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La noche ya hacía tiempo que se había apoderado del entorno, que era iluminado por la luna y las estrellas, las débiles luces de las farolas en las calles no podían llegar hasta donde se encontraban los chicos, Hiro aún se encontraba procesando el fantástico relato que había acabado de escuchar.

-Yo... ahm... - balbuceaba el genio que no sabía que podía decir en esa situación - eh...

-No te preocupes – dijo el mexicano entendiendo lo que su amigo intentaba hacer

-Es... es que yo no... -dijo nervioso - ¿Y cómo te sientes?

-... - Miguel simplemente volteo a ver a Hiro mientras este solo evitaba su mirada – JAJAJAJAJA- Miguel comenzó a reír a carcajadas mientras el otro esqueleto se le quedo viendo sorprendido

-¿Qué...?

-Lo siento, lo siento – dijo interrumpiendo a Hiro – perdón es que... JAJAJAJAJA, es muy tierno que te preocupes por mi

-¿QUÉ YO QUE?, ¡No! Yo no, yo solo ehh... – decía obviamente apenado

-Si exactamente así -dijo sonriendo - gracias

-¿Por... porque? - pregunto confundido

-Nunca le había contado esto a nadie – respondió agachando la mirada – me siento mucho mejor, gracias

-Ah, eh de... de nada –dijo algo apenado

-Oh mira- dijo apuntando a una extraña estructura – ya llegamos

Hiro se quedó asombrado viendo a la extraña e imponente maravilla, algo fantástico y singular, no estaba seguro de que es lo que estaba viendo, pero no podía apartar su mirada

-¿Qué es esto?- pregunto sin dejar de ver la estructura

-¿Esto?, ah es eh... aquí encontraremos a la... amm persona que nos ayudara- respondió haciendo una gran sonrisa

-Ok- dijo extrañado por el comportamiento de Miguel

Se acercaban a la estructura mientras Hiro la analizaba, si bien a la distancia le había parecido un extraño y enorme árbol, ahora confirmaba que era una especie de árbol titánico, parecía constar de una enorme base como si fuera un tronco, pero no lo era, podía ver claramente que eso no había sido obra de la naturaleza.

Los exteriores del tronco estaban adornados de manera extraña pero bella, algunos ornamentos parecían flores, otros simplemente no parecían nada que el chico hubiera visto en su vida, pero no por eso eran menos impresionantes, desde el tronco nacían los equivalentes de ramas que tomaban distintas formas y se bifurcaban logrando una especie de efecto de enredadera

-Muy bien ya estamos aquí - dijo Miguel mientras pepita aterrizaba

-¡No puede ser! - exclamo el chico al observar una enorme puerta con forma de calavera –Miguel, esto... esto es...

-Un castillo- dijo sonriendo - aquí vive quien nos ayudara, ven vamos que aún nos queda mucho que hacer – decía mientras tomaba la mano de Hiro que aun observaba el castillo llevándolo hasta la puerta

¡Aquí vamos! – exclamo Miguel colocando sus manos en la enorme puerta empujándola, pero esta no cedía

-¿Te ayudo? - pregunto Hiro

-No, no – respondió jadeando por el esfuerzo- estoy bien, yo puedo

Hiro solo observaba como su amigo intentaba de varias maneras abrir la puerta, la empujaba, se arrojaba contra ella, se colgaba de las chapas jalando, esto último se le hizo muy gracioso a Hiro que riendo decidió ayudar a Miguel

-Muy bien a las tres- dijo el mitad nipón – uno, dos- tres

Ambos chicos empujaron, pero las puertas no se movían ni un milímetro, ahora eran los dos chicos los que empujaban, se lanzaban contra la puerta e intentaban jalar colgándose de las chapas ante la extrañada mirada de Pepita que poniendo los ojos en blanco se acercó a la puerta haciendo a los chicos a un lado y empujándola

-¡Wow!- Exclamo Hiro observando el interior del palacio, era más grande de lo que había imaginado

Por dentro parecía ser una especie de enorme bosque de extraños árboles, que nacían de un brillante abismo, hasta donde la vista alcanzaba, bajaron por unos escalones hasta un camino formado por plataformas que flotaban en el aire, Hiro se acercó al borde viendo que los arboles nacían de un lugar tan profundo que simplemente no podía alcanzar a verlo

-Ven, ya casi llegamos – dijo Miguel subiendo a la primer plataforma

-Eh... estas seguro que es... seguro

-Si claro no te preocupes mira- dijo saltando sobre el camino -¿Vez?

