webnovel

Capítulo 9

Soy una entidad difícil de entender en el mundo, es decir, que somos ajenos a él. Teníamos condiciones para ir a divertirnos con los seres casi comunes; una de ellas era no revelar lo que somos, ni lo que hacemos.

Había escuchado que nos decían por alguna razón "deidades", algo halagador de su parte, no obstante, no lo somos. Solo somos seres con dotes mucho más grandes que la de ellos; un ejemplo sería que nosotros, cuando nacemos, esperamos la edad con la que queremos residir por el resto de nuestra vida, no hay cambio después de ello en nuestro aspecto, por el otro lado, ellos nacían, envejecían, fallecían y nuevamente nacían. La palabra muerte era poco escuchada por este sitio, es decir, solo podíamos morir si honestamente lo queríamos, pero ¿quién de aquí quiere morir realmente?

Al principio su vida me era intrigante y me cuestionaba muchas veces por qué repetían ese ciclo constantemente. No podía obtener alguna respuesta del ¿por qué somos distintos?, debido a que había prohibiciones acerca del conocimiento de eso. En el lugar en el que vivo, se prohíbe que un ser de bajo rango como yo altere ciertas cosas de ese mundo.

Desde entonces, me limité a observar a quienes podían ir y regresar de ese lugar; y esas entidades eran las de altos rangos. Ellos eran los que podían divertirse con ellos, alterando sus aspectos o cediéndoles una mínima parte de su poder. Los comunes de ese sitio les llamaron "semi humanos" a aquellos con alteración en su cuerpo, y a los que se desarrollaron en el poder, los llamaron "seres bendecidos" debido a que las deidades les ofrecieron "dones" para prosperar. Sí que tenían cierta imaginación.

Hubo una ocasión en la que seres de alto rango cruzaron la línea y trajeron a alguien de ese mundo. Era un ser tan simple y débil, estaba casi en los huesos y su aspecto era poco agradable, aun así, se podía percibir algo en su mirar; furia.

Tenía tanta ira en sus ojos, como dos llamas a punto de ser incontroladas. Los de alto rango estaban intrigados por su odio profundo hacia los suyos que decidieron alterar al individuo con sus poderes. Fue un choque de seis distintos poderes, de las cuales había en existencia veinticuatro. Creando así un nuevo poder; "putrefacción".

Regresaron al individuo y observaron desde lejos sus acciones. Habían creado a un asesino en masa; Todos sus deleites eran los deleites de los nuestros, era verdad que para nosotros toda vida de ese lugar parecía inservible y débil, solo queríamos entretenernos con un espectáculo, por otra parte, sabíamos que esos pobres seres eran únicos y admirables. Si tuviera que definir el sentimiento que cargó hacia ellos, en una palabra, sería "envidia".

Una envidia de ser quienes no controlan su vida, sino, algo muy fuera de su alcance que hacía que no tuvieran ciertas alternativas, solo les quedaba ser conformes con lo que tenían y podían dar, no obstante, siempre mostraron lo contrario, se superaban y enfrentaban las adversidades sin miedo a fracasar. Es extraño, pero cierto. No tenemos en sí fuertes limitantes como ellos, más bien teníamos la capacidad de evolucionar y vivir eternamente, siendo completamente despreocupados de los poderes que poseíamos, en lo más profundo de mi ser, añoraba tener sus dificultades, sus limitantes, y sus emociones fuertemente arraigadas.

Los demás, quienes tenían todo fácil, deseaban seguir el curso de lo que se les dio; mientras que yo anhelaba una vida dura como la de esos seres distintos.

No más tarde, los de altos rangos fueron castigados por su creación. El líder de los nuestros ordenó la muerte de aquel ser para calmar la situación. Todo se había salido de control. Recuerdo muy bien que casi todos nosotros, sin importar rangos, estábamos obligados a detenerle. No quería imaginar la magnitud de la fuerza que había alcanzado, por supuesto que uno de nosotros no fuera capaz de controlarlo, ni mucho menos acabar con su existencia.

La situación empeoró, aquel individuo podía ser prácticamente como uno de los nuestros; el veinticinco. Se sentía con el derecho de acabar con nuestras vidas, y claro que podía. Antes mencioné que solo nosotros decidíamos cuando morir, y es cierto. Él podía ser quien provocara el deseo de querer suicidarnos; cuando él emanaba su putrefacción en uno de los nuestros, no podíamos simplemente detenerla, solo cambiarla y prolongarla como una enfermedad que tarde o temprano acabaría con nuestra vida. Era como un veneno que te hacía sufrir en carne propia el sentir de perder tus extremidades lentamente, un dolor tan grande que rompía tu estabilidad, provocando en ti mismo la muerte.

Hubo tantos suicidios que me hizo pensar en querer hacerlo sin ser tocado aún por aquel ser. Quien iba a creer que la creación en busca de diversión sería la condena de nosotros mismos. Por mi mente solo cruzaba la rendición ante aquel hombre que parecía un monstruo. Un monstruo que abuso de los poderes otorgados y que debía ser castigado en lugar de ser asesinado.

—¿Castigo? —Murmulle— Si nosotros le otorgamos el poder, podemos hacer que esté mismo sea su re-prendimiento.

—¿Qué tanto estás murmullando?, chico. —Cuestiono mi superior.

—Hay una manera de detenerlo. —Vocifere— Si se le otorgó el poder de buena fe, no hay forma de arrebatárselo, sin embargo, hay una manera de hacer que ese mismo sea contraproducente para él.

—¡Sé más específico! —Expresó.

—Yo puedo hacer que se dañe a sí mismo. Si puedo tocarlo sin que emane su putrefacción en mí, puede funcionar. —Sugerí— Solo necesito tiempo, si puedes conseguírmelo, podremos lograrlo.

