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Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

AOoBeligerante · Tranh châm biếm
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Mundo Shinobi - Clones verdaderos - 575 - PARCIAL NSFW

Abigail, Elizabeth y Kain fueron al baño. Kain estaba de pie y de brazos cruzados mirando como Abigail estaba en cuclillas y movía la maquina en la entrepierna de Elizabeth para afeitarla.

Kain miró a Elizabeth a los ojos, ella se veía bastante tímida. Ella llevaba el cabello rubio suelto enmarcando su rostro y sus ojos azules. Sus labios gruesos sin labial se veían un poco pálidos, pero en general era un rostro femenino y estilizado. Ella miró hacia abajo, vio sus senos, cubrían buena parte de su rango de visión, pero entre medio de ellos pudo ver el cabello negro de Abigail y su brazo moviéndose, pasando la máquina para rasurar.

Abigail termino, ella se puso de pie y fue a buscar una fuente con agua. Ella la acercó a Elizabeth y dejo caer el agua mientras que con la otra mano limpiaba el jabón. Elizabeth se mordió el labio inferior, pero no la detuvo.

Abigail termino de limpiar y se apartó. Ella se puso un paso por delante de Kain, este último abrió los brazos y la abrazó por detrás. Abigail apoyo su espalda en el pecho de Kain y miró hacia arriba.

—¿Quedo bien?— preguntó Abigail, ella ya lo sabía, pero lo pregunto con cierta astucia de fondo.

Kain le dio un beso en los labios y le susurro —ya veremos—

Kain soltó a Abigail, camino por el lado y llegó frente a Elizabeth, él era una cabeza más alto que ella y su espalda lo suficientemente ancha para taparla. Elizabeth levantó su rostro, a pesar del rubor por la excitación tenía una expresión triste en los ojos. Kain estiro su mano y le acaricio la mejilla. Él acercó su rostro y le dio un pequeño beso en los labios. Después uno prolongado hasta que se volvió apasionado y se abrazaron.

Kain apartó su boca de Elizabeth, ella lo miraba con timidez. Elizabeth sabía lo que venía, ella había rasurado a Abigail y vio lo que Kain le hizo. Por lo general, ni ella ni Abigail eran de rasurarse completamente, pero esta era una ocasión especial.

Kain le dio un beso y empezó a bajar por el cuello. Elizabeth soltó un suave gemido, todo su cuerpo estaba sensible por todo el sexo que tuvieron en la mañana. Kain se quedó a la altura de los senos, los lamio y dibujo con la punta de su lengua el contorno de la aureola. Sujeto los senos, junto los pezones y los labios, succionó y después miró a Elizabeth. Ella lo miraba a los ojos, Kain subió un poco y le dio un beso en los labios. Sin embargo, él continúo bajando por entremedio de los senos, ella era bastante esbelta para tener unos senos tan grandes, se le notaban las costillas, el estómago un poco abultado por haber tenido una hija hace años. Su vagina sin cabello y un poco gordita en la vulva. Kain bajo hasta los labios, le beso la vulva, la piel estaba suave y fría por el agua que hace poco vertió Abigail. Kain lamió sus labios y los succiono. Elizabeth soltó un gemido y agarro la cabeza de Kain.

Kain apartó su boca y le dio un beso en la vulva, después miró hacia arriba y le dijo —perfecto—, él llevó su mano a la vulva, la acaricio con la punta de los dedos, dibujo el camino hasta la capucha, en la parte más alta de la vagina, pero se detuvo y miró a Elizabeth. Ella tenía un claro rubor en las mejillas, Kain puso la punta de sus dedos sobre la vulva y canalizo chakra para formar un sello. Los símbolos fueron los de Kain, el vajra y el abanico, era pequeño, no más de diez centímetros de largo por cinco de alto, pero lo suficientemente notorio para que todo aquel que tratara de tocar a Elizabeth se diera cuenta de quien era su dueño.

Kain se puso de pie, Elizabeth agacho su rostro, las mejillas rojas de la vergüenza, pero levantó su rostro y lo miró a los ojos. Se veía bonita con el cabello rubio y suelto, su rostro tenía la forma de un corazón, la mandíbula marcada y el cuello delgado. Kain llevó su mano a la mejilla, después llevó su otra mano a la otra mejilla. Elizabeth acercó su rostro y él la beso.

