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CAPÍTULO 2: PESADILLA.

Damián.

Estoy sentado en la sala de espera del hospital, al frente de las salas de cirugía y creo que han pasado como dos horas desde que llegamos en la ambulancia y entraron a la señorita Alexa al quirófano.

A pesar del tiempo transcurrido a la espera de alguna noticia, mi mente sigue estando a mil por hora, tratando de asimilar lo que está ocurriendo. Mi mente me sigue mostrando imágenes de lo que ha pasado una y otra vez a gran velocidad, y a pesar de que estoy sumergido en mis pensamientos, mi mirada no se aparta de la puerta por donde la señorita Alexa ha sido ingresada.

Mi visión es bloqueada de vez en cuando por siluetas de doctores y enfermeras que pasan de un lado a otro, hasta que mi atención es un poco desviada cuando alguien se sienta a mi lado y me ofrece un poco de café negro. Lo tomo sin mirar a mi amigo y compañero Andy Stones, quien es como mi hermano, tal vez no sea de sangre pero si por elección. Hemos estado juntos desde que empezamos la carrera en las fuerzas especiales.

Después de que mis padres murieran y yo quedara a cargo de mi hermana menor, él estuvo ahí apoyándome y cuando decidí salirme de las fuerzas especiales para estar con mi hermana y convertirme en guardaespaldas, él renunció conmigo y se volvió guardaespaldas también.

Mi mente se había ido un momento con recuerdos del pasado, pero la voz de Andy me regresó a la realidad. Bebo un poco de café y luego le respondo.

- Aún no han dicho nada, sabes algo del señor Lennox?.

- Si, con la tormenta no han podido llegar, hay mucho tráfico, hay accidentes y árboles en las vías.

Vuelvo a beber un poco más de café y en ese momento me doy cuenta del estado de mis manos. Al parecer, Andy se dio cuenta de lo que observaba con tanta atención, así que se acomoda en su asiento, se afloja un poco la corbata y de la nada me dice:

- Tienes su sangre por todas partes, no solo en las manos, deberías ir y limpiarte un poco.

Cuando me levanto de la silla y le entrego el café a Andy para ir al baño, mi atención se centra en las personas que están llegando a la sala de espera.

El señor Lennox y la señora Sonia han llegado, me paralizo y solo me enfoco en el rostro de la señora Sonia que se ve lleno de dolor y lágrimas recorriendo sus mejillas.

La señora Sonia en cuanto me ve, corre hacia mí y mirándome a los ojos me pregunta con terror en su voz.

- Damián!!!, cómo está mi niña?, qué fue lo que ocurrió?.

Tomo a la señora Sonia por los hombros con toda la calma que puedo.

- Tranquilícese señora Sonia, la señorita Lennox se encuentra en cirugía y aún no han informado nada sobre su estado, hay que tener paciencia. - Le contesto, tratando de mantener la calma y no dejar que vieran el miedo que estoy sintiendo por dentro.

De repente la voz del señor Lennox interrumpe nuestra conversación.

- Pero qué fue lo qué pasó Damián? y porqué estás lleno de sangre?.

La mirada de la señora Sonia deja mi rostro para observar mi ropa y mis manos, lágrimas salen más de sus ojos sin parar, me duele verla así pero desvío mi mirada para hablarle al señor Lennox.

- Lamentablemente la señorita Lennox sufrió un accidente cuando estaba cruzando la calle. Un auto la atropelló, el conductor del auto cuando la vio, intentó frenar, pero el pavimento estaba muy resbaloso y perdió el control, no pudo frenar a tiempo. - Le contesto.

El señor Lennox pasa una de sus manos por su cabello y la señora Sonia se tapa su boca con las manos y se sienta totalmente asustada. Me siento al lado de la señora Sonia para tratar de darle un poco de consuelo, pero no sé que decirle porque aún no proceso muy bien los acontecimientos que han ocurrido.

Andy me toca el hombro y me dice que ira a conseguir una aromática para la señora Sonia, yo sólo asiento con la cabeza y el señor Lennox se acerca al puesto de enfermería del área de cirugía para preguntar si hay noticias sobre su sobrina.

Un momento después, Andy llega con una aromática en sus manos, se arrodilla frente a la señora Sonia y se la entrega, ella lo mira con lágrimas en los ojos y le da las gracias, él le sonríe y le dice que todo estará bien.

Una vez más miro mis manos, me levanto, le hago un gesto a Andy de que saldré un momento, él me mira y asiente, luego ocupa el asiento que acabo de dejar vacío para estar al lado de la señora Sonia.

Después de caminar un poco por el pasillo, logro ver los baños públicos y entro. Cierro la puerta con seguro, me acerco al lavamanos, abro la llave y comienzo a quitarme la sangre. Mientras me limpio, por reflejo levanto mi mirada al espejo y en ese momento veo el estado de mi ropa y la cantidad de sangre que hay en ella.

Mi saco y pantalón se ven bastante sucios, tienen unas manchas color café que son por la sangre seca y como las dos prendas son de color negro, las manchas se disimulan un poco, pero la camisa del traje que es completamente blanca, está llena de salpicaduras de un color rojo muy brillante. Entonces fue como si me hubieran dado un golpe en la cara y me volvieran a la realidad, los recuerdos volvieron a mí… me encuentro en el auto mientras le doy espacio a la señorita Alexa. Nunca antes la había visto así de frágil, siento un dolor muy grande en mi pecho por verla sufrir y una rabia que me está consumiendo por completo.