-Ok... - respondió subiendo junto con Miguel

Los chicos comenzaron a recorrer el largo camino flotante, Hiro dudaba mientras pasaba de una plataforma a otra, después de todo la caída parecía ser larga, a diferencia de Miguel que prácticamente se pasaba de una a otra sin preocupación alguna

-Y... ¿A quién vamos a ver? - pregunto Hiro mientras bajaba de la última plataforma

-A una vieja amiga –dijo cuando llegaron a una enorme sala -¿HOLA? -grito preguntando ya que no había nadie

-Hola, Miguel – respondió una áspera voz – hace mucho que no nos vemos

-Eh... Miguel... es tu... ¿Amiga? - pregunto Hiro confundido buscando la fuente de la extraña voz

-No – respondió el mexicano reflejando enojo en su rostro y en su voz - ¡MUESTRATE! ¡¿Qué haces aquí?!

-Esa no es forma de hablarle a un viejo amigo

-¿Qué pasa? - pregunto asustado ante la hostil actitud de Miguel

-Ah ya veo que tienes un nuevo amigo- dijo la voz en tono burlesco

-¡Aléjate de el!

-Tranquilo Miguelito

-¿Miguel?, ¿Quién es?

-Hola, Hiro Hamada, soy Xibalba – Dijo un ser oscuro y alado que apareció entre los chicos justo frente a Hiro

-¡Oye! - dijo Miguel girándose rápidamente -¡No te le acerques!

-Oye chico- dijo Xibalba encarando al mexicano- No me hagas enojar, no querrás que algo le pase a tu amiguito o ¿Si? - amenazo colocándose atrás de Hiro colocando su mano en el cuello

Xibalba y Miguel se observaban a los ojos mientras Hiro aterrado de su actual situación solo se quedaba quieto temblando esperando, el mexicano comenzó a acercarse sin dejar de ver los cráneos rojos que el gobernante del inframundo tenía por pupilas, mientras este con cada paso del chico cerraba más y más la mano que rodeaba el cuello del Hamada

-¡XIBALBA! – grito el mexicano brincando hacia Xibalba

-¡RIVERA! - grito en respuesta el ser alado soltando a Hiro y atrapando a Miguel

En el momento en que el Hamada sintió que su cuello era liberado dio un salto para salir del alcance del lúgubre personaje tropezando y cayendo a un par de metros, cuando finalmente pudo recuperarse se giró para observar lo que estaba sucediendo tras de él, no sabía que era lo que estaba pasándose escuchaban los gritos de ambos adversarios que estaban, estaban...

-Están... ¿Riendo? - se cuestionó confundido al ver al mexicano siendo elevado por Xibalba

-¿Cómo estas amiguito?- Pregunto el ser alado al Rivera

-Hola Xibalba, hace tiempo que no te veo

-¿Miguel?, eh... ¿Qué pasa?- decía acercándose con cuidado al par de... bueno, Hiro no estaba seguro de su relación

-¡Oh!, lo siento Hiro, no pude resistirme – respondió mientras era colocado en el suelo por el ser oscuro

-Espera... espera, esto fue...

-Una pequeña broma- completo Xibalba sonriendo

-¿Una pequeña broma? Yo por poco... por poco... - decía ante las miradas burlonas del par- ah... ehm... bueno me asuste mucho

-Esa era la idea- dijo el mexicano sonriendo

-Entonces ¿Él es el que nos va a ayudar?

-No – respondió rápidamente – y me sorprende que este aquí, ¿Qué haces aquí?- le pregunto curioso

-¿Qué acaso no puedo visitar a mi amada? – respondió preguntando mientras se encogía de hombros

-Mmaja... y ¿Dónde está ella?

-Ella está en... ah ehm...- decía dudando evitando la mirada de Miguel

-¿Se pelearon de nuevo?- pregunto arqueando una ceja

-Está bien, esta con el hombre de cera – dijo alzando los brazos – me pidió que le cuidara el castillo

-¿En serio?

-Casi, en realidad me escabullí - respondió con una sonrisa burlona

-Eso si te lo creo, podrías...

-No

-¡Oh vamos!, necesito hablar con ella, es una emergencia, vengo por... ya sabes

-Oh, bueno ya que – dijo haciendo un movimiento de su mano frente a Miguel haciendo que este desapareciera

-¡OH!, WOW espera ¿Qué paso?, ¿Dónde esta?

-Lo envié a la cueva de las almas

-A ¿Dónde?

-Ahí vive el hombre de cera

-¿Quién?

-Es el guardián del equilibrio de este mundo y el creador de las velas de la vida de todos y cada uno de los mortales del mundo de los vivos- dijo en un tono serio y formal

-Wow – dijo Hiro impresionado

-Y es un viejo amigo- comento en un tono mas relajado- no te preocupes ya volverá, como sea, será mejor que me vaya antes que regresen

-¡Espera!

-¿Qué pasa chico?

-Eh... yo... ahm...

