Pero, Número 184 salió rápidamente de la agitación.
Miró directamente a Emilia, y luego a la entrada destruida.
_Número 184: Si decides marcharte, estás en tu derecho. Sin embargo, Honorable Esposo no nos perdonaría a nosotras. Seguramente nos matará a todas.
_Emilia: ¿A pesar de que eres su esposa?
_Número 184: Una esposa que ni siquiera puede cumplir los deseos del Honorable Esposo, es igual que alguien que no cumple con todos los requisitos de una esposa. Si te vas, nosotras moriremos. Si aun así decides irte, serás tú quien nos mate.
_Emilia: …
Enfrentando a Emilia, Número 184 habló, mientras tomaba su propia vida como rehén.
Para indicar que su opinión y las cosas extremas que dijo eran un consenso entre las mujeres de la catedral, ellas se pusieron de pie para rodear a Emilia y restringir sus movimientos.
Obviamente no había nadie allí que pudiera luchar y detener a Emilia. Todas eran mujeres comunes y corrientes. Nacidas en hogares comunes, con una moral común, habiendo vivido anhelando la felicidad común, mujeres comunes.
En algún momento, algo falló, y simplemente habían sido aceptadas como una de las esposas de Regulus.
_Demás mujeres: …
Emilia no pudo refutar ni un ápice de su firme determinación. Ella había visto la crueldad de Regulus con sus propios ojos.
Simplemente por haber opinado algo, Regulus había tratado de asesinar a Número 184 en respuesta. Era difícil creer que él no se desquitaría con ellas cuando se enterara de la huida de Emilia. Nadie podía entender esto mejor que las esposas de Regulus.
_Emilia: ¿Cuántas esposas de Regulus hay aquí?
_Número 184: Cónyuges del Honorable Esposo, en total 291 mujeres. De ellas, 238 ya han fallecido, así que las restantes 53 somos todas las que estamos aquí.
_Emilia: Esas esposas que murieron…
_Número 184: ¿Necesitas una explicación?
La cínica pregunta que recibió en respuesta dio la impresión de que se estaba burlando de su consulta.
Incluso sin preguntar, Emilia supo la respuesta. Y esa respuesta provenía de las acciones de esas mujeres que la rodeaban sin hablar.
_Emilia: Si me voy, entonces todas ustedes sufrirán algo severo…
En lugar de un castigo severo, lo más probable es que sería una muerte segura e inevitable.
Sin duda alguna, estas mujeres eran rehenes del libre albedrío de Emilia. Teniendo en cuenta el daño que causaría abandonar este lugar, ella no debía moverse precipitadamente.
Emilia pensó en Subaru y sus compañeros afuera de esa catedral, en algún lugar de Priestella, preocupándose por ella ahora.
Pensó en ellos y en su mente, Emilia se disculpó.
Entonces,
_Emilia: Está bien. La boda, hagámosla.
Después de eso, la preparación del lugar de celebración avanzó a un ritmo acelerado.
Aunque no eran profesionales, el daño fue reparado tan bien que apenas se notaba. Con sólo mirar el fino trabajo, uno sabría con qué frecuencia esas mujeres tenían que limpiar después de los berrinches de Regulus.
Después de que Emilia aceptase seguir adelante con la boda, Número 184 y algunas de las demás esposas de Regulus peinaron su cabello en el vestidor y la decoraron con varios adornos.
Excepto en los tiempos en que Annerose la ayudaba con su cabello, ésta fue la primera vez que el peinado de Emilia era tan elaborado desde que Puck desapareció dentro del cristal.
Su largo cabello plateado fue recogido y tejido en una trenza.
Para que la pureza de su vestido blanco no pasara desapercibida, sólo se agregaron unos pocos adornos simples. El vestido de novia de Emilia estaba completo.
_Emilia: …
Mirándose en el espejo, Emilia admiraba el trabajo de las mujeres.
De hecho, se veía muy diferente de lo usual. Sin nadie alrededor para hacer demandas sobre su pelo aparte de las peticiones ocasionales de Subaru, hacía tiempo que ella no emitía un encanto tan femenino.
Aunque no pudo evitar sentir que se desperdiciaba en ella.
_Número 184: Bueno, vamos. Por favor, ten cuidado de no dañar el estado de ánimo del Honorable Esposo.
Número 184 le recordó eso a Emilia cuando salieron del vestidor.