—Hazlo entonces. —Dijo, mientras se movía en dirección hacia los demás.

Mi poder era tan peculiar, que por alguna razón no estaba dentro de los mejores veinticuatro reconocidos. Alguna vez escuché que mi poder era nada comparado con los mejores; si lo pones de esa manera, el mío es simplón y poco de provecho, debido a que provocaba un dolor interno dentro del individuo como si ardiera en las llamas del mismísimo infierno, creando en su piel erupciones asquerosas que con el tiempo se hacían costras rocosas de un tono tan oscuro como la noche.

La pregunta era ¿puedo dañar a alguien que fue utilizado por los míos para mal? Sabía que era mi momento de mostrar mi valía, estuve practicando demasiado, tanto que hice de mi poder un propio karma para el que utilicé su fuerza para dañar.

Si vinculaba un mínimo de mi poder en ese hombre, este al querer dañar usando mi poder en el débil se haría daño a sí mismo con la misma gravedad. Todo estaba planeado para atacar, unos cuantos serían señuelos y sacrificios para lograr el objetivo. Empezaba a sentir culpa por los míos, pero también por ese hombre que fue usado por el simple hecho de que había un sentimiento interesante en él, en ese momento, si tan solo no hubiera tenido esa emoción cuando lo encontraron, otra historia sería.

Teniendo en cuenta que todo estaba saliendo como debía, me acerqué desde atrás y lo tomé de ambos brazos con toda mi fuerza, emanando en él, el castigo. Comencé a ver las erupciones sobre su piel, a sentir el ardor interno de su cuerpo y un sangrado excesivo por las erupciones.

Este me miró con furia incontrolable y sangre en sus ojos e inmediatamente se acercó a mí con la intención de matar.

—Distensión. —Solté sin titubear— Si te atreves a volver a usarlo, lo que tienes ahora se expandirá más. No pude cederte ningún poder en su momento, por lo tanto, te ofrezco un propio castigo.

— ¿Castigo? —Cuestiono, mientras se miraba las erupciones— Esto no es nada, para detener lo que hicieron en mí, mocoso.

—Es suficiente para ti. —Susurré— Lamento mucho lo que te hicieron y lo que te hice, pero ahora eres quien decide.

—¿Por qué proteges a quienes dañan? —Cuestiono— ¿Por qué juegan con lo que somos?

—Los protejo porque empezaste a matar a los tuyos y a los míos, no vengas a culparnos de todos tus actos. —Vocifere— Si te detienes, dejaremos de hacer más alteraciones, además, si miras bien a tu alrededor, hay a quienes se le otorgó un poder al igual que a ti, sin embargo, ellos no abusaron de él como tú lo has hecho.

—Solo hice lo que me pidieron hacer. —Musito— ¿Qué hay de malo en eso?, querían ver catástrofe entre los míos, y querían una masacre entre nosotros. Les estoy dando el entretenimiento que pidieron a gritos.

En cierta parte, era cierto. Era como si lo hubiéramos pedido a gritos, incluyéndome. El hombre solo aprovechó las circunstancias y se glorificó como un ser temible.

—Vámonos. —Ordené— No podrá hacer mucho en ese estado.

—¡Alto! —Tomo de la parte trasera de mi cuello sin dudar— Por lo menos tú serás mi última víctima.

—Qué así sea. —Miré a los míos y con una señal hice que dejaran el mundo ajeno.

— ¿Tu nombre? —Pregunto mientras mantenía una respiración débil.

—Dael. —Susurré a lo que luego comenté— Para ser honesto, me da lástima tu situación, así que déjame ofrecerte algo a cambio de tu perdón.

— ¿Qué?

—Puedo darte un aspecto que tape tu horrenda situación. —Musité— Sabes, he escuchado que hay semi humanos por aquí... ¿No te gustaría ser uno?

—Estas de broma, —Gruñó— en serio crees que no saldré de esto.

—Azaruth, no conozco a nadie que haya salido de eso, y juro que tú no serás la excepción.

El hombre cayó inconsciente sobre mis pies, cuyo aspecto se volvió más asqueroso de lo que estaba. Me dio rabia el verlo como al comienzo, antes de toda esta catástrofe, débil. Tome de su cuerpo y lo lleve al distrito más cercano en el cual podría vivir sin tantos juzgadores. No había forma de que él supiera llegar hacia nosotros, ni tampoco tenía la fuerza para contraatacarnos.

—Esto es lo único que puedo hacer para rescatar tu miserable vida. —Comente mientras se encontraba supuestamente inconsciente, luego tome de un artefacto que a menudo llevo conmigo y lo encaje muy dentro de su piel hasta que se pudiera perder de mi vista por completo— Es un prototipo aún, así que no te molestes si no te agrada la apariencia que tendrás de ahora en adelante. Me siento culpable, así que vive como este semi humano.

— ¿Por qué? —Contestó— Deberías solo acabar con mi vida.

—Te arrebataron la oportunidad de vivir como un común, —Mencioné— Así que, vive ahora como un semi monstruo y llegado su momento, ayúdame.

— ¿Piensas utilizarme? —Frunció el ceño.

—Ni siquiera sentirás que fuiste usado. —Respondí despreocupado— Solo vive, es simple mi petición. Escóndete por un tiempo y no vuelvas a usar tu nombre habitual.

—¿Cómo esperas que me llame para que puedas encontrarme?

—Dasarha, ese será tu nuevo nombre. —Señalé— Hay gente fuera, son semi humanos con alteraciones en su cuerpo como ahora lo eres tú; hazte su líder y llama a este distrito Blackwell, mientras hagas eso, sabré encontrar la ayuda que busco.

Like it ? Add to library!

Alo_otzcreators' thoughts