El destino y el futuro de los tres estaba en manos de Gabriel. Sin embargo, al ver su estado lamentable, ni siquiera a Gabriel le apetecía matarlos.
El Príncipe no dejaba de suplicarle a Gabriel que le permitiera vivir, incluso si eso significaba convertirse en esclavo. En cuanto a Shia, permanecía con los ojos cerrados, esperando que la espada de Gabriel le arrebatara la vida.
Gabriel sabía que era cierto que no le habían hecho nada malo. El único problema era la potencial amenaza futura. Pero, ¿realmente estos tres podrían incrementar sus amenazas futuras más de lo que ya estaba? Además, le molestaba que el Clan Arecia incluso matara a los niños, todo porque tenían miedo de la amenaza futura, aunque los niños no fueran una amenaza inmediata para él.
No podía evitar encontrarse en la misma situación que el clan Alecton en el pasado, teniendo que decidir si necesitaba matar a personas inocentes para eliminar los posibles problemas de raíz o dejarlos vivir.
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