-Mmm – suspiro diciendo -está bien – mirando al chico- me quedare un poco, igual no creo que sea buena idea dejarte solo

-Gracias

-JAJAJA, no creas que lo hago por ti –dijo mofándose de Hiro- el chico no me lo perdonaría... otra vez

Xibalba se sentó junto al esqueleto que imitándolo tomo asiento también, el chico observo más a detalle al ser, no estaba seguro de que era, parece que una parte era formada por un gas verde, aunque la cara era sólida y sus ropas como una especie de antigua armadura no dejaban ver que había por debajo.

-¿Tengo moscas? O ¿Qué?- pregunto al percatarse que Hiro se le quedaba viendo

-Oh perdón – dijo apartando la vista

-Oye chico y ¿Cuál es la emergencia?

-¿Qué?

-Ya sabes, ¿Por qué vinieron? – preguntó haciendo un ademán con la mano

-Oh ah... es que quiero ir a ver a mi hermano al mundo de los vivos

-Aja y ¿Cuál es la emergencia?

-Oh, es que mi familia no celebra el día de Muertos y no creo que pongan mi foto en un altar

-Oye, oye, aun así hay una forma...

-Miguel ya me dijo, pero ya no hay tiempo para hacer eso

-Y ¿Por qué no esperas al próximo año?, creo que sería un desperdicio usarlas en esto

-¿Usar qué?

-Ohh... entonces ¿No te dijo?

-¿Decirme que?

-Jajajaja, oh vaya, ah de querer sorprenderte, sí que te quiere mucho, debió haber visto algo especial en ti, veamos eres Hiro ¿no? - dijo cerrando los ojos concentrándose

-Eh... ¿Qué...?

-¡Oh chico! – exclamo mientras exploraba en su mente los sucesos que desencadenaron en la muerte de Hiro - ya veo, has pasado por muchas cosas ¡Rayos! – exclamo por segunda vez al presenciar el muro de llamas - así que es así como llegaste aquí - comentaba con los ojos aun cerrados – Algo debe saber que quiere usarlas contigo

-¿Usar qué?

-No se si deba decirte... está bien lo haré, ¿Miguel ya te conto como termino aquí?

-Si, ya me conto lo de Ernesto y Héctor y como el fue...

-Pero no creo que te haya contado todo

-Pero si me lo conto todo, su pueblo, la guitarra, su familia, Ernesto y como...

-Fue mi culpa sabes -dijo interrumpiendo al Hamada - cuándo Ernesto y Héctor aun vivían yo influí en Ernesto, hice que su hambre de éxito fuera más de lo que ya era, pero fue demasiado, hice sin saberlo que fuera capaz de lo que sea

-Pero, ¿Por qué hiciste eso?

-Una apuesta, por el control de este reino, en fin, cuando Ernesto asesino a Héctor, sabíamos que todo se había salido de control, pero no podíamos hacer nada para remediar lo que había pasado

-Pero, eso fue mucho antes de que Miguel siquiera naciera ¿no?

-Eso es correcto chico, intenté al menos quitar esa influencia, pero era imposible, Ernesto simplemente ya estaba corrompido, lo único que hice al parecer fue incrementarlo y aun en su muerte nunca dejo de tener esa hambre

-Esa hambre fue la que hizo que arrojara a Miguel

-Exacto, para cuando intentamos intervenir... bueno ya sabes no pudimos

-Un momento – dijo recordando el principio de la conversación- entonces a esto te referías que Miguel no te lo perdonaría de nuevo

-Si, Miguel es un chico muy especial, aun después de saber esto no me guardo rencor, y que bueno, si no me hubiera perdonado mi esposa tampoco lo hubiera hecho

-Bueno, parece que Miguel no es de los que puedan guardar rencor, pero no me has dicho que es lo que va a usar

-Oh es cierto, pues veras, aun después que Miguel me perdono sentí que debía hacer algo por el chico, ya sabes por mi culpa el murió y paso un año dormido

-Si- dijo Hiro temblando por un escalofrió

-Oh ya veo que tú también, sabes quizás tú también puedas ser un buen guardián

-¿Yo?, pero apenas...

-Está bien, no digo que sea ahora mismo, sabes Miguel fue el primero, y de hecho no era algo oficial

-¿Qué quiere decir?

-Antes no existían los guardianes, no eran necesarios, o eso pensábamos, sabes la mayoría no lo necesita

-Pero la mayoría no son todos

-Exacto, Miguel se dio cuenta que había algunos que necesitaban ayuda, al llegar a este mundo

-¿Los que duermen mucho tiempo?

-Si, esos sufren aun después de haber muerto, al principio Miguel era el único que ayudaba y con el tiempo se unieron mas y mas a la causa

-Los que empatizaban

-Si, los que Miguel ayudo y no es que faltaran voluntarios, pero solo podían ayudar los que habían pasado por eso

-Es decir, los que son como nosotros

-Si, pero como sea, es tu decisión...

