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La huída.

Llevamos más de una hora en la habitación, no aparece nadie. Es un poco desesperante, pero creo que es lo que quieren. Ya sé lo que quiere que haga Albert, pero no me convence para nada, y aunque no sé lo puedo decir con palabras, porque no me ha dejado que habrá la boca, él lo sabe por mi expresión de cara.

Y me lo ha dicho mentalmente. Ahora sí que agradezco que sea él quien esté aquí conmigo, recuerdo que al principio no confiaba en él, pero poco a poco me lo está demostrando, y lo más importante de todo, es que es mi cuerpo el que, con sus acciones me está enseñando en quien confiar o no, y en Albert sí sé que sí. Porque gracias a él ya se me han despertado mínimo dos de las sensaciones que tengo. Bueno no me enrollo más.

-Albert, se escuchan unos pasos.

-Ya los oigo Lena, ya sabes ok.

Asentí con la cabeza. Estábamos sentados, le agarré de la mano, estaba muy nerviosa, se abrió la puerta. Aparecieron dos hombres de Perla. Uno de ellos era uno de los amigos de Albert. Iban armados. Nos dijeron que los siguiéramos. Nos levantamos, iba uno delante y otro detrás de nosotros, lo primero que nos dijeron es que sin tonterías o nos metían un tiro. Que no nos iban a matar, que nos podían disparar en cualquier parte y continuar vivos.

Llegamos a una sala, allí estaban Perla y Luismi, aparte de unos diez soldados más, nos sentaron en una mesa, con ellos, y empezaron los interrogatorios. Buenos más bien era Perla la única que hablaba, Luismi únicamente miraba, y sonreía como un patético, y nosotros contestábamos.

-Empecemos, me gustaría saber qué estáis buscando, porque habéis venido aquí. Y ya puede ser buena la explicación, para que no llame a la policía, o para que no os haga desaparecer. Ya me pensaré lo que voy a hacer con vosotros dos. - dijo Perla.

Su voz sonaba amenazante, y muy subida de tono. No se parecía en nada a la muchacha con la que hablé en la cafetería, que tonta fui, como me deje engañar de esa manera, menos mal que al final elegí bien y me fui con Albert.

Sería Albert, según lo que teníamos planeado, el que iba a contestar a todo lo que nos iba a preguntar.

-Pues creo que te lo puedes imaginar Perla, hemos venido a por mis informes, ya que has hecho que se lo lleven todo de mi laboratorio. Solamente queremos eso, llegamos mucho tiempo trabajando en esto y solo quiero recuperar lo que es mío.- contestó de una manera muy convincente, o eso creía yo, pero por lo visto fui la única que se lo creyó así, porque, de repente, Perla se levantó, se acercó a Albert y le abofeteó la cara.

-Pero tú crees que soy idiota Albert,- le dijo a la vez que le daba. -Dejémonos de payasadas de una vez, los dos sabemos a lo que has vendido.- dijo, mirándome esta vez a mí.

Ya se estaba empezando a poner la cosa un poco tensa, iba acercándose el momento de hacer lo que Albert me había dicho, aunque no me apeteciese mucho tener que ejecutar el plan, iba a ser la única forma de poder de estar lejos de allí.

En ese momento, Luismi se levantó, se acercó a mí, me apunto a la cabeza, y mirando a Albert dijo:

-Bueno, nos dejamos, ya de juegos, vas a empezar a hablar o la disparo en la cabecita, venga si algo ya de una vez.

-Vale, deja de apuntarnos. Diré toda la verdad - dijo Albert. - la razón por la que hemos venido aquí es...- en ese momento Albert me miró, y me dijo sin pestañear -Ahora Lena.

En ese momento se quedaron todos mirando de un lado a otro sin saber que significaba eso, pero yo si sabía que era. Con todo el dolor de mi corazón, miré a Albert, le dediqué una sonrisa, sabiendo que a lo mejor sería la última que lo vería o por lo menos durante algún tiempo, levanté las manos, y dando un grito, hice que se empezase a derrumbar el techo, que las sillas, los muebles, todo lo que había en la habitación, se levantase y se pusiese a dar vueltas, todos los que estaban presentes salieron corriendo de la habitación, excepto Perla y Luismi, cogieron a Albert.

Yo no quería irme sin él, pero me dijo mentalmente que huyera, que no esperase más, que ya me encontraría de alguna manera, y me fui de allí corriendo, sin mirar atrás, con los ojos llenos de lágrimas. Perla le dijo a Luismi que me siguiera, cosa que hizo con gusto. Estaba a punto de cogerme. Tropecé y me caí, se tiró encima de mí, me agarró del cuello, en ese momento el llanto se convirtió en ira.

Puse mis manos en su pecho, no me soltaba el cuello, pero no me conseguía hacer daño, todo lo contrario, sentía como mi cuerpo se sentía de más y más odio, y ese odio se transformaba y salía hacia el exterior, se proyectaban sobre mis manos, las tenía apoyadas en su pecho, di un grito y se lo atrevese, cayó fulminado, muerto encima mía

En ese momento, cuando tenía su cuerpo inerte sobre el mío, empecé a tomar conciencia de lo que estaba pasando, y realmente me asusté, pero no por lo que había pasado, sino de lo bien que me estaba sintiendo en ese momento. En qué me estoy convirtiendo. Acabo de matar a una persona con mis manos, y no siento arrepentimiento, todo lo contrario, me siento llena de vida.

Me levanté y salí corriendo de allí, tenía que esconderme, no era nada bueno lo que estaba sintiendo en ese momento, ahora sí que me estaba convirtiendo en un monstruo. Tengo que esconderme y pensar en todo esto.

Llegué a casa exhausta, casi sin aliento, me fui al baño, tomé una ducha, y me tumbé en la cama. No dejaba de pensar en lo que había hecho. Que me está pasando. Yo no soy así, y no quiero serlo. Esto no me estaba gustando. Tengo que hacer algo y tiene que ser rápido o me voy a volver loca.

Me quedé dormida, cuando me desperté aún era de noche, no sé el tiempo que había estado en la cama. Me levanté, baje al salón, me senté en el sillón. No sabía cuál sería el siguiente movimiento que haría, estoy tan perdida sin Albert. Que voy a hacer ahora yo sola.

Estaba tan desesperada que me puse a llorar, no podía parar, estuve así un buen rato. Cuando por fin me desahogué, me quedé un rato pensando, que haría Albert en mi lugar.

Pues fácil Lena, piensa un poco. Lo que hemos hecho siempre, trazar un plan, buscar unos objetivos, crear un planning y llevarlo a cabo. Aunque mejor será hacerlo por la mañana, porque ahora que veo la hora, son las cuatro de la mañana, así que mejor me vuelvo a la cama. Mañana eres otro día. Descansada pensaré mejor, ahora está todo muy confuso.

Dicho esto, volví a subir a la habitación, me metí en la cama, y antes de darme cuenta ya me había quedado dormida, había sido un día muy largo y estaba demasiado cansada.

Mientras que yo dormía, los hombres de Perla, estaban por la calle dando vueltas, buscándome, cuando vieron, a lo lejos, un cuero en el suelo, se acercaron, y descubrieron el cuerpo de Luismi en el suelo, lo cogieron, lo metieron en una furgoneta y se fueron de vuelta al laboratorio.

Cuando llegaron, Perla salió, si ver el cuerpo inerte de Luismi, le recordó cuando murió su hermano, y juro que se vengaría de mí.