webnovel

Destinos Entrelazados: El Alfa y la Omega

Él es un alfa líder de la manada Zahk y ella una simple omega, a pesar de ser de dos mundos diferentes el destino buscara unirlos de la manera más extraña moviendo sus cartas a su merced. Que pasara cuando estos dos finalmente se encuentren y una serie de diversos acontecimientos buscara provocar su paciencia e incluso su existencia hasta el punto tal de estar envueltos en una guerra en la cual no pidieron estar. Te invito a que lo descubras...

Sayiori · สมัยใหม่
เรตติ้งไม่พอ
88 Chs

El inicio de la lujuria (Emma empieza a sentir atracción por Dominieck)

Le miré fijamente pues era consciente de que yo ante todo tenía completa razón en cuanto a lo dicho y no iba a retroceder solo por complacerlo, pues no estaba dispuesta a seguir su incomprensible juego pues ante todo quería mostrarme fría de forma tal que no quedase ningún reflejo de sumisión en mi.

Verle allí provocó que en mi aparecieran un marullo de sensaciones y sentimientos contradictorios, pues por un lado daba gracias a los cielos por verle completamente bien, pero por el otro lado, tenía una sensación incesante y atroz de querer golpearle hasta sacar de mi cada uno de aquellos sentimientos, dando a manifestar cuál completa incongruencias en mi conciencia.

— Emma no crees que estás siendo demasiado injusta, aunque sea cierto lo que dices — replicó sin tardar una vez que se sintió en completa desventaja — ahora bien, sin embargo, tenme algo de piedad o no vez que me estás pintando a pesar de no decirlo como el peor de los criminales.

He ignorándolo acto seguido lleve mi cara hacia el lado contrario pues no quería ceder ante mi postura y sabía que si le miraba podía llegar a convencerme.

Una vez allí me dediqué a contemplar los árboles y su apacible movimiento de izquierda a derecha que seguían tras cual compás guiados por tal elemento que compone la fuerza del viento, acompañando aquella imagen con la tenue caída de algunas hojas que abandonaban con avidez la copa de los árboles que me sentí relajar en el instante.

— Emma, si lo que quieres es una verdadera disculpa te la daré, lo siento ok, lo siento, cometí el error de haberme dejado llevar por mis impulsos y de no hacer caso a lo que me decían.

Replicó tal hombre, acto seguido tras tales palabras Dominieck se incorporó manteniendo una posición firme sentado, allí le sentí como intentaba recalcar y convencerme de sus palabras más que nada lo percibí insistente.

— Se que soy un idiota porque a pesar de que Lyall se me acercó y me recalco no una sino varias veces que tu no eras ni serás un peligro, me enfoque en comentarios y rumores que no están para nada bien, en tanto lo único que proporcionan es dolor por lo que terminé pagando mis dudas contra ti.

Aquel hombre por primera vez se estaba mostrando débil y sincero cosa que no solo se reflejaba en sus palabras, sino que era completamente perceptible salir de su ser pues lo emanaba a flor de piel.

— Que bueno que lo has notado — replique una vez le escuche — pero eso no quita lo que ya has hecho, el daño ya está cometido y las dudas siguen rondando por tu cabeza sigues sintiendo miedo, por ende no me crees de fiar además dudo que realmente de la noche a la mañana alguien como tu seas capaz de cambiar.

Allí quieta me quede, para nada ejercí movimiento alguno y mucho menos promulgue alguna palabra más de seguido; aun así, su empecinamiento era constante por todos los medios buscaba ser escuchado, pero yo me negaba.

Ante todo, aquel seguía insistiendo, a pesar de que era evidente mi rechazo pues quería que mi indiferencia le pesara de forma tal que por tal acción aquel se marchara y que por ende así yo finalmente me quedase sola pues no quería estar cerca de él, pero no, para sorpresa mía aquel simplemente no se marchaba.

Como si nada recostada permanecía sobre aquella tela cuando le sentí emití una respiración pesada, por dentro me encontraba celebrando imaginando quizás que en poco tiempo se despediría haciéndome falsas ilusiones; cada vez me encontraba más que convencida de ello por lo que como siempre justo en aquel momento baje la guardia ante tal hombre.

