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CAPÍTULO 1: DOLOR.

Alexa.

Cuando veo el video en la iglesia, siento como todo mi mundo se derrumba en un instante, como si el piso se hundiera a mí alrededor.

Mi mente está hecha un caos y mi instinto le da la orden a mí cabeza de correr sin mirar atrás. Salgo de la iglesia tan rápido como mis piernas me lo permiten y solo escucho voces diciendo mi nombre a lo lejos junto con los truenos que invaden el cielo, indicando el comienzo de una tormenta.

Mientras corro, me quito los tacones que no me dejan correr muy deprisa y el velo de novia que me pesa como si fuera un ladrillo de concreto. Solo puedo pensar en correr y correr sin rumbo fijo, mientras mi mente me dice una y otra vez:

- Aléjate!!!! y corre lo más que puedas…

No sé cuánto tiempo corrí, pero el cansancio de los músculos de mis piernas me pasa factura y solo me detengo. Mi corazón parece como si se me fuera a salir y mi respiración esta tan agitada que me siento un poco ahogada, pero mientras mi respiración se normaliza, me doy cuenta que había llegado al malecón de la playa. Miro al horizonte y me siento hipnotizada por el sonido del mar y su inmensidad, solo me quedo ahí parada con mi vestido sucio y rasgado, despeinada, con el maquillaje corrido y los pies descalzos.

El viento toca mi rostro y levanta mechones de mi cabello que se han soltado del peinado. Los truenos retumban en el cielo y se veía en el firmamento que la tormenta se aproxima con gran velocidad. De repente, mientras miro, siento algo en una de mis manos, la levanto y veo que es mi anillo de compromiso. No sé por cuánto tiempo lo observo, no sé si son minutos o segundos, pero mi mano tiembla y lágrimas comienzan a deslizarse por mis mejillas para luego camuflarse con las gotas de lluvia que comienzan a caer muy fuertemente.

Siento las gotas de lluvia caer en mi espalda y en mis hombros descubiertos, como mojan mi cabello, pero al mismo tiempo, yo no puedo dejar de mirar el anillo que por meses me había hecho tan feliz.

Con la otra mano lo acaricio y luego lo saco de mi dedo, lo observo por última vez y lo arrojo al mar para que sus furiosas olas se lo lleven muy lejos. Mi vista se nubla por las lágrimas y es ahí que me derrumbo por completo.

Caigo de rodillas mientras coloco mis manos en mi estómago y comienzo a llorar con todas mis fuerzas, como nunca en mi vida lo he hecho, siento como si mi corazón se fuera ha convertir en un agujero negro que me va a succionar en cualquier momento y mientras llueve, junto con los truenos que no dejan de sonar, alzo mi rostro al cielo y sólo grito con todas mis fuerzas:

- Porqué?, porqué me hiciste esto… porqueeee!!!! ...

Cuando me quedo sin aire, siento un nudo en la garganta que impide que mi voz vuelva a salir, quedándome sin habla. Me acuesto en el pavimento del andén mirando hacia el cielo, mientras más lágrimas salen de mis ojos.

Cuánto tiempo estuve ahí acostada, llorando y en shock, no lo sé, pero después siento mucho frío y ya ha anochecido. Me siento, miro a mi alrededor y veo una banca debajo de un árbol, me pongo de pie y camino hacia la banca, me siento subiendo mis pies y comienzo a balancearme de un lado a otro como si fuera una niña pequeña, frotando mis brazos con las manos para darme un poco de calor.

La tormenta ha cesado después de un largo rato, está comenzando a amanecer y mientras sigo mirando a lo lejos como anestesiada, siento como alguien coloca un chal en mis hombros para protegerme del frío. Sin mirar hacia atrás, sé que es él, la única persona que toleraría sentir cerca de mí en este momento.

Por el rabillo del ojo, veo como una sombra toma asiento a mi lado sin pronunciar ni una palabra, respetando mi dolor y mi silencio.

Cuánto tiempo hemos estado así, tampoco lo sé, he perdido completamente la noción del tiempo, solo tengo la conciencia de que he pasado toda la noche en una banca y que ya está amaneciendo.

Después de un rato más, la persona que está a mi lado se pone de pie y antes de irse solo dice:

- Cuando usted esté lista para irse señorita Alexa, la estaré esperando en el auto.

Demoro un poco en reaccionar, pero cuando lo hago y volteo mi cara a la derecha donde él había estado sentado, ya era demasiado tarde, se ha ido y solo lo veo alejarse.

Abro mis labios para hablarle, pero solo me sale un susurro que evita que pueda decirle a esa persona que se quede conmigo. Cierro los ojos por un momento y cuando voy a voltear mi cara nuevamente hacia el océano, observo que en la parte de la banca donde él había estado sentado, ha dejado una botella de agua para que la consuma.

En cuanto la veo, comienzo a sentir sequedad en mi garganta y a sentir sed, la abro y la bebo hasta quedar satisfecha, luego empiezo a sentir que mi mente despierta poco a poco para comenzar a trabajar de nuevo.

Tengo que regresar a mi realidad y enfrentar todo, además, mi cuerpo empieza a pedirme descanso.

Me levanto de la banca y en efecto, mi cuerpo duele, siento como de inmediato el flujo de sangre vuelve a correr por las venas de mis piernas por que como estuve tanto tiempo en la misma posición, estoy como si fuera un robot y me faltara aceite.

Comienzo a caminar y mis pies duelen, levanto uno de ellos y me doy cuenta de que tengo peladuras, rasguños y un poco de sangre en las plantas de mis pies por el maratón que había hecho la tarde anterior sin zapatos.

Con cuidado y muy lentamente, trato de retomar la caminata y al avanzar me siento algo mareada, pensando de inmediato que ahí están las consecuencias por no dormir y no haber comido nada desde el día anterior. Tomo aire y continuo avanzando hacia el auto que se encuentra al otro lado de la calle.

Me siento realmente mal, hasta creo que tengo fiebre, pero aun así trato de seguir adelante y cuando ya estoy cruzando la calle, solo puedo escuchar el sonido de un automóvil al tratar de frenar y después siento un fuerte golpe en el lado derecho de mi cuerpo, haciendo que caiga en el pavimento y casi instantáneamente siento un fuerte dolor que invade todo mi cuerpo, pero a pesar de todo el caos, puedo escuchar una voz conocida que grita mi nombre con angustia.

Alguien llega corriendo en donde estoy tendida y la voz que había escuchado un poco lejos de mí, ya está prácticamente a mi lado.

Abro mis ojos por un momento y mi mirada se encuentra con la suya. Sus ojos verdes expresan miedo, angustia y dolor, nunca lo había visto así, él siempre es tan seguro de todo, nunca lo he visto temerle a algo, siempre es tranquilo y calmado.

Me olvido por un momento de mi dolor y solo pienso en consolarle, en decirle que todo estara bien, pero cuando trato de hablar, un líquido con sabor extraño llena completamente mi boca, ahogándome y no dejándome hablar.

Mi vista se nubla por completo y antes de perder la conciencia, su voz suena completamente desesperada.

- Muy pronto llegará la ambulancia Alexa, quédese conmigo, resista por favor, todo estará bien...

Trato de mantenerme consciente, pero mi cuerpo no me lo permite y antes de que una oscuridad me envuelva, quiero darle las gracias por todo lo que ha hecho por mí, pero sólo puedo hablar en mi mente y pronunciar.

- Damián... - Y todo queda en silencio, a oscuras y sin dolor.