El vehículo blindado avanzaba lentamente por las ruinas, cargado con el generador de energía que habían encontrado en la base militar abandonada. Jonás observaba con satisfacción mientras los Astartes y los Guardias Imperiales mantenían una vigilancia constante durante el trayecto de vuelta al refugio. El generador era un hallazgo crucial, y con él, Jonás sabía que el refugio podría expandirse y volverse aún más autosuficiente.
Sin embargo, algo lo incomodaba. La resistencia que habían enfrentado en la base era más intensa de lo que había esperado. Los mutantes estaban organizados, como si estuvieran respondiendo a algo o alguien más. Jonás sabía que no podía confiarse.
—Baluarte, —dijo Jonás mientras miraba hacia el horizonte—, ¿qué piensas de los mutantes?
El Astartes baluarte se giró hacia su maestro, su mirada fría y calculadora detrás del casco.
—Maestro, son bestias primitivas, —respondió—. Pero parece que últimamente han estado actuando con más estrategia. Podría ser una evolución, o quizá algo más... coordinado.
Jonás asintió. Sabía que los mutantes no eran el único peligro en este mundo. Había otros grupos de supervivientes, algunos con sus propios planes y objetivos, que podrían representar una amenaza a largo plazo.
Cuando el equipo finalmente llegó al refugio, el Adeptus Mechanicus estaba esperando ansioso para comenzar a trabajar en el generador. Jonás supervisó el proceso desde la sala de control, satisfecho con el progreso que habían logrado en tan poco tiempo. Los recursos que habían traído serían clave para el futuro.
—Con este generador, maestro, —dijo el Adeptus Mechanicus mientras inspeccionaba la máquina—, podremos alimentar todo el refugio y establecer una fuente de energía adicional para nuevas expansiones. Recomiendo que usemos parte de esta energía para activar sistemas de defensa automatizados.
—Buena idea, —respondió Jonás—. Pero asegúrate también de priorizar el desarrollo de más tecnología que podamos utilizar en nuestras misiones. Cuantos más recursos tengamos, mejor preparados estaremos para cualquier cosa.
La base comenzaba a sentirse más segura, pero Jonás sabía que solo era cuestión de tiempo antes de que las amenazas externas volvieran a golpear con más fuerza. El sistema de defensa automática que había estado considerando aún estaba en su mente, pero por ahora tendría que esperar. Con 130 puntos, no tenía suficiente para inversiones mayores. Debía seguir acumulando.
—Astartes, —dijo mientras giraba hacia los tres guerreros imponentes que lo escoltaban—, quiero que sigáis vigilando la zona. Si detectáis cualquier anomalía, venid de inmediato.
Los tres Astartes asintieron, y se retiraron para cumplir con sus órdenes.
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Horas después, mientras Jonás revisaba los informes del refugio, recibió una notificación inesperada del sistema.
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Nuevo evento detectado: Asedio mutante en 48 horas.
Descripción: Un gran número de mutantes ha sido avistado en las cercanías. Se están organizando para atacar el refugio.
Objetivo: Defender el refugio y eliminar la amenaza.
Recompensa: 150 puntos.
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Jonás sintió una oleada de adrenalina. Sabía que tarde o temprano los mutantes intentarían un ataque masivo, pero no esperaba que fuera tan pronto. Con solo 48 horas para prepararse, no había tiempo que perder.
—¡Todos a sus posiciones! —ordenó Jonás, su voz resonando por todo el refugio. Los Guardias Imperiales comenzaron a movilizarse, revisando sus armas y reforzando las barricadas. El Adeptus Mechanicus redirigió la energía del generador recién instalado hacia los sistemas de defensa.
—Maestro, —dijo uno de los Guardias Imperiales mientras se acercaba a Jonás—, ¿crees que aguantaremos? No sabemos cuántos mutantes vendrán.
—No tenemos otra opción, —respondió Jonás con firmeza—. Nos defenderemos con todo lo que tenemos.
El dron de reconocimiento fue enviado inmediatamente para patrullar el área, proporcionando información en tiempo real sobre los movimientos de los mutantes. El día transcurrió en una actividad febril, con todos los recursos disponibles centrados en la defensa del refugio. Las torretas automáticas comenzaron a instalarse en el perímetro, y los Astartes patrullaban los límites para asegurarse de que no hubiera sorpresas.
Con las primeras horas del segundo día, el dron de reconocimiento captó imágenes inquietantes. Una gran horda de mutantes se acercaba, mucho más numerosa de lo que Jonás había esperado. Sus movimientos eran rápidos, y algunos de ellos parecían más grandes y evolucionados que los mutantes habituales.
—Esto será complicado, —murmuró Jonás mientras observaba las imágenes.
El dron de reconocimiento le proporcionaba detalles valiosos: los mutantes avanzaban desde el suroeste, pero algunos grupos más pequeños se movían hacia el norte y el este. Era un ataque coordinado, lo que hacía pensar a Jonás que detrás de esto había algo más que simples bestias salvajes.
