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Sin Título

Parte II

Supongo que primero observaré la situación.

No creo poder explicarle que haré algo sin recibir preguntas en las que estaré obligado a responder.

Me reuní con Guffy y recibí esa pequeña invitación de confirmación unilateral el día de hoy y actualmente estoy comiendo la cena en la mesa familiar con sus miembros completos.

Jony, Sabai, Milanys, mi mamá y yo.

Mis hermanos terminaron de comer y se levantaron casi en sincronización perfecta.

Pero en mi caso, comí intencionalmente de un modo lento y saboreante para estar a solas con mi mamá.

Y pronto quedamos ella y yo.

Este debe ser el momento perfecto.

No parece estar de mal humor...

Y perece que puedo hablarle...

Ella está comiendo y viendo su teléfono.

¿Recibirá una charla casual conmigo?.

Interrumpir para preguntarle y hacerle perder su concentración de lo que sea que esté haciendo, desviando su mirada a un tema sin importancia el cual dirijo yo, podría no resultar en un buen estado de humor...

 

Ophelia: ¿Me dirás algo?.

Empieza ella mirándome incitante y curiosa.

¿Es por ser mi mamá o de verdad puede leer los pensamientos de los demás en ocasiones?

Quizá las dos son correctas si son del mismo origen.

Mikael: B-bueno... sólo quería decirte que los documentos a llevar para la escuela deberían ser esta semana para iniciar la próxima.

Ophelia: Está bien. Como mañana jueves tendré un día de descanso, iré con tus hermanos para inscribirlos a todos.

Mikael: Bueno...

El breve intercambio fue algo casual sin tanto detalle.

Así como sus expresiones: me escucha pero sin mirar del todo y despegar la vista del teléfono; responde casualmente en tono suave y tranquilizante; su gesticulaciones son breves y secas.

Claramente está cansada e inestable y obligarle a pensar en más cosas, terminará en una explosión impulsiva por sobre saturación.

Ophelia es una hermosa mujer cabello largo y negro con 1.67 de altura, delgada y de finas curvas; proporciones equilibradas y de 36 años de edad.

Su cara y cuerpo ostenta diez años menos a su apariencia y atrae la lascivia de viejos magnates.

Sin duda, es una sirena libertina de inteligencia y maquiavelismo notable. Su audacia y osadía no repara en ser de carácter fuerte y dominante. La impulsividad la hace el centro de atención y su fuerza viene de la independencia hacia los hombres; quien ella, puedo yo notar fácilmente, no tiene a una figura masculina como importancia absoluta dentro de sus patrones psicológicos.

 

Ophelia: ¿Eso es todo lo que querías decir?.

Talvez...

Mikael: Mañana en la noche saldré con un amigo de la infancia.

Ophelia: No vuelvas muy tarde y ten mucho cuidado en la calle. "me mira y expresa con nerviosismo"

Sin responderle nada, simplemente asentí con la cabeza.

Como ser dependiente y menor de edad, no puedo actuar con ese nivel de rebeldía y ocultismo sin dar mi paradero. Porque las repercusiones serán desfavorables para mi ser.

Mikael: Mañana ayudaré a transportar una mercancía de un local y ganaré un poco de dinero durante tres semanas, únicamente los jueves por las noches.

Ophelia: Me parece bien, no interrumpirá tus estudios.

Mientras ella toma un sorbo de café de la taza en su mano izquierda, me lanza una mirada seria y observadora.

Ophelia: ¿Con quién vas a salir mañana?.

Mikael: Con Guffy.

Ophelia: ¿Fue él quien te invito a trabajar?.

Mikael: Sí.

Ophelia: ¿Y cómo sabré que estarás trabajando en la noche manipulando una mercancía junto a un conecte como él?.

Mikael: Él estuvo contando que tal abasto es precavido a los robos en el día, por lo que se maneja por las noches y necesitan más personal. Supongo que sería cuestión de que me esperes alrededor de dos horas y volvería con el dinero.

Ophelia: ¿Dónde es?.

Mikael: Se me olvidó preguntarle, podría decirle mañana cuando venga a buscarme.

Sin seguir preguntado, devolvió la atención a su teléfono.

No parece querer socavar e insinuar más.

Ella es precavida en algunas ocasiones y guarda mayor parte de sus dolores y malas situaciones.

Es talvez normal para un padre hacerlo, cosa que no demostraría la vena de su debilidad y desesperación a sus hijos por la supuesta imagen como pilar de apoyo en la familia.

No se le juzga, por supuesto, pero más cierto es que los hijos al igual que los padres, son capaces de percibir cualquier sentimiento de estímulo mental con una mera presencia y minuciosa observación; y ambos siempre lo sabrán.

Ese tipo de engaños no sirven entre parientes íntimos sin contar el tener una habilidad abrumadora para ocultarlo.