—Te ves hermosa— susurro Kain

—¿Ahora que tengo tu sello?— preguntó Elizabeth, estaba excitada, pero eso no le quitaba la tristeza

—El sello solo es un adorno para nosotros, hace mucho tiempo que tienes mi sabor y la forma que me gusta. Tú lo sabes— susurro Kain y le beso los labios —ahora solo puse mi marca, es bueno, mira— y llevó su mano a la vulva. Él presionó suavemente con la punta de sus dedos, el sello se activó y Elizabeth sintió una potente estimulación, sus piernas temblaron y ella se aferró a Kain. Ella lo miró, Kain sonreía.

—Te va a gustar— susurro Kain —pero no podemos abusar de esto— y presiono de nuevo el sello. Elizabeth soltó un fuerte gemido y apoyo su frente en el pecho de Kain hundiendo su cintura y apartando su vulva de los dedos de Kain.

—¿Te gusta?— preguntó Kain

Elizabeth levantó su rostro, lo miró a los ojos, la lujuria nublaba su mirada. Ella asintió mientras soltaba un jadeo caliente.

Kain sintió unos pequeños senos presionando contra su espalda, miró hacia atrás y vio a Abigail. Ella estiro sus manos, acaricio los muslos y después tomo el pene de Kain entre sus manos.

—Eso es trampa— susurro Abigail

Kain estiro su mano izquierda hacia atrás, sujeto a Abigail del brazo y la llevó adelante, ella quedó al lado de Elizabeth y Kain llevó su mano a la vulva de Abigail mientras la miraba a la cara. Kain acercó su rostro, la beso en los labios y presionó la punta de sus dedos suavemente. Abigail soltó un gemido ahogado y todo su cuerpo se contrajo.

Kain apartó su rostro y le susurro —es un pequeño premio para las mujeres que me hacen feliz—

Abigail estaba más que motivada con este nuevo premio. Era un premio bastante estrafalario, pero bueno en muchos sentidos. Ella acercó su boca para besarlo, pero Kain hizo su rostro hacia atrás y miró al lado, como si apuntara a Elizabeth. Abigail entendió de inmediato, ella se giró a la izquierda y miró a Elizabeth. Los tres acercaron sus rostros y se besaron el uno al otro.

Kain llevo sus manos al trasero de ambas, paso la punta de sus dedos por entremedio de las nalgas, paso por el ano, pero siguió bajando, llegó a la vagina, curvo sus dedos hacia adentro y alcanzó la vulva, tuvo que agacharse un poco, pero lo logro y presiono el sello. Elizabeth y Abigail gimieron mientras se besaban. Ambas tiraban sus traseros hacia atrás, así que Kain apartó su mano y la sacó. La estimulación solo duraba un segundo y se había reducido al 1% de lo que Kain originalmente aplicaba. Además, había un restricción de duración de un segundo. Más que eso acabaría con la otra persona y no lo disfrutaría. Sin embargo, mientras fueran breves y fuertes estimulaciones de un segundo de duración, ayudaría a alcanzar el máximo placer.

 

FIN NSFW.

 

Una hora después, Kain estaba de pie en la cocina junto a Elizabeth y Abigail, ambas sentadas a la mesa y vestidas con una bata. La mirada lánguida mientras sostenían una taza de café cada una.

—Creo que me voy a ir a dormir un par de horas— dijo Elizabeth

—Estaría bien, la fiesta es a la noche— dijo Kain

Abigail lo miró, tenía la mirada lánguida y se le notaba el cansancio. Por otro lado, ella sentía su cuerpo deshidratado.

Kain sostenía una taza de café.

—¿Cómo te sientes, Eli?— preguntó Kain

Ella lo miró y agacho la mirada —bien, yo creo— susurro un poco desanimada —un poco mejor—

Kain se acercó a la mesa y se sentó entre Elizabeth y Abigail. Él estiro su mano, tomo la de Elizabeth y le dijo —ve a descansar, a la noche nos divertiremos, todo estará bien—

Elizabeth asintió, dejo la taza de café y se levantó con dificultad.

Kain soltó una risita divertida, se levantó de la silla y le dijo —te enviare a tu habitación— miró hacia el lado, vio a Abigail a los ojos y le dijo —te la encargo—

—Kain-sama, yo quiero estar sola— dijo Elizabeth

—Bueno, eso convérsalo con Abigail— dijo Kain y las envió a las dos a la habitación de Elizabeth.

