—¿Dónde está Momo? —nos preguntó Aang.
Estábamos en medio de un bosque donde habíamos decidido montar un campamento, cuando escuchamos el chillido de Momo a lo lejos.
Fuimos a investigar y terminamos encontrando a Momo y otros animales atrapados en un tipo de jaula esférica.
—¡Espera un momento, Momo! —grite cuando Aang comenzó a impulsarse con aire hasta llegar hasta él.
—¡Sáquenlo ahora! —grito Aang cuando bajo la jaula hasta nuestra altura.
Rápidamente hicimos lo que nos dijo.
Aang bajo pero volvió a subir hacia los árboles al no poder dejar atrapados a los demás animales.
—Esto nos tomara todo el día. —dijo Sokka.
Lanzo su bumerang y corto la cuerda de las trampas. Los animales salieron corriendo cuando fueron liberados.
—Trampas de la Nación del Fuego ellos trabajan el metal. —dijo Sokka. —Es mejor no seguir acampando aquí. —
Regresamos al campamento y comenzamos a levantar nuestras cosas. Ya íbamos a subir las cosas a la montura de Appa, pero Sokka nos interrumpió.
—No, no, no vamos a volar esta vez. —
—¿Qué? ¿Por qué no podemos volar? —pregunté.
—Piénsenlo, el príncipe Zuko y la Nación del Fuego nos siguen encontrando una y otra vez. Es porque ellos siguen a Appa, él es demasiado vistoso. —explico Sokka.
—¿Qué? Appa no es demasiado vistoso. —contradijo Katara.
La mire como diciéndole "¿Enserio?" era obvio que era demasiado vistoso.
—Es un monstruo gigantesco con una flecha en la cabeza, no es muy difícil verlo. —dijo Sokka obvio.
Appa soltó un bramido.
—No te preocupes, Appa. —le dijo Aang. —Sokka esta celoso porque él no tiene un flecha. —
—Se que todos quieren volar pero hay algo que me dice que debemos caminar. —explico Sokka.
—¿Quién te dijo que eras el jefe? —le preguntó Katara.
—¡Yo no dije eso! —exclamo Sokka. —dije que soy líder. —
Katara soltó una risita.
—¿Tu eres el líder? —preguntó incrédula. —¿Y con esa voz tan aguda? —
—¡Soy el mayor y soy guerrero! Yo soy el líder. —dijo Sokka cambiando su voz a una más grave cuando dijo la última frase.
—Si alguien debería ser el líder ese debería ser Aang. —dijo ella. —Recuerda que él es el Avatar. —
—Estas bromeando es solo un niño torpe. —dijo.
Estaba a punto de decir que no era torpe, cuando lo voltee a ver y lo veo colgado de cabeza de uno de los cuernos de Appa.
—Es verdad. —afirmo Aang.
—Entonces, Lin. —dijo Katara.
—Si me gustaría ser la líder, después de todo soy la segunda mayor del grupo. —dije. —Pero…neh… mucha responsabilidad, nada de diversión, mejor no. —termine de decir mientras miraba como un escarabajo verde pasaba entre mis pies.
—¡Vez! —dijo Sokka. —Ella no quiere. —
—¿Por qué los chicos siempre creen que debe de haber un líder? —preguntó Katara.
—Porque son chicos, ¿Qué más esperas?. —le dije. —Son testarudos y torpes. —
—Cierto. —concordó Katara. —Además no fueras tan rudo si hubieras besado a una chica. —lo miro con una sonrisa burlona.
—¡He besado chicas! —replico Sokka. —Solo que tu aun no las conoces. —
—¿Te refieres a Gran-gran abuela? —preguntó burlona. —A ella si la conozco. —
—No. Además de ella. —dijo. —Mis instintos dicen que podemos pasar inadvertidos caminando y un líder sigue sus instintos. —
—De acuerdo. Haremos lo que dices, oh… sabio líder. —dijo Katara.
—Si, podría ser divertido. —dijo Aang emocionado.
Después de toda esa platica comenzamos a camina, y después de unas horas lo que dijo Aang no había pasado. La verdad no era nada divertido caminar. Ya tenía los pies cansados y mi espalda ya dolía un poco de cargar mis cosas. Ahora sabía que era lo que sentía Appa al cargarnos todos los días.