Al entrar en la catedral, Emilia vio que todas las esposas ya se habían puesto en fila, esperando su llegada―y Regulus estaba de pie frente al altar, vistiendo un esmoquin blanco.
Aunque Emilia no conocía los procedimientos exactos, caminó sobre la alfombra roja colocada desde la entrada hacia el altar donde Regulus estaba esperando.
Regulus asintió con satisfacción cuando vio a la bellamente adornada Emilia,
_Regulus: Casi no te reconocí cuando te pusiste el vestido, pero los adornos lo llevaron a otro nivel. Hice bien en mantener vacante el puesto número 79. No podría estar más feliz con mi decisión.
_Emilia: Número 79… ¿Por qué ese número está vacante?
_Regulus: Bueno, hubo una mujer que inicialmente pensé que sería perfecta para ese número, pero desafortunadamente la consideré inapropiada antes de que la boda pudiera llevarse a cabo. Aunque su importante belleza estaba muy cerca de mi ideal… no obstante, mantuve ese asiento vacante a regañadientes. Pero gracias a eso, te conocí, así que valió la pena después de todo.
_Emilia: Antes… vacante…
¿Qué se supone que significa eso?
Oír eso reavivó en Emilia la ya insensibilizada sensación de que algo no encajaba, pero ella no era capaz de identificar exactamente qué era lo que no encajaba.
Mientras tanto, Regulus se ajustó el traje delante de Emilia con su vestido de novia.
_Regulus: Bien, ¿comenzamos la ceremonia de la boda? Supongo que es un poco informal, pero espero que no te importe. En tanto la ceremonia se desarrolle correctamente, el resto son sólo detalles superficiales. No soy uno de esos tontos que priorizan lo superficial sólo para perder de vista la esencia. No ver qué es lo más esencial de un asunto de esa manera es simplemente ridículo. ¿Cómo puede alguien estar satisfecho sólo con las apariencias exteriores? Contentos con su existencia ignorante y autónoma, son demasiado estúpidos para darse cuenta de que se ríen de ellos a sus espaldas.
_Emilia: …
Mientras Regulus continuaba su intrincada diatriba, Número 184 caminaba hacia el otro lado del altar. Aparentemente, ella era la organizadora de esta ceremonia.
De hecho, parecía estar cumpliendo también una función de coordinación entre las 53 esposas de Regulus.
Aunque no estaba claro en qué consistía esa coordinación cuando Regulus podía matar a cualquiera de ellas por el más mínimo capricho.
Esa era sólo otra razón por la que este hombre era imperdonable.
_Emilia: Oye, Regulus. Hay algo que tengo que decirte antes de casarme contigo.
Por lo tanto, Emilia quería dejarlo absolutamente claro.
La expresión de Número 184 estaba tensa por las palabras de Emilia. Pero sorprendentemente Regulus asintió de forma amistosa con la cabeza.
_Regulus: Aah, es cierto. Hay algunas cosas importantes que quiero decirte antes de que te conviertas en mi esposa. Aunque supongo que podría enseñarte gradualmente después de casarnos, es vital que estés mentalmente preparada de antemano. Descubrir nuestras diferencias aquí y allá después de casarnos sería trágico, ¿no crees? Para asegurarnos de que algo tan desafortunado no ocurra, creo que es crucial que compartamos abiertamente nuestros pensamientos entre nosotros. Una vez que nos convirtamos en pareja, seremos uno solo, así que es importante que resolvamos esto primero.
_Emilia: Sí, ¿verdad? Si significa estar atado por alma y corazón, es importante, ¿no?
_Regulus: ¿Verdad que sí? Es bueno que estemos de acuerdo. Mis otras esposas ya deben haberte dicho algunas de las reglas, pero ¿por qué no las repasamos? Primero, una vez que te cases conmigo, tienes prohibido sonreír.
_Emilia: …¿―?
Frunciendo el ceño, Emilia no parecía entender el significado de lo que Regulus decía. Pero Regulus levantó un dedo y continuó.
_Regulus: Bueno… Es muy importante, ¿sabes? Me gusta tu rostro. Me gusta mucho tu rostro. Elijo a mis esposas en base a sus rostros. Rostros hermosos, adorables, encantadores y bien proporcionados. He tenido 291 esposas en total y todas tenían caras hermosas. Tu cara también es adorable y por eso te convertirás en mi esposa. ¿Lo entiendes?
