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rockstar o más o menos.

Tác giả: Galvarino
Nhóm âm nhạc
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Tóm tắt

estaba tranquilamente festejando mi cumpleaños con mi mejor amigo, una cosa llevo a la otra y terminamos borrachos, no se puede decir que tuve una vida de mierda pero al crecer y madurar me di cuenta que ciertas diferencias con mi madre y hermana me hicieron salir de casa, mis hermanos viven bien al igual que mi viejo, pero lo último que esperaba era renacer como un bebé, mis fobias qué aun no pude superarlas se activan cuando les da la gana, mi país cambió enormemente y el resto de latinoamerica, grandes artistas de mi patria no están o ni siquiera sacaron temas que antes tenían, pero ahora dios me dio un don con mi voz y tal vez de síndrome de savant cuando se trata de música no podré olvidarla, mi temperamento y forma de contestar me causaron gigantescos problemas y espero que en esta vida siga igual, algunas cosas en mi familia cambiaron, otras no tanto, pero eso se quedó atrás cuando mi vida comenzó cuando empecé a tocar la guitarra, soy tadeo ledesma, esta es mi historia de como me convertí en un puto rockstar. no hace falta decir que bandas increíbles como starset, skillet, three days grace, Linkin Park, fall out boy, thousand foot krutch, Marilyn manson, todos esos rockeros no existían y voy hacerles honor a su nombre por cambiarme la vida cuando era solo un niño, y el primero en revivir será hollywood undead. y como rockstar lo primero que haré es decir que todos son unos negros de mierda.

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Chapter 1capítulo 0

18 de junio del 1979.

Hospital regional de comodoro Rivadavia, Chubut, argentina.

El hospital regional, prestigioso por su labor con los niños, trabajos de partos, pediatras, psiquiatras, fue el hospital ideal si

querías que un bebé saliera sano y salvo, o lo suficientemente rápido atendido

debido a emergencia con el enredamiento de la cuerda umbilical en cuello del

bebé.

Una mujer, de hermoso cabello negro, piel marrón saludable, ojos negro, estaba sudando a mares, su respiración es irregular

mientras intentaba pujar con todas sus fuerzas.

Lo único que le preocupaba ahora mismo era que su hijo saliera sano y salvo, las asistentes de la partera la ayudaban un poco calmando un poco sus nervios.

En poco minutos después escucho a la partera decir que podía ver la cabeza del bebé.

Y al hacer un último empujón, el bebé salió, y era como sus demás hermanos, enorme, saludable y un poco pesado.

La partera y asistentes comenzaron a hacer los procedimientos de forma automática, cortar el cordón, limpiar, el lugar de la

sangre y el líquido amniótico.

Sin embargo la maquina de signos vitales comenzó a alertar el lugar, la mujer de piel marrón estaba un poco pálida y su

respiración estaba débil.

Sin embargo esto estaba dentro de las posibilidades de que sucediera a alguien como ella, problemas de nervios, depresión post parto, diabetes.

En como tiempo el médico junto con otros asistentes comenzaron a verificar su estado, sin embargo el médico notó que no dejaba de derramar sangre.

El pensó que era un problema del útero, al parecer había que cerrar la fábrica.

Le dijo a una de las asistentes de la partera que avise al marido de la mujer.

Ella asintió rápidamente y fue de inmediato a avisar al marido, y notó con facilidad quien era.

Un hombre vestido de militar, gigante de al menos un metro noventa, sin embargo estaba nervioso, su pierna no dejaba de moverse de arriba abajo.

Ella le contó de forma concisa lo que sucedió, el hombre que estaba estresado y cansado sintió una montaña rusa de emociones.

De la alegría a la preocupación.

Pero se obligó a si mismo a calmarme y dejar a todo en manos de los médicos y a dios, para que su mujer no le pasara nada.

El preguntó a la enfermera si podía ver a su hijo y le dijo que si.

En un instante se enderezó y siguió de forma robótica a la mujer.

Y al llegar a un lugar silencioso, en una habitación climatizada y sin sonido, vieron a docenas de bebés pero su hijo se notaba a metros de distancia.

