A la mañana siguiente...
Los rayos tenues del sol se filtraban a través de la ventana de la habitación de Lou.
Mey se removia dormida y sujetando fuertemente el brazo de Lou entre sus perfectos y crecientes senos. Soltó un gran suspiro contra el brazo de él.
Lou no estaba completamente dormido ya que hace unos minutos había despertado cuando percibió que su brazo izquierdo estaba siendo estrujado por Mey. Tenía los ojos cerrados para tener una idea de cómo zafarse sin ser brusco.
Pero cuando percibió ese aliento más cálido que le penetro su sudadera, se despabilo inmediatamente; abrió los ojos y sintió más a detalle como su brazo era estrujado con más potencia entre esos dos bultos grandes y suaves que él moldeó perfectamente.
No entendía qué tipo de sensación le recorría en ese instante; sus neuronas no trabajan cómo se debía. Su respiración se agitaba, su corazón bombeaba más sangre de lo normal. Se puso rígido mientras que su expresión inmutable se empezaba a distorsionar debido a esos bultos que lo aprisionaban más y dejando su brazo parcialmente inmóvil.
Mey seguía durmiendo plácidamente con una expresión cálida.
<<¿Qué es esto? ¿Por qué mi cuerpo no está respondiendo?>>, se preguntaba Lou al mismo que su corazón latía con anormalidad.
Esa extraña vibración que percibía en todo su ser, le erizo todo sus vellos pero lo más sorprendente fue que los resoplidos de la chica le provocaban que su mente no pensará con claridad.
No soporto más esa sensación de su cuerpo así que intento moverse con cautela; cada movimiento era bien calculado para no despertar a la chica durmiente ya que por alguna extraña razón él no quería que despertará.
Entonces, cuando su brazo se movía con lentitud, se quedó de nuevo rígido al sentir esa dureza de su sexo.
Un acto involuntario para él.
Estaba pasmado y levantó un poco su cabeza hacia abajo y atisbo ese bulto sobresaliendo debajo de la manta. Era irreal lo que estaba mirando; tenía una erección pero esta incremento más cuando Mey estrujo sus suaves senos contra su brazo. Su sexo duro y de mayor proporciones, se aprisionaba contra la tela de su pantalón.
Lou estaba confundido ante su erecto y grande miembro. Sólo pensó que era algo muy extraño. No sabía qué hacer y menos comprender porqué su cuerpo estaba produciendo tal efecto. Inclusive recordó esa noche cuando tuvo ese estado de agitación de manera espontánea y misteriosa. Claro, todavía desconocía a qué se debía.
Ahora, su inquietud era saber porqué estaba surgiendo nuevamente. Inconscientemente su rostro se torno de un color escarlata y con la respiración jadeante.
Al siguiente segundo, sus neuronas dejaron de funcionar correctamente, sus sentidos se nublaron porque esa sensación de querer tocar; sentir con sus propias manos esos dos bultos que percibía contra su brazo, era inquietante. Pero intento reprimir aquello que lo estaba dejando fuera de sí.
No tuvo de otra que moverse de una vez. Removió con más rapidez su brazo para zafarse lo antes posible pero de inmediato, Mey suspiró; ella estaba despertando, sintiendo ese leve dolor de cabeza y con sus sentidos dispersos.
Mey: - Mmm...¿A qué hora es?. - murmuró aún con los ojos cerrados.
Cuando finalmente recobró sus sentidos y sintió aquello que estrujaba, sorprendida abrió sus ojos en un santiamén. Se agitó cuando lo primero que vio fue ese enorme brazo musculoso en medio de sus senos. Pensó que "tal vez" estaría soñando; qué sería absurdo estar estrujando ese brazo fornido. Creyendo esa idea, subió su mirada con cautela y cuando vio a Lou con ese color escarlata y la forma como sus labios se apretaban, se pasmo.
Mientras que Lou percibía un fuego abrasador por todo su ser, que le estaba consumiendo su racionalidad.