—Odio caminar. —se quejó Aang.
—Relájate, Aang. —tome su mano y entrelace nuestros dedos. Él se sonrojo. —Pronto terminara esta tortura en la que nos metió Sokka. —dije un poco burlona.
—No sé cómo la gente sobre vive sin un bisonte volador. —volvió a quejarse.
—No sé, pregúntaselo al instinto de Sokka. —dijo Katara también con burla. —Parece saberlo todo. —
—Jaja que graciosa. —dijo Sokka de mal humor.
—Esta cosa pesa mucho. —se quejó Aang.
—¿Sabes quién debería cargarlo por ti, Aang? —pregunté. —El instinto de Sokka. —
—Que gran idea, Lin. —dijeron Katara y Aang con una sonrisa.
—Oye instinto de Sokka, ¿Te importaría…? —
—¡De acuerdo! —grito Sokka ya harto. —Está bien dámelo, también estoy cansado pero importante es que estamos a salvo de la Nación del Fuego. —y justo cuando termino de decir esa frase cruzamos unos arbustos que daban justo a un campamento de soldados de la Nación del Fuego. —¡Corran! —
Rápidamente nos quitamos las mochilas y salimos corriendo.
Nos lanzaron una bola de fuego gigante que cayó justo enfrente de nosotros haciendo que retrocediéramos.
—¡Nos atacan! —gritó Sokka.
—¡Te estas quemando! —le advirtió Aang al ver que estaba con fuego su manga.
Con un movimiento rápido saque agua de mi cantimplora y apague su manga antes de que se lastimara.
En menos de los que canta un gallo cerdo nos vimos rodeados de más de una docena de soltados de la Nación del Fuego.
—Si nos dejan pasar… no les haremos daño. —les dijo Sokka serio.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó en un susurro Katara.
—Blofear. —contestó.
—Tu. —se burló el jefe. —¿Prometes no lastimarnos? —
De un momento a otro el jefe cayó noqueado al piso.
—Bien hecho, Sokka. —felicito Aang. —¿Cómo lo hiciste? —
—Ah… ¿Instinto? —se encogió de hombros Sokka.
—¡Miren! —grito Katara mirando hacia los árboles.
De una de las ramas cayó con agilidad un chico mayor a nosotros. Tenía una tipo armadura, dos espadas gancho y lo que parecía una rama en la boca. De inmediato comenzó a luchar con agilidad con los soldados.
—Tres menos. —dijo cuando tiro a los soldados.
Nos quedamos anonadados.
—¡En los árboles. —gritó un soldado.
De ahí comenzaron a caer más chicos que se unieron a la lucha.
Rápidamente entre Aang, Katara y yo formamos un equipo, usando agua, aire y aparte bloqueando el chi de los soldados que se nos acercaban.
Con la ayuda de los chicos que habían caído de los árboles esta pelea estaba siendo totalmente sencilla.
—¡Ah…! —grito Sokka esperando que el soldado se acercara a él. Pero cuando se acercó, el chico de los ganchos termino con él. —Oye, él era mío. —
—Debiste ser más rápido. —dijo el chico con una sonrisa de lado.
Pude ver como la cara de Katara se iluminaba de solo ver a ese chico. En cambio yo no le tenía tanta confianza. Su aura tenía colores como el naranja oscuro que significaba manipulación y verde que significaba egocentrismo.
Al final todos los soldados habían caído.
—Hola. —dijo cuando estuvo frente a Katara y a mí.
—Hola. —
—Venciste a un ejército prácticamente solo. —le dijo Aang impresionado.
—¿Un ejército? Pss. —dijo Sokka incrédulo. —No eran más de veinte hombres. —
Al parecer nadie aparte de mi lo escucho.
—Mi nombre es Jet. —se presentó. —Y estos son mis luchadores. Sneers. —apunto a un chico robusto de cabello hasta los hombros que estaba comiendo. —Longshot. —él era delgado, tenía un sombrero, un arco y kayak con flechas. —Smellerbee. —al principio pensé que era un chico, hasta que vi que tenía la boca pintada y era muy raro ver a un chico maquillado. Ella tenía el cabello corto, una bandana en la frente y portaba tres espadas, dos en las manos y una guardada en su espalda. —El Duque. —era el más joven de todos, tenía una lanza y un casco que casi le tapaba los ojos. —Y Pipsqueak. —él era el más grande y robusto de todos, era tan grande y fuerte que como arma tenía un tronco.
