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Bienvenida (Parte Uno)

A veces solo hace faltar tomar una decisión, una sola decisión para poder lograr algo extraordinario.

En medio de una enorme sala, personas aparecían de repente, uno de ellos era Theo, quien se sorprendió con lo sucedido, y no solo era él, los demás al aparecer en la sala cayeron al suelo asustados, gritaron o se quedaron en shock, mientras que unos otros solo veían la situación con tranquilidad, esperando a saber más de lo que sucedía.

Muchos aún no podían entender lo que sucedía, y otros pensaban que esto era realmente interesante, y unos pocos no se sentían sorprendidos, como si esperaran esto.

'¿Qué demonios? Esto no puede ser real, ¿O sí?' – pensó Theo totalmente sorprendido de lo que sucedía, de cómo todo se detuvo cuando esperaba el autobús, de su charla mental con Celina, y, sobre todo, de aparecer en este lugar desconocido, donde al igual que él, había otras personas que estaban igual de sorprendidas que él.

Algunas personas les preguntaban a otros sí tenían idea alguna de lo que estaba sucediendo, las personas a las que le preguntaban tampoco tenían idea, otros se sorprendían al ver la gran sala, que estaba decorada elegantemente, y con lo enorme de la sala, pues, aunque había cientos de personas aquí, no ocupaban ni una décima parte de la sala.

Una vez en la gran sala ya no aparecían de repente más personas, fue que de una enorme puerta que conectaba con la sala, tres personas aparecieron, eran dos hombres y una mujer.

"Bienvenidos a la Habitación de Bienvenida, Soy Dieciocho." – dijo el hombre de medio, un hombre negro, el más pequeño de las tres personas, midiendo alrededor de 170 cm de altura, tenía puesto unos tenis de color rojo, pantalón color azul, y una camisa sin mangas de color blanca, que mostraban sus brazos flacos pero tonificados que mostraban que se mantenía en muy buena forma a pesar de su complexión flaca. Él era calvo y tenía unos ojos de color avellana.

La persona a su derecha era una mujer asiática, más alta que Dieciocho, vestía unos jeans cortos con una camisa roja, iba descalza. Su cabello negro estaba atado en cola de caballo, y tenía un cuaderno en sus manos, su piel era blanca, sus ojos negros como la noche, y era muy hermosa.

Finalmente, la persona a la izquierda de dieciocho era un hombre, el más alto entre los tres, midiendo casi dos metros, era moreno, su pelo era café claro, y sus ojos tenían la anomalía de heterocromía siendo el ojo derecho de color avellana, y el izquierdo de color verde. Estaba vestido en ropa deportiva de cierta marca, todo de color negro, y sonreía mientras caminaba hacia donde estaba todos, a pesar de ser menos atractivo que Dieciocho, su sonrisa atrapo las miradas de más personas.

Los tres se acercaron a las personas que acababan de llegar, y a pesar de ser superados en número, su presencia era mayor a la de los recién llegados, y al solo entrar a la gran sala, nadie de los recién llegados dijo una palabra, todos guardaron silencio mientras miraban a los tres que acaban de entrar a la gran sala.

Theo, que al igual que los otros, miraba detenidamente a las tres personas, sentía que algo raro ocurría.

'¿Qué sucede? ¿Por qué no puedo dejar de mirarlos fijamente?' – se preguntaba Theo.

[Carisma.] – dijo Celina.

'¡Celina!' – Theo se sorprendió al oír la voz de Celina – 'Eres real, todo esto es real, todo está sucediendo… es…'

[Lo sé.]

'Pero… ¿Qué es carisma? ¿A qué te refieres?'

[Es uno de los atributos que todos ustedes poseen, pronto aprenderás más acerca de Carisma, una vez empieces tú entrenamiento.]

'¿Entrenamiento?'

Theo no entendía a lo que ella se refería con entrenamiento, y no entendía tampoco a lo que se refería con que carisma era uno de sus atributos.

'¿Qué atributos? ...' – preguntaría Theo, pero no recibió respuesta. – 'Hey, ¡Celina!'

Y, antes de que Theo pudiera decirle algo más a Celina, Dieciocho volvió a hablar.

"A mi derecha se encuentra Veinte, y a mi izquierda está Diez, nosotros seremos los responsables de contestarles sus dudas, además de decirles sobre la situación en la que se encuentran y ser los Encargados de su entrenamiento." – dijo Dieciocho.

Entonces los tres empezaron a caminar hacia otra puerta.

"Bien, para continuar con la conversación, será en esta habitación, pero solo podrán entrar veinte personas por turno, así que, por favor, sean ordenados." – Dijo Dieciocho. – "Una vez entren, Veinte va a escribir vuestros nombres y edades a cada uno de los que entren, así que, por favor, nomás entren, digan sus nombres y edad."

"Habrá veinte sillas en la que cada uno de los veinte que entre se sentaran, y en ese momento podrán comenzar a preguntarnos, mientras los veinte estén adentró, los demás afuera esperaran, y una vez los veinte adentró terminen de aclarar sus dudas, otros veinte podrán entrar, y así sucesivamente." – terminó por decir Dieciocho.

Los tres entraron a la habitación, y una vez ya no estaban a la vista, Theo ya pudo ver a los demás, y pudo hablar con tranquilidad, como sí lo que sucedió hace poco nunca hubiera pasado.

"Uf…" – Theo entonces volvió a tratar de charlar con Celina.

'Celina, ¿A qué te referías con entrenamiento?'

'¿Celina?'

[Celina no puede hablar contigo en este momento, sí desea dejar un mensaje, presione uno, sí desea decirle lo grandiosa que Celina es, presione dos, sí…]

'¡Celina! Claramente eres tú la que habla."

[Tch, no me deja divertirme ni un poco.]

'¡Celina!'

[Ah… Joven Theo, no se preocupe, pronto algunas de sus preguntas serán contestadas por esas tres personas, una vez regresemos a la Tierra, podrá preguntarme lo que quiera.]

'Ok.'

Pero, en ese momento, Theo no entendió algo importante que Celina menciono, algo que pronto le dirían.

Los primeros veinte ya estaban adentró, y Theo y los demás esperaban, impacientes por obtener respuestas.