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Los Nuevos Héroes

Los Superhéroes son complicados, aunque sean fuertes o demuestren ser rudos, siguen siendo humanos. Mike Colins es el ejemplo de ello, luchará por entender sus emociones mientras que junto a su equipo tendrá que lidiar con una corporación que tiene como objetivo crear un ejército de soldados cyborgs para "Mantener la paz y justicia" en el mundo.

MiaBubblegum69 · ไซไฟ
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11 Chs

Capítulo 6

El tren había avanzado ya un par de kilómetros, ya estaban dentro del desierto abrasador que para ese momento le hacia honor a su nombre. Mérida bebía una Soda mientras el otro piloto del helicóptero no dejaba de ver el camino.

—Hace mucho calor…— dijo el piloto, nervioso.

—Vamos amigo, estás en el desierto, ¿Querías frío? Imagínate como deben estar allá dentro.— respondió Mérida sin dejar de mirar el vagón donde iban sus amigos. Aquél piloto soltó una risa nerviosa ante el comentario de la chica. Mérida lo miró confundida.

—¿Estás bien? Si tienes calor puedes beber de mi soda. No me molesta.— dijo extendiendo su soda al hombre, éste se negó.

Mérida.

Parecía estar nervioso, como si tuviera miedo de algo, tal vez también sea su primera misión.

—¿Cuánto tiempo llevas en esto?— preguntó la pelirroja.

—Ocho meses.— respondió intentando controlarse.

—¿Es tu primera misión o algo así?— volvió a preguntar.

—En realidad no es la misión. Es… todo lo que podría pasar en ella.— Mérida lo miró confundida.

—Es solo una escolta, ¿Qué podría pasar?— Preguntó mientras su mano lentamente recorría su cintura para tomar su arma en caso de que fuera un traidor o algo similar.

—En Light han pasado cosas… No debería hablar de esto...— dijo entre pausas. Un pequeño sonido se hizo presente, era la tableta que indicaba el camino del tren. Mérida la tomó, el la tableta aparecía una línea blanca que era el tren y cinco puntos rojos que se acercaban al mismo por el lado izquierdo. —Maldición…— dijo el piloto al ver a lo lejos como una docena de autos y camiones de ataque se acercaban al tren a toda velocidad, levantando lo que parecía ser una gran nube de arena.

—Pero…— la tableta comenzó a hacer nuevamente el sonido de alerta, otros tres puntos rojos habían aparecido y se dirigían al tren, pero por la parte de atrás. —Debe ser una broma…— un último punto se hizo presente en la tableta, pero ésta vez por el lado derecho.

—No puede ser… Es él…— dijo el piloto al ver una nube de arena más grande que la que hacían todos los demás. Proveniente del único punto que venía por la derecha. Mérida lo vio, tomó unos binoculares y pudo ver como ese punto rojo solo era una persona en una gran moto, parecía que estaba adaptada para el terreno. —Alerta a todos.— dijo el hombre, intentando controlarse.

—Aquí el helicóptero de escolta tenemos múltiples enemigos acercándose. Prepárense para defender.— explicó Mérida por la radio.

—Permítame confirmar Helicóptero de escolta. ¿De que dirección viene el enemigo?— preguntó un soldado por la radio.

—¡Por todos los lados! ¡Norte, sur, este, oeste! ¡Prepárense para el combate!— gritó Mérida mientras que todos los enemigos se acercaban cada vez más al tren.

[•••]

—¿Te gusta pelear con música?— preguntó Sky confundida. Mike asintió. —¿Por qué? ¿No pierdes control de todo lo que pasa a tu alrededor?—

—Es un impulso, siento que me ayuda a golpear y pelear mejor, deberías intentarlo alguna vez.— respondió Mike sacando una pequeña tarjeta SD, se la entregó a Sky. —Pelea mientras escuchas esas canciones, créeme, sacarás fuerza de donde ni siquiera te imaginas.— Sky la introdujo en su reproductor.

—Gracias, lo haré.— dijo con una sonrisa boba.

—¿Por qué estás aquí?— preguntó Dylan, seco. Todos lo miraron confundidos. —Mike—

—Ay, no empieces Dylan… Sabemos que estás molesto por no ser el líder, pero por favor…—

—No me parece justo Sky, entrené y califiqué para ser el líder de este equipo, él renunció hace tiempo, ni siquiera parece el héroe que aparece en los murales de Eclipse. El "Ejemplo a seguir" Yo merecía este puesto. Y solo aparece y ya cree que puede mandarnos… le dio la espalda a su equipo y ahora vuelve como un perro gordo arrepentido… haciendo a un lado todo mi esfuerzo y dedicación. ¡No es justo! Debe haber una buena razón ¿Por qué estás aquí?— volvió a preguntar, su molestia y frustración era evidente.

