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Capítulo I

Tras esa irritante charla telefónica con su esposa las horas se hacen eternas dentro de su oficina. Mira el reloj aún costado del escritorio y este da la impresión de que estuviese congelado, no avanza, no emite sonido, no hace absolutamente nada. Eso lo irrita demaciado y le hace dudar un poco de que si fue realmente una buena idea llamarla, hace más de un año que su cabeza es un manojo de pensamientos cada uno más desagradable que otro, aquello lo impulsa silenciosamente a poner en balanza todo aquello que lo aflige y lo desespera.

>>Tsk.... No se ni por qué demonios reserve la cita, nuestra relación hace mucho ya se fue al carajo, esa mujer lo único que hace día tras día es hincharme cada vez más las pelotas, ni siquiera muestra interés en el sexo, no se ni como la sigo aguantando...

Esta situación sobrepasa cualquier límite, nunca debí casarme con ella. Hange ya no me ama de eso no tengo dudas ¿entonces por que la sigo persiguiendo? ¿Por que sigo insistiendo? ¿Qué es lo que me detiene? ¿Mi hijo? Si eso debe ser... <<

Se pregunta a si mismo mientras intenta controlar la rabia que lo consume, se centra en el trabajo y opta por terminar todo el papeleo que hay regado sobre el escritorio pero la imagen del pequeño Farlan no lo deja concentrarse del todo.

El pelinegro lo único que añora en la vida es ser el padre que nunca tuvo, uno que hiciera sentir orgulloso a su hijo, aunque las peleas con Hange inevitablemente han ocasionado que en su hogar se le mire como si fuese un monstruo amargado el cual se empeña en destruir todo lo que tras 8 años de matrimonio han construido.

Una vil mentira que su esposa le a hecho creer al pequeño Farlan intentando de que este siempre esté de su lado en sus innumerables peleas.

>>Mierda... Si no voy mi hijo se desepcionará aún más de mi y no me lo perdonaré jamás si eso sucede, ya le prometí hacer algo al respecto la otra noche ... Diablos, no tengo escapatoria <<

Se vuelve a recriminar  mientras mira de reojo el silencioso reloj. En un pestañeo tan rápido como un susurro este avanza directamente hasta las 18:35, el hombre al ver que avanzó hasta este punto siente un  infinito placer. Ya solo faltaban 25 minutos para que su jornada laboral terminase, sin embargo ya estaba muy cabreado como para seguir, en su cabeza no había espacio ni ánimos para centrarse en sus obligaciones, sin más comienza a archivar en una carpeta el resto de papeles que quedaron pendiente sobre el escritorio.

— Espero que mi jefe no necesite estos papeles de mierda, no tengo cabeza para revisar un carajo más, lo único que deseo es irme bien lejos o por último lograr tener un día de paz en esa maldita casa.... Esta mujer me tiene con los malditos nervios de punta ya no se si podré seguir soportando vivir un día más así.

Exclama mientras guarda en el cajón aquella carpeta sin terminar, sale de su oficina con su rostro totalmente desfigurado miéntras busca  en su saco las malditas llave de su auto. En ella está impresa la foto de su esposa y la de su pequeño hijo que en esos años era un hermoso bebe, la acaricia levemente y la observa con una profunda pena, en ella se ve a Hange enormemente feliz, radiante de alegría y gozo como hace tantos años ya no se le a visto, un nudo se le hace en el estómago al recordar aquellos tiempos de felicidad que claramente han quedado atrás y que no volverán jamás.

— Si tan solo hubieras valorado todo lo que te ofrecí ... Si al menos me trataras con cariño y respeto... Aún no entiendo que fue lo nos paso... Eramos tan felices, nos amábamos o al menos eso es lo que siempre creí ... Pero desde que nació nuestro hijo todo eso a quedado atrás y ahora te desconozco.

¿donde quedó la pasión que nos unía? ¿donde quedó mi esposa que tanto juraba amarme? ¿Será que te perdí para siempre Hange? O tal vez nunca te tuve y todo lo que vivimos fue una  mentira.

Se pregunta mientras camina a paso lento en dirección al estacionamiento, por sus problemas no puede evitar sentirse miserable ve su matrimonio derrumbarse en mil pedazos frente a sus ojos, la impotencia se apodera de todo su cuerpo, se siente tan estúpido al recordar por inercia cuántas veces su madre le advirtió que no le convenía casarse con una mujer ladina, holgazána. Sin embargo necio y enamorado nunca escucho su consejo, se empeño en seguir adelante con aquella relación sin tomar en cuenta todas las advertencias que le hizo su madre Kuchel. Tenía tanta  razón al decir que tomar por esposa a una mujer que no tiene intenciones de trabajar, de surgir, de ahorrar y mucho menos atender a su marido como corresponde es un error el cual no puede darse el lujo de caer, pero de eso ya  es muy tarde. Ahora nada mas le resta asumir sus errores y afrontar con la frente en alto todo lo que se le venga encima.

Sin más abre la puerta de su auto y entra en este depositando toda su fe en aquella cita programada, siente vergüenza por tener que llegar a estos extremos pero está seguro que sólo un profesional sería capaz de orientar a un hombre que se siente a manos cruzadas y que a perdido el rumbo y que mucho menos sabe como demonios reparar lo que alguna vez fue un matrimonio feliz.....

