La luz del sol entraba por la ventana, iluminando suavemente el cuarto. Marco Polo despertó lentamente, sintiendo el peso de algo cálido sobre su pecho. Miró hacia abajo y vio a Mt. Lady, aún dormida, recostada sobre él. A pesar de lo que había sucedido la noche anterior, el silencio en la habitación parecía invadirlo con una sensación de calma, algo que no había experimentado en mucho tiempo.
Sintió su respiración tranquila, y aunque parte de él recordaba los momentos intensos y las emociones de la noche pasada, decidió no perderse en los recuerdos. En su lugar, se centró en la realidad del presente. "Es una nueva vida," pensó. "Nuevas metas."
Con mucho cuidado, se levantó, tratando de no despertar a Mt. Lady. El roce de sus movimientos la hizo moverse un poco, pero ella permaneció dormida. Marco Polo se estiró, sintiendo su cuerpo algo adolorido pero satisfecho. Caminó hacia el baño para refrescarse y luego se puso algo de ropa cómoda.
Cuando regresó, Mt. Lady ya se estaba despertando. Sus ojos se abrieron lentamente y, al ver a Marco Polo, le dedicó una sonrisa perezosa, pero genuina.
"Vaya... ¿ya te vas?" dijo, y su tono era más relajado de lo que Marco Polo había esperado.
"No, no me voy tan rápido," respondió Marco Polo, sonriendo mientras se sentaba en la cama. "Voy a prepararme algo de desayuno."
Mt. Lady se estiró antes de levantarse, y ambos se dirigieron a la pequeña cocina del apartamento. Mientras preparaban algo ligero para comer, el ambiente era tranquilo, sin la prisa o el estrés de la vida cotidiana. El café se preparaba con lentitud, y el sonido de los platos en la mesa era el único ruido que se escuchaba.
"No estaba seguro de que hoy fuera a ser tan... tranquilo," comentó Marco Polo mientras tomaba su taza de café.
"A veces lo necesitamos," respondió Mt. Lady, tomando su propio café mientras se acomodaba en una silla junto a él. "Nunca he sido de relaciones complicadas, pero... a veces un poco de desconexión está bien."
Marco Polo asintió, aunque dentro de él sabía que sus caminos no estaban destinados a cruzarse más allá de lo necesario. Sin embargo, en ese momento, no quería pensar en lo que vendría después. Se permitió disfrutar de la calma.
Después de un rato, ambos se levantaron, y Marco Polo revisó su teléfono mientras se ponía la chaqueta. Había recibido varios mensajes, incluyendo uno de Giran con detalles sobre un nuevo trabajo. Miró a Mt. Lady y le dijo, "Tengo que irme, trabajo pendiente."
Ella asintió con una sonrisa. "Tú vas por lo tuyo, yo también. Si alguna vez necesitas desconectar de nuevo... ya sabes dónde encontrarme."
Marco Polo sonrió de nuevo, reconociendo el tono de sus palabras. "Lo tendré en cuenta," respondió mientras se dirigía hacia la puerta.
Al salir, sintió la brisa fresca de la mañana en su rostro y se encaminó hacia su próximo destino. Mientras caminaba por las calles de Musutafu, su mente seguía girando sobre los eventos de la noche anterior, pero también sobre el trabajo que tenía que hacer hoy. Una nueva vida, nuevas oportunidades, pero siempre con un enfoque claro en el futuro.
Su último trabajo de reconocimiento en un almacén había sido simple, pero esta misión era diferente. La tarea era clara: secuestrar a un hombre que debía dinero a unos criminales, pero la situación se complicaba debido a que estaba protegido por varios policías.
Sin perder tiempo, se preparó rápidamente. Su quirk de visión mejorada le permitió estudiar a fondo las ubicaciones, ver con claridad incluso a través de las rendijas y moverse con precisión para evitar ser visto. Con su capacidad para percibir detalles y planificar con base en cada movimiento, la misión no parecía ser un gran reto.
El primer paso fue localizar a su objetivo. Tras horas de vigilancia en el barrio, Marco Polo encontró al hombre bajo protección. Dos policías lo escoltaban mientras se dirigían hacia un edificio cercano. No había tiempo que perder. Usó su quirk para evaluar la situación, y con su visión mejorada, pudo detectar el punto ciego donde podría entrar sin ser detectado.
