webnovel

Pelea de bar

Llegamos a una ciudad infernal. Casas siniestras, lava y fuego ardiendo por todas partes, calaveras en las paredes… Bueno, en realidad ni de cerca... Se trataba de una ciudad normal y corriente, como la que encontrarías en cualquier país desarrollado, una donde tranquilamente podría vivir toda mi vida. Los habitantes eran como Dánet, gente normal y corriente con la única diferencia de que todos tenían cuernos…

Seguimos a la animada diabla, y tras unos minutos de caminar por en medio de ese sitio, nos paramos delante lo que parecía ser un bar. De una patada abrió la puerta y entró de un salto como si fuera su propia casa.

—¡Holiiiiii! ¡¿Cómo estáis todos?! —Dánet saltó dentro gritando a todo pulmón.

—¡Oh Dánet! Bienvenida.

—¿Dónde estabas? Empezábamos a estar tristes sin ti.

—¡Jefe! ¡Una copa para la dama!

Todo el bar estalló en gritos de alegría al verla entrar.

—¡Yei! Hoy vengo con unos amigos. Espero que los tratéis tan bien como a mí.

Raidha, Calitia y Noné entraron a regañadientes como si estuvieran entrando en la misma guarida del diablo preparadas para su ejecución.

—¡Oh! ¿Amigas de Dánet? Esta es una ocasión especial ¡Invita la casa! Que unas señoritas tan hermo…

Y en ese momento entré yo… Y todo el local se quedó en silencio. La sensación de ser acuchillado por mil miradas me provocó un terrible escalofrío en la espalda.

«¿Perdón por ser hombre?»

Simplemente respondí su intensa mirada con un silencio indiferente… cosa que por lo visto les gustó incluso menos. Hasta escuché el sonido de algunos vasos siendo bruscamente golpeados contra la mesa después de que su contenido fuera vaciado de un trago. ¿Se trataba de algún tipo de marcaje de territorio? Bueno, al menos estaba claro que se trataba de una amenaza "sutil"...

—Venga, venga, no seáis así. No pasa nada, no pasa nada. Simplemente ignoradle por el momento. Nosotras somos las que importamos aquí.

A regañadientes alejaron la atención de mí y volvieron a armar jaleo alrededor de las chicas.

«¡Será zo…! Y esta pandilla de pagafantas descerebrados… ¿No ven que se aprovecha de ellos? En este momento me arrepiento de ser hombre… Ahora entiendo por qué quería venir aquí…»

No quería tener nada que ver con todo ese grupo de zoquetes, así que me senté en un lugar alejado de la barra y de la "fiesta".

-¿Qué pasa con este grupo de idiotas? ¿Acaso están mal de la cabeza?

—Bueno, me gustaría decir que tampoco lo sé, pero me hago una idea…

De alguna manera conseguí algo de comer y beber.

—Hey tú.

Pero ni siquiera me dio tiempo a relajarme. El ambiente del bar cambió radicalmente en el momento que un tipo enorme y musculoso me llamó… Era el típico estereotipo de macarra de bar… Sin duda el tipo de persona que más detesto.

Simplemente decidí ignorarlo y echar un trago, pero un fuerte golpe sonó desde atrás. El maldito loco había pateado la mesa y se dirigía directamente hacia mí.

—¡No me ignores maldito bicho palo fofo! ¿Quién te crees que eres para plantarte delante mío junto a Dánet y estas hermosas señoritas? ¿Estás buscando una paliza? Seguro que no aguantas ni un golpe.

Y ya ni sabía si pensar que estaba borracho o si solo tenia una neurona funcionando.

—Prefiero ser un bicho palo y fofo, a un cornudo crónico como tú.

—¿Te atreves a contestarme de esa manera a pesar de no ser ni medio hombre? Tendré que enseñarte cómo funcionan las cosas aquí.

Con una sonrisa prepotente empezó a apretarse los nudillos. Solo pude suspirar pesadamente.

