Los magos restantes en la sala de reuniones, aunque aliviados de estar vivos, todavía estaban conmocionados por la repentina desaparición de Arion y los demás, intercambiando miradas nerviosas entre sí cuando la reunión parecía llegar a su fin, pero Vorian aún no se había marchado.
Las velas parpadeaban ligeramente, proyectando sombras danzantes en las paredes adornadas con tapices antiguos. Una atmósfera de incertidumbre flotaba en el aire mientras Vorian se rascaba la barba y parecía pensar en algo.
Finalmente, Vorian se levantó de la mesa y dijo:
—Está decidido, entonces. Por fin, la burocracia ha terminado... —dijo, su voz resonando por la sala—. Sin embargo, antes de cerrar esta reunión, hay algo que necesitan saber.
Los magos lo miraban, sus rostros una mezcla de curiosidad y aprensión. ¿Qué más podría tener el Mago Maestro Anciano para revelar?
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