Era ya de mañana, en una habitación de la residencia Valdelomar, se encontraba una joven mujer quien arrodillada en su cama oraba por el bienestar de su compañero.
Levantándose fue a encontrarse con su amiga para desayunar.
- ¿Hubo ... algo que encontraron? - preguntó Alicia.
- Sí, pero ... primero comamos y ya después hablemos de eso ... ya estoy muy cansada con lo de ayer. -respondió Lois con un aspecto agotado.
- Sobre ... Aren ...
- Sí, como te prometí, hoy lo sacaremos. -afirmó la srta. Valdelomar. -Pero recuerden que deben irse de la ciudad cuando anulemos los cargos ... Luesia ya conoce sus rostros aunque ustedes no sean los verdaderos criminales.
Las dos jóvenes siguieron comiendo. Por otro lado, los rayos de luz se adentraban, por la pequeña ventana, a la celda donde descansaba un hombre.
Por otro lado, se podía vislumbrar desde la salida de una de las oficinas de la prisión, un grupo de oficiales acompañados por un par de abogados.
- ¡Hah! ... ¿Ahora es que recién entran en acción?... Pues tuvieron suerte de que siga vivo. - habló altaneramente uno de los oficiales.
Ninguno de los abogados respondió.
- ¿Dónde estaban las evidencias antes, eh? ... ¿Ahora es que son inocentes? - seguía parloteando el oficial.
- Parece que el jurado tendrá que revisar bien sus informes ... ¿acaso no se dieron cuenta de un hecho tan relevante? ... Acusar a dos personas, condenándolos con falacias y por la presión del pueblo, no es algo digno de hacer para alguien con su título. - respondió indiferentemente uno de los abogados.
El oficial hizo una seña de enojo.
- No hable mucho ... solo será puesto en arresto domiciliario, hasta que podamos hallar evidencia suficiente para mandarlo de nuevo a la guillotina. - habló de nuevo soberbiamente.
El trayecto hasta llegar a donde se dirigían parecía tomar unos diez minutos de caminata, mientras tanto aquel hombre encarcelado esperaba pacientemente.
El joven suspiró y dijo - Supongo que ... es hora de actuar.
Pasados unos pocos segundos, habló nuevamente.
- O tal vez ... ¿debo dejar que actúen primero? - dijo Aren mientras observó la ventanilla en su puerta.
Nadie lo notó en las demás celdas, ni las cámaras de seguridad registraron algo; sin embargo, la presencia de una mujer extraña estaba frente a la puerta donde estaba Aren.
La mujer de cabellos ondulados de color castaño oscuro portaba una sonrisa confiada en su rostro; esta mujer se quedaba viendo, a través de la ventanilla, a Aren sin decir nada.
Aren hacia lo mismo.
- ¿Así que eres tú, eh? ... Es una pena que pronto morirás. - fue lo primero que dijo aquella misteriosa mujer.
El joven seguía sin hablar.
- Por su diversión, él pensó que serías el ideal chivo expiatorio ... pero por lo que sucedió, ahora él quiere ver tu cabeza volando cuanto antes.
- ¿Él? - preguntó Aren indiferentemente.
- No importa si un grupito como los Valdelomar te apoye ... al final todo terminará igual.
«¿Valdelomar? ... ¿Dónde he escuchado ese nombre?» pensaba el joven.
Repentinamente, las puertas del panteón donde estaba recluido se abrieron y la mujer se esfumó de repente.
- ¡Oye! ¡¿Estás despierto?! - se escuchó la voz de un oficial gritando.
Aquel grupo de oficiales y abogados se acercaron a la celda de Aren y abrieron las puertas.
- No sabes que suerte tienes ... aunque sigo teniendo fe de verte otra vez por aquí. - dijo un oficial que tomó al joven y agresivamente lo sacó de esa habitación.