-Lo haré, es lo menos que puedo hacer después de lo que esta haciendo por mi

-Esta bien, pero tómatelo con calma, primero debes sanarte tu antes de querer sanar a alguien mas

-Entiendo

-Muy bien, eh en que estaba...

-¿Qué es eso?, eh, con lo que me va a ayudar

-Oh cierto, pues veras, junto con el Hombre de cera y mi esposa creamos tres...

-¡Hiro!, ya volví - Exclamo el mexicano que saltando de entre una explosión de pétalos naranjas acompañado de una silueta

-Y esa es mi señal - dijo Xibalba poniéndose de pie – suerte Hiro

-¡XIBALBA! - grito la figura que acompañaba a Miguel

De entre los pétalos emergió una alta figura femenina vestida con un largo vestido rojo con encajes florales naranjas, coronada por un enorme sombrero rojo adornado con pequeñas figuras con forma de cráneo colgando del borde y velas y flores adornando la copa

-¡¿Qué haces aquí?! -exclamo acercándose rápidamente al ser alado

-Hola amorcito- dijo intimidado- eh yo solo estaba... ya sabes...

-¡Me estaba cuidando! - exclamo Hiro saliendo en defensa de Xibalba - Señora... ehm

-La Muerte – dijo volteando con el chico – pero todos me dicen La Catrina

-¿La Mu... mu... muerte?- pregunto nervioso

-Si – respondió el mexicano sonriendo- pero mejor dile Catrina le gusta más, y no te asustes no te va a hacer nada

-Sra Catrina – dijo acercándose a la dama – Xibalba se quedó para cuidarme

-¿Es verdad? - pregunto encarando al ser alado

-Pues... si, algo así, digo si, no podía dejarlo aquí solo ¿No? – dijo sonriendo nerviosamente

-Genial – dijo sonriendo cambiando su semblante

-¡Hiro ya debemos irnos! – dijo el mexicano apurando a su amigo

-Miguel ya me contó todo – decía La Catrina acercándose al par- y si quieren llegar, ¡Se deben ir ya! – exclamo apuntando hacia la puerta que aún estaba abierta

En el horizonte se podía ver como los primeros rayos del sol comenzaban a elevarse por sobre la oscuridad de la noche que ya llegaba a su fin, el mexicano al ver esto tomo a Hiro con una mano y con la otra en la boca dio un fuerte silbido

-Miguel, espera... Miguel no, ¿Qué haces? – decía el Hamada mientras era arrastrado por el mexicano hacia el abismo luminoso de donde provenía el bosque del castillo – Migueeeeeee...

Los chicos cayeron un par de metros antes de aterrizar en el lomo de Pepita que se elevó rápidamente dirigiéndose hacia la puerta, al salir los chicos pudieron ver como la pareja de gobernantes se materializaban en la entrada del castillo

-Y ¿Qué te dijo Miguelito? - Pregunto Xibalba a su esposa – supe que vino por eso

-Si, parece que finalmente se decidió, estos meses le tomo mucho aprecio a ese chico

-¿Meses?, ¿Estuvo varios meses en el sueño?

-Eso dice Miguel

-Aun así, usarlas para...