—Jaja. ¿Pipsqueak? —le pregunto Aang al más chico, ya que no se había dado cuenta que ese era El Duque. —Que gracioso nombre. —
—¿Te parece muy gracioso? —le preguntó Pipsqueak de forma seria.
—Mas bien tenebroso. —
Pipsqueak comenzó a carcajearse y con él los otros dos. Le dio un manotazo a Aang en la espalda y lo mando al suelo de cara.
Me acerque a él para ver si estaba bien.
Todos los luchadores de Jet comenzaron a acomodar las provisiones del campamento. Mientras Sokka los miraba con el ceño fruncido y los brazos cruzados.
—Algo no me termina de cuadrar en Jet. —le dije en un susurro a Sokka.
Me miro confundido pero indicándome que siguiera.
—Su aura indica que es manipulador y egocéntrico, una muy mala combinación. —explique en voz baja.
—Tendré que mantener un ojo en él. —contestó. —Mi instinto dice que no me confié mucho en él. —
—Solo seguíamos nuestros instintos. —logramos escuchar a Katara decir de forma despectiva mientras volteaba a hacia Sokka.
—Un día se matarán haciendo eso. —dijo Jet.
Sokka se fue con el ceño fruncido.
—¡Oye, Jet, estos barriles están llenos de explosivos! —grito El Duque.
—Estamos de suerte. —contestó con una sonrisa de lado.
—Y estas cajas tienen muchos caramelos. —dijo Pipsqueak.
—Mas suerte. Trataremos de que no se mezclen. —
—¡Llevemos esto a nuestra guarida! —gritó de nuevo El Duque.
—¿Tienen una guarida? —preguntó Aang.
—¿Quieren venir? —preguntó Jet.
—¡Si, queremos verla! —dijo Katara rápidamente.
—Wow. —fue lo único que pude pensar al verla tan emocionada y cerca de Jet, nunca la había visto así antes.
Seguimos al Jet y a su grupo por el bosque hasta que se detuvo de repente.
—Aquí es. —
—¿En dónde? Yo no veo nada. —dijo Sokka.
—Sostén esto. —Jet le paso una soga.
—¿Por qué? ¿Qué tiene que ver? —
De un momento a otro la cuerda lo jalo hacia arriba y lo perdimos de vista entre las ramas de los árboles.
—¿Aang? ¿Lin? —dijo Jet pasándonos una soga.
—Nosotros podemos subir solos. —dije.
Estaba a punto de impulsarme con mi aire control pero sin previo aviso Aang me tomo en sus brazos y nos impulsó hacia arriba.
—¡Aang! —grité/chille, mientras me abrazaba a su cuello.
—¿Qué? —preguntó inocente.
—Si sabes que pude haber subido sola, ¿No? —
—Si. —me contesto. —Pero de esta forma me gusta más. —
Me sonrojé, rodé los ojos y después le sonreí.
Quede impresionada al ver su guarida.
Eran diferentes casas construidas en los árboles. Los árboles estaban conectados por diferentes puentes y había varias tirolesas que conectaban de un lugar a otro.
—¡Esto es increíble! —gritó Aang emocionado. —Mira esto, Lin. —
Tomo el mango de la tirolesa y se deslizo por ella.
—¡Vamos, Lin! ¡Inténtalo! —gritó.
Sonreí y me deslicé por ella mientras soltaba un grito por la adrenalina.
—Eso fue estupendo. —dije cuando llegué junto a él.
Esa noche nos reunimos todos para cenar.
Jet dio un discurso sobre como la Nación del Fuego no los podía encontrar y como querían acabar con ellos.
—Sabes, Jet, buen discurso. —lo elogio Katara.
—Gracias. Por cierto tú, Aang y Lin me impresionaron mucho. Mostraron gran dominio de los elementos. —dijo el.