_Emilia: …
_Regulus: Esto es lo que pienso. Hay mucha, mucha gente en este mundo mucho más egoísta que yo. ¿No oyes hablar a menudo de parejas cuyo amor comienza a morir en el momento en que se casan? Entran en una relación porque se quieren, pero tan pronto como viven juntos empiezan a surgir todo tipo de problemas. Gustos incompatibles en la comida. Hábitos incompatibles. Aficiones incompatibles. Horarios incompatibles. Hay todo tipo de excusas egoístas y una vez que las ilusiones sobre su pareja desaparecen, la tratan como basura. Desprecio completamente a esta gente sin remedio.
Sonriendo, Regulus ensalzó alegremente sus puntos de vista sobre el amor.
Inocentemente y sin reservas, él deliraba sobre su indignación por aquellos que despreciaban el amor.
_Regulus: ¿Quién no es un poco egoísta? Pero entonces, ¿por qué la desilusión? Alguien que te gusta puede tener sensibilidades diferentes a las tuyas, pero ¿por qué esa desilusión? ¿Cómo puede la gente ser tan estúpida? ¿No es absurdo? Es por eso que selecciono a mis esposas en base a sus rostros. Si mi pareja tiene una cara que me gusta, no me desilusionaré sin importar qué tipo de persona esté detrás de ella, porque me encanta esa cara. Mientras esa cara esté ahí, mi amor nunca morirá.
_Emilia: …
_Regulus: Incluso si no guarda su ropa después de quitársela. Incluso si es una maníaca asesina que mata niños indiscriminadamente. Incluso si sus habilidades culinarias son atroces. Incluso si vendió a su propio hermano para pagar su deuda y huyó. Incluso si al lavar no separa la ropa de diferentes colores y las prendas se tiñen. Incluso si es una psicópata que mata animales en secreto por diversión. Incluso si tiene un gusto horrible en la ropa. Incluso si busca dinero por naturaleza. Incluso si no le gusta bañarse y huele como una persona sin hogar. Incluso si cree seriamente que el apocalipsis se acerca y sigue hablando de ello―― Aun así, no me desagradará.
Una tras otra, Regulus señaló a las 53 mujeres presentes mientras hablaba con vigorosidad.
No estaba claro cuál de esas descripciones coincidía con cuál de las mujeres. Y Emilia tampoco podía entender cómo podía pretender amar sólo sus rostros y no la persona detrás.
_Regulus: Nunca lo diría en tiempo pasado como "me encantaba". Me encanta tu rostro. Incluso si eres la Bruja que busca matar a cada persona en este mundo sumido en una agonía insoportable, no me desilusionaré. Siempre y cuando tenga tu rostro.
_Emilia: …¿Qué tiene que ver eso con no sonreír?
_Regulus: Es muy sencillo. Hay veces en que una chica que normalmente es linda y hermosa puede volverse repulsiva cuando sonríe, ¿no crees? Yo no permito tal cosa, ¿sabes? Así que no sólo es sonreír, sino también llorar. En cualquier caso, no permitiré que tu linda y adorable cara sea distorsionada de ninguna manera. Así que, no sonrías. No llores. Nada de enfurruñarse. Sólo se permite lo adorable.
Sosteniendo la barbilla de Emilia con la punta de sus dedos, Regulus exigió, en voz baja.
En cuanto a lo que sucedería si ella se negara, esos acontecimientos anteriores ya habían respondido a esa pregunta.
Pero lo que no tenía sentido era cómo él podía cometer tales atrocidades sin sentido cuando decía que amaba sus rostros.
_Emilia: Dijiste que amabas sus rostros y que nunca te desilusionarías… Si es así, entonces ¿por qué la atacaste a ella antes?
_Regulus: ¿Eh?
Viendo a Emilia señalar a Número 184, Regulus ladeó la cabeza.
Sin bajar el brazo, Emilia se liberó de los dedos de Regulus,
_Emilia: Si no la hubiera jalado, esa persona habría muerto. Ella también es alguien cuyo rostro amas y por lo tanto tomaste como tu esposa, ¿correcto? Si eso es cierto, entonces, ¿cómo pudiste hacer algo así?
_Regulus: Ah, eso también es simple. Es porque, aun yo siendo bastante tolerante, ella se las arregló para molestarme. A pesar de que yo no pido mucho, algunas personas simplemente son demasiado desconsideradas, ¿sabes? Pensé que ninguna de mis esposas era así, pero, ¿qué otra cosa puedo hacer cuando me molestan directamente? No tuve más remedio que cumplir con mis obligaciones.