-Miguel tenía un presentimiento, veras cuando estaba en la cueva de las almas...

~~~~~~~~~~

-¡Catrina! - Exclamo el mexicano al aparecer de la nada

-¿Miguel?, ¿Qué...? ¿Cómo llegaste aquí?

-Llegué a tu castillo, pero no había nadie, bueno si estaba Xibalba y le pedí aventón- dijo explicándose rápidamente

-¡¿Xibalba está en mi castillo?!- exclamo enojada – le advertí que no fuera, cuando lo agarre vera lo que...

-Espera, ¿No lo puedes perdonar?, ¿Por esta vez?, ¿Qué hizo esta vez?, ¿Trampa en una apuesta? - dijo lanzando las preguntas sin darle oportunidad de responderlas

-¿Tu qué crees?

-Si me lo imagine, pero no importa qué bueno que estaba ahí, nunca te hubiera encontrado a tiempo

-¿A tiempo?

-Necesito que... Ah no hay tiempo, las necesito – dijo impaciente

-Tranquilo Miguel, siempre hay tiempo, ¿Por qué no me cuentas que pasa? - pregunto tranquilamente – creo que algo te pasa

-Está bien- respondió resignado- Y el hombre de cera, supongo que el también querrá escucharlo

-Él está haciendo algunas velas, será mejor no importunarlo

-Ok, veras – comenzó a relatar mientras caminaba junto a la Catrina - esta este chico, se llama Hiro, hace tiempo me asignaron como su guardián, todo era normal, ya sabes lo normal para mí

-Si comprendo

-Pero había algo, algo que no sé, no era normal, no se explicarlo, pensaba que como siempre cuando despertara terminara fuese lo que fuese

-Y me imagino que eso no se ha detenido

-No, en cambio está peor, creo que es por su hermano

-¿Tadashi?

-Si, ¿Sabes que le pasa?

-No, pero quizás esto nos aclare algo – decía acercándose a un pedestal con un enorme libro – veamos Tadashi, Tadashi, Tadashi – repetía mientras pasaba de una hoja a la otra - Aja

-¿Lo encontraste? - pregunto recordando la última vez que había estado frente al libro de la vida, el día que había despertado

-Si, veamos que dice - dijo paseando su vista por la página - ¡oh vaya!, necesito – dijo extendiendo una mano hacia las velas que adornaban el recinto, haciendo que una se acercara a su mano

-¿Esa es...?- Pregunto al ver la vela con la débil llama en ella

-¡Oh no! - exclamo -, su hermano ha... Miguel, toma – dijo extendiendo su brazo dándole un pañuelo que servía de envoltorio- deben irse de inmediato

-Entonces... - dijo el mexicano presionando el pañuelo contra su pecho – estaba en lo cierto...

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-Fue una suerte que me lo enviaras a la cueva de las animas

-No creerás que su hermano...

-Espero que no... - dijo la Catrina observando a los chicos alejarse

-Muy bien Pepita, ya sabes a donde vamos – dijo el mexicano que estaba siendo abrazado por un tembloroso esqueleto – Eh... Hiro, ya me puedes soltar

-No gracias, así estoy bien

-Bueno al menos déjame mover los brazos

-¿Eh?, oh perdón- dijo el chico liberándolo

-Mucho mejor

-Y... ¿Qué paso?

-No te preocupes, todo estará bien porque tengo esto – dijo el mexicano al sacar un par de cuerdas de guitarra – cuerdas nuevas para mi guitarra

-Espera un segundo, vinimos hasta acá ¿Por unas cuerdas?

-Si – respondió mientras tomaba la guitarra de su espalda

-¿Es en serio?, ¿Qué son mágicas o qué?

-Eh... si – respondió de nuevo quitando un par de cuerdas de la guitarra

- Oh... Qué bien – dijo apenado -Entonces... ¿Si podré ir al mundo de los vivos?

-Por supuesto que sí, para eso venimos ¿No? -respondió sonriendo a Hiro

-Si, oye entonces... eso es lo que te dio Xibalba

-¿Xibalba te conto?- pregunto sorprendido

-Si, me pareció raro que te conociera, parece ser alguien importante o poderoso y hablamos un poco

-Pues sí, es alguien importante y poderoso, el junto con la Catrina y el hombre de cera me dieron las tres cuerdas

-Espera, aquí solo hay dos

-Si bueno, ya usé una, tenía que devolver algo al mundo de los vivos- dijo mientras colocaba las cuerdas en la guitarra

-¿Devolver?

-Si, la foto que tomé del altar, cuando desperté justo un año después de morir, el día de muertos había vuelto a pasar, entonces me enteré que mamá Imelda no pudo pasar al mundo de los vivos, esa era la única foto que tenían de ella

-La foto, es cierto, sin eso no es posible pasar ¿verdad?

-Si, me sentí muy mal, no solo no pude salvar a papá Héctor, también había hecho que mamá Imelda no pudiera pasar de nuevo, fue entonces cuando llego Xibalba, me contó lo que había hecho hace mucho con Ernesto

-La forma en que influyo en el