Después de unos minutos más de darle su espacio y de esperarla, la veo venir hacia mi ubicación, organizo la silla del conductor enderezándola y luego abro la puerta del auto para salir y en ese momento es cuando escucho que se acerca un auto a gran velocidad, después escucho sonido de frenos y al mismo tiempo observo a la señorita Alexa que está pasando la calle y solo puedo gritar:

- Alexaaaa!!!!.

A continuación la veo volar por encima del auto y luego caer, corro rápidamente a su lado y comienzo a hablarle mientras el hombre que la ha atropellado llama una ambulancia. Después de algunos segundos, ella abre los ojos y trata de decirme algo pero no puede por que empieza a salirle sangre de la boca.

Regreso nuevamente al baño donde me encuentro y de inmediato sé que por esa razón es que tengo la camisa salpicada con su sangre. Me doy la vuelta dándole la espalda al espejo, cierro los ojos y aprieto los puños. De repente me invade un sentimiento de desolación, de miedo, es algo que no he sentido nunca, a excepción de cuando mis padres murieron en ese accidente.

Salgo del baño y me dirijo al estacionamiento para ir a buscar un cambio de ropa que siempre llevo en el auto por alguna emergencia.

Al llegar al parqueadero le quito el seguro al auto, abro la cajuela y saco la maleta con el cambio de ropa que está adentro. Me cambio en la parte de atrás del auto, cojo la ropa que esta manchada de sangre, la meto dentro de una bolsa y la guardo en la maleta. Después regreso a la sala de espera sentándome al lado de la señora Sonia y en cuanto lo hago, ella toma mi mano y me sonríe, como si me estuviera consolando.

Pasan horas y horas que son como una eternidad, hasta que alguien por fin se acerca a nosotros, es un hombre con ropa de cirugía.

- Familiares de Alexa Lennox?... – Pregunta rompiendo el silencio de la sala.

- Yo soy Roger Lennox, el tío de Alexa. Cómo está mi sobrina doctor?.

El doctor al escuchar la respuesta del señor Lennox, gira su cabeza para mirarlo.

- Aún estamos en cirugía, en este momento su sobrina sigue con vida, pero ella se encuentra muy grave.... – Responde el hombre sin ningún titubeo.

- Qué es lo que intenta decirnos doctor?, qué tiene mi niña?. – Pregunta la señora Sonia interrumpiendo al doctor.

El doctor se gira hacia nosotros, ahora observando a la señora Sonia.

- La señorita Lennox ha perdido mucha sangre, se le rompieron dos costillas y una de ellas perforo un pulmón, provocando una hemorragia importante. Tiene quebrado el brazo y la pierna derecha, tuvimos que extirparle el vaso. La situación es muy complicada, pero lo que más me preocupa es la contusión cerebral que tiene.

- Eso que quiere decir doctor?. - Interroga el señor Lennox nuevamente.

- Eso quiere decir señor Lennox, que su sobrina tiene una inflamación cerebral y tendremos que inducirla a un coma para tratar de bajar dicha inflamación para así tratar de salvarle la vida. - Responde el doctor.

La señora Sonia levanta su mano para tocar el brazo del doctor y con lágrimas le pregunta:

- Pero mi niña va a estar bien, verdad?. - Le pregunta de una manera tan desesperada que me parte el corazón.

El doctor mira a la señora Sonia de una manera tan llena de compasión que…

- No voy a mentirles… la situación es muy crítica. Ella ha perdido mucha sangre, la contusión y el hecho de que dependerá de un ventilador mecánico para poder respirar… no es el mejor panorama. Es un milagro que ella siga con vida pero deben estar preparados para lo peor, no creo que ella pueda sobrevivir, pero aun así… haremos todo lo que esté en nuestras manos para salvarle la vida.

No puedo creer lo que estoy escuchando, me quedo completamente paralizado. Siento como si estuviera cayendo en un abismo profundo y oscuro, solo puedo pensar que esto no puede estar pasando, que esto tiene que ser una completa pesadilla.

Los gritos de la señora Sonia me sacan del trance en el que me encontraba, haciendo que Andy y yo la sostuviéramos, pero luego ella se desmaya.

El doctor de inmediato se arrodilla, le toma el pulso y nos dice que lo sigamos, cargo a la señora Sonia y sigo al doctor. Andy se ubica a mi lado para acompañarme y mientras nos marchamos del lugar, logro escuchar a mi espalda la voz de la señorita Gisselle y la voz del señor Bale, jefe de seguridad de los Lennox que acaban de llegar.

Andy y yo estamos afuera del cubículo de la sala de urgencias esperando, cuando el doctor sale.

- No se preocupen, ella está bien, solo se le bajo la presión por tanto estrés. La dejare en observación y le inyectarán un tranquilizante.

- Gracias doctor - Le contesta Andy y luego me mira una vez que el doctor se ha ido.

- Creo que necesitas un tiempo a solas para procesar todo lo que está pasando y así te puedas recomponer un poco... puedes ir a la azotea del hospital, nadie te molestará ahí.

Sin decir nada, salgo del área de urgencias y subo por las escaleras de emergencia hasta la azotea y abro la puerta. La vista es imponente, se ve casi toda la ciudad, doy algunos pasos, apoyo mis manos en la baranda y sin darme cuenta, comienzo a apretarla con todas mis fuerzas y de la nada empiezo a gritar como nunca. Cuando me quedo sin aire, me siento en el suelo y comienzo a susurrar.

- Esto no puede estar pasando, esto tiene que ser una pesadilla.

Se supone que las cosas tendrían que ser distintas y no estar en este momento en un hospital, con la mujer más importante de mi vida, debatiéndose entre la vida y la muerte. No, no quiero perderla, siento un dolor y una opresión en el pecho que me están llevando al límite de mis fuerzas y no sé cómo afrontarlo, me estoy sintiendo totalmente perdido…