webnovel

Nos mudamos momentáneamente.

Estuvimos un rato escondidos esperando a ver si íbamos a poder entrar a alguna de las dos casas a por algo de ropa, pero como vimos que iba a ser imposible, decidimos que lo mejor sería que nos fuésemos ya.

Pero no íbamos a hacerlo en el coche de Albert, no se fiaba de nada ya, y la verdad que yo tampoco. Ni de los teléfonos tampoco. Era temprano aún, fuimos a unos grandes almacenes, compramos algo de ropa cómoda, enseres, bolsa de viaje, dos móviles, comimos y nos fuimos a un Rafting Cars, alquiló un coche pequeño, fuimos a una gasolinera, lo llenó y compramos un mapa de carretera.

Paramos en una estación de servicio, y allí buscamos algún sitio en el mapa, donde pudiésemos estar, que no estuviese muy lejos de donde estábamos, pero que no fuese muy grande. Que pudiésemos controlarlo bien. Vimos un pequeño pueblo, de unos 200 habitantes, que estaba a unos 40 km de distancia de aquí, buscamos si había algún hostal para poder alojarnos antes de ir allí, llamamos y alquilamos una habitación.

Nos prepararmos para irnos, asegurándonos de que no nos seguían. Ya estábamos saliendo cuando de repente, otra vez esa sensación, los temblores, aceleración, ya sabía que algo iba a ocurrir, dentro o fuera de mi cuerpo, pero nada bueno.

-Para Albert.- Dije dando un grito.

Del susto dio un volantazo, casi nos estrellamos. Le costó, pero pudo hacerse con el coche.

-Qué sucede Lena, ¿está todo bien?

-No lo sé, algo pasa-le dije- estoy otra vez con la sensación esa, y sabes que cuando me pasa algo está por ocurrir, y prefiero que estemos parados y no en marcha con el coche.

Llevábamos más de quince minutos parados, no ocurría nada, Albert me miró, y noté que se estaba impacientando.

-Lena, creo que está vez te ha fallado, tenemos que ponernos en marcha, se está haciendo tarde, me gustaría llegar antes de que se haga de noche.

Justo cuando iba a poner el coche en marcha, vimos unas luces que se acercaban hacia nosotros, pero eran de una forma extraña. No pertenecían a ningún coche, y por la manera tampoco a motos. Nos quedamos los dos mirando, intentando descubrir qué era eso que se los estaba acercando. Cuando ya teníamos las luces casi encima, se apagaron, quedando a oscuras, y de golpe se encendieron más de 50 luces, rodeando el coche, deslumbrándonos. Tuvimos que apartar la mirada para no quedarnos ciegos.

Albert me miró de reojo, y vio que estaba casi botando en el asiento, me susurro a la vez que me tocó en el hombro, diciéndome que me calmase, que esperase a ver qué pasaba. Pero yo no lo escuchaba a él. Estaba intentando averiguar que había tras las luces. Escuchaba murmullos, y muchos, aunque no era capaz de saber lo que decían. No entendía muy bien su idioma.

Cerré los ojos, no sabía muy bien el porqué lo hacía, solo sentía que tenía que hacerlo. Y ocurrió algo que fue mágico: aunque no me movía del asiento, vi como mi alma si se movía, salió del coche, se acercó a las luces y las atravesó.

No sentía miedo, solo quería saber lo que pasaba, no me estaba dando cuenta en ese momento que estaba experimentado otra nueva cualidad.

Atravesé las luces, y vi a muchísimos hombres, más bien parecían hombres, pero no lo eran en plenitud, no tenían alma, estaban como vacíos, era como si fuesen robots humanos.

Ahora que estaba cerca, ya sí que podía entenderlos. Estaban intentando ver la manera de poder cogernos, tenían órdenes de llevarnos con vida. No lo iba a permitir, no nos íbamos a dejar coger, por lo menos hasta no tener todo atado y tener trazado un plan.

