Sin embargo, respondió con renuencia:
—Por eso admiro la audacia del Presidente Lawrence.
— Estoy de acuerdo con ese punto. —Eden asintió.
Después de entrar en Lawrence Empresa, Eden había mostrado su admiración por Jeanne, y la gente pensaba que había olvidado el pasado.
Para ellos, él era una muy buena persona.
—Se está haciendo tarde, así que también me iré del trabajo. —Quinn no parecía estar interesada en hablar con Eden.
Aparte de Jeanne, no le importaba nadie en Lawrence Empresa.
En cuanto a Jeanne, Quinn sólo quería verificar hasta dónde llegaba la habilidad de Jeanne. No llegaba al punto de que ella pensara que Jeanne era increíble.
—Espera. —Eden la llamó.
Quinn frunció el ceño.
Estaba visiblemente perdiendo la paciencia.
—¿Has probado el risotto de porcini en Harken antes?
—¿Eh? —Quinn parecía no saber de qué hablaba.
—Es una delicia local. Te lo mereces. —Eden le entregó a Quinn la exquisita caja que tenía en la mano.
Quinn la aceptó cortésmente. —Gracias.
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