Kain se largó a reír y se sentó en su sillón mientras el televisor sonaba de fondo. Makoto se sentó en el sillón del frente. Reina se puso a un lado del sillón de Kain como si fuera su guardaespaldas personal.
Kain miró a Makoto, estaba presentable como siempre. Su aspecto impecable, el traje de marca, el cabello cortado y rizado. No debe haber tenido más de treinta años, de aspecto atractivo, pero con una extraña aura confiable como la de un afable sacerdote. Sin embargo, en estos momentos se veía un poco nervioso. Él había confiado en llegar a tiempo para hacer el trato con Kain, pero conseguir las pruebas que necesitaba le tomo más tiempo de lo esperado. Él quería destruir a la familia Kagura.
No había de otro modo, había que jugar rudo.
—Señor Kain— dijo Makoto poniendo cierta seriedad —yo lo he investigado y he aprendido que es un hombre aficionado a las mujeres, pero no como el resto— él observó a Kain y este último asintió para que él continuara —usted ama a ciertas mujeres, varias, bueno, muchas, pero no las abandona. Tiene cierto toque para mantener las relaciones al largo plazo y que sus mujeres lo sigan amando. Al menos, así lo he comprobado. Su maravillosa esposa, Rei Sarutobi o como se llama ahora, Rei Uchiha, ha sido cortejada por todo tipo de empresarios, pero ella siempre declina de forma elegante y cordial—
Kain sonrió —a lo mejor ella me teme ¿No lo has pensado? A lo mejor tengo mal carácter— dijo
—La he investigado y me avergüenza decirlo, pero me trate de acercar su esposa. Ella fue muy amable, pero cuando trate de acercarme más, ella puso una línea divisoria y fue contundente con su advertencia. Una mujer de familia—
Kain soltó un suspiro un tanto aburrido de tanto elogio —vaya al punto— dijo
—Ren Kagura— dijo Makoto, Kain entrecerró los ojos delatando que conocía ese nombre. Makoto mostro una pequeña sonrisa revelando que iba por el camino correcto —él, es un hombre mayor, casi en sus cincuenta años, pero también trato de cortejar a Rei Uchiha. Por supuesto, ella lo rechazo, pero Ren Kagura no es tan caballeroso como yo. Usted debe haber sido informado del escándalo. Tuvieron que intervenir sus guardaespaldas—
Kain asintió.
Makoto lo estaba mirando a los ojos y viendo cómo se movían sus ojos —no paso a mayores, las empresas siguen funcionando y Rei Uchiha no quiso provocar problemas—
—Así es— respondió Kain
—Pero que pasaría si ella supiera que Ren Kagura es el responsable de la muerte de su padre y madre— dijo Makoto
Kain se mantuvo calmado, era información que él ya sabía, pero estaba esperando el momento preciso para eliminarlos del juego y quedarse con todo. Sin embargo, si Rei sabia esta información ella se apresuraría, estaría furiosa, pediría su intervención sin sutileza o inteligencia, todo se volvería un caos y podría terminar como un escándalo internacional. En el mejor de los casos, quedaría como un caso sin resolver que dejaría un tema abierto que sería perseguido a futuro.
—¿Cuéntame? ¿En qué piensas?— preguntó Kain
—Qué tal si usted me ayuda a capturar a Ren Kagura y yo me ocupo del resto— dijo Makoto con los ojos entrecerrados —de esa manera su esposa ni nadie de su grupo se involucrara—
—¿Quieres matarlo?— preguntó Kain
Makoto lo quedó mirando a los ojos, había cierta intensidad asesina en su mirada. Él asintió lentamente.