-Al principio cuando comenzó a contármelo me sentí muy enojado, básicamente había provocado la muerte de papá Héctor y la mía, mamá Imelda, casi le vuela la cabeza de un botazo cuando escucho eso, pero conforme lo relataba me daba cuenta que sabía de su error y de cómo quiso solucionarlo

-Pero no lo hizo

-No es que no haya querido, sabes ellos básicamente son dioses, pero tienen como regla entre ellos no intervenir en este mundo o en el otro, por eso cuando decidieron hacerlo fue muy tarde, ni ellos pudieron predecir que Ernesto fuera capaz de caer tan bajo

-Supongo que eso era imprevisible, aun para ellos

-En fin, lo perdone, después de todo no valía la pena estar enojado y ya nada se podía hacer, un par de días después Xibalba, La Catrina y El Hombre de Cera aparecieron en casa con las cuerdas y me las dieron a forma de disculpa

-¿Las Tres cuerdas?, ¿No pudieron darte algo más?

-No creo que pudieran hacerlo

-¿Por qué?, ¿No son básicamente dioses?

-Si, pero como te dije tienen sus reglas, en teoría no pueden conceder deseos, por eso me dieron las cuerdas, cada una está ligada a ellos, básicamente las cuerdas se alimentan de su energía y por tanto los deseos están limitados a sus capacidades

-Y ¿Por qué no pediste volver...?

-Las cuerdas no pueden cumplir cualquier deseo y dar la vida está fuera de los limites

-Ya veo...- dijo pensativo – Miguel, no puedo...

-¿Qué?

-Esto, son tus deseos, simplemente no te los puedo quitar

-No seas absurdo, tu no me estas quitando nada

-Sabes a lo que me refiero, no puedo tomarlos, puedo esperar un año para...

-Pero no me importa dártelos, no los he usado en tantas décadas, ¿Crees que los usare alguna vez?

-Aun así, usarlos para algo tan banal como...

-¿Ver a tu familia?

-No... yo... es que...

-Hiro no solo tú lo necesitas, también Tadashi

-¿A qué te refieres?

-Hiro, aunque no te puedan ver, te pueden sentir, pueden sentir que los amas, Tadashi...

-¿Tadashi?, ¿Qué pasa con él?

-Puedo sentirlo, está sufriendo – dijo llevándose las manos al pecho

-¿Cómo puedes saberlo?

-Ustedes tienen una conexión muy fuerte

-Explícate, no te entiendo

-Cuando me asignaron a cuidarte, cuando estaba cerca de ti podía sentir el pesar, es algo normal en mí, puedo percibir los sentimientos de los seres queridos en el mundo de los vivos

-Bueno es normal que se sienta triste...

-No es solo tristeza, nunca había sentido tanto dolor, además lo común es que al aceptar la muerte el sentimiento se desvanezca con el pasar del tiempo, pero en tu caso

-¿Mi caso?

-Esta emoción, solo ha crecido, se ha vuelto... se ha vuelto, doloroso- dijo rompiendo en llanto soltando la guitarra

-Oye... ¿Estas bien? - pregunto sorprendido mientras atrapaba la guitarra– Pepita abajo – pidió al alebrije que rápidamente bajo a tierra en medio de una pequeña plaza poco transitada

-Es demasiado doloroso- dijo bajando de Pepita poniéndose de rodillas– no puedo soportarlo

-Miguel... - dijo dejando la guitarra en pepita mientras bajaba con el chico – no sabía que tú... -Hiro no sabía cómo actuar, parecía que estar junto a él le producía un gran pesar a Miguel –No sabía que estar junto a mi te hacia eso, parece que soy una maldición- dijo derrumbándose en el suelo – parece que solo le provoco dolor a las personas a mi alrededor, tal vez haber muerto haya sido lo mejor para...

-¡NO!, no lo entiendes – dijo el mexicano aun en el suelo aferrándose a su pecho -Tadashi... puedo sentir tristeza, culpa, ira, seguramente tú eras lo más importante para él, así como lo eres para mi

-Yo... yo... espera ¿Qué?

-Si, yo emm... digo soy... soy tu guardián ¿no?- dijo apartando la mirada de Hiro

-¿Qué quieres decir?- pregunto gateando hasta Miguel haciendo que este le mirara a los ojos

-Yo... yo... - decía mientras sus ojos se llenaban de lágrimas- Me duele mucho

-Miguel... yo... ¿Cómo te ayudo?, ¿Qué debo hacer?

-Hiro, debes... debes ir con Tadashi, esto, este sufrimiento, es solo una parte de lo que el sufre, tienes que ayudarlo, él te necesita

-Pero no sé qué hacer, ayúdame, por favor, ¡yo te necesito! - exclamo abrazando a Miguel

-Hiro – dijo susurrando pegándose al Rivera- claro que te ayudare, no podría dejarte solo- dijo poniéndose ambos de pie

-¿Estarás bien?- pregunto preocupado

-Claro, ya me siento mejor, ¿Con quién crees que hablas? - dijo conteniendo el llanto

-Eso espero... ¿Ahora qué?

-Ahora debemos llegar al puente, ahí pediremos el deseo – decía mientras se acercaban al alebrije – solo necesito la guitarra... ¿Y la guitarra? - pregunto rodeando al alebrije y buscando el preciado objeto