Cuando el sol comenzó a ponerse, el ambiente en el refugio se volvió tenso. Los Guardias Imperiales y los supervivientes estaban listos, con sus armas preparadas y las defensas reforzadas. Los Astartes estaban en sus posiciones, listos para liderar la defensa.
—Baluarte, —dijo Jonás—, tú estarás conmigo en la puerta principal. Los tácticos cubrirán el flanco este.
El Astartes baluarte asintió. Su presencia imponente junto a Jonás sería clave en el combate cuerpo a cuerpo, mientras que los tácticos cubrirían los puntos más vulnerables del refugio con su potencia de fuego.
Finalmente, la horda llegó.
El sonido de los mutantes avanzando en la oscuridad resonaba en la distancia, un rugido de caos que llenaba el aire. Las torretas automáticas abrieron fuego primero, iluminando la noche con ráfagas de disparos que atravesaban las filas de los mutantes. Los Astartes tácticos abrieron fuego desde sus posiciones, derribando a los más cercanos antes de que pudieran acercarse demasiado.
—¡Aguanten! —gritó Jonás mientras veía cómo los mutantes comenzaban a chocar contra las defensas del refugio.
El baluarte, con su escudo y espada, estaba en el frente, defendiendo la puerta principal. Los mutantes más grandes intentaban derribarla, pero el Astartes los rechazaba con cada golpe. Los Guardias Imperiales disparaban sin cesar, cubriendo a los Astartes y eliminando a los mutantes que intentaban romper las líneas.
A medida que avanzaba la batalla, Jonás pudo ver que los mutantes estaban más organizados de lo que había anticipado. No eran solo una horda salvaje, estaban atacando en oleadas coordinadas, y algunos de ellos parecían estar dirigiendo los movimientos de los otros.
—Debemos eliminarlos, —dijo Jonás, señalando a uno de los mutantes más grandes que parecía estar dando órdenes a los demás—. Si caen, el resto perderá la coordinación.
Uno de los Astartes tácticos apuntó hacia el mutante líder y disparó con precisión. El disparo impactó en su objetivo, pero el mutante resistió, tambaleándose solo un momento antes de seguir dando órdenes.
—Vamos a tener que hacer esto personalmente, —murmuró Jonás.
El baluarte asintió, y juntos avanzaron hacia el líder mutante.
El combate fue feroz. El mutante líder era mucho más fuerte y resistente que los demás, pero el baluarte, con su fuerza y destreza, logró derribarlo tras una serie de golpes brutales. Una vez que el líder cayó, los mutantes restantes comenzaron a desorganizarse, perdiendo su coordinación.
—Ahora es nuestro momento, —gritó Jonás.
Los Astartes y los Guardias Imperiales avanzaron, eliminando al resto de los mutantes con facilidad. La batalla fue ganada, pero Jonás sabía que esto solo era el principio de algo más grande.
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Mutantes abatidos: 80
Puntos obtenidos: 160 puntos.
Puntos totales: 290 puntos.
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Jonás observó el campo de batalla. Habían logrado defender el refugio, pero esto solo confirmaba sus peores temores: los mutantes estaban volviéndose más organizados y peligrosos. Esta no sería la última vez que enfrentarían un asedio de este tipo. Jonás, con el dron de reconocimiento y los informes de los Astartes, ya podía notar que esta era solo una señal de algo más grande que se avecinaba.
El refugio estaba cubierto de restos de mutantes, y la atmósfera era sombría pero victoriosa. Los Guardias Imperiales comenzaron a recoger los cuerpos, y el Apotecario ya estaba tomando muestras para su análisis. Los supervivientes dentro del refugio aplaudían en silencio, agradecidos por haber resistido otro ataque devastador.
Jonás no pudo evitar sentir una punzada de preocupación. Sabía que sus tropas eran poderosas, pero cada vez se acercaba más a un nivel de conflicto que requeriría más que solo fuerza bruta.
—Baluarte, —dijo, mientras el imponente Astartes guardaba su espada—, quiero que dobles las patrullas y refuerces las defensas. No podemos permitir que esto vuelva a ocurrir con tal magnitud sin estar aún mejor preparados.
—Como ordene, maestro, —respondió el baluarte.
Jonás se dirigió al centro de mando, donde el Adeptus Mechanicus ya estaba trabajando en cómo mejorar las defensas del refugio. Con el generador de energía recién instalado, tenían los recursos para avanzar en las mejoras tecnológicas, pero requeriría tiempo y planificación.
—Maestro, —dijo el Adeptus Mechanicus, levantando la mirada de los esquemas—, con los nuevos datos obtenidos y la energía adicional del generador, puedo empezar a desarrollar armamento avanzado para las torretas defensivas. Pero necesitaremos más piezas y más puntos del sistema para acelerar los trabajos.
—Lo sabía, —murmuró Jonás, más para sí mismo que para su siervo. Sabía que debía salir a buscar más recursos y que enfrentaría más batallas antes de poder consolidar su dominio.
De repente, el sistema emitió una notificación inesperada. Jonás abrió la interfaz rápidamente y leyó las nuevas opciones disponibles.