—Bueno, ellos son geniales, son el Avatar y la Ānníng. Yo tengo mucho que aprender. —Katara se sonrojo.
—El Avatar y la Ānníng. Eso es genial. —
—Gracias, Jet. —le agradeció Aang.
Yo solo le sonreí por cortesía.
—Ustedes tres nos ayudarían mucho en nuestra pelea. —
—Por desgracia esta noche nos vamos. —dijo Sokka.
—Al fin. —murmure para mí misma.
—Sokka, ¿Estas bromeando? —dijo Jet. —Mañana los necesito para una misión. —
—¿Qué misión? —preguntó con interés.
Solté un suspiro. Ya lo había convencido.
Al día siguiente Jet, su grupo elite y Sokka se fueron temprano a la misión. Mientras que Aang, Katara y yo nos quedábamos esperando a que volvieran.
Pasaron las horas y la verdad ya me había aburrido de no hacer nada, así que decidí ir a ver que tanto hacia Katara dentro de la cabaña que nos habían dado. Al entrar la pude ver haciendo el sombrero más feo que había visto en toda mi vida.
—¿Qué es eso, Katara? —pregunté.
—Es un regalo para Jet, ¿Crees que le guste? —
—Eh…bueno…voy un rato a afuera. —sonreí y me fui.
No podía decirle que ese sombrero estaba feo con "F" mayúscula.
Cuando me senté pude ver como Sokka llegaba, se miraba un poco decaído y malhumorado.
—¿Qué pasa? —pregunté cuando se sentó a mi lado.
—Jet, eso es lo que pasa. —
—¿Qué fue lo que hizo? —pregunté.
Sokka estaba a punto de decirme cuando Aang llega por la tirolesa y lo interrumpe.
—Miren, chicos, lo que me dio El Duque. —lanzo una de las cosas que le habían dado la cual soltó una pequeña chispa y trono haciendo que Momo se asustara. Rápidamente Momo las tomo y se las comenzó a lanzar en los pies a Aang.
Comencé a reír.
—Oye, Sokka. —dijo Katara al llegar a nuestro lado. —¿Ya llego, Jet? —
—Si, ya volvió pero nos vamos. —contestó firme y con el ceño fruncido.
—¿Qué? —preguntó Aang triste.
—Es lo mejor. —dije.
—¿Pero le hice este sombrero? —Katara mostro el feo gorro.
Hice una mueca.
—Tu novio Jet es un matón. —dijo Sokka.
Katara lo miro sorprendida.
—Eso no es cierto. —
—Es un demente, Katara. —dijo Sokka.
—No es un demente. —contradijo Aang. —Solo tiene otro estilo de vida, muy divertido por cierto. —
—Chicos a mí no me agrado desde que lo vi. —Aang y Katara me miraron sorprendidos, era raro cuando alguien que a ellos les caía bien a mí no me agradaba. —Su aura lo dice todo. —explique.
Katara rodo los ojos.
—Otra vez con esas tonterías de las auras. —
—Katara entiende, su aura dice que es manipulador y obviamente lo está haciendo contigo. —
—Eso no es cierto. —dijo enojada. —Jet nunca haría eso conmigo. —
—Has lo que quieras. —dije sin interés. —Después no vengas llorando cuando te des cuenta de la verdadera cara de Jet. —
—Eso no va a pasar. Él es bueno y pelea por razones justas. —
—Robo y golpeo a un pobre anciano. —dijo Sokka.
—Primero quiero escuchar la versión de Jet. —
Rápidamente fuimos hacia la cabaña de Jet.
Katara le conto todo lo que Sokka nos había dicho y le pidió su versión.
—Sokka, ¿No le contaste que el anciano era de la Nación del Fuego? —preguntó Jet.
—No, creo que casualmente dejo esa parte fuera. —reprocho Katara.
—Bien… pero aun siendo como dices, era un civil inofensivo. —contraataco Sokka.
—El anciano era un asesino, Sokka. —Jet clavo un cuchillo en el tronco que tenía enfrente, desenrosco una parte de él y saco un frasco que estaba escondido. —Vez el cuchillo contiene veneno, el anciano fue enviado para eliminarme. Salvaste mi vida, Sokka. —
Lo mire incrédula.