-Estaba ahí, sobre Pepita, ¿Se cayo? - se preguntó a si mismo – no imposible, la vi cuando aterrizamos aquí, ¿Crees que alguien se la llevo?

-Puede ser... - dijo pensando- Los instrumentos son muy solicitados estas fechas

-No puede ser, eso es todo, no hay forma que la encontremos entre tanta gente – dijo extendiendo un brazo hacia la multitud

-No te preocupes, ven – respondió tomando la mano de Hiro – Pepita, ayúdanos - decía el mexicano colocando ambas manos en la nariz del alebrije

Pepita olfateo las manos de los chicos consiguiendo una mezcla de sus esencias, rápidamente comenzó a olfatear los alrededores buscando algún indicio, ambos habían tocado la guitarra y Miguel sabía que así sería más fácil para el alebrije encontrar algún rastro, rastro que no tardo en encontrar

Pepita bufo exhalando un gas azulado por la nariz haciendo que el rastro que había encontrado se tonara de un azul brillante, esto impresiono a Hiro que no se esperaba que eso pasara, Miguel por su lado solo sonrió al ver la cara de su amigo

-Ven, ya tenemos algo que seguir – dijo montándose en Pepita extendiéndole la mano a Hiro

Ambos chicos ahora montaban a Pepita que seguía el rastro rápidamente entre las calles de la ciudad, habían recorrido bastante y Hiro le parecía extraño que el ladrón haya ido tan lejos, pensaba que quizás el alebrije habría seguido un rastro equivocado.

Deseaba comentarlo a Miguel, pero ya había aprendido a confiar en la habilidad de Pepita y si Miguel no dudaba del alebrije el mucho menos debía de hacerlo, además lo menos que quería era hacer enojar a Pepita, el alebrije corrió durante bastante tiempo tras el rastro, cuando de pronto desplegó sus alas echándose a volar.

-¡Estamos cerca! - exclamo Miguel – búscala, debe estar por aquí - le indico a su amigo mientras observaba bajo ellos

Hiro imito al mexicano y comenzó a examinar el panorama debajo de ellos, de inmediato noto que la cantidad de pétalos se había incrementado desde la noche anterior y a cada segundo aparecían más, también se dio cuenta que Pepita no dejaba de elevarse.

Este hecho le intrigo, ya que si lo que buscaban estaba debajo ¿Por qué iban hacia arriba?, volteo a ver hacia el frente observando el rostro del alebrije y entonces noto que su atención estaba dirigida hacia arriba de ellos.

-Mi... Miguel – dijo llamando la atención del mexicano – creo que... creo que esta allá – indico apuntando con su mano

-¿Qué?, ¿Dónde? - pregunto sin apartar su mirada del suelo

-¡Allá! – respondió halando al mexicano del hombro obligándolo a mirar hacia arriba

Sobre los chicos y en la dirección a donde el felino alado, volaba un alebrije tan grande como Pepita quizás aún más, este otro ser alado tenía algunas púas distribuidas a lo largo de su cuerpo de murciélago, carecía de patas y en lugar de estas se extendía una larga cola como de serpiente y la cabeza parecía ser de mantarraya, al menos eso les pareció a los chicos.

A pesar del tamaño del alebrije, este era muy rápido, al punto de costarle a pepita igualar su velocidad, finalmente y tras mucho esfuerzo, pudieron darle alcance al enorme alebrije, pero Pepita no podía seguirle el ritmo y notando esto Miguel decidió saltar dejando al Hamada a cargo de Pepita.

-¡Pepita, cuídalo! - exclamo al momento de saltar hacia el otro alebrije

-Oye, NO, ¡ESPERA! - grito Hiro imitando al mexicano, pero este fue capturado por las fauces de Pepita atendiendo la orden de Miguel

El mexicano cayó sobre el enorme alebrije que no se inmuto ante el peso extra, y justo frente a él de pie una figura encapuchada cargaba la guitarra a su espalda, este parecía que tampoco se había percatado de la presencia del Rivera

-¿Hola? - Dijo Miguel intentando llamar la atención del desconocido personaje – Oye es mi...

-Oh, hola Miguel – respondió el encapuchado girándose nervioso

-¡Ernesto! - exclamo no tan sorprendido – Oye – dijo suspirando – ya habíamos hablado de esto, no puedes usarlos

-Pero, Miguel – respondió tomando la guitarra abrazándola - vamos sabes que no todo fue mi culpa, tú sabes que Xibalba...

-Si lo sé – interrumpió llevándose una mano al cabello – por eso le dije que no te exiliaran a... a ya sabes dónde, pero tú fuiste el que eligió hacer esas cosas, tú fuiste el que enveneno a Héctor, tú fuiste el que me arrojo

-Pe... pero, yo no, fue Xibalba el que...

-No hay peros, tu pudiste haber luchado contra eso, pero decidiste no hacerlo, decidiste asesinarnos, ¡Tú lo decidiste!, no Xibalba