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Misión desbloqueada: Desmantelar el nido de mutantes.
Descripción: Se ha detectado la ubicación del origen de los ataques mutantes. Un nido subterráneo a 15 kilómetros al este del refugio alberga a un grupo de mutantes organizados. Desmantelar su base otorgará una recompensa significativa.
Recompensa: 250 puntos adicionales.
Advertencia: El nido está fuertemente defendido por mutantes élite.
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Jonás frunció el ceño. La idea de un nido de mutantes explicaba por qué los ataques se estaban volviendo más coordinados, pero el peligro que representaba el nido era indudable. Aun así, la recompensa de 250 puntos adicionales era tentadora, y sabía que erradicar esa amenaza sería clave para asegurar el control de la región.
—Esto es lo que hemos estado esperando, —dijo Jonás, cerrando la interfaz—. Pero no podemos hacerlo sin prepararnos adecuadamente.
Con 290 puntos en su haber, Jonás sabía que podría hacer una compra importante para reforzar su equipo antes de lanzarse a una misión tan peligrosa. Revisó la tienda una vez más, buscando algo que pudiera hacer la diferencia en el próximo enfrentamiento.
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Opciones disponibles en la tienda:
Astartes de Asalto (100 puntos)
Especialistas en combate cuerpo a cuerpo y operaciones rápidas, equipados con armas de melé y retroreactores para movilizarse rápidamente en el campo de batalla.
Sistema de Defensa Automático (300 puntos)
Un conjunto de torretas de defensa avanzadas, capaces de eliminar a múltiples objetivos con precisión.
Tanque Rhino (200 puntos)
Vehículo de transporte blindado, ideal para incursiones en áreas hostiles y para transportar tropas de manera segura.
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Jonás sabía que el nido de mutantes requería velocidad y fuerza. El Astartes de Asalto podría ser una excelente adición, permitiéndole romper las defensas enemigas con brutalidad y rapidez. El Tanque Rhino también lo tentaba; podría transportar a todo su equipo a través del terreno hostil sin preocuparse por emboscadas, pero eso implicaría gastar casi todos sus puntos.
—Es hora de armarse hasta los dientes, —dijo Jonás con una sonrisa. Optó por el Astartes de Asalto, sabiendo que en combate cerrado y misiones de alta velocidad, sería clave.
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Puntos gastados: 100 puntos.
Puntos restantes: 190 puntos.
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El Astartes de Asalto fue invocado de inmediato. La imponente figura de un guerrero equipado con armadura de combate pesada y un par de retroreactores en su espalda se materializó ante Jonás. El guerrero se arrodilló, como era costumbre en las primeras invocaciones, mostrando total lealtad.
—Maestro, estoy listo para cumplir tu voluntad, —dijo el Astartes de Asalto con voz profunda y reverente.
—Levántate, —respondió Jonás—. Pronto tendremos una misión peligrosa, y necesitaré todas tus habilidades para erradicar a los mutantes de una vez por todas.
El Astartes de Asalto se levantó, y Jonás no pudo evitar sentir un golpe de confianza. Sabía que con él y el baluarte al frente, sus posibilidades de éxito en el nido mutante aumentaban considerablemente.
Con la nueva misión en mente, Jonás comenzó a trazar su plan. La incursión en el nido de mutantes requeriría no solo fuerza bruta, sino también estrategia. No podía lanzarse sin un plan claro.
—Nos moveremos al amanecer, —anunció Jonás a su equipo—. Esta será una de las misiones más peligrosas hasta ahora, pero si eliminamos ese nido, habremos asegurado la región y podremos concentrarnos en la expansión.
El equipo se preparó. El baluarte, los Astartes tácticos, el Astartes de Asalto y los Guardias Imperiales comenzaron a revisar su equipo y municiones. El Apotecario preparaba suministros médicos, listo para cualquier eventualidad.
El día siguiente llegó con rapidez. El transporte blindado, ahora mejorado con el generador, estaba listo para llevar al equipo directamente al corazón del territorio enemigo.
Cuando partieron, Jonás no pudo evitar sentir una mezcla de emoción y preocupación. Sabía que esta misión marcaría un antes y un después. Si lograba desmantelar el nido de mutantes, no solo aseguraría una recompensa significativa, sino que también consolidaría su poder en la región.
A medida que avanzaban por el terreno accidentado, el dron de reconocimiento comenzó a proporcionar imágenes del nido subterráneo. Era un laberinto de túneles y cavernas, con lo que parecían ser varias entradas y salidas, todas ellas protegidas por mutantes élite.
—Este no será un paseo fácil, —dijo Jonás mientras revisaba los datos—. Pero estamos preparados.
El equipo llegó al borde del nido, y Jonás dio la orden de detenerse.
—Astartes de Asalto, —dijo Jonás, mirando a su nuevo guerrero—, tú liderarás la carga. Romperemos sus defensas rápidamente y desmantelaremos este nido de una vez por todas.
El Astartes de Asalto asintió, listo para cumplir con su misión.
—Que comience la batalla, —dijo Jonás, con determinación en su voz.