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Tras estar casi una hora varado en un maldito taco, al fin llega al dichoso recinto. El lugar de sobra se jacta de lujo inevitablemente siente el peso de la angustia económica caer en su billetera por como es la extructura ni hablar de cuanto seria la tarifa de cada sesión, por un momento pasa por su mente darse la media vuelta. Sin embargo ya estaba ahí y no habia nada más que hacer... Resignado decide entrar aunque muy  en el fondo sabe que es una muy mala idea para su bolsillo.

—Tsk... Porco no me advirtió que en la primera consulta quedaría en banca rota, maldito bastardo como si a mi me sobrara la plata.

Bufa un tanto cabreado mientras busca con la mirada a su amargada esposa en la sala de recepción, el ya había sido claro en su exigencia ya que necesitaba  que se presentará este día  si es que en realidad le importaba su matrimonio y su hijo. Sin embargo éste por más que la espero sentado en uno de los sillones está no dio ni las luces en aparecer.

Con una cara de pocos amigos se acerca de mala gana hacia la secretaria llevándose abismal sorpresa, aquella mujer no era otra que la chica simpática  que acompañaba a esa pelinegra ardiente la cual se había follado toda la noche en su sueño. ¿Que era esto? ¿Una broma?  ¿Como podía ser tanta la concidencia? Algo raro estaba pasando aquí....

—Buenas tardes señor sea bienvenido, mi nombre es Sasha. Dígame ¿en que le puedo ayudar? ¿Tiene cita con la Doctora o quiere reservar una?

Le pregunta la castaña con una agradable sonrisa en su rostro mientras lo mira distraída desde el mesón.

— B~buenas tardes... Bueno... Eee.... Verá.... tengo una cita con la doctora... Pero... Aún no llega mi esposa... ¿Que debo hacer?

Le respondé nervioso mientras intenta no pensar más en el dichoso video, al estar hablando con la mujer le carcomian las ganas de preguntarle  por sobre la existencia de la asiatica, aunque bien sabía que no sería para nada una buena idea... Sobre todo ahora que estaba intentando salvar su matrimonio y que pensaba pasar desapercibido antes sus perversiones.

— Entiendo señor, no se preocupe... Apenas llegue yo le haré pasar... Dígame ¿Nombre de su esposa?

— Hange Zoe.

—Bien lo registrare enseguida en el sistema no se preocupe.

Le dice mientras teclea con rapidez en el ordenador. Al terminar esta se para rápidamente mientras deja al descubierto el cuerpo que el ya vio desnudo. La mira e inmediatamente la compara al de aquella mujer que tanto le robo el sueño....  "Esa asiatica es mucho más hermosa ojala tuviera la oportunidad de algún día conocerla"

—Bien acompañeme señor lo llevare directamente con él profesional.

Le dice esta sacandolo de sus pensamientos mientras lo conduce a la sala de consulta, Al momento por alguna razón inexplicable para él  entra en pánico. Algo dentro de su pecho le avisa que aquella situación está apunto de empeorar. ¿QUE ES? ¿POR QUE TENGO TANTO MIEDO?¿SOLO SERÁ UNA MALDITA CONSULTA NO ES ASI? Se pregunta el mismo mientras siente que le caerá encima una terrible desgracia.

—Señorita Azumabito. Soy yo, Sasha.... Disculpe que la moleste, le he traído a su paciente... Espero no interrumpirla.

Exclama la mujer después de tocar la puerta un par de veces seguidas.

—Noo... Como se te ocurre querida...  muchas gracias por traerlo, puedes retirarte.

Le dice la mujer abriendo la puerta apareciendo frente a Levi como si de un maldito fantasma se tratase logrando que a este por poco le de un infarto por la maldita sorpresa.

Nunca creyó que la vería en persona, ni que su sueño se hiciera realidad, tal como dijo anteriormente es mucho más hermosa que esa castaña, incluso podría asegurar que hasta que su propia esposa. Piernas largas, un trasero asesino... Unos par de melones que parecían que iban a rasgar su señida camisa... acompañada de unos tacones y una bata blanca que lo encandilaba como si de una diablilla se tratase...

>> Ufff..... DIOS MIO  ¿QUE VOY A HACER AHORA? ES LA MUJER  DEL VIDEO ESTOY SEGURO... LA SANGRE ME HIERVE.... DIOS QUIERO FOLLARMELA... LA NECESITO... ME MATA EL DESEO, LA ANSIEDAD ME CONSUME, QUIERO TOCARLA SENTIRLA Y MÁS....  AYÚDAME SEÑOR. AYÚDAME POR LO QUE MÁS QUIERAS... ¡NECESITO HOY MAS QUE NUNCA DE TU FUERZA POR QUE SI NO LO HACES NO SE QUE VOY A HACER PARA CONTROLARME! <<

Le ruega al altísimo internamente mientras traga profundo aquella saliva que se había acumulado en su boca, verla era como desnudarla con la mirada, verla era poseerla de mil formas en su cabeza... Aquella mujer era un pecado que dios le había puesto para probar su fe y sus intenciones, pero ni el mismo podía saber a ciencia cierta si sería capaz de resistirse a la tentación.

Continuará....