En el momento que Daishinkan desapareció del planeta sagrado, Brandy agachó la cabeza en un gesto que, Gea y Siuk, interpretaron como nervios por parte del hermoso ángel. Y en teoría, no la podían culpar, puesto que el Gran Sacerdote había puesto un peso muy grande sobre sus delicados hombros. Sin embargo, el motivo de este gesto era totalmente diferente.
— ¡OH SIIII, POR FIN SOY LIBREEEEE!—gritó con emoción Brandy, mientras extendía sus brazos, y alzaba su vista al cielo con una radiante sonrisa.
Gea y Siuk abrieron los ojos como platos mientras observaban estupefactas la algarabía del hermoso Ángel.
—B…Brandy… ¿te encuentras bien?— preguntó Gea muy tímidamente.
En un abrir y cerrar de ojos, Brandy se paró frente a la Kaio-Shin a una velocidad relámpago, para luego proceder a sujetarla de los hombros.
— ¡Jamás había estado mejor, Gran Kaio-Shin! ¡Y todo es gracias a usted!—contestó Brandy, mientras levantaba a Gea por los aires, de la misma forma en que lo haría un padre con su hijo. En una clara señal de felicidad.
Siuk se alarmo ante la actitud poco ortodoxa del Ángel.
— ¡B…baja de inmediato a mi maestra!
El Ángel obedeció, e inmediatamente bajo a Gea.
—Tienes razón…me disculpo. ¡A ti también te tengo que agradecer!—e inmediatamente procedió cargar a Siuk, de la misma manera en que lo hizo con Gea. Ignorando las protestas de la joven aprendiz.
Gea contemplaba con una sonrisa, la felicidad contagiosa del Ángel, pero luego recordó que el destino de su universo dependía del trabajo excepcional de esta elocuente divinidad.
Gea se aclaró la garganta para llamar la atención de Brandy.
—Lamento interrumpir… ¿tu celebración? Pero necesitamos apresurarnos a elegir al Hakai-Shin de este universo…
—Oh claro, claro, pero antes… ¿podríamos comer algo? ¡He escuchado que existen deliciosas comidas a lo largo de los dieciocho universos!—contestó Brandy con una mirada similar a la de un infante que ruega por un dulce.
Gea y Siuk intercambiaron miradas de confusión ante el comportamiento de Brandy. La Kaio-Shin jamás había conocido a un Ángel asistente personalmente, pero por lo que había visto de los otros ángeles, tenía la impresión de que eran seres de gran seriedad y de escazas emociones. Por lo que Brandy, estaba rompiendo ese molde de prejuicios.
Gea extendió sus brazos creando una explosión de humo blanco, la cual al disiparse, reveló una mesa de seis metros de largo; repleta con diversos y coloridos manjares y bebidas.
Brandy abrió los ojos como platos en señal de emoción. Su alegría era comparable al de una niña contemplando su primer regalo de navidad.
—No sé lo que come un Ángel…así que elige lo que quieras de aquí—dijo Gea. Sin embargo, Brandy había comenzado a engullir los diversos platillos de manera apresurada y salvaje, haciendo caso omiso al comentario de la Kaio-Shin.
Siuk observaba con preocupación al Ángel, puesto que esta engullía los alimentos sin discriminar, por lo que estaba preparada para asistirla con sus poderes de curación, en caso que cayera atragantada con tanta comida.
—Mientras tú comes…quisiera hablarte de mí candidata a Hakai-Shin…—empezó a decir Gea cuando se dio cuenta de que Brandy, estaba tan ocupada comiendo, que no parecía prestarle atención al resto del mundo.
—"Wo gafe fafa"— alcanzó a emitir de manera gutural el esbelto Ángel con la boca repleta de comida. Gea interpretó aquel gruñido como "no hace falta"
Brandy comenzó a darse golpecitos en su pecho, mientras se tomaba una copa de vino rojo; con el objetivo de que la comida abultada, pasara libremente sobre su esófago. Cuando termino de engullir este bocado, emitió un sonoro suspiro de satisfacción.
—Le pido disculpas por mi falta de modales, pero francamente, había esperado miles de años para probar una comida deliciosa. Mi Padr…eh… el Gran Sacerdote es muy estricto en nuestra dieta. Desde que fui creada, solo he comido una pasta de hierbas que sabe muy mal—explicó Brandy mientras forcejeaba para arrancar una jugosa pierna de una extraña ave morada.
—No hay problema. Me agrada te haya gustado la comida—contestó sonriente la Kaio-Shin—ahora bien, me gustaría hablarte de mí candidata…—pero en ese momento, Brandy levanto su palma derecha para indicarle a Gea, que quiera hablar, por lo que la deidad le cedió la palabra.
—Tal y como dije hace un rato (o al menos eso intente), no hace falta buscar a un candidato. Lo que tenemos que hacer es encontrar al Hakai-Shin original.
Gea parecía confusa al escuchar aquella frase.
—Brandy… ¿Si sabes que nunca hemos tenido un Hakai-Shin verdad?
—En realidad siempre lo han tenido, solo que no lo han buscado de manera adecuada.
— ¿Qué quieres decir?—preguntó Gea con un tono de confusión bastante evidente.
En ese instante, Brandy golpeo el suelo suavemente con su báculo, haciendo que la esfera negra, que levitaba en la parte superior, brillara con intensidad mientras proyectaba una serie de imágenes que solo las deidades comprendían.
—Como usted sabrá, los Kaio-Shin nacen del fruto dorado que brota del Árbol Sagrado cada determinado tiempo; lo que muchos ignoran sin embargo, es que, junto a este fruto, en el extremo opuesto del Árbol, florece una semilla de platino. La cual es desintegrada y tele transportada a otro planeta, una vez que el o la Kaio-Shin ha nacido. Esta semilla contiene nada más y nada menos que el poder de la destrucción, es decir, el poder de un Hakai-Shin.
— ¿Usted sabia de esta semilla?—preguntó Siuk tímidamente a Gea.
—Nunca había leído de tal fruto—contestó la Kaio-Shin con un dejo de orgullo en su voz.
—Una vez que la semilla se ha "transportado" a otro planeta, esta es ingerida por un ser "especial". Un ente que nació para ostentar este título. Un ser digno de este monstruoso poder—explicó Brandy en tono solemne—es por esta razón que debemos buscar al ser que comió esa semilla en este universo.
—Entonces…es probable que Icell haya sido la que comió esa semilla. Eso explicaría su abrumador poder—repuso Gea con un dejo de terror en su voz, al contemplar esta posibilidad.
Brandy volvió a golpear el suelo con su báculo, y esta vez, la proyección que se materializó, era la de un planeta azul envuelto en diferentes franjas blancas.
— ¿De qué raza es esta Icell de la que tanto habla?—preguntó Brandy con curiosidad.
—De la raza más perversa que existe…una demonio del frio.
En ese momento, Brandy sonrió.
—Entonces no tiene por qué preocuparse Gran Kaio-Shin. Según mis datos, el Hakai-Shin de este universo, es un habitante del planeta 4032-877 de la Galaxia del norte. Es decir, un humano de un planeta llamado…"tierra".