¿Qué harías si tu planeta dejara de existir después de una siesta? Había una vez una princesa… Borra eso. Había una vez una ermitaña llamada Yao Si. Era una huérfana hikikomori (aislada) que tenía una vida trivial y tranquila en su pequeño y cómodo departamento. Justo cuando pensaba en que viviría el resto de sus días mundanos, murió. Los acontecimientos tomaron un giro inesperado, y de alguna manera, terminó convertida en vampira. Aún peor, una de quinta generación sin habilidad de combate alguna. Los vampiros tenían su propia pequeña sociedad secreta, con problemas culturales, y se llamaban a sí mismos “sangrientos”. Con la amenaza de otra guerra civil entre los vampiros, Yao Si permaneció alerta. “Aunque la guerra de los vampiros volviera a desatarse, se necesitaría un milagro para que me afectara”, pensó. Y ocurrió el milagro. Cuando despertó de una siesta milenaria, se encontró con que su hermoso planeta madre Tierra había dejado de existir. Desaparecieron incluso los primeros vampiros. El vampiro más viejo del universo era ahora uno de sus bisnietos. Y todos deberían llamarla “ancestro” de ahora en adelante.