Él era el único que era mas grande que los demás, el hombre tenía una expresión tranquila al verlo pero tenía un gran cariño por el niño o mejor dicho, por Tadeo.

Sin embargo el momento fue arruinado cuando el niño comenzó a llorar con fuerza, una enfermera que estaba dentro lo levantó y comenzó a hamacarlo mientras tarareaba una canción de cuna suave.

-¿puedo pasar?- dijo el con voz grave pero baja.

-no.- dijo con firmeza ella. -por ahora no puede tocarlo e incluso la madre no puede hacerlo, su hijo es raro por así decirlo,

tiene exceso de calcio y hierro, aparte de que es grande y pesado de lo común.-

habló con extrañeza.

-es normal eso, si revisa el historial medico, mis hijos es igual, sus hermanos mayores casi dejan sin hierro a su madre, y mi

hija nació un poco más grande.- dijo el hombre sin apartar los ojos de su hijo

más pequeño.

-señor Ledesma, se lo necesita en la sala de recepción de la sala de parto. Señor…- sonó el megáfono de la sala, el hombre fue

tranquilo hacia donde lo llamaron pero sentía algo malo paso.

Al llegar notó a su amigo de trabajo, un militar jubilado que consiguió trabajo en el hospital, y la expresión del doctor no era

buena.

-señor Ledesma, le tengo una buena noticia y la mala. La buena es que pudimos salvar a su señora, ella habrá estará unas dos semanas en la UCI, la mala es que tuvimos que cerrar la fábrica ya que su hijo, casi la

mato, la dejo sin calcio, hierro y debido a su historial medico, tuvimos que hacer una operación qué duro horas.- dijo el hombre de forma concisa.

'pero no siquiera sentí que pasaron horas' se dijo a si mismo, el padre.

-esta bien, daré el parte al comandante para estar de licencia para cuidar a mi señora y estar con mi hijo. Muchas gracias por

salvarla.- dijo Ledesma con gratitud al final, mientras apretaba fuertemente la

mano del doctor.

En la unidad de cuidados intensivos estaba su esposa, Leila Jirra, una hermosa mujer que conoció en esta misma ciudad pero la peculiaridad de que ellos no son de esta provincia.

El provenía de santa fe, rosario y ella de san juan, ullum. Diferentes provincias, diferentes estilos de vida.

Sin embargo su piel marrón clara estaba pálida, su pelo oscuro antes pegado a su piel ahora estaba seco.

Él se puso al lado suyo, le tomó la mano fría qué contrastaba de su mano caliente.

Después de estar un largo rato con ella, le fue a dar la noticia a sus otros tres hijos, un par de mellizos y una hermosa hija.

Pero estos tenían el carácter de un Ledesma militar pero aun así bastante diferente a él y de su madre.

Pronto unos hombres jóvenes de unos veintidós años, piel blanca, ojos negros, pelo negro corto estilo militar pero bajo su ropa estaban bien entrenados cada musculo de su cuerpo.

Poco después una hermosa joven de unos dieciséis años, pelo castaño casi tirando al negro, traje ajustado a su cuerpo al igual que su falda.

El hombre mayor vio a sus hijos que eran hermoso y de buen ver y de buenos valores. Se pregunto a si mismo si el pequeño sería el mismo.

Una familia argentina tradicional, ellos son más familiares que ser trabajadores. Recordó todas la veces que amenazó al cuartel de pedir la baja al descubrir que sus hijos habían sido golpeados.

O de como su hija fue a dirección en su actual escuela por plantarte cara a otra niña de su edad.

Él espero que no causará tantos problemas, ya estaba viejo pero no significa que no defendería a su pequeño.

-¿están ustedes bien?- preguntó el padre a sus hijos, ellos solo respondieron ligeramente pero no sin dejar de mirar a su madre.

-¿Cómo esta Tadeo?- preguntó el mayor de los hermanos.-El está buen, durmiendo por ahora.- dijo el hombre.

-habrá que esperar nomas entonces.- dijo Eduardo mientras se levantaba y preparaba para irse.

-tienen razón, me voy, me dieron licencia solo por tres horas para ver como estaba mama- dijo diego.

