Era un día más en el tranquilo y polvoriento pueblo que Dewey Riley había elegido como su refugio. Aquí, nadie lo conocía como el astuto agente de S.H.I.E.L.D. Aquí, era solo el oficial Doofy Simpson, el torpe y despistado policía local que los vecinos apenas notaban. En realidad, ese era el verdadero disfraz, una máscara de incompetencia que ocultaba a un asesino y a un espía entrenado.
Dewey miraba con sus ojos adormilados a través del parabrisas de su destartalada patrulla, mordisqueando una dona medio fría cuando algo captó su atención. Una brillante estela en el cielo descendía velozmente. La siguió hasta que se estrelló, en una explosión de polvo y luz, en medio de un campo de maíz. Él sonrió.
"Bueno, esto se va a poner interesante", murmuró, lanzando la dona por la ventana antes de poner el coche en marcha.
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Cuando llegó al lugar del impacto, encontró una mujer de pie, enfundada en un traje de aspecto militar, ajustándose lo que parecía un comunicador de muñeca. Dewey se frotó el mentón, evaluando la situación mientras mantenía su fachada.
"¡Ey, señorita!" gritó, bajándose de la patrulla con un paso torpe. La mujer lo miró, claramente irritada por la interrupción.
"¿Dónde estoy?" preguntó ella, con voz firme y autoritaria.
Dewey soltó una risita nerviosa. "Ehh… estás en el Condado de Morristown, ¿tuviste un accidente con tu moto espacial o algo así? Aquí no tenemos estaciones intergalácticas, pero tenemos un buen mecánico que te podría ayudar."
La mujer alzó una ceja. "Estoy buscando un comunicador inter-espacial, no un mecánico."
Dewey se rascó la cabeza, fingiendo no entender una palabra de lo que decía. "¡Oh! Parece que te diste un buen golpe en la cabeza, chica loca. Mejor te llevo a la estación para que descanses un poco, ¿qué dices?"
Su ridículo cabello y accesorios lograba que nadie le viera como una amenaza.
La Capitana Marvel, claramente confundida por la incompetencia de quien pensaba que era solo un policía rural, suspiró. "No tienes idea de lo que está pasando, ¿verdad?"
"¡Oh no, yo sé muchas cosas! Pero hoy estoy a cargo de cuidar a los patos en el estanque", contestó Dewey, abriendo la puerta del coche para ella.
Usando su identidad como agente de Schield,
Convocó una señal que alerta a agentes cercanos mientras que Carol no prestaba atención.
Y horas más tarde, cuando Nick Fury y Phil Coulson llegaron al pueblo para investigar el extraño fenómeno,
Carol Danvers se ajustó la chaqueta de cuero, su mente aún adaptándose a las imágenes que aparecían en su mente; una mujer que volaba a través del espacio, disparando ráfagas de energía desde sus manos y otra comiendo pizza junto a su familia. Ahora, caminaba por las calles de un pueblo pequeño en la Tierra, buscando respuestas en las tiendas y tratando de ocultar su nerviosismo bajo una apariencia segura. A su lado, un hombre de apariencia despistada seguía sus pasos.
"¿Así que, estás buscando... qué exactamente? ¿Un teléfono intergaláctico o algo así?" preguntó el oficial Doofy Simpson, arrastrando los pies mientras caminaba a su lado, con una expresión de completa confusión.
Carol apenas le dirigió una mirada. No tenía tiempo para explicaciones, pero algo en ese hombre la hacía querer evitarlo. Quizás era la forma en que su uniforme de policía parecía un disfraz barato o cómo sus movimientos torpes chocaban con la seriedad de la situación.
"Algo así", respondió secamente mientras se acercaba a la primera tienda de electrónica. "Necesito tecnología de comunicaciones, algo que pueda conectarme a la red Kree."
Doofy la miró con la boca entreabierta, como si intentara entender las palabras que salían de su boca. "Oh, claro... claro. Yo también trato de conectarme con... eh, la televisión por satélite. A veces se cortan los canales buenos, ya sabes."