—No me creo nadie... Simplemente estoy pasando un rato tranquilo mientras como y bebo. Te agradecería que me dejaras en paz… Vete a pagar fantas a esa súcubo que hace crecer tus cuernos día a día.

«Y de paso paga lo mío.»

—Uy uy uy, ¿tienes miedo? Menudo pedazo de mierda estás hecho. Aunque eso es obvio solo al mirarte.

Seguí ignorándolo, caer en las provocaciones inútiles de este tipo de personas es simplemente estúpido…

-Este idiota… Lo voy a matar ahora mismo. Me está enfadando demasiado.

… lo dicho, estúpido…

—Ni se te ocurra matar a nadie en medio del bar… Y no me metas en problemas ahora…

-¡Entonces haz algo tú mismo!

—¿Qué has dicho? Ah ya veo, tienes miedo de morir a mis manos. Y eso que ni siquiera te he hecho nada. Patético, simplemente patético. Anda vete de aquí antes de que cambie de opinión. Y que no te vea otra vez cerca de mí.

Y el tonto simplemente pensó que hablaba con él.

—Escucha Dánet, ¿por qué no te quedas con él un rato? Llévate a este idiota por ahí y que me deje en paz.

—¿Queeeeeeeé? Nu quieru.

Y la otra simplemente estaba rodeada de otros gilipollas bebiendo y comiendo todo lo que le daba la gana.

—En fin… Ya ves como están las cosas por allí. ¿Por qué no te vas a meterte con todos ellos en lugar de molestarme a mí?

Otro golpe seco se pudo escuchar resonando en el lugar. El tipo dio un fuerte golpe justo a mi lado. De fondo empezaban a escucharse risitas y murmullos. Estaba claro que la gente esperaba una pelea entre él y yo.

«Que molesto… De verdad, no tengo ganas de pelear con nadie en medio de un bar… Y aún estoy cansado de la batalla de antes.»

—Tú, afuera, ¡ya!

Una orden directa.

—Te digo que paso… ¡Que me dej…!

Una jarra de algo que olía mucho a alcohol voló directo a mi cara. Pude escuchar claramente las risas a mi espalda.

-Vale, esto no lo aguanto más... Si tu no quieres hacer nada, ya lo hago yo. Incluso si eso significa… ¡Aparta idiota! Este idiota va a morir ahora.

Suspiré pesadamente de nuevo.

—Está bien, está bien… No puedo dejar que mates a nadie aquí.... También ha terminado con mi paciencia.

Y bueno… aunque caer en las provocaciones de esta gente es estúpido… hasta mi paciencia tiene un límite…

—Je, je, jejejeje. Tranquilo, nadie va a morir. Eso sí, te aseguro que no te quedará ni un solo hueso entero en el cuerpo. Ven conmigo, saco de boxeo.

—¡Drayd espera! ¡¿En serio vas a pelear por tal tontería?! —Raidha se acercó corriendo a mí.

—Si no hago nada, este tipo morirá… Ya me entiendes… —le susurré al oído.

—¡Ah! Él…

—Jooo, siempre que traigo a un hombre termina igual.

Las miradas de todo nuestro grupo se clavarón en Dánet.

«Pues no los traigas idiota… A menos que lo hagas queriendo... Ah, ya entiendo… Quiere deshacerse de mí y quedarse sola con esas tres, ¿verdad? Y estos idiotas son simplemente sus secuaces involuntarios…»

No sabía si creer que Dánet era una idiota o una maestra de la manipulación…

—Tampoco puede dejar que le humillen así. Noné, tú no imites a esta gente.

—A… Claro que no.

[¡Ánimo!]

Salimos afuera del bar y un grupo animado de gente nos rodeó.

«Al final, los mundos no son tan distintos…»

—Bien mierdecilla, ¿te gusta el bocadillo de nudillos? Pues vas a comerte uno bien bueno. Golpearemos con las manos vacías, nada de armas. Así no tendrás que preocuparte de morir. Aunque con lo mierda que eres puedes morir por un simple golpe mío. Jajaja.

