Gea quedo en una especie de Shock al enterarse del origen del Hakai-Shin de su amado universo.
—D…debe de ser un error… ¿un terrícola será el Hakai-Shin?—alcanzó a decir Gea con un hilo de voz.
Siuk, quien se había limitado a escuchar con prudencia, miró con extrañeza a su maestra.
—Nunca he escuchado hablar de esa raza… ¿tan malos son estos…terrícolas, Maestra?
—Son una raza muy primitiva y con altas tendencias a la auto destrucción— contestó Gea con un claro desprecio en su voz—Solo se preocupan por sus propios intereses. Son seres que carecen por completo de la empatía o el sentido de la vida en comunidad.
Siuk se sorprendió ante la descripción de su mentora. Gea era una deidad que mostraba amor por todas sus creaciones, por lo que era algo "chocante", ver que se expresara de esta manera de una raza en específico.
Brandy ofreció una sonrisa amable a Gea.
— ¿Hace cuánto no supervisa a esta raza?—preguntó el Ángel con interés.
—No lo recuero… ¿hace más de cincuenta siglos quizá? No lo sé. Solo me basto ver su comportamiento hostil y egoísta para saber que eran una raza destinada al fracaso.
—Ya veo…entonces no está al tanto del salto evolutivo que han tenido ¿cierto?—replicó el Ángel con una sonrisa pícara.
Gea observo a Brandy con extrañeza.
—Admito que me aleje de ellos… ¿Qué tanto han evolucionado?
—Bueno, según mis datos...—empezó a decir Brandy mientras observaba atentamente la esfera negra de su báculo con su ojo derecho—el planeta 4032-877, también conocido como planeta "Tierra", tiene un nivel de 8.7, superado únicamente por el planeta de los demonios del frio, quienes tienen un nivel de 9.
Gea y Siuk abrieron sus ojos en señal de sorpresa ante aquel dato
—¡¿8.7?!—Replicaron casi al unísono las deidades creadoras
— ¡Tienen un nivel superior a la raza de los Sayayines! ¿Cómo es posible que tal nivel se hubiera salido de mi radar?—replicó Gea con suma sorpresa.
—Usted decidió no guiarlos por lo que vio. Por lo tanto no tuvo tiempo para saber que, el Ki divino de la destrucción, se encontraba en ese planeta, ayudando al crecimiento del mismo.
Gea se sintió realmente mal, al saber que había abandonado un planeta con un potencial de crecimiento enorme. Sin embargo, aún tenía una duda importante.
— ¿Cómo es posible que el Ki divino de la destrucción haya contribuido al crecimiento de un planeta? ¿No debería ser todo lo contrario?
—Todo se debe al instinto de supervivencia innato en lo seres vivos—en ese instante, Brandy volvió a accionar su báculo para proyectar una nueva gama de imágenes—El entorno y los seres vivos de este planeta han evolucionado a lo largo de los siglos, para poder hacer frente a una amenaza que ha estado ahí desde el principio de los tiempos, el Ki divino de la destrucción. Es cierto que los seres comunes son incapaces de percibir este tipo de Ki, pero la naturaleza, al ser creada por una divinidad como usted, si puede percibirlo. Y en tal virtud, ha evolucionado a sus seres, para que estos sean capaces de afrontar esta "anomalía" en un futuro. Es por esta razón, que los habitantes de este planeta se han convertido en una poderosa raza de guerreros; superando incluso a los Sayayines.
Gea y Siuk escuchaban atentas la explicación del Ángel Asistente.
—Confiare en tu sabiduría Brandy… vayamos al planeta Tierra entonces.
—Por supuesto, pero antes, terminare de degustar estos deliciosos manjares—contestó Brandy con emoción ante la mirada estupefacta de Siuk.
Una vez que la hermosa hija de Daishinkan había terminado de devorar todos y cada uno de los platillos de la enorme mesa, hizo una seña a Gea para indicarle que irían al planeta Tierra.
—Siuk, necesito que te quedes aquí para que te encargues de los asuntos que quedaron pendiente antes de la Asamblea del Rey ¿puedo confiar en ti?
Siuk quería ir a conocer el enigmático planeta Tierra, pero no quería desobedecer una orden directa de su mentora. Por lo que simplemente se limitó a asentir con un gesto de respeto.
—Descuide, yo me encargo de todo Maestra.
—Excelente—replicó Gea con una sonrisa. En ese momento, la Kaio-Shin observaba atentamente a Brandy, quien se encontraba estirando sus brazos y piernas, después de haber degustado del enorme banquete.
— ¿Esta lista Gran Kaio-Shin?—preguntó Brandy con amabilidad.
—Si…por cierto, llamame Gea. Nunca me han gustado las formalidades—contestó la regordeta Kaio-Shin, a lo que Brandy pareció ruborizarse levemente.
—Así lo hare…Gea. Por favor, acérquese a mí—Gea obedeció a la indicación de Brandy y procedió a colocarse frente a ella. La esbelta Asistente hizo que su báculo golpeara el suelo levemente tres veces, y acto seguido, una esfera de energía azul transparente; de cuatro metros de diámetro, envolvió a las deidades por completo.
En el momento que la Kaio-Shin extendió su palma en señal de despedida a Siuk, el pacifico y hermoso paisaje del planeta sagrado, había dado paso súbitamente a la espesa y profunda negrura del espacio sideral.
—Hemos llegado—anunció Brandy con una sonrisa.
Gea observo que a sus pies, se encontraba el descomunal planeta tierra, hogar del salvador y destructor de su amando universo trece. La Kaio-Shin no quería aceptar que estaba nerviosa, puesto que estaba a punto de conocer a su contraparte natural en todos los sentidos. Un destructor humano.
—Entonces vamos—respondió Gea con tono lúgubre.
Y en ese instante, Brandy golpeo el suelo de la esfera con su bastón haciendo que se introdujeran al planeta tierra a una velocidad vertiginosa.