_Emilia: Y entonces, ¿te desilusionaste? Estás contradiciendo lo que acabas de decir…
_Regulus: No estoy desilusionado. Todavía me gusta su rostro, todavía la amo. Aunque ella muera, eso no cambia mi amor por ella. ¿No has escuchado algo como esto a menudo: "Incluso cuando alguien que amas muere, esa persona vive dentro de tu corazón, porque tu amor por esa persona perdura y no se desvanece"? Así es exactamente como soy.
La retorcida lógica de Regulus era impecable.
Impecable, sin la más mínima confusión, su lógica estaba completa en su mente. Sin el más mínimo margen para la refutación; era perfecta y rotunda.
Emilia, ante esto, se quedó sin palabras.
Regulus frunció el ceño, ya que vio un tono de desconfianza en los silenciosos ojos de Emilia.
_Regulus: Hace tiempo que me lo pregunto… ¿Acaso tienes algún problema conmigo? Si es así, entonces eso es realmente decepcionante. Ya he hecho concesión tras concesión por consideración hacia ti, ¿y aun así no puedes apreciar en absoluto mis consideraciones? Una persona no debería ser sólo palabras. No serías así si tuvieras la más mínima consideración por los sentimientos de los demás, si pudieras ponerte en el lugar de los demás. Si una persona ni siquiera puede hacer ese modesto esfuerzo, entonces no puedo ver cómo tal persona puede tener algún valor en absoluto. Es irrespetuoso. Más específicamente, es irrespetuoso para mí. Eso… eso es imperdonable.
_Emilia: Yo creo que el matrimonio debería ser algo muuuy hermoso.
_Regulus: ¿Eh?
_Emilia: Es una ceremonia que une a dos personas que se aman y quieren estar juntos. Es muuuy importante que te guste alguien, así que, encontrar a alguien de entre toda la gente de este mundo que te quiera de la misma forma… es algo increíble, creo.
Emilia, con su vestido de novia, se llevó una mano al pecho; mientras que, escuchando, la cara de Regulus se contorsionaba con incredulidad. Las expresiones de las esposas presentes, incluyendo a Número 184 en el altar, comenzaron a volverse sombrías.
"Deben estar preocupadas", pensó Emilia.
Era la prueba de que ellas eran gente compasiva y de buen corazón después de todo.
_Emilia: ¿Por qué llamas a tus esposas por números?
_Regulus: ¿Por qué obsesionarse con los nombres? Al igual que quedarse atascado por lo superficial, eso es un completo malentendido del sentimiento de amor. No necesito estos adornos superfluos para estar seguro de que mi amor es real. Por lo tanto, no hay necesidad de rebajarme con tan vanas trivialidades. Para que el amor sea igual, uno tiene que deshacerse de esos aspectos secundarios, ¿no crees?
_Emilia: …Ya veo. Pero… a mí no me disgusta que Subaru me llame "Emilia-tan".
_Regulus: ¿Subaru…?
Al escuchar un nombre que no podía dejar pasar, la cara de Regulus mostró signos de disgusto.
Pero Emilia ignoró el cambio en la expresión de Regulus mientras continuaba,
_Emilia: Cuando Subaru me llama Emilia-tan, su voz está llena de sentimiento. Y, de vez en cuando, cuando deja fuera el «-tan», sé inmediatamente que es algo especial. No creo que sea inútil en absoluto. Los nombres… deberían llevar ese tipo de sentimiento.
_Regulus: Oye, llevas un rato diciendo lo que te ha venido en gana; pero, ¿quién es Subaru? Es el nombre de una persona, ¿no? Quiero decir, que es el nombre de un hombre, ¿no? Una chica mencionando el nombre de otro hombre delante del hombre con el que está a punto de casarse, va en contra de todo sentido común, no importa cómo se mire, ¿no es así? Aunque sea el nombre de un desconocido al azar, aun así duele, ¿sabes? Me está doliendo, ¿sabes? ¿Lo entiendes?
_Emilia: Él no es un desconocido al azar. Subaru es mi Caballero elegido, una persona que me llama por mi nombre y me dice que me ama.
_Regulus: —¡¿Qué?!
Al escuchar la respuesta de Emilia, un torrente de aura espeluznante brotó del cuerpo de Regulus.