—Ok.

—Entonces, ¡prepárate!

Los silbidos y gritos de los borrachos y macarras de nuestro alrededor resonaron por las calles de la ciudad. Nos preparamos para la pelea a unos pocos metros el uno del otro. Entonces, vete a saber quién, dio la señal para empezar. Ese tonto se lanzó de frente con un puñetazo directo a mi cara…

—¡Joder…que lento!

En ese momento, mi punto fuerte era la velocidad… Como si nada, me aparté sin quitarme las manos de los bolsillos. La cara de idiota que se le quedó al ver como esquivaba su puñetazo medio bostezando y sin dignarme siquiera a sacar las manos, fue una risa. Hasta Raidha soltó una risilla.

—¿Eh?

—Eres lento… Muy lento.

Tras mi comentario, pude ver una vena hincharse en su frente. Como un loco, volvió a atacar con multitud de puñetazos. Al igual que el anterior, los esquivé como si nada. En uno de sus ataques, puse la pierna delante de la suya, provocando que el solito se fuera al suelo. Eso hizo que, por poco, literalmente le estallara la vena de la frente.

—¡Deja de esquivar maldita mierda! ¡Pelea como un hombre!

—Sí, sí… Lo que tú digas.

Pasé al ataque. Le atizé un seguido de puñetazos y patadas a toda velocidad y, poco a poco, le hice retroceder. Este tipo parecía bastante acostumbrado a recibir golpes. Incluso después de darle vete a saber cuántos golpes, seguía de pie.

—¿Esto es todo? ¡Tienes menos fuerza que un mosquito!

—Por lo menos llego a picar… Tú ni molestas como una mosca.

—Ja, jajajaja. Tú lo has querido.

Entre risas, tanto suyas como de la gente, empecé a ver su figura borrosa.

—¿Qué pasa aquí? Hey… ¡Eso es trampa!

Desapareció por completo de delante mio. Se volvió invisible. ¿Magia? Era la primera vez que veía algo de magia diferente de la elemental… Pensar que este cerebro de músculos era capaz de usar magia…

—He dicho que golpearíamos con las manos vacías. No dije nada de todo lo demás. Jajajaj.

—Eso es patético y rastrero —Calitia murmuró desde el público.

—Buuu, siempre que estas perdiendo haces igual.

—¡Maldito tramposo! Drayd eso es trampa. Ya ganaste, ¡parad la pelea!

—E… esto no es justo…

—No os preocupéis, me las apañaré… Más o menos… Creo… Bueno… No sé.--

[Si no se le puede ver, ¿lo queme todo?]

—¡NO! —los tres le gritamos a Pyro a la vez.

Eso era malo. Realmente no tenía ni idea de dónde estaba ese cabrón ni de cómo podría pelear. Empecé a dar vueltas y vueltas a mi alrededor intentando ver algún rastro, alguna pisada, lo que fuera… Pero no podía ver nada.

—Mierda… Ugh…

Me pegó lo que parecía ser un puñetazo en el estómago. Dolió bastante.

—¿Qué pasa? ¿No aguantas un golpecito? Jajaja.

—Bah… Raidha pega más fuerte.

—¡Oye! —la princesa se quejó.

—Ja. Bien pues.

Desde todos lados me llegaron golpes, cara, cuerpo, piernas brazos… Por suerte no fue tan mierda de golpear ahí abajo… O probablemente era tan idiota que ni lo pensó. Entonces noté lo que fue su agarre en mi cuello… Me agarró de allí y me levantó en el aire para luego tirarme tan lejos como pudo.

—Ja ja ja. Rendirse no es una opción. Voy a golpearte hasta que no puedas moverte durante días.

—¿A sí? Entonces, puedes hacer lo que quieras siempre y cuando pelees con los puños ¿No es así?