—¿Qué obtengo yo? Incluso si usted habla con Rei-chan, yo puedo manejar a mi esposa. Usted lo pone como si yo no tuviera otra opción, pero solo te hace ver desesperado—
Makoto sonrió como si fuera una broma y le dijo —mi hermana está oculta en este momento. Mis otros hermanos la acompañan y si algo me pasa, su información, todos sus movimientos serán revelados a los cinco kages y los daimios de los países más poderosos— él lo miró a los ojos y añadió —usted será el enemigo número 1 del mundo. No es el único que tiene una aguda visión—
Kain mostró una pequeña sonrisa que floreció ampliamente —¿Cuántos personas son en tu clan?— preguntó
Makoto tirito al escucharlo tan calmado y al ver esa sonrisa tan amplia. Era como si el león estuviera mostrando sus largos colmillos a su presa. Makoto trago saliva y le dijo —no le diré, pero le ayudare—
Kain negó con la cabeza —conocí a alguien como usted, supongo que tiene esa habilidad— dijo —en muchos sentidos, nosotros los shinobis tenemos la fuerza más poderosa de todas. La fuerza que podemos alcanzar es absurda, pero hay habilidades que te dan una gran ventaja. Te cazare a ti y a tu gente, imagínate, yo enemigo de la humanidad, pero toda tu familia torturada, despellejada y asesinada ¿Quién sabe? Puede que la muerte sea tu menor preocupación. Así que habla, tienes un minuto. Si no hablas— Kain guardo silencio por unos segundos y continuo —Reina, si no habla, córtale la cabeza—
—Entiendo, Kain-sama— dijo Reina y llevó su mano a la mochililla en su espalda. Ella sacó un kunai y lo sostuvo como un cuchillo, como si estuviera preparada para llevar a cabo la orden. Era hermosa como pocas mujeres, pero su belleza y determinación la hacían más aterradora, como si no perteneciera a este mundo.
—Habla, Makoto— dijo Kain con una sonrisa astuta, apoyo las manos en sus rodillas, se levantó y camino al mueble con los licores. Él abrió una botella de wisky, sacó un vaso, abrió la nevera y sacó hielo. Él echo dos hielos y después el wisky. Kain se fue a sentar y miró a Makoto, él parecía superado por la situación.
—Quedan menos de diez segundos, deberías hablar— dijo Kain, le dio un sorbo al vaso y lo quedó mirando —cinco, cuatro, tres, dos, uno, Reina-chan, ahora—
—Espere— dijo Makoto y levantó la mano derecha
Reina miró a Kain y este último asintió lentamente.
Kain miró a Makoto y este último agacho su rostro como si estuviera pensando en cómo ordenar sus palabras para que tuvieran un efecto positivo.
—Yo— dijo Makoto
Pero Kain sonrió y lo interrumpió —no lo pienses. Nunca dejaría tranquilo a alguien que me puede espiar ¿Quizá que cosas saben de mí? Así que puedes rendirte y ofrecerme a todo tu clan o morir. Así de sencillo—
Makoto mostró una sonrisa y le dijo —sabía que podía contar con usted—
—¿Cómo es eso?—
—Tiene los recursos ¿No? ¿Cuántos shinobis? ¿Tiene su propia fuerza armada? ¿Cuántos shinobis? Solo pude constatar a tres, todos en la nación de la Tierra—
—¿Solo estabas especulando? Te gusta jugar juegos peligrosos ¿No se te ocurrió que podría haberte matado sin pensarlo dos veces?—
—Usted disfruta el juego, le gusta jugar, no voltearía la mesa, aunque lo perdiera todo injustamente. No, aprendería del juego y volvería hasta ganarlo todo o perderlo todo, otra vez—
—Usted supone demasiado, Makoto, pero le doy algo de crédito por jugar el juego. Ahora, hable—
Makoto soltó un suspiro como si estuviera contra las cuerdas y fuera obligado a ceder. Sin embargo, había algo que no sabía, Kain podía ver las auras y leerlas. Su aura era roja y sobre todo encendida en la cabeza y el pecho. Estaba feliz. Cuanto más débil, más astuto, lo necesitaba ser o sería aplastado. Seguramente quería pasar a su clan bajo el cuidado de Kain. Los tiempos estaban cambiando y puede que ya no se puedan ocultar como antes. Por otro lado, Kain solo podía hacer dos cosas, destruir o dominar. Sin embargo, antes de tomar cualquier dirección, tenía que conocer toda la información que manejaba la otra parte.