Se deshizo de los policías en pocos minutos. Sin necesidad de pelear, se infiltró con tal sigilo que los agentes no se dieron cuenta hasta que ya era demasiado tarde. Un golpe preciso en el cuello del hombre hizo que cayera al suelo, aturdido, y Marco Polo lo arrastró hacia un sitio más seguro. Ya tenía al hombre bajo control, pero ahora solo quedaba entregar la mercancía a quienes lo habían contratado.
Se dirigió al lugar acordado, un rincón solitario de la ciudad donde la pandilla, lo esperaba para hacer el intercambio. Marco Polo sabía que el trato debía ser rápido, sin mucha exposición, pero algo en el aire le indicó que las cosas no iban a salir tan simples como pensaba.
Al llegar al callejón, vio a varios miembros de la pandilla aguardando, observando los alrededores. De repente, un sonido extraño, como si alguien hubiera activado una alarma, llenó el aire. Sin previo aviso, un grupo de policías y héroes apareció en el otro extremo del callejón, rodeando el lugar y bloqueando las salidas. Marco Polo sabía que estaba en una trampa.
El objetivo que tenía en sus manos, el hombre que había secuestrado, había servido como carnada. Los héroes y policías querían apresarlo, y la pandilla parecía no estar dispuesta a quedarse de brazos cruzados.
No había tiempo para perder. Marco Polo, usando su visión mejorada, analizó la situación y calculó su escape. Con su conocimiento de cada rincón del callejón y su precisión en sus movimientos, se lanzó a la acción. Empezó a moverse rápidamente entre las sombras, esquivando a los agentes que trataban de detenerlo. A pesar de la intervención de los héroes y la policía, Marco Polo se mantenía un paso adelante, deslizándose entre las paredes y cubriéndose con el entorno.
De pronto, un héroe de alto rango, Endeavor, apareció, sus llamas iluminando la oscuridad del callejón. El calor de las llamas era insoportable, y Marco Polo tuvo que actuar rápido. Sin embargo, un disparo desde la distancia lo hizo girar hacia la entrada, donde otro héroe, armado con una poderosa pistola de alta velocidad, comenzaba a disparar.
Sin perder la calma, Marco Polo utilizó su visión mejorada para esquivar las balas con una precisión perfecta. Corrió hacia un callejón lateral, pero no pudo evitar que las llasmas rojas del fuego de Endeavor se acercaran cada vez más. El calor lo rodeaba, y tuvo que adaptarse rápidamente, buscando una salida entre el caos.
Con un movimiento rápido, Marco Polo utilizó su última carta: la niebla. De su propia creación, una espesa cortina de niebla oscura apareció repentinamente, ocultando su ubicación de los ojos de los héroes y policías. Mientras la confusión reinaba, aprovechó para deshacerse del objetivo y despojarse de cualquier evidencia de su presencia.
El sonido de más disparos retumbaba en el aire, pero Marco Polo había desaparecido entre las sombras. No tenía tiempo que perder, pero mientras salía del callejón con rapidez, pensó en las repercusiones de esta misión. La operación había fallado en el último minuto debido a la intervención inesperada de los héroes, pero eso no significaba que no pudiera salir de esa situación con éxito.
Antes de que pudiera adentrarse más en las sombras de la ciudad, un portal apareció frente a él. Kurogiri había llegado para sacarlo de allí. Marco Polo no dudó ni un segundo. En cuanto la niebla del portal lo envolvió, la tensión se disipó, y se encontró a salvo, lejos de la persecución.
La misión había sido más complicada de lo que pensaba, pero una vez más, Marco Polo había jugado el juego de las sombras y salido victorioso.
Marcopolo se acomodó en la silla frente a Kurogiri, quien había vuelto a su puesto habitual tras rescatarlo en su última misión. El bar, como siempre, tenía una atmósfera tranquila, casi relajante, un lugar ideal para reflexionar y, en este caso, jugar cartas mientras se mantenían al tanto de los eventos recientes.
El sonido de las cartas barajándose llenaba el aire. Kurogiri no parecía apurado, y su portal Quirk parecía descansar inactivo por el momento, pero eso no significaba que estuviera menos vigilante. Había algo sereno y calculador en su actitud que Marcopolo admiraba. No todos tenían la calma necesaria para ser verdaderos estrategas.