-al menos quédense un rato- reclamó Florencia a sus hermanos mayores con un ceño fruncido mientras le tomaba la mano de su madre.

-como si estar acá al lado suyo la haría mejorar más rápido pelotuda.- exclamo Eduardo de forma contundente haciendo el gesto en la cara como su hermana.

-Están en un hospital mogos, cierren el culo.- dijo diego mientras agarraba la ropa de su mellizo de forma agresiva y lo sacaba de la habitación.

Obviamente afuera se escucho un gran griterío entre los dos. Algo común para ellos.

-¿Por qué le pasó pa?- pregunto Florencia con cuidado a su padre mientras miraba el rostro de la madre.

-Tadeo era grande y pesado, además de que consumió el calcio y hierro a tu madre. Dijo el doctor que es un milagro que Leila este

viva en este momento.- dijo en broma al final pero su hija no lo tomó así.

Mientras el padre e hija charlaban en presencia de la mujer, cierto bebé tenía problemas.

No de salud sino de identidad.

Sala de cuidado de bebes.

Tadeo no podía abrir los ojos, obviamente porque todavía era un recién nacido, tampoco podía moverse como siempre.

Se sentía atrapado, reducido, limitado, encerrado, ya no sabía que hacer.

Provocando que se agitara y llorara, estos sería común para un bebé pero no para él.

En realidad actuaba así porque había renacido.

'A dónde chota me metí boludo' se dijo a si mismo mientras intentaba con todas sus fuerzas abrir sus ojos.

Pero estos no seguían sus ordenes.

'Acaso el down de benja me hizo una broma o que' exclamó en su mente con enojo.

'Para que mierda lo invito a comer unas pizzas y luego tomar fernet. No sirve para bosta el negro de mierda ese.'

'¿y ahora? ¿Qué hago? ¿sigo durmiendo no? Ya fue, si ni siquiera me puedo mover.'

Al no poder hacer nada lo único que podía hacer es dormir, como siempre hacia cuando no tenía nada que hacer.

'Ni acomodarme puedo, negro malparido hijo de puta, cuando lo agarre me lo cojo'

Dijo últimamente  antes de dormir durante unas horas pero minutos después cuando sintió que lo levantaban , al fin pudo sentir que podía al menos mover los ojos dentro de sus párpados.

Al despertarse por completo; y todavía no abrir los ojos; escucho docenas pasos, ruidos similares a maquinas de control vital y

voces apagadas pero no mucho más.

El sintió que alguien más lo levantó, los brazos se sentían duros como piedra y luego otra vez lo movieron a otro par de brazos

pero más suaves como si fuera una almohada.

-ta… deoo…-

Escuchó Tadeo una voz femenina llamándolo, pero había

algo raro, se sentía familiar la voz pero no la puede sacar de donde.

-taa…deoo.-

Dijo nuevamente la voz dulce.

'¿de donde es la voz?' pregunto enojado.

Y como si supieran que pensaba escucho unas risas suaves y a la vez un poco poderosas.

Incluso las risas se sentían familiares.

Y cuando finalmente pudo abrir los ojos quedó en blanco. Lo último que esperaba era ver a su madre pero una versión ultra

gigante de ella sonriéndole.

'¿Mamá?' se dijo a si mismo con extrañeza y pánico.

Y al girar un poco la cabeza vio a su papá, igual de grande pero muy diferente, su padre era gordo pero aun manteniendo su fuerza.

Pero el que está enfrente suyo era su papá pero muy diferente, su cara de malo, duro y de un hijo de re mil puta, una quijada bien

definida, ojos negros y cejas perfilada pero pobladas.

Pero esa expresión se rompió y comenzó a sonreír al mirar a su hijo.

'¿Mi papá flaco? Imposible bueno tanto pero hasta ese punto es poco probable.' Se dijo a si mismo.

'hace cuanto que no los veo.' Pensó mientras que las lágrimas suyas estaban peligrosamente cerca de la salida.

Y gracias a su control pudo contener sus lagrimas.

'¿soy un bebé no? ¿renací? ¿Por qué? ¿lo merezco?' pensó en negativo e incluso autocriticándose.

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