Tremendo error cometí la verdad nuevamente, pues como si nada sobre mí aquel se lanzó de forma astuta, a pesar de su gran tamaño aquel se pudo acomodar de forma tal que no llegaba a producirme daño alguno, pero aun así emitía la suficiente fuerza sobre mi cuerpo como para que no pudiera moverme y como era de esperarse fije mis ojos completamente en él.

Para aquel momento en la comisura de su boca del lado derecho se había formado la curvatura de cuál sonrisa provocadora y lujuriosa lo que hacía completamente evidente que sus pensamientos giraban en torno al deseo de la carne, cosa que no conducía a nada bueno la verdad.

La impresión que aquello me dejó fue bastante fuerte pues una vez que se encontraba posicionado, su aroma a alfa empezó a alborotar mis hormonas, sentirle tan cerca era toda una locura y aunque no generaba ningún interés en mi como hombre, para aquel momento sí empezó a despertar mi deseo como mujer.

Intente moverme, quería empujarlo para encontrar una brecha y por ende intentar escaparme, quería alejarle, correr y huir lo más rápido posible hacia la casa, pero con la presión que aquel ejercía como mucho logre sacar uno de mis brazos a pesar de que aún les mantenía planos sobre mi vientre, prisioneros más que nada.

En un primer movimiento tras luchar algún tiempo logré liberar mi mano izquierda la cual rápidamente lleve hasta a él con toda la completa intención de clavar mis uñas en su piel para así conseguir quizás turbar su paz, en tanto por ende liberarme, pero por lo mismo que aquel es más alto, más fuerte y veloz que yo, no muy bien observo mi brazo en el aire que tomándome por la muñeca me inmovilizo.

Valla acto completamente fallido la verdad había llevado a cabo, pues con cuál fuerza sostuvo mi brazo y con la misma agilidad lo llevó hacía arriba y luego hasta suelo donde lo presiono contra la esterilla.

— Te pensé más inteligente, sabes perfectamente que no podrías ganarme si fuéramos a competir en tal juego.

— No pretendía jugar solo liberarme, acaso no sabes respetar el espacio personal ajeno, en verdad quiero saber quién te hizo creer que todo gira en torno a ti.

— Si lo sé respetar, pero acontece que el tuyo no me interesa respetarlo mucho, me gusta estar cerca de ti y verte agobiada.

— No es gracioso créeme que no lo es, tu solo me haces daño y no te importa nada más, estoy cansada de todo este juego, estoy cansada de ti.

Su rostro no muy bien me escucho cambio drásticamente y reflejando una expresión delicada de atención ligada a la tristeza me miró y nivelando su peso sobre mí, acercó su rostro lo suficiente como para que en un simple susurro pudiera entre ambos llegar a ser fácilmente escuchado y allí promulgó mientras me miraba fijamente a los ojos.

— Nunca he dicho que sea gracioso, más sin embargo es entretenido el verte actuar así, es demasiado interesante el ver como tiemblas cada vez que me tienes cerca, tú me provocas cosas que nunca podrías llegar a imaginarte.

— Entonces lo disfrutas, disfrutas sacar aquel retraimiento en mí, disfrutas verme débil.

— No, disfruto verte luchar, ver la forma en la que te caes y con tanta fuerza te vuelves a levantar, la forma en la que intentas proteger lo que para ti es importante, pero no lo voy a negar también disfruto intimidarte y lo hago completamente.

Aquella respuesta fue singularmente reproducida por sus labios dejando tras de sí un leve sabor amargo que erizaba mi piel en sobre manera, sin dudas estaba perdida y completamente colocada a la merced como cual cabeza en bandeja de plata entregada por completo a mi verdugo y por lo mismo me encontraba dividida entre lo que decía y lo que hacía.

Su habilidad ante todo es de entero admirar pues había precisado cada uno de mis posibles movimientos una vez me recosté y habló de todos en su totalidad incluyendo el hecho de que aun yo mantenía un brazo casi con algo de movilidad.

Por lo que percatándose aquel de que intentaba libérame al extraer mi mano derecha llevo la suya entre ambos justo en la brecha central que nos dividía y haciendo el mismo agarre la sostuvo y la llevó a lo alto junto a la otra.

— Eres muy testaruda.

— Mira quien habla, si yo lo soy entonces no sé qué adjetivo ponerte, pues tú sin dudas eres mucho peor.