Aren no entendía lo que estaba pasando, hasta que se presentaron los abogados quienes pertenecían al grupo Valdelomar y le contaron acerca de la intervención de aquel grupo frente a las acusaciones contra Alicia y él.
- La srta. Lois Valdelomar ha apelado y mostrado evidencia sobre su estancia antes de llegar a Luesia ... aunque hallan aspectos similares, la ausencia de usted y la srta. Alicia por más de cinco años en la ciudad es prueba contundente de que no pueden haber tomado parte en los crímenes que se les acusa ... usted al igual que la srta. Alicia serán puestos bajo arresto domiciliario por el momento. - explicaba el otro abogado mientras salían de la prisión.
Los pocos presos que había gritaban en contra de dejar salir a aquel hombre, mientras que él seguía sin entender nada.
Al salir de la prisión, un carro esperaba por él quien lo llevó hasta la residencia Valdelomar.
- La situación ahora es que el fiscal y la contraparte serán investigados por uso inadecuado de los registros ... el haber ocultado el hecho de no haber estado por años en la ciudad, será una carta a nuestro favor y mostrará el hecho de que el juicio estuvo comprado. - hablaban los dos abogados mientras que llegaban a su destino.
«Parece que no tendré que actuar ... por ahora ...» pensó Aren.
En una de las salas de la residencia de los Valdelomar, se encontraban nuevamente reunidos la alcaldesa Victoria, Lois Valdelomar y su respectiva gente entre ellos aquel grupo de jóvenes quienes habían encontrado al hombre encapuchado.
- ¿Dices que es el mismo hombre? - preguntaba Victoria desconfiada.
- Exactamente, vi la grabación de la morgue y era el mismo tipo que apareció ayer. - respondió Eric firmemente.
- Pero, entonces ... ¿acaso ese tipos es ...? - preguntó la alcaldesa desconcertada.
- Si, es lo más seguro ... escapó de la morgue, fue visto por Eric justo en el lugar trazado en el mapa, encima tiene similitud con la descripción del tipo quien trató de atacar a tu equipo, ¿no es así? - reafirmó Lois.
Las pistas y evidencias indicaban que aquel hombre avistado sería el verdadero culpable.
Aunque Lois había dicho que ayudaría a Victoria en encontrar al verdadero responsable, no se fiaba solo de este acuerdo. Había llamado con antelación a un grupo de abogados de la casa principal para que defendieran y absolvieran de toda acusación a Alicia y su compañero. Al menos lo necesario para que salgan pronto de la ciudad.
En una habitación apartada de la reunión, en una llamada de teléfono, se escuchaba la voz de un hombre ya de edad quien daba ánimos a la joven quien estaba al otro lado de la llamada.
- Ya les entregué todo lo que me pediste ... si necesitas algo más, llámame ... por favor, cuídate y no te olvides que no estás sola.
- Gracias por todo, sr. Sakamoto ... disculpe las molestias. - la joven colgó la llamada.
La mujer se tumbó en la cama de la habitación donde residía y habló con cierta calma ̶ Es un alivio que haya regresado antes; si todo sale bien, Aren y yo nos iremos en un par de días.
Los ánimos de Alicia poco a poco se recuperaban y un solo pensamiento quedaba retenido en su mente.
«Ya no quiero estar más aquí.»
Repentinamente, el sonido del claxon de un auto sonó en la entrada; Alicia un poco apresurada fue a ver por la ventana y, como se mostraba en su rostro, las lágrimas comenzaron a caer.
En la entrada, ingresaron los abogados y después Aren quienes fueron recibidos por la gente del establecimiento.
De la nada, Aren recibió un abrazó que casi lo tumba; su rostro y pecho fueron ocultados por los cabellos castaños y lágrimas de una mujer.
Era como si no se hubieran visto por largo tiempo; Aren y Alicia se volvieron a encontrar.
- Ya ... ya sé cómo eres ... pero ¿Cómo es que puedes ... mantener la calma ... todo este tiempo? - preguntaba entre sollozos la temblorosa joven.