"Así que, ¿qué opinas de las noticias?", preguntó Kurogiri, mientras marcaba la diferencia entre las cartas en sus manos con un gesto meticuloso.
Marcopolo echó un vistazo a su alrededor, asegurándose de que nadie los estuviera observando demasiado. Al fin y al cabo, estaban hablando de negocios delicados y, a veces, las paredes tenían oídos.
"No mucho que valga la pena, todo sigue igual. Los héroes siguen su rutina y los villanos buscan oportunidades", respondió Marcopolo, tomando una carta y jugando con calma. "Pero escuché que algunas de las figuras clave de la Hero Commission están perdiendo terreno. Algo se mueve en las sombras, y no solo de nuestra parte."
Kurogiri asintió, su rostro cubierto de niebla parecía más serio ahora, como si estuviera absorbiendo cada palabra.
"Es cierto, los movimientos de la Comisión son más oscuros de lo que parecen. Creo que es solo cuestión de tiempo hasta que algo grande ocurra. Como siempre, hay más que simples piezas en el tablero." Kurogiri echó una mirada al bar y luego jugó su carta. "Pero no es algo de lo que podamos preocuparnos por ahora, ¿no?"
Marcopolo sonrió ligeramente, el sonido del vidrio chocando en la mesa lo acompañaba mientras tomaba un sorbo de su bebida.
"No, no por ahora. Estoy más interesado en saber qué tipo de trabajos me traerás la próxima vez. Sabes que siempre me gustan los desafíos."
Ambos continuaron jugando en silencio por un rato, la partida avanzada y las cartas deslizándose por la mesa. A veces, un simple juego era todo lo que necesitaban para procesar lo que estaba ocurriendo en el mundo que los rodeaba.
De pronto, Kurogiri dejó su mano de cartas y se inclinó un poco hacia adelante.
"Lo que ocurre en las sombras no siempre es visible para los ojos de los héroes, Marcopolo. Pero puedes estar seguro de que lo que se avecina será mucho más complicado de lo que crees."
Marcopolo lo miró fijamente, sintiendo un leve escalofrío recorrer su espina dorsal. Kurogiri no decía esas palabras sin razón. Algo grande estaba por suceder, y Marcopolo ya estaba demasiado involucrado como para dar un paso atrás.
La noche continuó entre cartas y charlas ligeras, pero la sensación de que algo más estaba por ocurrir no lo dejó. Sabía que tenía que estar preparado para lo que viniera. Y cuando se levantó, dejando unas monedas sobre la mesa, una nueva misión en su mente comenzaba a tomar forma.
Después de un par de semanas de haberse instalado en su nueva vida, Marcopolo ya se sentía cómodo moviéndose entre el mundo de los mercenarios y los villanos. Los recuerdos de su vida pasada aún rondaban su mente, pero estaba acostumbrándose a vivir con esa constante sensación de déjà vu. Sabía que algo importante se acercaba, algo grande que cambiaría el curso de todo.
Esa tarde, mientras estaba en su apartamento, sentado frente a la ventana y mirando la ciudad, su teléfono vibró. Era un mensaje de Giran: "Kurogiri necesita tu ayuda. Apresúrate."
Marcopolo levantó una ceja. No era una sorpresa. Tras sus últimas misiones con ellos, sabía que todo lo relacionado con los villanos avanzaba rápidamente y en cualquier momento podía necesitar ser parte de algo más grande. Sin perder tiempo, se puso de pie y se alistó, guardando su equipo, y salió hacia el punto de encuentro.
Cuando llegó al lugar acordado, un almacén apartado, vio a Kurogiri esperando en la entrada. La niebla que salía de su quirk se disipó lentamente cuando Marcopolo se acercó.
Kurogiri lo condujo por un pasillo oscuro hasta llegar a una pequeña sala, donde Shigaraki ya lo esperaba. El líder de la Liga de Villanos, vestido con su atuendo característico, estaba de pie en el centro de la habitación, observando a Marcopolo con una intensidad fría y calculadora.
Kurogiri no perdió tiempo en presentar a Marcopolo ante Shigaraki, su voz grave resonando en la sala.
"Este es Marcopolo. El hombre que necesitamos para lo que está por venir."
Shigaraki simplemente asintió, sin quitarle la mirada de encima.
