Gabriel estaba sumido en sus pensamientos. En su mente, podía ver algunas escenas donde el León de Piedra estaba siendo creado. La pequeña mota de luz contenía todo el proceso de creación, junto con algo más. Desafortunadamente, todavía no podía ver la cara del escultor.
Mientras Gabriel estaba de pie en silencio como si también fuera una estatua, Jia lo miraba con gran curiosidad.
—Viejo, para que trates de ayudar a este niño de esa manera... ¿Y para que él tenga ese Bastón Ancestral? ¿Por qué no eres directo y simplemente me dices quién es? ¿Y por qué lo ayudas tanto? —preguntó Jia con sospecha.
—¿Necesito tu permiso para ayudar a alguien? —respondió Gabriel con una mirada indiferente.
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