Abrí los ojos, mire a Albert. Vi que estaba mirándome también, pero tenía la cara un poco desencajada, cuando vio que me despertaba, suspirando me dijo:

-Menudo susto me has dado, llevo un rato intentando despertarte y no había manera, que estaba pasándote Lena, ¿porque no me oías?.

-Lo siento Albert, ha sido algo raro, pero a la vez maravilloso,- según se lo decía, la cara de Albert iba cambiado, de susto a expresión de rareza, me miraba como si no entendiese nada, aunque ya cayó de que tenía que ver con algo de mis cualidades nuevas- he cerrado los ojos, he visto como salía del coche y he estado allí dónde están ellos, hay muchas personas, por llamarlas de alguna manera. Tienen forma humana, pero es como si no tuvieran alma, ni expresión ni nada, sus ojos, mirada... Están vacías. Estaban hablando, tienen intención de llevarnos a algún sitio.

-Bueno pues no sé lo vamos a permitir, y según lo que me has dicho, haces viajes astrales con el alma, así es como se llama lo que acabas de vivir.

Lo miré, y ahora que lo pienso, si es eso lo que me ha ocurrido, bueno, ahora mismo no tengo tiempo de pensar en ello, solo quiero salir de esta situación. Ya pensaré en ello más adelante.

-Albert, tengo un plan. Pero tienes que confiar en mí, tú solo tienes que conducir hacia delante, yo me encargo de todo lo demás, ¿vale?.

-Creo que se que vas a hacer, y no me está gustando nada la idea, pero no sé me ocurre nada más para salir de esta situación. Estoy preparado, cuando digas arranco.

Le hice una señal para que arrancase, y según nos íbamos acercando a donde estaban, noté como me ardían los ojos, levanté las manos, y las extrañas personas empezaron a estallar delante de nuestros ojos, aunque no salía sangre ni nada por el estilo, era como si estuvieran hechos de aire, explotaban como globos.

Noté como el coche bajaba de velocidad, sin mirar a Albert, le dije a voces que no parase, que siguiera acelerando y conduciendo, que no sabía cuánto tiempo iba a aguantar así, y él reaccionó en ese momento y se puso a conducir otra vez rápidamente. Se había quedado un poco atolondrado al ver lo que pasaba y se había olvidado de que estaba conduciendo por un momento.

A los cinco minutos ya estábamos bastante lejos, Albert ya se había relajado, ya iba conduciendo normal, en ese momento me miró y fue cuando se dio cuenta de que yo estaba inconsciente. Frenó en seco, haciendo que mi cuerpo se fuese hacia delante, y golpeándome la cabeza contra la luna del coche, haciéndome una pequeña brecha en la cabeza.

Se puso más nervioso, empezó a llamarme a gritos, a darme en la cara, poniéndome a la vez un paño en la frente. Poco a poco empiezo a abrir los ojos, y noto un pinchazo en la frente, al tocarla noto la sangre, mirando a Albert, extrañada, me dice lo que había pasado. Le digo que no se preocupe que estoy bien, aunque no me cree y no deja de pedirme perdón una y otra vez sin parar.

Después de un buen rato, consigo que vuelva a conducir, y tras media hora conseguimos llegar al hostal, no sin antes parar en urgencias para que me curen la frente, cogemos la llave y nos vamos a la habitación.

Mirando a Albert, que sé que tiene ganas de hablar de todo lo que ha sucedido en el coche, le digo antes de que él pueda hablar:

-Ya sé que quieres que hablemos de todo lo que acaba de pasar en el coche, pero solo te pido algo, que lo hagamos mañana por la mañana, ahora mismo estoy reventada. Solamente quiero dormir. ¿Estás de acuerdo conmigo Albert?.

-Está bien Lena, mañana cuando desayunemos hablamos, y luego ya buscaremos una casa para alquilar, y ya empezaremos a trabajar en el plan que tenemos que trazar. ¿Te parece buena idea?.

Afirmé con la cabeza, me metí en la cama, y antes de que pasara diez segundos ya estaba completamente dormida. Esa noche no me desperté ni una sola vez, supongo que toda la energía que gasté en el coche me dejó completamente exhausta.