Los ojos de Leon se agrandaron un poco antes de estrecharlos con sospecha, sin estar seguro de hacia dónde iba Gavriel con esto. —Ni siquiera me diste la oportunidad de aceptar. Apretó los dientes.
—Oh, ¿no lo hice? —Gavriel inclinó ligeramente la cabeza—. Bueno, eso ya no importa. Has perdido la apuesta. Por lo tanto, me servirás a partir de ahora. —El príncipe declaró con una amplia sonrisa.
No fue solo Leon quien se sorprendió al escuchar las palabras que salieron de la boca de Gavriel, sino todos los demás que lo habían escuchado. Gavriel encogió los hombros casualmente.
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