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05. Nerea

Luken dio un paso hacia adelante, y con un rápido movimiento tomó la mano que tenía en el hombro, al mismo tiempo que giraba su cuerpo para quedar de frente hacia la persona que se encontraba atrás de él, sin soltar la mano.

Las dos personas se quedaron viendo de frente, en silencio, hasta el momento que Luken habló.

—No esperaba verte, ¡me has dado un gran susto esta noche!

—Lo siento compañero, he visto que estás solo en esta área, y me dispuse a venir a saludarte, pensando en darte ánimos y un poco de compañía, por el rostro que tienes lo creí apropiado… —respondió un joven, de complexión gruesa, con voz ronca.

El joven es Jon Tepez, compañero de Luken, quien se encontraba dentro de la fiesta, pero estaba tan bien escondido que no lo había visto durante todo el tiempo que había durado la fiesta. Estaba vestido con un pantalón y un saco color gris oscuro, camisa color blanco, corbatín color negro.

—¿Qué tiene mi rostro? ¿Me veo enfermo o sucio? ¿A qué te refieres?

—Nada malo… solo que no te ves tan animado como en otras ocasiones.

—Está bien, no me pasa nada, estoy tranquilo en este momento, pero… —hizo una pausa breve. —Pensé que eras otra persona… Imaginé a…

—¿A quién te imaginaste? ¿Piensas en alguna dama?

—A nadie, no tiene importancia… —dijo Luken, volteando a ver hacia otro lado. —¿Has encontrado algo de información?

—Bueno, no preguntaré nuevamente… —comentó Jon, con una voz indecisa. —Pero volviendo a la pregunta… Lo único que he encontrado, es lo mismo que has averiguado… nada. Los invitados actúan tranquilamente, y otros simplemente están gozando de la invitación de una velada por motivo del regreso de la hija del Barón. 

—Me gustaría que todo fuera más fácil o rápido, pero eso me daría más inquietud, creería que hay algo más profundo. Y no estaría convencido con los resultados. 

—Te comprendo, y comparto tu punto de vista, pero por el bien del recuerdo de tu hermana… sigamos adelante, tienes tu propia misión, así como muchos otros.

—Si… Nerea… por ti seguiré… 

La hermana de Luken, Nerea, había trabajado durante años en la residencia del Barón Antonio Arlington hasta que un día, sin previo aviso, desapareció. A pesar de los esfuerzos de Luken por buscarla en los alrededores, no se encontró ni rastro de ella en los bosques, lagos y montañas cercanas. Esta misteriosa desaparición fue el motivo principal por el que Luken decidió unirse al grupo Zaldiak. Tenía una fuerte corazonada de que el Barón estaba involucrado en varias desapariciones, incluyendo la de su hermana.

Al entrar de nuevo en el salón, Luken y Jon tomaron rumbos diferentes para abarcar más terreno, y así poder "interrogar" a más personas, con esto intentar recopilar información de los invitados. 

Zaldiak era una organización destinada a enfrentarse al Barón Antonio, pero muchos de sus miembros solamente tenían ideas vagas sobre los motivos que los movían. Algunos seguían órdenes específicas para recopilar información hablando con las personas, mientras que los más experimentados se infiltraban en los círculos más cercanos del Barón.

En este punto, muchos miembros, incluyendo a Luken, no tenían una idea clara de los motivos principales de los directores de Zaldiak, pero creían que el Barón era el culpable de la desaparición de varias jóvenes, incluyendo algunas que estaban relacionadas con los miembros del grupo. Este hecho había impulsado a muchos de ellos a unirse a Zaldiak, movidos por la necesidad de buscar venganza y justicia por aquellos que habían desaparecido en circunstancias misteriosas.

Zaldiak se traduce a "Caballos", según una lengua del norte, de donde viene uno de los dirigentes más antiguos.

Ya dentro de la fiesta, nuevamente, Luken divisó a un señor de mediana edad, que se encontraba en un rincón del salón, tenía una mirada tranquila, observaba detenidamente a los bailarines, quienes seguían felices, ya que no se había detenido la música, y seguía tan alegre como un principio.

Este empezó a caminar hacia el caballero, con la esperanza de que la noche diera sus frutos. Mientras caminaba, la música empezó a aminorar el ritmo, por lo cual, los bailarines empezaron a detenerse poco a poco, mientras se hacían a un lado, dejando el centro del salón libre. Entretanto el Barón se levantó con elegancia de su silla junto a su hija, al mismo tiempo que todos los invitados iban haciendo silencio.

El Barón, viendo a su alrededor, observando a los invitados, y con voz grave, empezó a hablar.

—El día de hoy, conocieron a mi hija, Lady Vanessa Arlington. Ahora tengo que darles una noticia muy importante…

Zu eta ni! Zaldiak! Hemen eta orain! —se escuchó una persona gritando desde el fondo del salón, interrumpiendo las palabras del Barón.

En este momento, aparece un joven corriendo hacia el Barón, tenía la mirada frenética, no estaba vestido de gala, por lo que pudo haberse colado a la fiesta por algún espacio oculto, todos los invitados se quedan extrañados y varias damas empiezan a gritar por el susto, al mismo tiempo que eran protegidas por sus acompañantes. 

Varias personas se empiezan a movilizar, unos corren hacia diferentes lados, huyendo de lo sucedido. Luken empieza a correr de igual manera, pero en lugar de salir hacia una dirección diferente, este se dirige hacia el Barón, con la mirada fija en el individuo. Llegado el momento en que se acerca bastante al extraño sujeto, Luken salta sin pensarlo encima de este, abrazándolo en el aire y cayendo al suelo lejos de donde se encontraba el Barón. 

Ambas personas están tiradas en el piso, la única diferencia es que el extraño sujeto empieza a gritar, al mismo tiempo que varios guardias llegan a la escena de la discusión apuntando, con fusiles, a las dos personas.

—¡Suéltenme! ¡Déjenme ir! ¡Quiero justicia y por mi madre que la obtendré de una u otra manera! —gritaba el sujeto, mientras intentaba librarse de los brazos de Luken, quien aún lo tenía atrapado para que no saliera corriendo o intentara hacer peligroso

—¡Qué es lo que sucede aquí! —gritó el Barón enérgicamente, mientras se calmaban los asistentes.