—{¿Enserio cree que alguien le creería ese cuento?} —pensé.
—Sabía que había una explicación. —dijo Katara aliviada y con una sonrisa.
—{Retiro lo dicho.} —pensé.
—Yo no vi el cuchillo. —dijo Sokka con los ojos entre cerrados.
—Es porque lo estaba escondiendo. —
—Vez, Sokka. —dijo Katara. —Seguramente no pudiste ver el cuchillo. —
—¡No había ningún cuchillo! —grito desesperado. —No se ustedes pero yo voy por mis cosas. —
—Que buen actor eres. —le dije a Jet.
Entrecerró los ojos.
Aang y Katara me dieron una mirada extrañada.
Le di una última mirada a todos y me fui detrás de Sokka.
—¡Sokka, espera! —grité mientras corría para alcanzarlo.
—¡¿Qué?! —me gritó.
—Primero que nada no me grites que yo estoy de tu lado. —le dije seria.
—Lo siento, Lin. —
—Segundo, en todo el rato que estuvimos ahí, Jet no dejo de mentir. —
—Lo sé pero Katara es tan terca que no ve lo que nosotros miramos. —dijo Sokka. —Y Aang es tan infantil que solo se deja llevar por las cosas divertidas que le han enseñado en este lugar. —
—Tenemos que hacer algo. No podemos dejar que los lastimen. —dije.
—No nos escucharan. —entramos a la cabaña que nos habían dado y comenzamos a recoger nuestras cosas.
—Sokka, Lin, no podemos dejar que la Nación del Fuego queme el bosque. —fue lo primero que dijo Katara al entrar a la cabaña junto con Aang.
—Lo siento, Katara, Jet es simpático pero no es confiable. —
—¿Sabes que es lo que creo? Estas celoso porque él es mejor guerrero y líder. —se cruzó de brazos.
—Katara no estoy celoso de Jet pero mis instintos…—
—Pero mis instintos. —lo interrumpió Katara. —Dicen que debemos quedarnos para ayudar a Jet. —se dio media vuelta. —Vámonos, Aang. —se fue.
—Aang, yo no creo en Jet. —dije. —Nos mintió, la historia que dijo sobre el cuchillo es mentira. —
—Pero…—comenzó a decir. —Yo siento que tenemos que quedarnos a ayudar, eso es lo correcto. —
—¿Enserio le vas a hacer caso a él, en vez de a mí? —le pregunte incrédula.
—Lo siento, chicos. —dijo
Le di la espalda enojada.
—Como sea. —fue lo último que le dije.
Y se fue.
—Tenemos que hacer algo para abrirles los ojos. —le dije a Sokka.
—Ya se nos ocurrirá algo, por el momento hay que empacar para irnos lo más rápido posible de aquí. —
Estaba bien a gusto dormida, hasta que sentí que alguien comenzaba a moverme por el hombro.
—¿Qué pasa? ¿Qué hora es? —susurre adormilada.
—Madrugada. —susurro Sokka. —Jet, está planeando algo, ¿Vienes? —
—Si, solo me cambio y te alcanzo. —
Asintió y se fue.
Al los pocos minutos lo seguí, ya iba muy adelantado pero fui saltando de árbol en árbol con ayuda de mi aire control. Los alcance cuando estaban cerca del embalse. Había decidido quedarme escondida lejos de ahí pero no tanto como para poder escuchar como El Duque le preguntaba algo a Jet.
—¿Pero que pasara con la gente que vive en el pueblo? ¿No los arrasara el agua? —
—Mira, Duque, ese es el precio de expulsar la Nación del Fuego de aquí. —contestó Jet. —No vuelen la barrera hasta que de la señal, ¿Entendido? —
Miré hacia abajo en busca de Sokka y lo que vi no me gusto para nada. Smellerbee y Pipsqueak lo habían atrapado.
Me quede escondida esperando a que se distrajeran para poder salvarlo.
—¿Adónde crees que vas cola de caballo? —le pregunto Smellerbee.
Terminaron amarrándole las manos y llevándolo a no sé qué lugar. Con mucho sigilo los fui siguiendo, buscando el mejor momento para poder salvarlo.