—¿Qué quieres decir?

—Digo… Que esto va a doler mucho… Demasiado… Prepárate.

Saqué a Vurtalis.

—Al final recurres a un arma. Como sea, imagino que no puedes hacer nada solo con tus puños y esa poca fuerza que tienes.

—No te preocupes… Esto no es para ti. Si no te puedo ver... ¡La vista es inútil!

Y entonces… Me corte los ojos…

—¡Joder! ¡La madre que me parió! ¡Puta, mierda, ostia! ¡ME CAGO EN DIOS! ¡JODEEEEEEEER! ¡AAAAAAAAAAAAAA! ¡DUELE! ¡DUELE! ¡DUELE! ¡DUELE! ¡DUELE!)

Empecé a dar vueltas por el suelo en agonía… Soy gilipollas.

—Estás loco…...

—Uf, uf, uf… Sí, me lo imagino ¡Pero me niego a perder contra ti!

Dicen que cuando pierdes un sentido los demás se intensifican. En este caso, quiero intensificar uno en concreto ¡Mi sexto sentido!

«No puedo concentrarme mientras veo todo a mi alrededor. Cerrar los ojos no es suficiente. El cuerpo tiende a querer depender de ellos a pesar de todo. Esto es la mejor opción… Espero que de verdad funcione…»

Con toda mi concentración empecé a leer el viento. No tardé en empezar a "ver" las cosas a mi alrededor.

—Me ahorras trabajo. Esta vez no voy a dejar que te levantes de nuevo.

Lo "vi", se acercaba a mí completamente desprotegido. Un puñetazo directo a mi cara de nuevo. Me aparté.

—¿Cómo? Bah, suerte.

Otro golpe, y otro, y otro. Exactamente igual que antes, empecé a esquivar todo.

—Im… im… ¡Imposible! ¿Puedes verme?

—No… ¡Pero sé dónde estás!

Esta vez no sería tan idiota de golpear simplemente con fuerza bruta. Le puse el puño delante de la cara y abrí la mano. Compacte tanto aire en mi palma como pude.

—Cómete tú esto.

Liberé el aire comprimido. Fue como una pequeña bomba a quemarropa de su cara. La onda expansiva le mandó a volar… Y como no, a mí también.

-¿Qué haces, idiota?

—Un pequeño error de cálculo.

«He de encontrar la manera de lanzarlo hacia una sola dirección.»

—¿Qué fue eso?

—Simplemente aire… Que salió de mi puño, claro está. Mi puño, puño… Bueno, mano.

—Maldito.

Volví a lanzarme encima suyo tan rápido como pude. Evité un golpe que me lanzó a la desesperada y le golpeé en la barriga.

—Sigues teniendo poca fuerza.

—Claro, claro… Pero mi puño no es solo músculo ¿Sabes lo qué es un taser?

—¿Qué?

Ese idiota empezó a convulsionar frenéticamente, para finalmente caer al suelo sin conciencia. La gente empezó a gritar. Silbidos, aplausos, abucheos, de todo sonó.

Parecía ser algo típico en ese lugar, ya que tras la pelea alguien se llevó al tonto ese y en poco, la gente se dispersó.

Estaba agotado, completamente agotado… Sellé toda la energía que me quedaba y me dispuse a volver con mis amigos.

—Pues se terminó la gilipollez… A ver si duerme bien esta noche.

—¡Drayd! ¡¿Qué tal estas?! —se me acercó Raidha.

[Eso fue increíble.]

—¡Te falta fuerza! Yo habría terminado de un solo golpe.

—Te… ¿Te duele mucho?

—Bueno… Estoy dolorido, agotado y… Completamente ciego. Solo tengo ganas de irme a dormir y descansar hasta mañana.

Con el espectáculo terminado decidimos seguir a Dánet hacia un lugar donde poder dormir… y después de chocar con varias paredes y tropezar cada varios pasos empecé a empatizar más que nunca con los ciegos…