— Que buen alagó me has dado, tan acertado.

— Y aun lo celebras, es por demás recalcar lo inmaduro que te muestras, más bien dime algo y dejemos todo esto atrás, realmente estás bromeando con todo este comportamiento o estimó estás bajo la influencia de algo, a ver dime que consumiste.

— Yo pues nada, no tengo necesidad de ello.

— Entonces que buscas con todo esto.

— Umm, entonces te interesa saber.

— Pues claro que me interesa, no ves que intentas forzarme a hacer algo que yo no quiero.

— Tienes y no tienes razón, por lo mismo sé que te gustara la idea una vez que sepas que quiero — aquella expresión lujuriosa de nuevo dominó su rostro y con fuerza se apoderó de él — vamos admítelo sé que tú también lo quieres, poseerte, es lo único que quiero y ansío.

— ¿Qué? ¿Como? Para nada, no, absolutamente no — He inmediatamente empecé a zarandearme a pesar de lo evidente, moverme y oponer resistencia era lo único que por el momento yo podía hacer.

— Quieras o no así será y tú no podrás hacer nada para remediarlo.

— No, nooo... por favor no.

Para aquel momento aquel hombre estaba dispuesto a todo podía leerlo por completo en sus ojos — déjame ir, por favor no me hagas daño — grité y así como vanas palabras fueron llevadas por el viento pues aquel ni se inmuto.

— Todo terminara rápido solo no te muevas — replicó manteniendo aquella sonrisa llena de maldad.

Por cual impulsó me sentí asustada por lo que aquel pudiera llegar a hacer, así que me encogí de hombros un poco y cerré los ojos, para aquel instante tenía la completa intención de no guardar ninguna imagen perturbadora que pudiese inquietar mi futuro respecto a este momento así que simplemente apreté los párpados fuertemente y espere.

No estaba lista para nada para lo que aquel tuviera pensando hacer, no quería ser suya, quería ser libre.

Esperé, rogué y temblé tras sentir como su mano derecha recorría mi cintura con perversidad, sin dudas esperaba lo peor, de lo peor.

Pero no Dominieck solo se dedicó a sostenerme con firmeza de tal zona, con paciencia aquel hombre espero quieto como si nada permaneció; inquieta y curiosa en vista de que no emitía movimiento alguno despacio abrí los ojos de modo que terminé chocando justo con los suyos.

Su rostro en aquel momento solo reflejaba paz, tranquilidad y sosiego ligado a un extraño reflejo de alivio.

— De verdad pensaste que te haría daño.

— Pues claro que sí, o acaso no te fijas en cómo me tienes.

— Lo siento me deje llevar por el drama.

Cuál risa jocosa dominó su ser, la felicidad tan inesperada le había dominado en tal mal momento, aunque para nada aquella situación era de alegrarse, pero sin embargo yo no me reí más con cuál rostro serio permanecí.

Justo allí luego de finalmente calmarse con cuidado aquel hombre soltó mis manos, pero no se apartó, como respuesta completamente evidente ante su cruel broma arremetí contra aquel dando algunos golpes que dirigía de forma precisa hasta su pecho y hombros.

— Eres un idiota Dominieck.

— Y te doy justa razón en ello, lo soy.

— Dime que pretendía lograr con todo esto.

— Ver que tan alerta te encontrabas, por alguna razón pude ver en ti tanta pasividad, una de la cual yo no puedo disfrutar enteramente y tuve la tonta idea de jugarte esta bromilla.

— Eres de lo peor.

— Que bueno que lo sabes querida, ahora bien, dime algo sabes que alguna que otra cosilla de las que te he dicho puede ser verdad.

— Verdad dices; Dominieck para ser eso cierto debería encajar en tu tipo de mujer y ambos somos conscientes de que yo soy completamente lo opuesto así que no me harás caer en tu trampa, verdad mis polainas.

Aquel hombre reflejo una sonrisa dulce, la enmarco con completa libertad en la comisura de su boca y de forma consciente acortó la distancia entre ambos aún a pesar de ser consciente de que podía golpearle y abandonando un delicado beso contra la punta de mi nariz replicó.

— La originalidad puede llegar a conquistar hasta el corazón más quisquilloso, vamos que podrías tener la oportunidad entre las cientos de pretendientes que me secundan.