser ahora. —me dijo entre dientes.

—¿Qué? Cuando dije que sería ahora, no estoy loca. —le dije seria y con una ceja levantada. —Tampoco es como si fuera mi mayor sueño. —

El cuarto se quedó en silencio.

—Ahora, podrías soltarme. —dije brusca.

Me soltó y me miro sorprendido por el tono que utilice.

—No tiene que ser en este preciso momento, no es como si me fuera a acostar en el sillón para que me trasformen, puede ser después de que termine la escuela o mucho después, podemos esperar que me independice y me vaya de mi casa. —

—Es una petición muy razonable, Elina. —dijo Carlisle.

Asentí.

—¿Vez? No había necesidad de hacer un berrinche. —le dije a Edward. —Ya me puedes llevar a mi casa…Gracias por su tiempo, buenas noches. —me despedí de los Cullen antes de caminar hacia la puerta.

El viaje de regreso fue en silencio. Edward no se detuvo al llegar a mi casa, subió por la pared rápidamente y entro por la ventana, luego me acostó en mi cama.

Edward paseo en silencio por la habitación, de un lado a otro mientras yo lo miraba.

—Te vas a marear. —le dije mientras me sentaba.

Levanto un dedo para que guardara silencio.

—Huy, perdón. —dije con sarcasmo.

De repente dejo de caminar y se sentó en la cama enfrente de mí, con un brillo en los ojos que no supe de que era.

—¿Qué? —pregunte cuando paso un rato y no dijo nada, solo se me quedo viendo.

—Si te concedieran lo que más quisieras en este mundo, ¿Qué seria? —

—Quisiera ser idol. —dije con una sonrisa deslumbrante.

—No, eso no. —dijo rodando los ojos.

—Tu dijiste lo que más quisiera. —

—Si, ya sé que lo dije pero a eso no me refería. —

Entonces capte lo que intentaba decirme.

—Me encantaría que fueras tú el que me trasformara y no Carlisle. —dije.

—Está bien, si quieres que sea yo el que lo haga, tendrás que aceptar con una condición. —

—¿Cuál? —pregunte.

—Cásate conmigo primero. —

Me quede en blanco, la verdad no esperaba algo como eso.

Solté una risita cuando reaccioné.

—No juegues, ya dime cual es la condición. —le insistí.

—Lastimas mi ego, Elina. Te pido que te cases conmigo y piensas que es un juego. —

—Ponte serio. —

—Hablo completamente en serio. —

Y era verdad que no bromeaba.

—Pero solo tengo dieciocho. —dije.

—Bueno, estoy a punto de cumplir los ciento diez. Ya es tiempo de que siente cabeza. —

Mire hacia otra dirección.

—Nunca había pensado en casarme…de hecho nunca me vi en un futuro casada, pensé que sería la tía exitosa y solterona que malcría a sus sobrinos. —

—¿Le tienes miedo al compromiso? —pregunto.

—Claro que no, pero estoy muy joven para casarme, además estoy enojada contigo. —

—Elina, por favor. —susurro.

Por un momento me quede en silencio, pensando en lo que pasaría, no lo que pensarían mis padres si es que aceptaba. Además no se me tiene que olvidar que aun sigo enojada con él aunque no lo parezca, tengo que hacerlo sufrir un poco.

—¿Cambiarias de opinión si te diera un anillo? —pregunto.

—¡Nada de anillos! —susurre.

—¿Qué? ¿Por qué? —

—Porque no quiero que gastes dinero en mí, además seria dar un paso muy importante y acuérdate que mi familia en especial mi Appa en estos momentos no les agradas demasiado. Además aunque no parezca sigo enojada contigo y no es como si ya fuéramos novios otra vez. —

—Pero…—

—Nada de pero, tendrás que ir a mi ritmo, ahorita lo único que te puedo ofrecer es mi amistad. —dije sincera. —Para llegar a como estábamos antes tendrás que ganarte mi confianza de nuevo. —

Tiempo era lo que más necesitaba después de todo lo que ocurrió.