Carol entró en la tienda, escaneando rápidamente los estantes con la vista, buscando cualquier cosa que pudiera adaptar. La gente del pueblo la observaba con curiosidad, pero el oficial Simpson parecía ser un espectáculo más interesante. Él se acercó a un mostrador lleno de cables y adaptadores, jugueteando con uno mientras hablaba consigo mismo.
"Eh, este... ¿esto podría ayudar?" preguntó, sosteniendo un viejo módem, su expresión mezcla de esperanza y desconcierto.
Carol lo miró sin pestañear, completamente impasible. "Eso no va a funcionar. Necesito algo que funcione a escala cósmica, no un artilugio de los noventa."
Antes de que pudiera continuar, la campanilla sobre la puerta de la tienda tintineó, y entraron dos figuras que inmediatamente captaron su atención. Un hombre alto con un parche en el ojo, seguido de otro más joven, ambos con trajes oscuros. Nick Fury y Phil Coulson. Los agentes de S.H.I.E.L.D.
"Oficial Simpson, qué coincidencia encontrarte aquí", dijo Fury, su tono claramente escéptico mientras sus ojos se movían entre Carol y el torpe policía.
Doofy sonrió ampliamente y saludó con entusiasmo. "¡Ah, hola, desconocidos! Yo solo estaba ayudando a la chica de la moto espacial. Creo que tuvo un pequeño accidente o algo así. ¿No es cierto, señorita?"
Carol reprimió un suspiro. Esto era lo último que necesitaba, un grupo de agentes gubernamentales que podrían interferir con su misión. Y ahora, un policía torpe que parecía pegársele como una lapa. Pero necesitaba seguir adelante, y la tienda no ofrecía las soluciones que buscaba.
"¿Quién es ella?" preguntó Coulson, con una mirada curiosa dirigida a Carol.
Fury no esperó una respuesta. "Soy Nick Fury. ¿Qué tal si nos explicas qué estás haciendo aquí y qué clase de accidente tuviste?" Su tono era tranquilo, pero había una clara intención detrás de sus palabras.
Carol lo midió con la mirada. "Soy Carol Danvers. Estoy buscando una manera de comunicarme... con mi equipo. No estoy segura de cómo llegué aquí, pero necesito regresar lo antes posible."
Las presentaciones fueron echas y la futura capitana Marvel no quería perder más tiempo.
Carol dio un paso hacia la puerta, claramente lista para seguir adelante, pero Doofy no dejaba de hablar mientras caminaban por las calles. "¿Sabes, una vez traté de arreglar mi antena parabólica para obtener algunos canales de fuera del país? Tal vez podrías hacer algo parecido con ese comunicador tuyo. O podrías probar en la tienda de electrodomésticos en la esquina. Venden radios y cosas que parecen muy... espaciales."
Coulson le lanzó una mirada perpleja. "¿Cómo exactamente es un electrodoméstico espacial, Doofy?"
El oficial sonrió, encogiéndose de hombros. "No lo sé, pero tienen luces parpadeantes. Eso siempre parece importante, ¿no?"
Carol apenas podía creer lo que estaba ocurriendo, pero necesitaba mantener el foco. Mientras caminaban por el pueblo, el parloteo incesante de Doofy seguía llenando el aire, y aunque parecía una distracción, había algo en él que la hacía sospechar que su torpeza no era tan accidental como aparentaba. Pero por ahora, tenía asuntos más urgentes.
Skrulls , ella los sentía, estaban cerca.
*Fiush*
Un laser fallo en golpear al grupo , alertando a todos con éxito.
La explosión de energía golpeó un vehículo cercano, volándolo en pedazos. Vidrios y metal volaron por todas partes. La calle, que hasta ese momento estaba tranquila, se transformó en un campo de batalla en cuestión de segundos.
Nick Fury se tiró al suelo instintivamente, sacando su arma. "¡Qué demonios fue eso!"
