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Magnifique

Entre el cosmos y un individuo, su destino en un ciclo de ignorancia, acciones qué comprometen el multiverso y un dios renegado.

Bryan_Yela · Kỳ huyễn
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32 Chs

Conocimiento.

Con el pasar del tiempo, la conciencia de Padre se debilitaba, mostrándose cada vez menos su voluntad a través del cosmos, esto quizá fue una consecuencia de expandir su existencia en el infinito abismo para convertirlo en un finito espacio, o talvez fue una coincidencia junto al constante uso de poder lo había agotado, pero seguía estando presente en todos lados.

Pequeñas fluctuaciones del poder eran liberadas cada vez que algún titan primigenio usaba su poder para alimentar y provocar cambios en sus mundos, resonando entre sí, expandiéndose a través del cosmos, fusionándose y creando a los dioses, seres nacidos de la mezcla de las resonancias en el cosmos.

Los dioses nacieron como el producto derivado de la filtración de la energía que emanaba cada uno de los hijos del creador, nacidos por voluntad y deseo, con su origen de los sueños solitarios que se daban entre tan grandes seres como eran la prole del mismo cosmos.

Entre ellos el primero en nacer a partir de la voluntad de su padre, su maestro, su creador, fue el nacido no de un cuerpo, fue aquel que nació a partir de la misma torre de adamantino, en el corazón del mismo universo, nació del poder que se concentraba en aquel lugar que se alzaba imponente en el vacío, lejos de las estrellas, en esa penumbra oscura nacía el hijo de Pragmeo en su deseo de proteger las puertas al abismo donde estaba encarcelado y protegido su padre, custodiándolo lejos de toda su propia creación.

Nacido el primogénito de Pragmeo, erudito y único usuario de la transformación de la energía, Aster, el guardián obsidiana, este emergió ya con una forma, de apariencia idéntica a su padre, este llevaba plumas negras cubriéndole como si de ropas se tratasen, él podía escuchar la voz de su progenitor, de esta forma se le pidió que cuidase las puertas de la torre y se le concedió el conocimiento del cómo crear materia a partir de la energía que emanaba a través de todo el universo el corazón y esto se le confirió junto al deber de compartirlo con todos sus hermanos, pero esto no fue lo único, también se le enseño el uso de su propia energía, usar su propia esencia para dar vida a la imaginación, a los sueños, a los ideales mismos, esto era el uso de su propia alma y a la vez erosionarla, por eso, debía mantener esto en secreto, el nombre de este arte se le confirió a partir de su propio nombre, praná, esencia de la vida misma.

La cristalización por la condensación como si de un fenómeno de gutación se tratase sobre las pieles de estos entes espaciales que alguna vez fuesen etéreos, se manifestaban pequeñas protuberancias que una muestra de poder, anteriormente se había evidenciado el cómo el engendrar hijos a partir de su propio poder daba como resultado una forma más refinada, esto fue expuesto por Lyth.

Ahora con su misión de expandir conocimiento a los otros celestiales, Aster debía viajar hasta cada los confines para compartir las palabras de su progenitor, tomándole poco tiempo, solo unos milenios.

Entre estos viajes conoció al enigmático Hanub, quien poseía una forma como la de un primate lampiño, pero su cabeza estaba oculta por una coraza semejante a un cráneo blanquecino que inspiraba poderío, no solo esto, su cuerpo había desarrollado completamente en poco tiempo, donde de su espalda brotaban plumas como si de un manto se tratase, pero lo que más llamaba su atención era su cuerpo en si mismo, o mejor dicho, su piel, poseía marcas numerosas, como si de ríos se tratasen, estos iluminaban constantemente destellos azules, al parecer la energía dentro de él viajaba aun en forma pura y su apariencia solo era una cascara para evitar fugas.

Cuando llego su momento de ser instruido este ser se mostraba solitario y concentrado en una roca, donde simplemente inyectaba su fuerza y la retiraba, una y otra vez, continuamente.

Donde su concentración fue rota debido a una presencia extraña, que deseaba entregar lo que se le confirió e irse, simplemente volver al lugar donde sentía debía estar.

Una vez se le transmitió el conocimiento, en su curiosidad se mantuvo expectante de que sería lo que lograría un ser tan curioso cómo era Hanub, solo para verlo seguir con su rutina, pero algo estaba extraño, solamente estaba inyectando energía al núcleo de la roca desértica, una y otra vez, al ser el último en ser contactado, Astur simplemente podía tomarse un tiempo de apreciar lo que hacia su superior.

Poco a poco lo que una vez fue una roca vacía y sin vida se tornó de pequeños seres semejantes a su creador, pero estos también portaban las marcas azules, al principio fueron 2, luego 4, y así se multiplicaron a través de los siglos, hasta que llegaron a deformar el propio mundo usando energía que se encontraba en ellos mismo.

Aster interesado en esto, le pregunto sobre si lo sucedido era la intención propia de Hanub, este solo supo explicarle que era algo similar a la energía cósmica que poseían ellos, pero esta era más tosca, más impura, a esta la llamo maná y a sus actos magia.

Rápidamente se desarrollaron, pero Hanub no estaba feliz, así que elimino una parte de estos pigmeos, mientras mostraba un rostro amargo, con esta escena Astur simplemente lo dejo en su pesar mientras volvía a casa.

Aster llego hasta las puertas de la torre donde custodiaba, curioso por lo que presencio mostro interés poniéndolo en práctica una y otra vez.

Empezando por reunir las rocas que rodeaban la torre, entre ellos se encontraban fragmentos a la deriva del Icor, pero, aun así, todo conformo un uno y se vio dando forma, con el tiempo extensas tierras vacías formaban un campo alrededor de la torre, al verla solitaria, este edifico pequeñas estructuras alrededor, poco a poco se volvió una atalaya.

La Atalaya del fin donde se resguarda la Torre de Adamantino, corazón de la existencia.

Aster puso en práctica lo que aprendió, de sus suelos desérticos broto vida, arboles retorcidos que rodeaban y ocultaban el panorama, en apariencia se podrían describir como coníferas, altos troncos firmes que se alzan imponentes, pero estos dejaban caer flores purpuras entre el movimiento del viento de origen desconocido, dándose un bamboleo entre la noche eterna, un lugar entre umbra y penumbra, existiendo en soledad, aun se escuchaba en silencio este rincón del cosmos, pero eso no lo detuvo.