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Señor Presidente: Usted es el padre de mis trillizos

—M... ¡Marissa! ¿Son mis hijos? —Los ojos de Rafael no se apartaban del rostro adorable de los niños. —No, Rafael. No lo son —dijo Marissa con una sonrisa fingida—. No son tuyos. ¿Recuerdas? —pestañeó de manera bastante dramática—. ¡Nunca nos casamos! Valerie Aaron, la hermana mayor de Marissa Aaron, dejó plantado a su novio ciego el día de su boda y se fugó. Para salvar las apariencias, la familia de Merissa le rogó que se casara con Raphael Sinclair. ¿La ironía? No se le permitió decirle a su esposo ciego que ella no era Valerie sino Merissa Aaron. El día de la exitosa cirugía ocular de Raphael, Marissa se enteró de que Valerie había vuelto para tomar su legítimo lugar como nuera de Sinclaire. Marissa intentó explicarle a su esposo que ella era la que estaba casada con él, pero él no le creyó. En vez de seguir convenciéndolo, la desconsolada Merissa decidió dejar la ciudad sin contarle su secreto. Raphael Sinclair era la definición clásica de una belleza impactante y era el único heredero del grupo de industrias Sinclair. ¿Qué haría él cuando se enterara que todo este tiempo la mujer que le ofreció su amor y su cuerpo no era Valerie sino su hermana menor Marissa Aaron? ¿Cómo reaccionaría al saber que era el padre de los bebés que Marissa llevaba en su vientre? ¿Iría tras Marissa para recuperarla? ¡Y la pregunta del millón! ¿Podrá Marissa alguna vez perdonarlo y volver a amarlo?

JessicaKaye911 · สมัยใหม่
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268- El Evento III

—¡Nina! Este es el Palacio MSin. Pertenece a Rafael. Eso significa... eso significa... ¡es mío, Nina! ¡Dios mío! ¡Es mío!

Sofia siempre había escuchado las historias sobre la gran Valerie Aaron contadas por Marissa, pero nunca tuvo la oportunidad de encontrarse con ella cara a cara. Esta noche fue ese momento de mala suerte en el que esta mujer decidió toparse con ella.

Ella no sabía cuánto tiempo Marissa había soportado las tonterías de su hermana. Su respeto por su amiga había aumentado diez veces.

—¿Puedes sentarte, por favor? —siseó Nina, pero Valerie estaba demasiado emocionada para volver a su asiento.

No, este era su momento, y tenía todo el derecho a disfrutarlo después de pasar tantos días en tortura.

—Valerie. Deja de hacerte la ridícula —Nina intentó sostenerle el codo y Valerie apartó su mano fácilmente.

Sofia observaba a la pareja con interés. Ambas eran similares y merecían la compañía de la otra.

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