"Escucha bien, Marcopolo," dijo Shigaraki con su tono de siempre, casi como si estuviera ordenando más que pidiendo. "Necesito que robes el plan de estudios de la clase 1-A en la U.A. Quiero saber lo que se están preparando. No quiero sorpresas."
Marcopolo, que había estado atento a cada palabra, asintió sin mostrar ningún signo de preocupación. No era un trabajo complicado, aunque ya intuía que había más detrás de la misión.
"¿Algo más?" preguntó Marcopolo, manteniendo su tono neutral.
"Kurogiri te ayudará a moverte entre los pasillos, pero asegúrate de no dejar huellas. Y Shigaraki hará la distracción."
El líder de los villanos esbozó una sonrisa sádica.
"La distracción ya está preparada. Solo asegúrate de conseguir lo que necesitamos."
No hubo más palabras, y Kurogiri abrió un portal sin decir una palabra más. Marcopolo dio un paso hacia el umbral y lo atravesó sin dudar. Al otro lado, la U.A. lo esperaba.
El campus estaba sorprendentemente tranquilo, lo que hizo que Marcopolo se sintiera alerta. Sabía que no sería tan fácil como parecía. Mientras avanzaba por los pasillos, escuchó una serie de ruidos a lo lejos, pero no le prestó mucha atención. Sin embargo, poco después, un sonido fuerte y metálico sacudió el ambiente: Shigaraki había comenzado su distracción.
De repente, la puerta principal de la U.A. fue desintegrada con una precisión impresionante por el quirk de Shigaraki, dejando un gran agujero en la entrada. La avalancha de reporteros y periodistas entró de inmediato, causando caos y distracción en todo el edificio. Profesores y estudiantes corrían por los pasillos, tratando de controlar la situación mientras los periodistas comenzaban a invadir las áreas más protegidas de la escuela.
Marcopolo aprovechó el caos al máximo. Rápidamente se movió entre las sombras, guiado por los portales de Kurogiri que lo ayudaban a atravesar el edificio sin ser detectado. Cada portal lo acercaba más a su objetivo, y no pasó mucho tiempo antes de que llegara a la sala donde se encontraba el plan de estudios de la clase 1-A.
Lo tomó sin pensarlo, guardándolo en su maletín con rapidez y precisión. Sin embargo, justo cuando se disponía a irse, algo llamó su atención. Un estudiante, aparentemente distraído, lo había visto desde la puerta. Marcopolo no perdió tiempo. Sacó su arma, "Murmullo," y disparó una bala aturdidora que impactó al estudiante en el hombro. El joven cayó al suelo, inconsciente, antes de que pudiera hacer ruido.
Con la calma habitual, Marcopolo usó otro portal para llevarse tanto el plan de estudios como al estudiante que había visto todo. No quería dejar ningún cabo suelto. El portal lo condujo de regreso al bar donde todo comenzó, el lugar donde podía deshacerse de cualquier evidencia y pensar en los siguientes pasos.
El plan había salido perfecto, pero algo en su interior le decía que todo esto solo era el principio de algo mucho mayor. Mientras atravesaba el portal y regresaba al bar, Marcopolo se permitió un momento de reflexión. Este trabajo no había sido complicado, pero algo en el aire lo inquietaba. Podía sentir que los próximos movimientos de la Liga de Villanos traerían consigo más que solo caos.
Con el plan de estudios de la U.A. en sus manos, Marcopolo sabía que su papel en este juego estaba lejos de terminar. Y aunque por ahora parecía estar ganando, sabía que todo podía cambiar en cualquier momento.
Marcopolo cruzó el portal con una rapidez que ya era casi instintiva. En cuanto sus pies tocaron el suelo, se encontró nuevamente en el bar donde había comenzado su colaboración con la Liga de Villanos. Esta vez, la atmósfera era diferente; había una sensación extraña en el aire. Al fondo, vio a Shigaraki, Kurogiri y… algo que no reconoció de inmediato.
Un ser extraño estaba en la sala, un gigante que parecía una monstruosa amalgama de carne y huesos. La criatura tenía un cuerpo deformado, con extremidades desproporcionadas, y su presencia era abrumadora, una fuerza que parecía desbordar todo a su alrededor. Un Nomu.