—¡Vamos! —grito Smellerbee mientras empujaba a Sokka. —¡Rápido! —
—¿Cómo pueden permitir que Jet haga eso? —pregunto.
—Escucha, Sokka. —dijo Pipsqueak. —Jet es un gran líder, hacemos lo que hace y todo siempre resulta bien. —
Salte de la rama en donde estaba quedando justamente atrás de él.
—No creo que eso sea verdad. —dije.
Smellerbee y Pipsqueak se sorprendieron y voltearon. Después del shock inicial, comenzaron a atacarme, los esquive y rápidamente les pegue en los puntos de presión de las piernas y los brazos a Pipsqueak y con agua de las plantas deje a Smellerbee congelada en un árbol.
Fui hacia donde estaba Sokka y le desamarré las manos.
—Eso fue… asombroso. —me dijo. —Pero tenemos que correr. —
—No tendremos tiempo de avisarles de los planes de Jet a Aang y a Katara. —dije.
—Lo sé, por eso tu iras por Appa a la guarida en lo que yo voy al pueblo para prevenirles y tu junto con Appa me alcancen ahí. —
Asentí y corrí con todas mis fuerzas y con ayuda de mi aire control a la guarida. A los pocos minutos llegue a donde estaban Appa y Momo.
—Vamos, Appa, Momo, tenemos un pueblo que salvar. —me subí a Appa, tomé las rienda. —Yipp, Yipp. —
Appa salió volando.
Al llegar al pueblo ya la mayoría de la gente estaba evacuando.
—¡Sokka! —grité en cuanto lo vi ayudando a un anciano a caminar más rápido.
—¡Lin, acércate. —me dijo. —Aún quedan unos ancianos que debemos ayudar. —
Aterrice a Appa cerca de ellos.
Y entre los dos y los pocos jóvenes que se habían quedado con sus familiares ancianos comenzamos a subirlos a la montura. Después volamos hacia donde estaban los demás del pueblo.
—Tenemos que ir con Katara y Aang. —dijo Sokka mientras ayudábamos esta vez a bajar a los ancianos.
A los pocos segundos una gran explosión se escuchó y el agua no tardó en llegar e inundar el pueblo.
Mire con tristeza todo lo que había hecho Jet.
—No puedo creer que su venganza llegue tan lejos. —dije.
—No te preocupes, Lin. —dijo Sokka. —Ayudamos al pueblo a sobrevivir. —
Asentí.
—Bueno, creo que es hora de ir con los chicos. —dijo.
Nos subimos a Appa y emprendimos vuelo.
—No más Nación del Fuego. Ahora el valle está a salvo. —fue lo primero que escuchamos cuando llegamos a donde los chicos estaban.
Aang y Katara se miraban desesperanzados y Jet, que estaba congelado en un árbol, se miraba complacido.
—Claro que lo estará. —dijo Sokka.
—Sin ti. —dije.
Jet se miraba totalmente sorprendido mientras que por otro lado Katara y Aang se miraban felices.
—Advertí sobre tu plan y ayudamos a todos en el pueblo. —
—¿Qué? —preguntó Jet anonadado.
—Al principio no me creyeron, los soldados creyeron que era un espía. —explico. —Pero un hombre me defendió, el anciano que tu atacaste. Él les pidió que me creyeran y con ayuda de Lin, Appa y Momo, salvamos a esas persona. —
—Son unos tontos, pudieron liberar a este valle. —dijo Jet enojado.
—¿Liberar a quién? Estarían todos muertos. —dije enojada.
—Son unos traidores. —
—No, Jet. —dijo Sokka. —Tú te convertiste en traidor al momento de dejar de proteger a los inocentes. —
—Katara, por favor ayúdame. —imploro Jet.
—Adiós, Jet. —dijo Katara dándole la espalda y subiendo a Appa.
—Yipp, Yipp. —dijo Sokka y emprendimos vuelo.
—Creímos que irían al embalse, ¿Cómo se les ocurrió ir al pueblo primero? —preguntó Aang.
—Apuesto que los instintos de Sokka los guiaron. —
—Si, a veces funcionan. —dijo Sokka.
—Vamos para el otro lado, Sokka. —dije.
—Y también se equivocan. —dijo antes de dar la vuelta.