Aren solo sonrió levemente.
La joven suspiró y dijo - Sigues siendo igual que siempre ... pero ... ¿Cómo soportaste la prisión?
Aren desvió su mirada y dijo -Tengo mis métodos.
Esto hizo recordar a la primera vez que se encontraron ambos.
El joven que había llegado fue presentado ante la srta. Valdelomar y la alcaldesa Victoria mientras que ellos veían en un monitor el video de aquel cuerpo que se escapó de la morgue.
Ciertamente la apariencia del varón era cautivadora para ellas, pero un solo comentario hizo que las mujeres volvieran a sus sentidos.
- Ese chico ... en realidad estaba vivo, ¿no es así?. - comentó Aren.
Todos en la sala quedaron pasmados ante tal confesión y preguntaron al joven qué era lo que trataba de decir y si es que sabía antes del chico.
Fue entonces que Aren contó lo que pasó en el momento que encontró los cadáveres y todos quedaron conmocionados. Los informes no mostraban una identificación en los registros de identificación de aquella persona y las declaraciones de Aren aumentaban las probabilidades de que ese tipo fuera el verdadero criminal.
La pregunta ahora era ¿Cómo encontramos al tipo encapuchado nuevamente?
Hayato sacó un papel roto y sucio, lo puso sobre la mesa e indicó que era lo único que había encontrado aparte de los cuerpos en aquel lugar.
- 1 de marzo 18:45 ... DIS ... ¿Qué significa esto? - preguntó Lois extrañada al leer lo único escrito en dicho papel.
- Es lo único que encontré ... pero lo que importa más no es la fecha sino las siglas.
Nadie entendía lo que se refería a excepción de uno.
- Departamento de Información y Seguridad, ¿no es así? - respondió Lorenz.
- Exactamente.
El resto quedó pasmado por unos segundos, entraron en discusiones por un rato; no obstante, al ser una pista con fecha específica, no le quedaron más opción que esperanzarse y prepararse para aquel día.
Por otro lado, Victoria quiso comunicarse con el jefe del DIP; inesperadamente su línea telefónica había sido cortada; esto alarmó a Victoria y a Lorenz.
Ese mismo día en la tarde, Victoria mandó un equipo a buscar a Vicent Veramente, pero nadie lo había visto desde ayer. Luego, fueron a buscar su hogar, pero estaba vacío sin muebles ni nada.
Victoria se comenzó a frustrar.
- ¡Lorenz! ¡Busca por todos los medios el último avistamiento de Vicent!
- ¡Entendido! - respondió el asistente con determinación.
Todo el día buscaron, pero no encontraron rastro ni paradero del jefe del DIP, nadie sabía sobre él. Era como si hubiera desaparecido de la nada.
Siendo ya primero de marzo, los dos guardaespaldas de mayor confianza de Lois se alistaron junto con ella para ir al Departamento de Información y Seguridad de Luesia, un edificio medianamente alto. Llegaron desde la mañana disfrazados y recorriendo el perímetro cada cierto tiempo.
Por otro lado, Victoria que estaba en su despacho comenzó a investigar los registros sobre Vicent que seguía desaparecido y comenzó a darse cuenta sobre su experiencia laboral e hizo algunas llamadas preguntando por referencias sobre él. Nadie conocía a un tal Vicent Veramente ni su foto ni nada sobre él.
La noticia perturbó aún más a la joven alcaldesa.
La situación comenzaba a cuestionar sobre la identidad de Vicent Veramente. ¿Quién era en realidad?
Siendo una hora antes de lo que señalaba en el papel, en un auto que se estacionaba con los demás estaban dentro Victoria y Lorenz junto con el equipo juvenil quien había tenido un encuentro con aquel tipo encapuchado.
Llegó la hora y no había rastro de Vicent ni del tipo misterioso.
Esperaron dos horas más, pero seguían sin respuesta. Cansados de esperar, Lois decidió retirarse del lugar y, minutos después, Victoria se retiró con ellos.