Phil Coulson, igual de sorprendido, se cubrió detrás de un poste de luz mientras sacaba su arma, mirando a su alrededor con rapidez. "¿Qué está pasando?"
Doofy, por su parte, seguía de pie en medio de la calle, totalmente desconcertado. "¡Vaya, vaya! ¡Esto no estaba en el programa de entrenamiento!" dijo mientras se agachaba torpemente al ver la explosión. Intentaba esconderse detrás de un contenedor de basura, aunque sin mucho éxito.
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Carol giró rápidamente, sus ojos enfocándose en los atacantes: los Skrulls. Un pequeño grupo de ellos, disfrazados como civiles comunes, avanzaban hacia ellos, pero ahora revelaban su verdadera forma. Sus verdes rostros alienígenas se hicieron visibles, y las armas que antes habían mantenido ocultas comenzaron a disparar ráfagas de energía.
"¡Cúbranse!" gritó Carol mientras se lanzaba hacia adelante. Con una explosión de energía, sus puños brillaron, y derribó al primer Skrull que se acercaba. Fury y Coulson disparaban sus armas, pero era evidente que esta era su primera experiencia enfrentándose a alienígenas, y la situación estaba completamente fuera de su control.
Fury lanzó una mirada rápida hacia Carol mientras disparaba hacia los Skrulls. "¿Esos son... extraterrestres?"
"¡Sí!" respondió Carol, esquivando una ráfaga de energía que pasó rozando su cabeza. "¡Y no son amigables!"
Doofy, mientras tanto, permanecía detrás del contenedor, asomándose con cautela. "¿Ali... qué? ¡Extraterrestres! ¡Yo pensé que solo estaban en las películas de Spielberg!"
Un Skrull se lanzó hacia Doofy, apuntando con su arma. Doofy, sin darse cuenta del peligro, tropezó al intentar retroceder y cayó de espaldas, evitando por puro azar un disparo que impactó en el suelo justo donde él había estado de pie. "¡Oh, vaya! ¡Qué día tan loco!" dijo riendo nerviosamente mientras se arrastraba hacia atrás.
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Carol se enfrentaba a los Skrulls con una destreza y velocidad que dejó boquiabiertos a Fury y Coulson. Sus puños irradiaban energía cósmica mientras lanzaba golpes que derribaban a los alienígenas uno tras otro. A pesar de la confusión, su experiencia en combate estaba claramente por encima de la de sus enemigos.
Mientras tanto, Fury y Coulson hacían lo que podían para cubrirse y devolver el fuego, aunque sus armas eran poco efectivas contra los Skrulls, quienes parecían soportar los disparos mejor de lo que hubieran esperado.
Uno de los Skrulls disfrazado de un civil local apuntó directamente hacia Nick Fury, disparando una ráfaga de energía. Fury apenas tuvo tiempo de reaccionar, lanzándose detrás de un coche mientras la ráfaga atravesaba el aire, impactando en el vehículo. La explosión lo sacudió, pero logró mantenerse firme.
"¡Esto es una locura!" gritó Fury, recargándose detrás del auto y devolviendo fuego con su arma.
Coulson, detrás de otro auto cercano, observaba la escena con incredulidad. "Es oficial, estamos en una invasión alienígena..."
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Carol, después de derribar a otro Skrull, se dio cuenta de que el grupo que los atacaba no era grande, pero estaban bien armados y decididos. Aun así, no tenía tiempo para explicaciones. Derribó al último Skrull con una ráfaga de energía directa al pecho, lanzándolo contra una pared cercana. El impacto resonó en la calle y, por fin, hubo un momento de calma.
Doofy, con una expresión entre asombrada y confundida, se levantó lentamente del suelo, aún sacudiendo el polvo de su uniforme. "¡Uf! Bueno, eso fue divertido, ¿verdad?"
Fury lo miró con una mezcla de exasperación y asombro. "Simpson, ¿tienes idea de lo que acaba de pasar?"
Doofy sonrió, claramente aliviado de haber sobrevivido. "Eh... ¿No acabamos de detener una invasión del espacio exterior? ¡Vaya, qué historia tengo para el jefe!"