—Déjalo en paz Dylan no sabes por lo que ha pasado— lo defendió la chica de cabello corto hasta los hombros.

—¿Por qué lo defiendes Sky? ¿Acaso tu sabes lo que él ha pasado?— Se levantó de su asiento, acercándose cada vez más a la pelinegra. —No, oh… Es verdad, te gusta. Lo tienes de fondo de pantalla en tu laptop donde te la pasas viendo los videos rescatados de las peleas que tuvo hace años. Te apuesto a que éste gordo ya no puede pelear así.— Sky se levantó de su lugar dispuesta a golpearlo, Mike la tomó de la mano y la jaló a tomar su lugar nuevamente. Ahora era Mike quien estaba frente a Dylan, casi tenían la misma estatura. —¿Vas a golpearme?— preguntó desafiante.

—Un buen líder no lastima emocionalmente a sus compañeros.— dijo Mike con seriedad. Dylan dio un paso adelante, tratando de parecer más intimidante. —Y mucho menos busca pelea con un compañero.— Samanta se levantó rápidamente, tomó el hombro de Dylan y lo separó de Mike.

—Ya basta, somos un equipo, se supone que debemos pelear juntos, no entre nosotros— dijo la rubia.

—Entiendo tu frustración Dylan, de verdad. No es justo que yo tomara el lugar aquí, pero yo tengo más tiempo aquí y podría ayudarlos y ponerlos en el camino correcto, créeme que si alguien llega a dispárales, yo estoy dispuesto a recibir las balas que sean necesarias por ustedes. Eso no lo hace un líder, por lo general, ustedes deberían proteger al líder, no al revés. Y créeme que lo que menos quiero es que salgan heridos. Cometí un errores y aquí estoy tratando de solucionarlos. Hace un tiempo perdí a la persona que más amaba y en el transcurso me perdí a mi. Ahora busco volver a encontrarme. No quiero darles órdenes. Quiero ayudarlos a convertirse en las mejores versiones de lo que pueden ser. No creo que eso lo haga un líder cualquiera, yo…—

—Atención chicos, tenemos múltiples enemigos atacando de todas direcciones, prepárense para el combate.— interrumpió Mérida por el comunicador. Dylan tomó su arma rápidamente al igual que Sky. Mike vio por una pequeña ventana del vagón como camionetas y camiones se acercaban al tren.

—¿No se supone que solo sería una escolta?— preguntó la rubia mientras tomaba su arma y se ponía su casco.

—Quieren lo que hay dentro de la bóveda…— respondió Mike para después ver como los vehículos estaban al lado del tren. Hombres armados comenzaron a subir a la parte de arriba de los vagones mientras que otros comenzaron a disparar con ametralladoras a la puerta. Aún así, ésta no se abría o destruida, estaba blindada. —No podrán entrar… Está reforzada, no bajen la guardia.— dijo Mike mientras tomaba su arma y comenzaba a hacer algunos estiramientos. Sky lo miraba confundida. —Calienta un poco, te ayudará a la hora de pelear— la chica parecía nerviosa por toda la situación. —Controla tu respiración, solo así podrás hacerle frente al problema— dijo Mike para después asegurarse de que todo su equipo de armamento estuviera en su lugar. Gritos y disparos comenzaban a hacerse presentes fuera de los vagones.

[•••]

De los vehículos que atacaban por la parte trasera comenzaron a asomarse por las ventanas hombres con AK47 que comenzaban a dispararles a los que intentaban subir al tren por la parte de arriba. Mientras que los que atacaban por la parte frontal del tren disparaban pequeños misiles que destruían un par de vehículos de los que atacaban por la izquierda.

—Parece que se están matando entre ellos…— dijo Mérida al ver aquello. —Mantenlo firme, voy a disparar.— tomó su arco y abrió la puerta del helicóptero comenzando a apuntar hacia los que estaban arriba de los vagones que comenzaban a hacer agujeros para poder entrar al tren. Una flecha en el talón de un hombre bastó para hacerlo caer del tren.

—No son ellos los que me preocupan…— dijo el piloto mientras veía a aquel soldado en la moto acercándose cada vez más al tren.

—Mérida, necesito un informe. ¿Qué está ocurriendo?— preguntó Mike por el comunicador

—Creo que esto es un todos contra todos, se están matando entre ellos, pero parece que todos tienen un solo objetivo…— soltó una flecha más, que hizo a otro hombre caer.