Estando todos en el mismo auto, pasaban por las calles.
- Así que ... fue en vano ... tampoco es que sea una pista confiable ... - comentó Victoria entristecida.
- Sí ... al menos, pudimos encontrar esa lugar ... ahora sabemos que los otros dos lugares trazados pueden haber ... lo mismo que hallamos antes. - decía Lois.
Mientras que las dos mujeres hablaban, el grupo de jóvenes comían golosinas y conversando entre ellos. La mujer de ese grupo dejó la charla y comenzó a ver por la ventana observando a los transeúntes; fue entonces que, después de unos minutos, sus ojos se abrieron sorprendida al notar una silueta.
- ¡Ese es! - exclamó la joven.
- ¿Qué sucede, Lisa? - preguntó Renzo, el otro joven del grupo.
- ¡Detengan el auto! ¡Es ese tipo encapuchado! - gritaba la joven.
Victoria y Lois quedaron sorprendidas e inmediatamente pararon y bajaron del auto tratando de ver donde la muchacha había avistado aquel hombre.
Un tipo de la multitud con ropas que tapaban su rostro comenzó a correr de la nada; fue así que confirmaron sus sospechas.
Victoria junto con Lorenz, y Lois junto con Hayato y Thomas fueron los únicos que siguieron a esa persona que vestía ropas comunes a diferencia de como antes lo habían visto, pero igualmente tapado con una capucha.
Siendo perseguido a través de pasajes, calles y más hasta ser alcanzado en una especie de malecón donde no había casi nadie, fue hasta la parte más alejada donde solo pasaban auto donde se detuvo de huir.
Para sorpresa, teniendo en cuenta la edad de los guardaespaldas, los únicos cansados eran Lois y aquel tipo misterioso. Todo el grupo habían dejado atrás a Victoria y Lorenz
Viendo detenidamente, la apariencia del tipo mostraba la figura de un joven de alrededor 16 años de edad con heridas de arañazos en su mejilla derecha.
Todos pensaron ¿Cómo era posible que un niño sea el criminal?
Pero Hayato y Thomas entendieron al ver la expresión sin vida de aquel chico; se dieron cuenta de que, a pesar de su juvenil apariencia, esa mirada era de alguien que se había consumido en el bajo mundo.
Por tanto, se pusieron delante de Lois y Hayato quien caminó un poco más no dudó y sacó de su traje japonés una espada.
Una katana que al desenvainar su hoja esta brillaba en medio de la noche y a simple vista se veía como nueva, como si nunca la hubiera usado hasta ahora.
El viejo hombre que se mostraba diestro en el uso de armas de combate cuerpo a cuerpo estaba listo para atacar en cualquier momento.
- Paren ... no deseo pelear con ustedes. - fue lo primero que escucharon decir de él.
Al poco momento llegaron Victoria y Lorenz junto con un par de sus hombres que decidieron seguirlos.
Todos vieron como aquel tipo se parecía bastante al cuerpo que había huido de la morgue en la grabación.
- No sé si fue suerte o si ese papel decía la verdad ... pero ... al fin nos conocemos. - expresó Victoria.
El tipo encapuchado solo se quedó viéndolos sin decir nada.
«Esto no es nada bueno ... el tipo con la espada parece ser un ...» pensó el joven con cicatrices en su mejía.
En ese momento, Hayato sacó un pequeño libro de tapa morada de su traje y se la mostró a aquel varón frente a él.
- Parece ser que se te cayó esto. - habló con naturalidad.
El joven misterioso reaccionó por un instante, pero de inmediato volvió a calmarse. Sí, fue un error fatal.
«Bingo.» sonrió y pensó Thomas quien estaba delante de Lois.
Extrañamente, Hayato lanzó el Pbook a la dirección del enemigo; y, como él suponía, el joven encapuchado trató de tomarlo rápidamente y fue ahí cuando comenzó un pequeño intercambio de golpes.
