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Llegar a tiempo

El corazón de Tauriel estaba agitado, como si Smaug se hubiera desplomado en el mar de sus sentimientos. Por una parte, Legolas la aleja de donde su corazón quería estar y, por otra parte, no sabía por qué había reprimido sus acciones delante del enano que había entrado en su vida para cambiarlo todo. Cuando regresa a dar noticias decide buscar al enano y comprar tiempo para hablar...

EscritorDeFics · Phim ảnh
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12 Chs

No importa

La imagen desgarradora de tener tan cerca y a la vez tan lejos a Kili le hacía perder la compostura, corrió gritando su nombre, y casi pensó que había visto una pequeña desaceleración, pero no se detuvo, ¿por qué? ¿no era lo que el enano anhelaba? No le había pedido que estuviera a su lado, porque ignorar su llamado.

Lo siguió con la mirada para comprender por qué corría sin siquiera voltear la mirada. Mientras avanzaba siguiendo a Kili pudo ver de qué se trataba todo, entonces sintió vergüenza por los pensamientos que había tenido y fue ella quien empezó a correr hacia donde estaba Kili. Casi no podía decir que él hubiera sido herido por una flecha envenenada días antes por la agilidad e ímpetu con el que corría para salvar a su hermano Fili de una muerte pronunciada y en ejecución. El gritó desgarrador de Azog le helo la sangre cuando vio que el causante del dolor era nada menos que su enano, es decir Kili. Los orcos se quedaron estupefactos por lo intrépido e inesperado de la acción. Tauriel sabía que era su momento para intervenir. No podía usar su arco, Thranduil se había encargado de destruirlo, asi que desenvaino un par de dagas y se corrió a apoyar el rescate de Fili. Pero vio horrorizada como Kili hizo algo más que ser solamente imprudente, hizo algo estúpido.

—¡No! —gritó cuando vio como audazmente el enano saltaba al vacío con su hermano, sintió que el corazón le pesaba, ¿realmente tenía que ser tan temerario e "imprudente" siempre?

Sus gestos se endurecieron al pensar que esa manada de inmundos orcos la separaba del enano que había captado no solo su atención, sino también su corazón. Empezó a correr con un solo objetivo: Ver vivo a Kili una vez más, asi que corrió como sus fuerzas se lo permitieron, mientras que Azog se retiraba la espada de Kili del brazo, retrocediendo y dejando a su sequito para no permitir a Tauriel acercarse a él. Todo un cobarde, pensó con gracia Tauriel, mientras apretaba sus dagas con fuerza y trazaba un plan para llegar al acantilado y ver que había sido de Kili y Fili.

Uso su rapidez para cortar y apuñalar a voluntad a los orcos que pretendían impedir su paso, aunque no estaba acabando con todo si logro hacerse un espacio para poder llegar al acantilado. Donde por un instante vio a Kili y a Fili sujetándose firmemente con una daga al otro lado del acantilado. Agradeció con fuerza a los dioses que siguieran con vida, pero no agradeció demasiado saber que nuevamente estaban separados por una gran distancia. Logro defenderse con fuerza y rapidez, y casi había logrado eliminar a sus oponentes, cuando empezó a ver descender a una distancia no muy lejana a un nuevo contingente de orcos, liderados por Bolgo, en ese momento donde demonios pudo haberse metido Legolas.

—¡Kili! —gritó cuando finalmente se deshizo del último contendiente, solo para tomar un respiro y empezar a correr para no quedar atrapada por la horda de orcos que se acercaba.

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Escuchó su voz como si fuera un lazo que lo atrajera hacia lo desconocido y tal como no dudo cuando supo que tenía que correr hacia Fili para salvarlo, tampoco lo hizo esta vez. Sabía que tenía que abandonar por un momento a su tío para buscar a la doncella elfo que había cautivado sus sentidos, que le había hecho ver el mundo sin prejuicios, de otra forma, había derrumbado todo lo que él pensaba sobre los elfos, en parte por la influencia de Thorin y se introdujo a un mundo hasta ahora desconocido para él: el del amor. Sonaba tal vez demasiado prematuro, pero supo que las sensaciones y reacciones que Tauriel provocaba en él era más que un coqueteo vacío, con esa sonrisa había dejado al descubierto lo torpe que podía ser audaz, pero también sensible y romántico.

—¡Kili! —gritó su tío mientras él se dio vuelta para encontrarse con una mirada confusa, pero a la vez llena de advertencia.

—Lo siento tío, debo ir —la determinación en las palabras de Kili hizo que la ira creciera dentro de Thorin, a pesar de haber superado esa fiebre por el oro de Erebor y ese egoísmo, no dejaba de odiar a los elfos con todo su corazón y ver que su sobrino, heredero de Erebor, pusiera sus ojos en un elfo era simplemente inaceptable.

—Ella es solo un elfo que su gente se encargue de ella, tu deber es con tu familia —trató de persuadirle, aunque mezclar la indiferencia y egoísmo con el sentido de patriotismo y familia, definitivamente no fue la mezcla correcta y Fili lo sabía porque negó con la cabeza.

—Te equivocas, tío —le dijo con determinación mientras no podía contar los segundos que estaba perdiendo para socorrer a Tauriel. Sus ojos estaban sobre las alturas de Ravenhill donde las tropas de Bolgo empezaban a aproximarse.