-Vamos Miguel, ayúdame, la gente ya prácticamente no me recuerda, desde que descubrieron lo que hice...

-Lo siento, pero no te puedo ayudar –sentencio desviando la mirada – necesito esos deseos para alguien mas

-¿Alguien más?, ¿Quién podría ser más importante que...?

-Eso no te incumbe, ahora por favor, regrésame la guitarra – decía mientras se acercaba a Ernesto

-¡No! - exclamo dando un paso atrás - esta es mi última oportunidad de volver a ser recordado, imagina – dijo sonriendo – Ernesto de la Cruz aparece de entre los muertos, sería mi gran regreso, millones me volverían a recordar

-¡No son para eso! - Exclamo molesto – y lo sabes, decidí que los deseos no se concedieran para motivos egoístas, ahora dame esa guitarra

-Vamos Migue – dijo acercándose al Rivera – solo ocupo uno por favor

-No, lo siento – dijo apartando la mirada

-Es una lástima – comento tristemente – ¡Porque me obligas a hacer esto! - exclamo furioso mientras elevaba la guitarra en contra de Miguel

El Rivera apenas tuvo tiempo de reaccionar, pero la guitarra lo golpearía en la cabeza sin importar lo que hiciera, el ataque a traición de Ernesto no le daba tiempo de esquivar o bloquearlo con los brazos, cerro los ojos esperando el impacto, pero en cambio solo sintió una brisa de aire.

-¡AHHHHH!

Un grito familiar hizo que abriera los ojos justo a tiempo para ver como Hiro caía sobre Ernesto haciéndole perder el balance, Pepita había llegado con el Hamada justo a tiempo para evitar que Ernesto completara su ataque, aunque esto hizo que el alebrije gastara mucha energía haciendo que quedara muy rezagada

Ahora de la Cruz y Hiro forcejeaban uno encima del otro disputando la guitarra, esto hizo que el alebrije sobre el que viajaban se retorciera y se inclinara haciendo caer a Ernesto a Miguel y a la guitarra, los esqueletos pudieron sujetarse del pelaje del animal, la guitarra quedo colgando de la correa en una de las púas del alebrije entre los esqueletos

-¡Miguel! - Exclamo Hiro que rápidamente se acercó para auxiliarlo

-Hiro, la guitarra – dijo el Rivera que veía como Ernesto intentaba tomarla – tómala, es tu única forma de ver a tu hermano

El Hamada se detuvo en seco, por un lado, veía como Miguel se aferraba intentando no caer del alebrije y por el otro veía como su boleto al mundo de los vivos estaba a punto se ser reclamado por Ernesto

-Oye, que esperas, ¡tómala! - exclamo Miguel intentando hacer que su amigo reaccionara

Miguel sujeto a las púas no podía sostenerse y comenzó a resbalar al mismo tiempo que la guitarra se desenganchaba del alebrije, Hiro no tuvo tiempo de pensarlo y se lanzó hacia lo más importante en ese momento

-¡Te tengo! - dijo al tiempo que tomaba al mexicano

-Hiro, la guitarra...

-shshshshsh - dijo el esqueleto interrumpiendo - no me podría perdonar el perderte sin intentar haber hecho lo posible, además no puedo permitir que vayas a la oscuridad- dijo observando al oscuro abismo sobre el que volaban

Ernesto se colgó de los mechones de pelo del alebrije tomando la guitarra antes que esta cayera al vacío, pero esto solo hizo que la bestia se inquietara más de lo que ya estaba haciendo que se retorciera de nuevo haciendo que Ernesto cayera al vacío junto con la guitarra.

Los chicos lograron sostenerse el tiempo suficiente como para que Pepita les diera alcance de nuevo abandonando finalmente el lomo del otro alebrije

-Hiro, la guitarra... no podremos... - decía Miguel tristemente mirando el abismo

-Está bien – dijo tranquilamente – no podía dejar que regresaras a la oscuridad

-Gracias, pero ahora ¿Qué vamos a hacer? - pregunto consternado - ya casi no tenemos tiempo, debemos...

-Separarnos -dijo fríamente - creo que será mejor que me aleje

-¿Qué?, de ¿Qué hablas? – pregunto confundido

-Sin los deseos, no podre ir con Tadashi, eso quiere decir que si estas cerca de mi seguirás sufriendo – respondió agachando la mirada

-Oye, no me vengas con eso ahora – dijo algo enojado -no me rendiré contigo, así que no te rindas cuando las cosas no salen como se planeaban

-¿Qué dij...?

-Solo necesitamos otro plan, ¡ver las cosas desde otro ángulo! - exclamo sonriendo – y creo saber que podemos hacer

-Creo que eso tienen en común – murmuro sonriendo mientras unas lágrimas se escapaban de sus ojos

-¿Qué pasa?

-No nada, solo estoy... estoy feliz que aun quieras ayudarme, ¡está bien!, ¿Qué hacemos?

-Pepita, vamos a casa, ocuparemos mucha ayuda – pidió al alebrije que volaba rápidamente bajo el sol del medio día.