Mey de inmediato se dio cuenta que no era un sueño y se despabilo por completo. Sintió esa rigidez de él, con la mirada inerte y sobretodo que Lou no la estaba mirando.
Ella rápidamente soltó el brazo de él y pego su cuerpo contra la pared al mismo tiempo que se abrazaba a sí misma.
<<¿Qué pasa...?>>, pensó ella al ver que Lou seguía igual de rígido con su cabeza encorvada.
Mey lo siguió con su vista curiosa y fue ahí cuando ella vio ese bulto, una erección a gran escala debajo de la manta.
Mey: - ¡¡Aggg!! Tú... - gritó cubriéndose los ojos.
Enseguida Lou se quitó la manta y salió de la habitación cómo si estuviera huyendo de la escena del crimen.
*¡Zas!*
Él cerró de un portazo lo cual dejó perpleja a Mey. Se descubrió los ojos con su corazón latiendo frenéticamente.
<<Pero...¿Cómo? ¿Por qué él estaba duro...? ¡Aghr! ¿Por qué lo pienso con tanta facilidad? Me volveré loca.>>, su rostro se ruborizo por ver la erección de Lou.
Sin duda la había dejado en shock. Pero ahora mismo se preguntaba por qué demonios estaba en la habitación de Lou. Por qué los dos estaban en la misma cama. Todo era confuso para ella, incluso ese dolor de cabeza que no la dejaba pensar con claridad. Se recompusó y con el cuerpo tembloroso se levantó de la cama. Antes de irse, se inspeccionó cada parte de ella por si acaso Lou se había atrevido a tocarle, sin embargo, todo estaba perfecto orden. Nada estaba fuera de lo normal.
Sin más preámbulo, salió de la habitación y a grandes pasos entró al suyo aun con el cuerpo tembloroso y con muchas interrogantes en su mente.
Mientras tanto, Lou estaba postrado al espejo del baño. Contemplado ese color escarlata de su rostro. Percibía esa ola de calor que le nublaba los sentidos al mismo tiempo que su sexo erecto estaba regresando a la normalidad.
Dejó soltar un gran suspiro. Se pasó su mano en su pelo blanquecino y se rasco la nuca por la confusión que tenía encima.
Se removió su pantalón junto al bóxer de color gris y vio con cautela que su sexo estaba normal.
- ¿Por qué de nuevo esto me sucede? ¿Por qué mi cuerpo está reaccionando tan extraño?. - se preguntó a si mismo.
Analizaba de todas las formas posible encontrar una respuesta lógica pero nada sobresalía de su mente poderosa.
Se lavo la cara para refrescar su ardiente piel. Sólo podía repetirse que eso no podría volver a suceder; nada de lo que sentía era algo que se lo hubieran implementado o enseñado.
Una vez más, se mostraba curioso respecto a esas sensaciones electrizantes que brotaban como fuegos artificiales en su interior.
Por otro lado, Mey se encontraba encogida y cubierta con la manta sobre la cama. Todavía se sentía avergonzada por la escena bochornosa de hace un momento. La vergüenza la mataba; saber que durmió junto a Lou, que estrujaba sus senos contra el brazo de él y lo peor de todo que él tenía una gran erección.
Se preguntó, cómo había sucedido todos eso. Claro, ella no tenía idea que esos chocolates de ron fueron los causantes que perdiera la razón.
<<¡Vamos Mey! Omitamos eso...>>, se repetía en su mente ya que era inevitable borrar esa imagen de la erección de Lou.
Recordó la noche que Lou cayó encima de ella y percibió esa erección sobre su vientre y ahora lo había visto, perfecto y claro. Ella pensó que este ser no tenía ningún pudor ante nada; que era simplemente un pervertido y que ella había bajado su guardia.
- ¡Aaah! Dios...¿Por qué me ocurren estas cosas? ¿Qué hice para merecer esto?. - musito ella con una voz frustrada.
Mey estaba totalmente confundida. Ya no sabía qué más extraño podría ocurrir más adelante.
Se acurruco más en la manta y por el momento se quedaría en cama para tranquilizarse y ordenar sus pensamientos.