Carol, aún alerta, se acercó a Fury. "No hemos terminado. Ellos vendrán por más, y no tenemos mucho tiempo. Debemos movernos ahora."
Fury asintió, guardando su arma. "Bien, pero... ¿de dónde diablos salieron esos tipos?"
"De más lejos de lo que te imaginas", respondió Carol con seriedad, comenzando a caminar de nuevo. "Y si no hacemos algo pronto, las cosas van a ponerse mucho peor."
El grupo se separó, aunque no con los mismos objetivos.
Finalmente, después de horas de búsqueda infructuosa y con el sol comenzando a ponerse, Carol y los agentes se encontraron de nuevo en la plaza central del pueblo. Doofy, como siempre, se mantenía cerca, haciendo comentarios aparentemente sin sentido, mientras Carol sopesaba sus opciones. Los agentes de S.H.I.E.L.D. parecían menos desconfiados ahora, aunque seguían observándola con atención.
"Bueno, parece que no encontramos tu radio cósmica hoy", dijo Doofy, dándole una palmadita en la espalda a Carol. "Pero siempre podemos intentarlo mañana. Y oye, si necesitas ayuda con las microondas o algo así, ya sabes dónde encontrarme."
Carol asintió ligeramente, observando a los agentes y luego a Doofy. Algo en él no cuadraba, pero por ahora, lo dejaría estar. Aún había cosas más grandes en juego.
"Gracias... Doofy", dijo finalmente. "Creo que seguiré buscando por mi cuenta."
Mientras ella se alejaba, Nick Fury cruzó los brazos, mirando a Doofy con sospecha. "Este tipo... Parece que se mete en situaciones a propósito."
Coulson sonrió de lado. "O quizás solo es más torpe."
"Quizás", dijo Fury, sin quitarle los ojos de encima.
Pero Doofy Simpson, con su sonrisa de tonto, caminaba hacia su patrulla, silbando una melodía tranquila. Nadie sospechaba que, en su bolsillo, ya había guardado discretamente varios pequeños dispositivos alienígenas que había "tomado prestado" mientras todos los demás estaban distraídos.
Cuando las cosas empezaron a complicarse con la llegada de los Skrulls, Dewey decidió que era momento de marcharse. Sabía que la Capitana Marvel estaba a punto de cambiar el curso de la misión, y él no quería quedarse a presenciar el caos que se avecinaba. Antes de que Nick Fury pudiera advertir a S.H.I.E.L.D. sobre lo que había sucedido, Dewey ya había desaparecido.
Nadie se percató de su ausencia hasta que fue demasiado tarde. La camioneta de Dewey rugió por las carreteras desérticas, dejando atrás el pequeño pueblo que ya no necesitaba. En la parte trasera de su remolque, oculto bajo una lona, llevaba la tecnología alienígena que había robado.
La vida como Doofy Simpson había sido perfecta, hasta que ya no lo fue. Para Dewey, mantener esa identidad había significado el anonimato, la libertad de hacer lo que quisiera. Pero también sabía que todo debía llegar a su fin.
Ahora, en un nuevo pueblo, bajo la identidad de Dewey Simpson, todo estaba a punto de desmoronarse. Había una lista de personas que lo habían hecho sufrir, personas que se interpusieron en su camino cuando solo quería ser feliz. Sabía exactamente cómo deshacerse de ellas, con la máscara de Ghostface.
Una mascara portada anteriormente por asesinos.
Su último portador acabó asesinado en un traje de animatronico, por el mismo cuando era parte de S.C.H.I.E.L.D.
Y el como el recompensa de un buen trabajo,
se llevó un libro de portada blanca y su máscara.
El pequeño pueblo donde se escondía estaba a punto de experimentar su propia versión de terror. Dewey ya tenía su lista y sabía que sería perfecto, usaría la tecnología echa por los Skrulls y S.H.I.E.L.D. para ejecutar su plan, sin que nadie sospechara de un simple policía torpe.