Kain camino al lavaplatos y dejo su taza, después fue por la de Elizabeth y Abigail y las llevó al lavaplatos. Después salió de la cocina, camino hacia la sala de estar y pudo ver los ventanales que dejaban ver la gran extensión de ciudad Tengu. Kain se fijó en el televisor, lo encontró aparatoso y rustico. Desentonaba completamente con la arquitectura del departamento, pero se acercó, giro la perilla y lo encendió. La imagen que apareció fue la de un programa de concursos de esos que tanto le gustaba mirar a Nawaki, Tsunade y Mito.

Kain se fue a sentar al sillón, pero realmente no miró el programa de concursos. Por alguna razón, el hecho de que sonara el televisor tenía su propio encanto, como un ruido de fondo.

Alguien golpeo la puerta, Kain se levantó del sillón y camino a la salida. Él vio el carrito con los trajes a un costado del pasillo. No le dio mucha importancia, si no llegó la ropa que él pidió, podría pedir a las unidades de apoyo que la confeccionaran. Sin embargo, tenía su propio encanto recibir ropa hecha por un diseñador exclusivo como Akane. Aunque fuera su hermana, ella contaba con su propio prestigio y se lo había ganado sin su intervención. Un trabajo bien hecho, pensó.

Kain fue a abrir la puerta y vio en el pasillo a dos personas. Una era Reina Uchiha, guardaespaldas de Honoka, pero Kain la había enviado a buscar a un hombre. La otro persona era el hombre que tenía que buscar Reina, el supuesto hermano de Eiji Kagura.

—Reina-chan, buenos días, me alegro de que hayas vuelto— dijo Kain e hizo un leve asentimiento a modo de saludo.

Reina Uchiha era como la mayoría de las mujeres del clan, una hermosa base, el cabello oscuro y la piel pálida y suave como la porcelana. Un cuerpo esbelto y curvilíneo, pero sin llegar a ser voluptuoso. Era más parecido al tipo de físico que podría tener una princesa, esbelto y elegante.

Reina levantó su rostro, era una cabeza más baja que Kain —buenos días, Kain-sama. Como usted solicito, traje al objetivo— dijo e hizo una profunda reverencia.

—Soy Makoto ¿Lo olvidaste? Pensé que éramos amigos— dijo Makoto, como siempre, llevaba puesta ropa moderna y un aura confiable más cercana a un sacerdote que a un seductor. Parecía la perfecta clase de charlatán que podría venderte hielo en invierno y leña en verano. Makoto miró a Kain con esa sonrisa charlatana, sacó la medalla que le había dado Kain en un principio y se la lanzó. Kain la atrapo y sonrió. Parece que el sociópata pudo controlar sus impulsos de hacer negocios. Parece que de verdad le importaba Eiji Kagura, parece que realmente eran tan hermanos como Makoto profesaba, pero no había que confiar muy a la ligera, podría tener un negocio de otro tipo.

Makoto soltó un silbido de admiración y trato de pasar por el dintel de la puerta, pero Reina lo tomo del hombro y él se quejó de lo contundente que fue el agarre. Las mujeres Uchihas eran su muerte y puede que la muerte de cualquier hombre que no sea del clan. Cualquier mujer caería ante el aura confiable y la bonita apariencia de Makoto, pero las mujeres Uchiha rara vez eran seducidas por hombres externos al clan. Era el pensamiento Uchiha: ellos eran los mejores, los señores de la guerra ¿Por qué buscarían un compañero afuera si los hombres y mujeres del clan se destacaban por encima de los demás? Kain solo conocía dos casos raros, su abuela Naori y su hermana Akane. Ambas con una mentalidad muy fuerte y decidida, pero eran la excepción y no la regla. Eran casos tan raros, como su abuela siendo madre soltera y teniendo el hijo de un Senju en plenos estados combatientes. Akane es más de lo mismo, pero sin tanto drama. Sakumo era Senju, peor aún, era hijo de Tobirama, pero eso no le importo a ninguno de los dos.

—¿Cómo estás Makoto? Tanto tiempo, pensé que nunca me ibas a contactar, peor, que habías vendido mi medalla— dijo Kain

—No ¿Cómo se le ocurre?— preguntó Makoto con una sonrisa afable, rayando en una expresión de verdadera amistad —vengo por la promesa—

—Mmmm— dijo Kain con una sonrisa casi tan amigable como la del experto estafador buscado en la nación del Rayo y en el Círculo Dorado —que pena, yo ya resolví mi asunto, ya no te necesito—

Makoto se congelo y puso una expresión atónita.