—¿Cómo lo haces con el sol?— preguntó Kain
Makoto se quedó callado y tirito.
Kain lo miró a los ojos y añadió —viven en una mina de mineral de chakra ¿Verdad? Por eso nadie los ha encontrado, aun—
Makoto agacho su mirada con una sonrisa en los labios, pero una expresión de terror en los ojos. Toda su aura se oscureció y se encendió a la altura de la boca, como si el sentido del gusto se activara. Si su aura fuera clara, estaría feliz y sería lo más parecido a probar algo delicioso. Sin embargo, como su aura estaba oscura, era similar a comer algo desagradable.
Kain mostró una sonrisa pequeña, casi imperceptible —te lo voy a decir desde ahora. Si tu clan me hez de utilidad, los pondré bajo mi ala. Sino lo es, te matare, matare a todo tu clan y borrare su existencia de este mundo. Esto es un bono para ti, felicitaciones, me has impresionado. Así que escucha atentamente: yo puedo moverme a donde yo quiera y alcanzar lugares que no te imaginas—
Makoto lo miró, su aura seguía siendo de disgusto. Él tomo una profunda respiración y lo quedó mirando a los ojos.
Kain le dijo —vamos a hacer esto, la verdad, tu habilidad especial no me impresiona tanto, pero me gustan tus habilidades de estafador. Tengo un puesto, una posición que te podría ayudar, pero para probar lo bueno que eres te daré tareas superficiales. Una vez que cumplas tu labor, te iré dando tareas de mayor nivel—
Makoto asintió.
—Hay una muchacha en este hotel, se llama Yanet, es la hija de una de mis amantes. Es una chica problemática, así que quiero que la lleves a la nación de la Tierra, que lo pierda todo y sobreviva por su propia mano. No tienes permitido herirla ni tomar ventaja de su debilidad—
—¿Qué ganas con esto?—
—Mis asuntos no son tu problema. Ahora tu eres mi perro y como mi perro, cazas la presa que yo te digo— respondió Kain con un tono firme. Él estiro su mano derecha y del suelo emergieron enredaderas que sujetaron a Makoto al sillón. Kain se levantó, camino hacia él y estiro su mano.
—Señor, señor Kain— dijo Makoto muerto de miedo —usted dijo que no me mataría—
—¿Quién te va a matar, idiota?— respondió Kain, sonrió y coloco un sello en la mollera. Kain apartó su mano y la agito para que desaparecieran las enredaderas. Makoto se tocó la cabeza y miró a Kain. Este último sonrió y camino hacia su sillón —ahora habla, Makoto-kun, puedo leer tu mente, pero si llegamos a esa instancia tendré que matarte porque ya no habrá ningún secreto útil con el que puedas negociar—
—Sí, señor— dijo Makoto, el cuerpo tenso y la mirada llena de terror.
Kain tomo su vaso de wisky y lo miró a la cara mientras escuchaba una elaborada explicación. Canto como un ruiseñor. Kain cuadro la descripción que dijo Makoto y encontró la región. Era muy cercana a la región montañosa donde se ocultaba Madara, en una cueva que quedo sin extraer el mineral de chakra. No se podía escanear más de diez metros de profundidad. Kain tendría que enviar unidades de apoyo para verificar la información.
—Eso es todo, señor— dijo Makoto
Kain lo quedó mirando y asintió —ve a cumplir la misión que te di— dijo —una vez que completes esta tarea te daré tu próxima tarea. Lo de Ren Kagura esperara y tú y tu gente dejaran de espiarme o será lo último que harán en su existencia. Si me desobedecen lo sabre y la muerte será tu menor preocupación. Espero ser claro. Una última cosa. Ahora que sé de su existencia, huir es imposible—
El rostro de Makoto reflejaba a la perfección su espanto y su aura era fría en la cabeza y las extremidades y oscura en su pecho. Él había caído más allá del disgusto y la tristeza.