Con una velocidad anormal, al momento en que el joven misterioso estaba por tomar el libro, pudo notar el brillo de la hoja a su derecha acercándose con rapidez hacia él.
El joven no lo dudó y dejó el libro por esquivar el golpe. Todos pudieron notar que aquel chico no era un novato en las peleas por su forma de moverse.
Mas siguió actuando conforme había dicho; no contratacó, pues no tenia deseos de pelear y solo retrocedió.
Fue cuando Thomas trató de involucrarse sacando un pequeño cuchillo como si fuera una navaja. Sin embargo, fue detenido por Hayato.
- ¡No te metas, Thomas!
El guardaespaldas suspiró y guardó su cuchilla.
Hayato volvió a tomar el libro, pero esta vez lo guardó en su traje tradicional. Luego, los dos se quedaron mirándose.
- No lo diré nuevamente, no deseo pelear ... no tengo asuntos con ustedes. - declaró el enemigo.
- Oh, pero nosotros si los tenemos ... ¿acaso crees que dejaremos al responsable de los secuestros vagar libremente? Aun después de haber encontrado lo que hay aquel sótano del orfanato. - respondió Victoria.
- Así que ... fueron ustedes.
- También sabemos que no puedes ser el único detrás de esto ... fue un buen lugar donde nos has traído ... no hay nadie quien nos moleste en esta noche. - agregó Lois.
Después de un momento en silencio, el hombre encapuchado dio una declaración.
- Parece que están cerca, pero han cometido un gran error en sus hipótesis; los que buscan son otros.
Nadie creyó lo que dijo; posiblemente aquel chico trataba de excusarse o ganar tiempo, era lo que pensaban. No obstante, el joven dio una segunda declaración.
- En los informes sobre las otras dos mujeres, seguro te has dado cuenta, ¿no es así, srta. Victoria?
Nadie sabía bien de lo que hablaba a excepción de la alcaldesa.
- Sobre sus identidades ... ya has notado que eran falsas ... te digo que ellas no eran mis camaradas ... no tengo ninguna relación con ese par.
Victoria mostró un rostro de preocupación que fue notado por todos los presentes. Lorenz preguntó lo que estaba pasando, pero la mujer siguió la conversación con aquel chico.
- Ustedes tres ... sus identidades eran falsas, ¿Cómo te excusas que no fueran las que te ayudaron?
- Simple ... eso fue porque yo las asesiné. - contestó el joven indiferentemente - mira, las heridas que tengo en mis rostros fueron a causa de ellas ... por otro lado, ¿acaso el perfil que encontraron no era de una mujer?
Esto perturbó un poco a Victoria.
El resto comenzaba a entender lentamente la situación. Sin embargo, una intensa luz como si tratase de las luces de un camión alumbró detrás del joven encapuchado.
Todos quedaron segados por la repentina luz que se desvaneció a los pocos segundos y, junto con ella, el joven encapuchado.
Cuando recobraron la vista, pudieron notar un camión un poco lejos al frente de ellos.
Nadie vio como fue el escape del chico misterioso, pero optaron por revisar la zona; sin embargo, el vehículo repentinamente y con gran velocidad se dirigió hacia ellos.
- ¡Detrás de mí! - gritó Hayato haciendo que todos los presentes se posicionaran como ordenó.
El hombre de cabello gris levantó su espada y, al dar un grito, realizó un corte transversal. Lo único que se vio después fue el impacto del camión que en realidad fueron dos.
El camión fue cortado en dos partes chocando y destruyendo en parte a las tiendas de los lados dejando libre al grupo presente.
Todo el polvo cubría la escena y fue que se comenzó a escuchar las sirenas de los policías cerca. No hubo tiempo de respirar, pero todos huyeron del lugar.
En lo alto de una de las tiendas, se veía como la silueta de aquel joven que había huido observaba como aquel grupo se retiraba.