—Entrar al tren…—

—Pero no lo lograran. Tienes a la mejor arquera y francotiradora derribando a los que traten de entrar por arriba. Que los soldados de Light se encarguen de los que traten de entrar por los laterales.—

—¡Sujétate!— gritó el piloto un poco tarde, un movimiento brusco del helicóptero hizo que Mérida perdiera el equilibrio y se sostuviera de donde pudiera, aun así, quedó colgando del helicóptero, agarrada con fuerza del patín de aterrizaje. Esto con el fin de evitar un misil que se dirigía al helicóptero, gracias a ese movimiento brusco lo habían evitado.

—¡Maldición!— gritó la chica intentando sostenerse. Rápidamente los hombres armados comenzaron a dispararle.

—¡Tengo que alejarme para poder subirte a salvo! ¡Aguanta!— gritó el piloto para después girar el mando y comenzar a alejarse rápidamente del tren.

—¡Mike, resistan, volveremos enseguida!— gritó Mérida mientras veía como ahora todas las camionetas y camiones habían llegado al tren, una docena de hombres comenzaron a subir al tren, mientras que otros se asesinaban entre ellos.

Los hombres que estaban arriba usaban enormes cierras para poder atravesar el metal blindado, parecían ser cierras más avanzadas porque lograban su cometido. Los soldados dentro de los vagones podían ver las chispas caer del techo, todos apuntaban sus armas al mismo, esperando a que se abriera para poder disparar.

—A mi señal, soldados— dijo uno de los líderes. Los disparos y sonidos de las cierras cesaron, solo se escuchaba el ruido del tren y un pequeño zumbido. —¡Al suelo!— gritó el líder. Una explosión hizo volar el lado derecho del primer vagón. Dejando un enorme hueco por el que aquel hombre de la moto entró. Tres de los soldados habían sido despedazados en la explosión otro par habían muerto por la onda y el último que quedaba estaba intentando levantarse, vio al responsable de la muerte de sus compañeros, parecía ser un hombre alto con una armadura que parecía estar hecha de piel de serpiente, color naranja oscuro. Un casco que no de baja ver ni una parte de su rostro, bastante intimidante con una mochila integrada en su espalda.

—¿Dónde está la bóveda C?— era oficial, era un hombre, su voz masculina y gruesa lo exhibía. El soldado no dijo ni una palabra. Solo le disparó un par de veces en la cara. No sirvió de nada, el casco que traía el hombre lo protegió, solo quedaron unas pequeñas marcas de las mismas. El hombre sacó una enorme cuchilla de su antebrazo y la clavó en el pecho del soldado. Sin decir una palabra, para después sacarla y ver la puerta que daba entrada al segundo vagón. —No importa, lo averiguare yo mismo.— de una patada derribó la puerta que aplastó a uno de los soldados y tomando por sorpresa al resto de los que estaban ahí, al instante uno de ellos comenzó a atacarlo a puño pero éste eludió el golpe y lo regreso a la garganta, asesinándolo. De su cuerpo que aun quedaba de pie, sacó su arma de la cintura y le disparó a otros dos en la cabeza y cuello, un soldado comenzó a disparar pero el enemigo tomó el cuerpo del hombre que recién había asesinado como escudo para después correr hacia el que lo estaba atacando y tirarlo, tiempo suficiente para que otros dos soldados comenzarán a atacarlo, pero nuevamente con éste arrojó el cuerpo hacia ellos haciéndolos caer, de un disparó en la cabeza asesinó al que había tirado, el último soldado intentó golpearlo en la cara pero éste detuvo el golpe y con su cuchilla nuevamente atravesó el estómago del soldado. Vio la puerta hacia el tercer vagón. Antes de abrirla, notó que los otros dos soldados seguían vivos he intentaban reincorporarse. Sin mencionar palabra alguna o algún sonido, sacó una pequeña esfera metálica de su mochila y presionó un pequeño botón rojo que ésta misma tenía, la dejó caer frente a los soldados restantes, abrió la puerta, entró al siguiente vagón para después cerrarla. No pasaron ni cinco segundos para que el vagón dos explotara.

[•••]

—¡Necesitamos ayuda aquí! ¡Snake está aquí! ¡Snake está aquí! ¡Necesitamos apoyo! ¡Se dirige a la bóveda C!— Los chicos se miraron al escuchar aquellas desesperadas palabras. Y Mike podía notar el miedo en aquellos chicos.

¿Quién dijo que la primera misión seria aburrida?