Marcopolo se quedó unos segundos paralizado, sus ojos estudiando a la bestia. Los recuerdos de su vida pasada de los Nomus lo invadieron de golpe, en pantalla eran increibles, pero ver uno en persona era algo completamente diferente. Se acercó cautelosamente mientras Shigaraki, con su característica sonrisa macabra, comenzó a explicarle.
"Este es Nomu. La creación definitiva," dijo Shigaraki con una frialdad casi gélida en su voz. "Creado para ser la fuerza que derrotará a All Might. Es invencible, gracias a la manipulación genética y quirks combinados."
Marcopolo observó al Nomu mientras la criatura se mantenía inerte, esperando órdenes. No pudo evitar sentir una sensación de inquietud al ver la potencia contenida en esa masa de carne y músculo. Algo en su interior le decía que este era un monstruo que no debería subestimar.
Kurogiri, como siempre, mantuvo su aire tranquilo y calculador, pero no dejó de observar a Marcopolo, esperando algún tipo de actualización.
"¿Qué pasá con el estudiante?" preguntó Kurogiri, su voz grave como siempre.
Marcopolo suspiró, relajando sus hombros mientras dejaba el maletín con el plan de estudios sobre una mesa cercana. Sin perder la compostura, comenzó a relatar lo ocurrido en la U.A.
"Vi a este estudiante. Estaba parado en la puerta justo cuando iba a tomar el plan de estudios, pero no pude evitar que me viera. Le disparé una bala aturdidora, pero no fue un problema. Se desmayó y aquí lo traje," dijo Marcopolo, manteniendo su tono calmado, aunque algo en su interior le hizo sentirse incómodo al recordar la escena.
Shigaraki soltó una risa sádica, que resonó en la sala. Sus ojos brillaron con una intensidad perturbadora mientras observaba a Marcopolo.
"Te voy a mostrar una pequeña muestra de lo que el Nomu puede hacer," dijo Shigaraki con una sonrisa fría. Sin dar más explicaciones, levantó la mano y gritó al Nomu, cuyo rostro estaba inexpresivo.
"Nomu, mata a ese estudiante."
Marcopolo apenas tuvo tiempo de reaccionar. En un abrir y cerrar de ojos, el Nomu se movió con una velocidad y agilidad sorprendentes para un ser tan imponente. La criatura se acercó al cuerpo del estudiante caído y, sin mostrar piedad alguna, aplastó su cabeza con una facilidad espantosa. El sonido fue brutal, como una explosión de carne y huesos.
Marcopolo se quedó petrificado, observando el acto sin poder apartar la vista. La velocidad del Nomu lo dejó atónito. No podía creer lo que veía. La monstruosidad había reaccionado en fracción de segundo, y el joven estudiante no tuvo oportunidad alguna. La crudeza de la escena lo golpeó de lleno, y los recuerdos de su vida pasada comenzaron a aflorar en su mente, especialmente el incidente en la USJ. La pelea con el Nomu, los héroes luchando desesperadamente, la aparición de All Might… Todo eso volvió a su mente como un torbellino.
El sentimiento de inevitable destino y caos volvió a invadir su ser, pero no pudo permitir que nada lo detuviera. Esta vez, su vida era diferente. Ya no era un espectador, sino un jugador en el tablero.
Shigaraki observaba a Marcopolo mientras la criatura regresaba a su lugar sin expresión alguna, casi como si nada hubiera pasado.
"Te necesitamos aquí a las 8 a.m. mañana " dijo Shigaraki, claramente sin ningún remordimiento por lo sucedido. Su tono era desinteresado, como si la muerte de un estudiante fuera solo una pieza más en su plan.
Marcopolo, aún procesando lo ocurrido, asintió lentamente.
"A las 8 a.m. Estaré aquí," respondió, su voz firme a pesar de la inquietud que sentía por la muestra de poder del Nomu.
Sin más palabras, Marcopolo se giró y comenzó a caminar hacia el portal. No podía perder tiempo. Sabía que debía seguir adelante, cumplir con su rol y mantenerse un paso por delante de todos. Aunque las imágenes de la muerte del estudiante y el poder destructivo del Nomu lo perseguían, él sabía que su misión apenas comenzaba.
El portal lo recibió nuevamente, y con él, un nuevo día lleno de incertidumbre y decisiones que marcarían el curso de su vida.
Fin del capitulo 3