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Trazando el plan.

Ya es de día, la verdad es que para haber dormido casi toda la noche me siento bastante cansada. Voy al servicio, me miro en el espejo. Puf, vaya cara tengo, me han salido ojeras, parece como si llevase días sin dormir. Mejor me voy a dar una ducha antes de salir de la habitación, Albert ya se ha despertado. Le estoy escuchando fuera. Sé que me está esperando, pero no pasa nada porque espere un rato más.

Termino la ducha, me visto, aunque no me ha cambiado nada la cara, me siento más despejada, salgo para afuera. Ya se le está empezando notar impaciente.

-Buenos días, Lena, que tal has descansado.

-Buenos días, Albert, bueno. Se puede decir que dormir he dormido toda la noche, pero me he levantado cansada.

-Imagino que es normal, la verdad es que ayer utilizaste bastante energía, necesitarás tiempo para recuperarte. Esa habilidad también es nueva, aunque la vas controlando.

-No sé cómo, pero mi cuerpo me va avisando, sólo hago lo que me va diciendo. Pero te aseguro que cada vez que empiezo a notar los temblores me asusto bastante, porque no sé si va a ser bueno o malo. Tengo miedo de que en una de esas pueda llegar a hacer daño a quien no quiero hacérselo.

Dije mirándole a él. Se dió cuenta de que le miraba, y me sonrió, sabía que eso significaba que confiaba en mí. El problema es que cómo podía hacerlo cuándo ni yo misma podía estar segura de mí.

Bajamos a desayunar a la cafetería, cuando terminamos volvimos a la habitación, nos sentamos en la mesa y empezamos a planear lo que haríamos a partir de este momento. Tendríamos que tener claro cuál sería cada uno de los pasos que teníamos que dar. No podíamos cometer ni un paso en falso, era mucho lo que nos jugábamos, más que nada porque como no sabíamos aún a lo que nos enfrentábamos, tanto por parte de los que me había hecho esto, como lo que me podía pasar a mí, qué sería lo próximo que experimentaría mi cuerpo. Porque de lo único que estábamos de acuerdo es que cada vez que me ponía nerviosa porque me encontraba en una situación de peligro, o se encontraba alguien a quien yo apreciaba (en este caso Albert) era cuando empezaban a aparecer los síntomas.

-Bueno, pues empecemos desde el principio. Sabemos hasta ahora que eres capaz de leer las mentes, mover cosas, hacerlas volatilizar, proyectar tu alma fuera de tu cuerpo. ¿Hay algo más?.

Lo miré con mala cara, me sonrió, y me dijo que no me enfadara, que no lo decía de malas.

-Creo que de momento eso es todo.-le contesté, Aunque sé que mi voz sonó desesperada, pero en sentido de que no quería tener más nuevos, la verdad que tampoco quería tener los que ya tenía.-Albert, ¿tú podrías encontrar algún tratamiento para curarme?

-La verdad que yo también he estado pensándolo, pero primero necesito saber qué es lo que te han metido dentro, y para eso necesitamos recuperar todos los dosieres del proyecto, Lena.

-Pues no se hable más, vamos a empezar a diseñar un plan para poder entrar y recuperar los papeles.

Abrimos el mapa, vimos dónde podría estar el laboratorio de Perla, y el complejo era enorme. Íbamos a necesitar bastante ayuda para poder entrar. Eso sería un gran inconveniente, quien nos iba a ayudar, era una misión suicida, quien iba a estar lo bastante loco como para meterse en la boca del lobo.

Como si me hubiese leído el pensamiento, Albert, sin dejar de mirar el complejo, empezó a rodearlo con un boli y decir al mismo tiempo:

-Vamos a necesitar ayuda para entrar, un equipo de asalto, gente que no le importe morir y que nos sean leales.

-¿Y dónde vamos a encontrarlos? Creo que no vamos a poder seguir adelante, esto es una locura, está todo perdido- Cada vez estoy más desesperada, creo que no me voy a curar, voy a ser un monstruo toda mi vida.

-Por suerte para ti guapa, tengo amigos.

Según me dijo eso la expresión de mi cara fue cambiando, a una cara de sorpresa, alegría, todo mezclado.

-Amigos, de qué clase, ¿de los que se meten en líos sin importarles nada las consecuencias? Porque son de los que vamos a necesitar, es una misión suicida Albert, la verdad es que no sé ni siquiera si vamos a sobrevivir ni nosotros. No me atrevo a decirte que le pidas a nadie que haga eso por mí.

-Mira Lena, esa gente son como hermanos, y no te preocupes, darían la vida por mí al igual que yo lo haría por ellos. Son más que amigos. En serio. Mañana lo organizamos todo.

Aunque no me gusta nada la idea, sé que es la única forma que tenemos. Al día siguiente Albert se puso a hacer llamadas, en una semana estaban todos sus amigos en la casa, sin excepciones, eran todos más o menos de la misma edad de Albert (luego me enteré de que habían sido compañeros en la mili y que se habían salvado la vida unos a otros y jurado ayudarse toda la vida fuese lo que fuese). Trazaron una estrategia para entrar, otra de salida, tenían armas, vehículos..

Ya lo teníamos todo preparado. Yo iba a ir al lado de Albert, íbamos en la retaguardia, ellos abrirían el camino, y nosotros, juntos a dos amigos más, entraríamos a buscar los papeles. Parecía un gran plan, esperemos que todo salga bien, y que no haya ningún contratiempo.

-Bueno, Lena, mañana es el día. Vámonos a dormir ya, tenemos que estar descansados. Sobre todo tú, que eres nuestra arma secreta. Nadie sabe nada de tí y de tus cualidades. Esperemos pillarles a todos de sorpresa.

-Sí, intentaré dormir, aunque estoy demasiado nerviosa.- la expresión de Albert según lo dije se tornó a preocupación, por lo que enseguida añadí - No Albert, no es por lo que imaginas, es nerviosismo por la acción de mañana en sí no por lo otro.

Según lo dije se le esbozó una sonrisa en la cara y a la vez suspiro aliviado, aunque por dentro si tenía sensaciones extrañas, notaba que algo no iba bien, que no todo iba a salir como lo habíamos planeado, pero me lo quedé para mí, no quería preocupar a nadie, sé que no estoy haciéndolo bien, que tenía que habérselo dicho a Albert, pero no quería asustarle más de lo que ya veo que está. Me iré a dormir y mañana estaré más atenta de lo normal y precavida, tengo que aprender también yo sola a manejar las situaciones y no depender siempre de los demás.