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Capítulo 4. Retomando.

Gracias a lo que pasó la noche anterior no pude dormir del todo bien. Me sorprende bastante, pues al final no fue nada de gran peso, incluso cualquiera podría llegar a pensar que soy un exagerado respecto a ello. Es solo que hace mucho que no hablaba tanto con una mujer. Casi siempre se trataba de hombres, al menos casi toda mi vida la mayor parte de mis amigos han sido hombres.

Al parecer el hacer amistad con mujeres resultaba un poco complicado para mí, pues no había sido expuesto tanto tiempo a mantener conversaciones con amigas, mucho menos había tenido novia alguna vez.

A final de cuentas termine levantándome de cama a las 7 de la mañana, que, para ser vacaciones, resultaba ser muy temprano.

—Nath, te despertaste muy temprano, ahora te tocará preparar el almuerzo.

Mi madre me dijo eso cuando bajaba por un vaso de agua.

Después de preparar el desayuno, el cual me había costado trabajo hacer gracias a la pereza, decidí que debía tomar un baño. Para cuando estaba dentro de la ducha solo podía pensar en cómo seguía apenado. Creo que es algo estúpido pensar en como llamarla, como si esto fuera de importancia para tratar con algún amigo.

Después de todo pensé que lo mejor sería llamarla por su nombre y decirle que era algo que no era para romperse la cabeza.

Al final solo terminé igual que al inicio.

—*—

Esa misma tarde opté por salir de casa.

No sabía qué hacer respecto a ella, aunque al inicio pensé que solo era lo del estúpido apodo, al final he pensado en ella todo el día. Cómo si no pudiera dejar de verla en todas partes.

Cuando llego al centro de la ciudad, decidí ir a comprar ropa. Era la primera vez que mi madre no sería la que escogeria mi ropa.

Usualmente me compraban ropa cada 2 o 3 meses, aunque no era mucha la diferencia con mi ropa usual, siempre usaba pantalones similares y playeras con estampados variados, siempre me veía igual.

Esta vez iba más con la idea de comprar camisas, pants, playeras polo, etc.

Al entrar a la tienda me percate de que habían muchas personas de mi edad, en su mayoría consideraba eran chicos guapos y aquellos que podríamos llamar "cool".

Me sentía algo apartado de esa realidad, a pesar de ser alguien despreocupado en su mayoría, solo me molestaba que estaba un poco pasado de peso. Esa pequeña barriga ya marcaba una pequeña diferencia cuando se trataba de compararme a otros.

Al entrar al probador llevaba 3 camisas, 2 pa talones y 2 playeras para probarme. De repente me sorprende una voz bastante familiar.

—Oye chico malo, deja algo para los demás.

Era Clara, una amiga de la escuela, la cual estaba en mi salón desde hacía un año.

—Jaja, perdona, quería ver cómo se vería un cambio de estilo.

—Si, si, adelante, pasa, pruebate lo que quieras, a final de cuentas esto es una tienda de ropa.

Después de que se me pasara la sorpresa de encontrarla ahí, pensé un poco.

—Y a todo esto. ¿Que haces aquí? Esta es una tienda de ropa para chicos.

—Lo se, es un trabajo parcial. Apenas te dije que quería uno. Emilio era amigo de un chavo de aquí y me recomendó.

Emilio era un compañero hasta que nos separaron de grupo, aún somos amigos, pero ya no tan frecuente como antes. Entonces le digo.

—Entiendo, está bien. Qué bueno que hayas encontrado un trabajo.

—Si, pero apurale, ve a probarte la ropa, que si no mi jefe me va a regañar por distraerme en el trabajo.

—Cierto.

—*—

Al final sólo compre una camisa, quería ver cómo me quedaba para después ir a checar otras cosas.

Quién iba a imaginar que encontraría en esa tienda a una amiga, en específico a Clara.

Ella ha Sido una gran amiga, siempre me ayuda cuando tengo problemas, y a día de hoy creo que es agradable. Sin embargo me tomó por sorpresa encontrarla justo el día que planeaba cambiar de estilo, al final ya no pudimos conversar más.

En camino a casa pase por la librería donde usualmente compraba manga. Probablemente podría comprar algo con un poco del dinero que llevaba.

Al final terminé comprando un tomo de To Love-Ru Darkness, algo inesperado considerando que ni siquiera estaba en mi lista de prioridades.

Iba emocionado en el metro, tanto que aunque estuviera cansado en ningún momento me quede dormido por pensar en leerlo en cuanto llegara a casa.

Para cuando llegue a casa, había olvidado por completo al mundo exterior con tal de leer el tomo que traía en mochila...

—¡Hey!

Tan inmerso iba en mis pensamientos, que no escuché cuando Dania me gritaba desde su ventana. Se notaba qué llevaba un rato intentando hablarme, pues se le veía algo agotada, como si me hubiera gritado desde hace 2 cuadras.

—¿Quién demonios te crees? No me escuchabas a pesar de que te gritaba demasiado fuerte.

—Si, disculpa, dime qué necesitas. Quiero correr a casa que tengo que... ehmmm... hacer tarea, tengo que hacer muuuucha tarea.

Tuve que mentirle, al empezar a hablar sin pensar casi le decía que me emocionaba leer un manga ecchi a más no poder.

—Esta bien, es solo que... quería hablar sobre anoche. No te sientas presionado por decirme de una forma, pensaba que mejor deberíamos llamarnos por nuestros nombres jejeh...

Me sorprendió bastante eso. Al parecer no era el único que se preocupaba por esas cosas. Resulta que si debi haberlo pensado más. Al final me sentía como un idiota.

—Disculpa, no pude encontrar nada. Pero si tú dices que está bien, entonces está bien. Te dejo, buenas noches Dani.

Al alejarme noté un grito algo avergonzado ya que quedó entrecortado.

—Pe-pero Dani... no soy Da...niela.

Al final esa fue una gran noche debido a mi lectura nocturna...