—¿¡Pretendes ignorar a tu familia para ir tras un elfo!? —Thorin le recriminó indignado y con rabia en sus palabras, pero Kili no podía negar y mucho menos traicionar la fuerza de sus afectos sobre la joven elfo de hermoso cabello.

—No, pretendo ayudar a quien me ayudó, ella no me abandonó —las primeras palabras pretendían hacerle entender por la vía del honor que no podía abandonar a quien le ayudo cuando estuvo herido, pero la cara de asco de Thorin no desapareció, asi que decidió darle una estocada a su tío.

—Kili —Fili trato de serenar a su hermano, pero sabía que poco o nada podía hacer si es que de los afectos de Kili se trataba, desde que vio como Tauriel había casi muerto de preocupación por Kili y como él susurró palabras tan intensas hacia ella en medio de su delirio de dolor supo que el corazón de Kili estaba prendado de aquella elfo y él no podría negarle su apoyo, menos ahora que había arriesgado su vida para librarlo de una muerte segura.

—¡No Fili! ¡es la verdad! —le reprocho Kili, aunque no estaba molesto con su hermano, tampoco podía entender que tratara de frenarlo en su ímpetu por demostrarle a su tío que Tauriel era más que digna de su respeto. —Tú dices que no debo dar la espalda a la familia, pero tú me abandonaste malherido —la rabia con que las palabras de Kili salieron hicieron que Thorin se apaciguara un poco.

—Necesitábamos llegar a Erebor, era nuestra única oportunidad —le dijo Thorin con una tensa calma, pero eso solo enfureció aún más a un ya nervioso Kili.

—¿Entonces vale más tu oro que la familia? —le pregunto de manera burlesca, mientras giraba en su eje con desesperación por ir al encuentro de Tauriel,

—No tuerzas mis palabras Kili —gruño Thorin mientras que Fili y Dwalin no sabían cómo hacer para frenar esta querella entre Kili y Thorin.

—No, no las tuerzo, las interpreto, ahora si me disculpan, me voy para salvar algo más importante que todo el oro de Erebor —La cara de asombro de Fili y Dwalin cuando Kili dijo eso hizo que Thorin se enfureciera nuevamente.

—¿Cómo puedes anteponer a un elfo a nosotros? —dijo con tono final, como si se hubiera resignado a que Kili hiciera su camino.

—No lo hice, arriesgué mi vida por mi hermano, ahora lo hare por esa elfo que tanto críticas, pero que yo amo —la tenacidad y firmeza de sus palabras dejaron al grupo de enanos en silencio por un rato, Fili les tendió la mano. La cual Thorin tomo fuertemente, pero Kili solo se quedó mirando con pesar la mano de su hermano, sabía que la decisión que tomase hoy también afectaría a la relación con su hermano, pero el dolor que ardía en su pecho de la voz de Tauriel llamando su nombre era más fuerte que el deseo de no perder a su familia.

—Kili… —suplico su hermano, el enano de cabellos oscuros y barba despoblada, solo cerró los ojos con cierto dolor y un poco de culpa. Pero se sentiría peor de saber que pudo haber ayudado a Tauriel y no lo hizo.

—Haré de cuenta que no escuche eso, ahora vamos —dijo Thorin de manera conciliadora.

—Lo siento, pero no —hubo un poco de tristeza en las palabras de Kili, Thorin lo miró por un segundo y luego violentamente soltó la mano de Fili.

—Si vas tras ella no te molestes en volver —sus palabras apuñalaron el corazón de Kili y Fili solo miraba a su tío con ojos suplicantes como pidiéndole que reconsiderara lo que acaba de decir, pero el orgullo de Thorin no daría marcha atrás.

—Tal vez no lo haga, ya no importa, he tenido suficiente de tu arrogancia tío —la voz de Kili sonaba determinada y empezó a arreglar sus armas para partir, ya no quería detenerse más.

—Como te atreves —Thorin avanzo hacia Kili indignado por sus palabras, sintiendo el sabor de la traición por parte de su sobrino, afortunadamente Fili y Dwalin eran lo suficientemente fuertes como para frenarlo, Kili no se intimidó, porque el dolor de ver a su tío tan diferente era más fuerte que cualquier miedo.

—Kili, esta no es la forma —Dwalin suplico mientras retenían a Thorin,

—Tienes razón, no es la forma, pero no me dejaron muchas alternativas, el tío pretende que me quede mirando como la horda de orcos que viene cargue contra Tauriel y eso no va a pasar —le dolía el pecho y le costaba respirar, sentía que cada segundo que permanecía allí estático era un segundo que podría costarle la vida a su bella dama elfo,

—Pero Kili, ustedes dos solos, morirán —Fili le suplico, pero la determinación en los ojos de Kili le hicieron ver que no iba a dar su brazo a torcer.

—Al menos moriré al lado de alguien que no me abandonó —espeto con asco hacia la figura de su tío que solo le dio una mirada fría.

—Mejor vete ya —le respondió con desdén y desprecio.

—Adiós Dwalin, Fili —Kili hizo una reverencia más profunda a la figura de su hermano, quien casi con la mirada le suplico que se mantuviera vivo.

—¡Kili! —escuchó la voz de su amada y sintió que un escalofrío le recorría el cuerpo. Él podía sufrir el dolor, pero verla sufrir o ser herida era algo que su corazón no podría soportar, así que empezó a correr con todas sus fuerzas en busca de la fuente de esa voz potente, pero a la vez melodiosa. No miró atrás, no dudo, tenía que encontrarla, aunque eso le costara su propia vida.