Mientras el cuerpo real de Gabriel era cubierto en el aura de la Muerte que se hacía más fuerte con cada segundo que pasaba, su espíritu y conciencia parecían haber transcendido a un lugar completamente diferente.
Gabriel se sentía como si estuviese flotando en una oscuridad eterna sin fin donde no podía percibir nada. Era como si todos sus sentidos estuvieran sellados excepto el sentido de los pensamientos.
El entorno era tan silencioso que daba miedo. Era como si fuera el silencio después de la muerte, diferente a cualquier sueño anterior.
En el espacio oscuro y vacío, no había ningún parecido de tiempo. A veces sentía como si solo hubiera pasado un segundo desde su llegada aquí, mientras que en otras ocasiones, parecía como si ya hubieran pasado la eternidad mientras Gabriel flotaba en la oscuridad.
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