Sintiendo esto, Número 184 y las demás esposas inmediatamente trataron de huir, pero…
_Regulus: ¡¡No se muevan!! ¡Si alguien se atreve a moverse, le cortaré la cabeza!
_Emilia: …
_Regulus: Dejaré que te expliques. Trata de elegir bien tus palabras para que no te malinterprete. No quiero que esta boda se convierta en el funeral de alguien, ¿entiendes?
Forzando sus hombros temblorosos, Regulus suprimió sus emociones mientras hablaba.
Mantenidas en su lugar por la amenaza de Regulus, ninguna de las asistentes se movió. Pero, sin acobardarse, Emilia se enfrentó a esa peligrosa aura de frente.
_Emilia: El matrimonio debe ser entre dos personas que se aman. Pero, creo que esto de ahora no cumple con ese criterio en absoluto.
_Regulus: …
_Emilia: Aún no sé cómo amar como mujer a un hombre. Aunque Subaru me dice que me ama, yo todavía no puedo corresponder sus sentimientos ni darle una respuesta directa. Eso es muuuy injusto de mi parte, y sé que le duele bastante. Pero…
Regulus se quedó en silencio. Pero Emilia no estaba pensando en él.
Cualquiera se daría cuenta de que los ojos de Emilia no lo veían en absoluto.
_Emilia: Aunque no sé cómo amar a alguien, estoy segura de que algún día lo haré. Un día amaré a alguien como mujer. Y ya he decidido a quién amaré cuando llegue ese día. Y por eso es que…
Cogiendo aire y mirando directamente a Regulus, Emilia prosiguió.
_Emilia: —No seré tuya.
_Regulus: —gh! ¡¿Ah sí?! ¡Pues yo ya tampoco quiero a una perra egoísta como tú como esposa! ¡¡MENOS MAAAL!!
La cara de Regulus se puso roja de ira ante la declaración de Emilia.
Ante los dedos de Regulus que se extendieron para atraparla, todo el cuerpo de Emilia se llenó de maná para hacer frente a su ataque. Para contrarrestar su desconocido mecanismo destructivo, su primera acción debería ser—
¡¿—?!
Justo cuando el ataque de Regulus estaba a punto de comenzar, un violento ruido retumbó en toda la catedral.
Acompañando ese sonido se sintió un impulso tremendo, ya que algo voló directamente hacia el cuerpo de Regulus como una bala. Chocando contra él con su esmoquin blanco y rompiéndose al chocar, se pudo ver una de las dos puertas de la entrada de la catedral que acababan de reinstalar.
Había volado desde la entrada hasta llegar a Regulus.
Y,
_???: ¡Maldición, pateamos al mismo tiempo, pero el resultado es totalmente distinto! ¡¿Qué pasa con la fuerza de tu pierna?!
_???: Siento no haberla ajustado bien. Pero se las arregló para dar en el blanco al que yo quería darle, así que todo salió bien, ¿no?
_???: La impresión al entrar no es ni mucho menos la misma, ¿vale? Mi patada sólo logró abrir la puerta, pero tu patada cayó sobre el enemigo…
Dos siluetas aparecieron en la entrada de la catedral, y una le gruñía a la otra.
Uno era un chico de pelo negro, y el otro un joven pelirrojo.
Los ojos de Emilia se abrieron de par en par con asombro y delante de ella, Regulus apartó los fragmentos de madera como si estuviera apartando insectos desagradables. Parado allí, ileso, miraba a los dos intrusos con desprecio en sus ojos.
_Regulus: Tienen el descaro de interrumpir una ceremonia de boda sagrada. No recuerdo haber invitado a ningún invitado masculino. ¿Podrían decirme quiénes son ustedes y qué regalos de boda trajeron? ¿EEH?
Escuchando el bramido de Regulus, los dos sujetos en la entrada se miraron.
Entonces, asintiéndose uno al otro con la cabeza,
_Subaru: Caballero Espiritual sin su espíritu compañera, Natsuki Subaru.
_Reinhard: Descendiente del Santo de la Espada, Reinhard van Astrea.
Anunciando su nombre, Reinhard dio un paso adelante.
Junto a él, Subaru le guiñó un ojo a Emilia antes de señalar a Regulus y decir—
_Subaru: Yo me opongo a este matrimonio. —Y me llevaré a la novia conmigo.