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El evento de caridad

Daniel la observa – ¿pero?

Ish suspira y gira su mirada a él – no podemos mantener su salario, ni cumplirá aquí sus expectativas

Daniel – si es tan tenaz y ambiciosa como tu…

Ish con sonrisa llena de orgullo, dice – no, ella es mucho mejor que yo, más ambiciosa, mas necia, tiene visión; pero mi empresa la limitaría si se queda demasiado, aunque me gusta tenerla cerca quiero que vuele alto y lejos

Daniel – ¿y tú?

Ish camina hacia afuera para tomar el aire, Daniel la acompaña – ¿yo? Yo sigo adelante, aun aprendo día a día

Daniel – ¿tus ambiciones? Querías Grupo Mert, ya lo tienes ¿ahora?

Ishtar – primero conservar el grupo dentro de casa; por sí solos seguirán llegando los clientes, tal vez vayamos por grupo Salí. En realidad no nos hemos detenido, ni estancado con tu empresa.

Daniel – no te conformas con solo uno

Ish le sonríe ambiciosamente – ¿Por qué lo haría? Aunque mi área no es precisamente como la tuya, me refiero a que nosotros no podemos ir casando ciertas empresas. El movimiento es más lento, y lo que buscamos son asuntos que generen ingresos, en corto tiempo. Buscamos un flujo de efectivo más rápido, algo mayor a corto tiempo que sea constante.

Daniel – entiendo tu negocio; me gustaría entender el cómo trabajas, por ello he venido a conocerles; lo que no comprendo es… -Ish presta atención a sus palabras, mientras él elige con delicadeza las palabras que utiliza. –qué clase de hombre tienes, que prefiera estar lejos de ti; en cualquier situación, en vez de estarte acompañando este día.

Ish sonríe evade a Daniel, intentando ocultar la tristeza y molestia a la vez, que sus palabras le causan; con un gesto de soberbia le responde – la clase de hombre que procura mi seguridad, que me ama. Además ¿qué clase de día es hoy? –dice restando importancia al evento

Daniel se encoge de hombros ante su evidente desdén – eres una mujer bella, joven, inteligente y madura; ¿por qué conformarte con un hombre simple?

Ish, casi en un suspiro responde – tal vez porque aún creo en el amor y la ilusión –recomponiendo su tono, retomando la arrogancia que la acompaña, añade– además ningún hombre es simple

Daniel sorpresivamente dice – ¿intentarías una relación conmigo? Claro… sí no estuviera él

Ish voltea a verlo incrédula, como si fuera un bicho raro; dudando de lo que ha dicho, y analizando su pregunta; respira profundo – Daniel, creo, que tu bien sabes, que los negocios y pareja no se mezclan

Daniel – pero negocios y placer, si

Ish frunce el ceño con cierta molestia, y con tono seco y firme le dice – en esta etapa de mi vida el placer lo encuentro en la estabilidad de una familia, de una pareja, no en placeres más vánales y carnales

Daniel avergonzado por las palabras que soltó sin pensar, ni tener cuidado de como las empleaba, se intenta justificar – creo, que me has mal entendido; sí yo intentara algo contigo seria completamente serio, formal. No juegos pasajeros. Además, tú has creado una familia en tu negocio.

Ish arrepentida e incómoda con el tema, intenta zafarse de ello y volver a dentro– Te he alejado demasiado tiempo del evento; deberías estar adentro disfrutando

Daniel la detiene tomándola del brazo, la mira a los ojos muy de cerca, tanto que siente el calor de su piel, un par de centímetros más y se podrían besar – ¿Quién ha dicho que no disfruto esto? –Ish traga saliva, nerviosa intenta dar un paso atrás para alejarse pero él la detiene con firmeza cerca. – te he dicho que no me gusta forzar a nadie, solo ha sido una pregunta… hipotética, sí prefieres verlo así

Ish con voz ronca y seductora, suave y sin dejar de mirarlo a los ojos, ni evitar desviar en segundos su vista a los labios rojos y carnosos de Daniel, le responde– ¿hipotética y fuera de la relación laboral? –el asiente– primero te daría una bofetada por tu osadía, por creído y cretino; luego te besaría hasta saciarme, solo por ambición; y por último te diría que con sinceridad al ser ambos tan arrogantes y orgullosos, no funcionaría

Daniel con voz igual ronca, sin mostrar intención de alejarse pero tampoco de acercarse más, le dice – Al contrario Ishtar, la arrogancia y el orgullo como muchas otras emociones bien canalizadas pueden servir para crecer y conseguir más, más de lo que te pudieras imaginar; no para echar a perder las relaciones.

Ish sorprendida y sin palabras con que rebatir eso, ante la situación tensa y sus nervios o por lo menos sus latidos en aumento, busca una salida y lanza su mirada a la mano de Daniel que la sostiene fuerte del brazo; y le dice con su altives –bien, eso fue en un plan hipotético, pero en la realidad señor Berman, ¡me está lastimando! –él, que observa a detalle y de cerca cada uno de los gestos y expresiones de Ishtar, con el deseo y animo de besarla, pero no sin que ella lo propicie o permita; desvía su mirada al brazo de Ish y la suelta lento, sin ánimo de dejarla ir. Pero la mirada de ella es firme, parecería de hielo, sí él no hubiera sentido por unos instantes, en ella el mismo calor que lo ha invadido, ni los latidos acelerados del corazón de Ish, contra su pecho de él.

Daniel apenado, pero sin moverse ni un milímetro de su lugar, le dice –disculpa.

Ish lo mira con ceño fruncido y duda, sin moverse del sitio, solo acaricia la piel caliente, donde estaban las manos de Daniel; lo atractivo que es este hombre no lo puede negar, tampoco que esa cercanía y esas palabras despiertan su sensibilidad y lívido; en otra situación, ya lo hubiera besado tanto hasta cansarse. Aunque para su infortunio, actualmente es ciegamente fiel a Sandro.